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Que las técnicas de reproducción asistida mejoren es una buena noticia

Momento de la fecundación in vitro de un óvulo. (GTRES)

Momento de la fecundación in vitro de un óvulo. (GTRES)

Nacer mediante técnicas de reproducción asistida tiene sus riesgos. Nacer los tiene en realidad, así sin más. Pero es cierto que los niños que venían con una ayuda inicial extra sí que tenían mayores posibilidades de tener distintos tipos de problemas.

Pero cada vez menos, por suerte. Tengo algunos amigos que trabajan ayudando a cumplir los sueños de aquellos padres que han necesitado recurrir a las técnicas de reproducción asistida y todos coinciden en que los riesgos van cayendo. Veo en un teletipo de EFE un reciente estudio que abarca dos décadas y cientos de miles de nacimientos, publicado en la edición digital de Human Reproduction, y que confirma lo que ellos me cuentan.

En este estudio conducido por Anna-Karina Aaris Henningsen, de la Clínica de Fertilidad en el ‘Rigshospitalet’ de la Universidad de Copenhague, analizaron los resultados de 62.379 embarazos únicos (bebés que nacen solos) y 29.758 gemelos nacidos entre 1988 y 2007 en Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia, y los compararon con los grupos de control de 362,215 únicos concebidos espontáneamente y 122.763 gemelos concebidos espontáneamente nacidos en los mismos países en el mismo periodo.

Según la doctora Henningsen:

«Durante el periodo de 20 años de nuestro estudio, se observó una notable disminución en el riesgo de nacer de forma prematura o muy prematura. La proporción de bebés ART individuales que nacen con un peso bajo o muy bajo al nacer, menos de 2.500 g o 1.500 g respectivamente, también disminuyó. Las cifras de mortinatos y muerte durante el primer año se redujeron en hijos únicos y gemelos, y un menor número de gemelos ART estaban muertos o murieron durante el primer año en comparación con los gemelos concebidos espontáneamente.

Si bien ha habido un aumento considerable en los ciclos de reproducción asistida en los últimos 20 años, esto ha ido acompañado de una mejora significativa en los resultados de salud para estos bebés, sobre todo para los bebés únicos. La razón más importante es el descenso dramático en partos múltiples debido a las políticas de la elección para transferir un solo embrión a la vez».

Y las conclusiones de esta experta coinciden también con lo a mí me contaban, que todo mejora mucho con una política de transferencia de un solo embrión, mejora no solo porque evita los riesgos de los partos múltiples, sino que los bebés únicos que nacen son más saludables: «La transferencia de varios embriones en un ciclo, incluso si resulta en un solo bebé, todavía puede tener un impacto negativo en los resultados neonatales globales de hijos únicos».

Pero la implantación de un único embrión es solo una de las razones:

Hemos mejorado tanto las habilidades técnicas en el laboratorio como las habilidades clínicas de los médicos y también la realización de una estimulación ovárica leve. Además, los medios de cultivo en el que los embriones se desarrollaron por primera vez en el laboratorio han mejorado en calidad, al igual que los medicamentos hormonales que se usan para ayudar a las mujeres producen un número suficiente de óvulos de alta calidad en el momento adecuado.

Ya va tocando concretar en números esa mejoría:

De 1989 a 2002, la proporción de mellizos ART en los cuatro países se mantuvo estable en torno al 23%, pero comenzó a decaer después y en 2007 fue sólo el 11,6% del total. Este descenso se vio reflejado en los resultados de salud de los bebés ART, con una reducción de los bebés prematuros (nacidos antes de las 37 semanas de gestación) hijos únicos y los gemelos del 27,9 por ciento en 1988-1992 al 12,8 por ciento entre 2003 y 2007 en Suecia, y de forma similar en Dinamarca, Finlandia y Noruega, hasta el 21,1, 17,8 y 21 por ciento, respectivamente, en el periodo 2003-2007.

En 1988-1992, la tasa de bebés únicos nacidos prematuros fue del 13€ para ART y del 5,5% para los bebés concebidos espontáneamente. Para los muy prematuros (nacidos antes de las 32 semanas), las tasas fueron del 3 y menos del 1%, respectivamente. Sin embargo, para 2003-2007, estas cifras habían mejorado: un 8% en el caso de los hijos únicos ART prematuros frente al 5% en los bebés concebidos espontáneamente, y un 1,5 frente a menos del 1% para los muy prematuros únicos.

Para los gemelos ART prematuros y muy prematuros, las tasas mejoraron del 50% (ART) frente al 42% (gemelos concebidos espontáneamente) para los gemelos prematuros y del 8,5 al 7% para los gemelos muy prematuros en 1988-1992, al 47% frente al 44% para nacimientos prematuros y el 8,6 frente al 8% de los partos muy prematuros en 2003-2007.

Las tasas de embarazos únicos ART nacidos pequeños para la edad gestacional (PEG) se redujeron a más de la mitad entre 1988-1992 y 2003-2007, pasando de 7,6 a 3,2%, mientras que las tasas de nacimientos PEG entre gemelos ART cayeron del 17 al 14%.

Entre los bebés únicos ART, la tasa de nacidos muertos bajó de 0,6 a 0,3% en el mismo periodo y las muertes en el primer año se redujeron del 1 al 0,3%. Para los bebés únicos concebidos espontáneamente, la tasa de nacidos muertos se mantuvo igual durante todo el periodo en torno al 0,3%, mientras que las muertes se redujo de 0,5 a 0,2%.

Y entre los gemelos ART, los nacidos muertos cayeron del 1 al 0,5% y las muertes del 2,6 al 1,2%. Entre los gemelos concebidos espontáneamente, los nacidos muertos se mantuvieron en menos del 1% en todo el periodo, mientras que las muertes cayeron del 2,4 al 1,5%.


Que las técnicas de reproducción asistida mejoren es una buena noticia,
que la salud de esos niños también lo haga es excelente. Sé que hay gente que no está demasiado de acuerdo con esta manera de venir al mundo, que tienen muchos recelos, que creen que habría que dejar que la naturaleza siguiera su curso y no intervenir nunca o solo en determinados casos. No estoy de acuerdo. Igual que no creo que haya que restringir estas ayudas a las parejas heterosexuales, aunque ese ya sea un tema de mis compañeros de 1 de cada 10.

Hace ya un par de años pude hacer dos reportajes e indagar un poco el tema, aquí os los dejo por si os interesan.

Y El embarazo que no llega es un post que escribí hace siete años, creo hoy que procede recordarlo:

Te haces pruebas. Se las hace tu pareja. Todo está bien. No tienes ningún impedimento para quedarte embarazada, pero no lo consigues.

Lees en los libros los sutiles síntomas del embarazo: pechos hinchados, sueño, más ganas de orinar… Crees tenerlos todos.

Pero cada mes llega una nueva menstruación y toda la ilusión se va al garete.

Y cada vez te obsesionas más.

El sexo se convierte en la búsqueda de la concepción, hasta el punto de llegar a ser algo insano para la pareja.

El estrés aumenta. El embarazo no llega.

Y profesionales de la salud, amigos y familiares comienzan a decirte que es esa obsesión la que impide el embarazo.

Todo el mundo conoce a alguien que, hasta que no logró relajarse, no se concibió. Que no te obsesiones, insisten. ¡Cómo si fuera tan fácil!

La pescadilla que se muerde la cola.

Es un recurso natural. Una defensa imperfecta pero lógica de nuestro cuerpo. Si hay estrés interpreta que no es buen momento para quedar embarazada, que es un periodo de mayor fragilidad para la mujer.

Durante años vino estupendamente. En periodos de guerras, pestes y hambrunas. El problema es cuando todo ese estrés y angustia viene precisamente por el deseo frustrado con cada regla de tener un hijo.

Y a veces acaba resultando que no era el estrés.

Pero cada mes que pasa supone otra decepción.

Y el embarazo que no llega, protagoniza tu vida.

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Lo entiendo. Puedo meterme en tu pellejo sin demasiados problemas. Ojalá también supiera cómo ayudarte a salir de esa situación.

Cómo intentar frenar la diástasis (la separación de los músculos rectos abdominales) en el embarazo

Me lo comentaba una amiga, madre reciente y futura en estos momentos, durante una comida. Una vecina, una mujer joven y guapa, tras tener mellizos había quedado muy acomplejada por cómo le había quedado el abdomen y estaba planteándose una operación para arreglarlo. “Se le rompió el recto abdominal y, pese a estar delgada, tenía la barriga como si aún estuviera embarazada de varios meses. Me invitó a tocarla y tenía un hueco en el centro por el que podías meter la mano”.

El recto abdominal recorre lo que llamamos línea nigra o línea alba, esa franja oscura que a la mayoría de las mujeres les aparece antes o después durante el embarazo de arriba a abajo por toda la barriga. Dicen que la carencia de ácido fólico la potencia y suele desaparecer paulatinamente tras el parto. Aunque hay mujeres a las que les queda un resto de por vida, que aumenta al tomar el sol. No aparece siempre. Yo, por ejemplo, no la tuve.

Casos tan extremos son raros, pero es cierto que el recto abdominal se resiente mucho durante el embarazo y puede quedar muy tocado. Y me da la impresión de que se habla mucho de otros aspectos físicos a cuidar y muy poco de este. De cremas para evitar estrías hay mucha documentación, y no hay curso de preparación al parto que no incluya los masajes del perineo con rosa mosqueta, pero es poco frecuente hablar de cómo trabajar el recto abdominal.

El gran olvidado.

Os dejo algunos consejos y un gráfico de Stop Diástasis.

La diástasis es la separación de los músculos rectos abdominales con rotura de la línea alba provocando un desplazamiento de los órganos internos. Esta separación provoca un aumento del volumen del abdomen, molestias de espalda y en la zona lumbar, debilidad de suelo pélvico, pérdidas de orina, digestiones pesadas y gases.
diastasisTodas las embarazadas tienen diástasis durante la gestación ya que el útero debe crecer detrás de los músculos abdominales y la línea Alba se expande. La tensión que se produce en el abdomen, y por tanto el daño, es mayor cuanto más volumen adquiere la tripa, por lo que los embarazos múltiples suelen ser más dañinos.Trabajando la zona durante el periodo de gestación, podemos evitar en cierta medida la diástasis, de ahí la importancia de los consejos preparto para cuidar el abdomen, pero siempre queda una pequeña secuela que debemos corregir con la ayuda de un fisioterapeuta, así lo asegura el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid. En el mercado podemos encontrar distintos programas para hacer frente a esta lesión común en las embarazadas cuyos objetivos es aumentar la fuerza en la zona lumbar y el equilibrio entre el abdomen y la espalda.

“Después del parto, tanto si ha sido natural como por cesárea, se recomienda que la mujer se someta a un tratamiento para combatir la diástasis ya que todas la sufren en mayor o menor medida. Los cuatro puntos fundamentales para hacerle frente son: aprender ejercicios para mejorar el abdomen, uso de una faja especial, proteger el abdomen con músculos específicos y aprender a moverse en el día a día sin dañarlo”, explican desde StopDiastasis.com.

“En muchas ocasiones, la diástasis puede confundirse con sobrepeso, la llamada ‘curvita de la felicidad’; sin embargo, esta confusión puede ser muy peligrosa ya que para combatirla es habitual hacer ejercicios abdominales que empeorarán la diástasis. Los tradicionales abdominales tendidos bocarriba llevando la barbilla a las rodillas flexionada pueden ser muy dañino para las personas que sufren este mal”, añaden.

Aunque lo recomendable es comenzar con los ejercicios para combatir la diástasis tras el parto, nunca es tarde. La mujeres que hayan dado a luz hace unos años y aún no han hecho frente al problema, aún pueden iniciar un programa con un fisioterapeuta que le ayudará a corregir esa separación de los músculos rectos.

A todas nos ha quedado algún recuerdo físico de nuestros embarazos y partos: alguna estría, unos pechos algo más descolgados, algún kilo de más… Yo he recuperado mi peso y me libré de las estrías. Y los pechos pequeños resisten mejor el embarazo (algo que se les ha pasado por algo en este artículo sobre las ventajas de tener tetas pequeñas de la recomendable página WeLoverSize), pero conservo la cicatriz de la cesárea y el abdomen un poquito más blandito.

Y es una obviedad recalcar que estoy más que satisfecha con mi cuerpo. Creo que esas señales de la maternidad, igual que las arrugas que denotan que te has reído mucho en la vida, son incluso hermosas. Muy pequeño precio a pagar. Además, la edad iba a alcanzarme igual habiendo tenido hijos o no. Es obvio pero hay que recalcarlo antes de que salga en los comentarios alguno diciendo que ya me estoy quejando por tontadas y que si no quería hijos habérmelo pensado antes.

Cómo aliviar las naúseas, hacer masajes perineales… y aclarar muchas otras dudas sobre embarazo y parto

a00465631 3637En mis dos embarazos tuve la gran suerte de contar con una matrona maravillosa. Esther se llama. Tiene una edad similar a la mía, también dos hijos de edades parecidas, es asertiva, amable, está muy bien formada y adora su cometido. Fue una suerte porque era la matrona que me corresponde en mi centro de salud, me la encontré sin buscarla. Y desde entonces seguimos en contacto.

Esther tiene desde hace años una página web en la que facilita información práctica sobre el embarazo, el parto, el puerperio y los primeros estadios de crianza. No esperéis encontrar un blog con artículos de opinión, lo que ella hace es divulgar con sentido común y yendo al grano, apoyándose en las dudas que suele recibir en la consulta y las clases de preparación al parto.

En sus ganas por ayudar a las madres, futuras y recientes, la consulta se le quedaba corta. Y tan bien lo ha hecho que hace muy poco la revista enfermería en desarrollo le otorgó un premio por la educación maternal y paternal online (enhorabuena Esther, te lo mereces).

La web, que hoy os quiero recomendar, se llama Vivir la maternidad. A mí me gustan especialmente sus secciones de preguntas frecuentes.

Aquí las tenéis todas por temáticas:

 Encontraréis respuestas cortas, claras y concisas, como la que explica cómo aliviar las naúseas del embarazo:

Las naúseas durante las primeras semanas del embarazo son normales. Es variable la duración en cada mujer, por tanto, la desaparición de este síntoma no implica necesariamente que algo vaya mal. Hay algunas medidas que pueden aliviar este síntoma: descansa lo que puedas, evita olores que no te gusten, come de 5 a 6 veces al día pequeñas cantidades, evita los alimentos muy condimentados. Se ha demostrado que a algunas mujeres les resulta útil el jengibre. Si te alivia tomar limón, no es perjudicial. Y sobre todo, cada embarazo es diferente. Puedes consultar el siguiente enlace de cuidados del embarazo.

  • Evitar el estómago vacío o muy lleno, los alimentos de difícil digestión o repulsivos, el tabaco, café, grasas, bebidas gaseosas.
  • Comer 5-6 veces al día, de forma moderada. Antes de levantarse (10-15 min), tomar algo sólido (tostadas, galletas).
  • Mantener una buena postura corporal tras las comidas (semisentada).
  • Procurar evitar olores penetrantes o desagradables

Y otras respuestas, también claras, pero más extensas, como la que explica cómo hacer masajes en el perineo.

Es muy importante trabajar la zona del periné durante el embarazo para prevenir desgarros perineales y para ayudar a que se distienda bien el periné en el momento del parto, evitando de esta manera, en la medida de lo posible la episiotomía.

Los aceites en los que están basados los estudios científicos son en aceites naturales: rosa de mosqueta, oliva, almendras,..

La técnica del masaje perineal es la siguiente:

  • Lavarse bien las manos. Las uñas deben estar limpias y cortadas.
  • Buscar un lugar cómodo de la casa y utilizar un espejo para poder explorar el perineo.
  • Posición semisentada.
  • Se puede comenzar con un baño caliente de 10 minutos o aplicando compresas calientes en la zona perineal para relajarla.
  • En el caso de automasaje, se llevará a cabo con el dedo pulgar y, si lo hace la pareja, con los dedos índice y corazón, introduciéndolos hasta la segunda falange.
  • Lubricar los dedos, la vagina y el perineo con un lubricante acuoso.
  • Colocar los dedos dentro de la vagina (unos 3 o 4 cm). Empujar el perineo hacia la zona del recto y hacia los lados de la vagina, estirar la zona hasta que se note escozor y mantener la presión sobre la zona del perineo con los dedos durante 2 minutos o hasta que moleste.
  • Coger la zona perineal entre el dedo pulgar (en el exterior) y los dedos índice y corazón (en el interior) y realizar un movimiento de vaivén. Este movimiento estira los tejidos de la vagina, y los músculos y la piel del perineo. Realizar este masaje durante 3 o 4 minutos.
  • Durante el masaje, no presionar sobre la uretra, para evitar posibles infecciones de orina.
  • Coger la parte inferior de la vagina entre los dedos y estirarla. Ésto ayudará a experimentar la sensación de presión de la cabeza del feto sobre la zona.

Conviene practicar este masaje una vez al día. Después de una semana, se deberían apreciar los resultados de este ejercicio sobre el perineo y la vagina, aumentando su flexibilidad y estiramiento.

*Foto: GTRES

¿Y tú qué opinas de la maternidad subrogada?

«¿Y tú qué opinas del vientre subrogado?». Esa pregunta, que yo también os transmito, me la hizo mi compañera Amaya Larrañeta mientras elaboraba el tema que acaba de publicarse: Un millar de niños españoles nacen cada año en el extranjero a través de madres subrogadas.
embarazo
Pues opino lo mismo que respecto a la donación de óvulos, algo de lo que ya he hablado someramente aquí y aquí. Me parece perféctamente bien siempre y cuando se haga con los controles sanitarios y legales precisos.

En las donaciones de óvulos, menos en las clínicas que yo conozco en España que están rigurosamente controladas, las mujeres donantes son plenamente conscientes de lo que hacen y lo que implica, y se embarcan en ello con un criterio inicial de generosidad, una evaluación psicológica y varias pruebas médicas de control. También las parejas que aceptan donación de óvulos pasan por el psicólogo y son convenientemente informadas.

En España las donaciones son y deben seguir siendo completamente altruistas, aunque entendería que se estableciera de manera legal y no arbitraria una compensación razonable por los tratamientos a los que hay que someterse y las cuarenta semanas de preñez que culminan en parto.

Bajo esas condiciones, no veo qué problema hay en que una pareja heterosexual que no puede tener un hijo por la vía ordinaria pese a tener esperma y óvulos válidos o una pareja homosexual acceda a la maternidad de esta manera, que no va a ser barata ni responder a un capricho en ningún caso.

Eso respecto a su práctica en España. Algo que no está pasando porque en España no es algo legal. Un dato que tal vez os sorprenda, yo desde luego lo desconocía: llegan casi tantos niños a España de subrogación como por adopción internacional. Ese millar de niños españoles que nacen cada año en el extranjero en un ‘vientre de alquiler’ son también una realidad sobre la que va llegando hora de tomar algunas decisiones. No pueden seguir en el limbo.

Estados Unidos es el país más caro, pero también el más controlado. En cambio es muy preocupante que se está creando un mercado repugnante en otros países, sobre todo asiáticos, con mujeres explotadas vilmente. Eso es un abuso a erradicar internacionalmente y tan culpable es la mafia que lo promueve como aquellos que recurren a ello para ser padres.

Hay además personas que defienden que la gestación subrogada, como tal, es un uso y abuso del cuerpo femenino sin justificación de ningún tipo. Yo no tengo esa percepción. Creo que disponer libremente de nuestro cuerpo implica que yo pueda hacer con él lo que desee siempre que lo haga por voluntad propia y no obligada por nadie o por ninguna circunstancia. Una mujer libre debe poder decidir si abortar o no, si tener sexo o no cuando, cómo y con quién desee, si dona óvulos o presta su vientre para regalar su hijo a otras personas. Todo dentro de un control sanitario y legal coherente, como decía en el arranque. Cualquier presión que reciba hacia un lado o hacia otro es indeseable.

Por último y por supuesto, el otro punto de polémica típico cuando se habla de este tema es el: ¿Tú lo harías?. Yo no, pero que yo no lo hiciera no implica que otras mujeres no puedan hacerlo sin mayor problema. Yo tampoco tendría sexo intrascendente de una noche con un desconocido. Pero lo que yo no haría, no me guste o no entienda no debe limitar a los que me rodean. En ese sentido os recomiendo leer el testimonio de Rebecca una madre que tuvo mellizos «para ayudar a una española que sufrió 6 abortos» y que ahora está de nuevo embarazada de mellizos, también elaborado por Amaya.

«Siempre supe que no eran biologicamente míos. Eran sus óvulos y su esperma. Yo solo los llevaría nueve meses para ayudarles y porque su madre no podía», explica Rebecca.

Yo ya me he explicado: ¿Y tú qué opinas de la maternidad subrogada?

El sexo en la fase final del embarazo

No se habla mucho del sexo durante el embarazo, ni siquiera entre amigas íntimas que lo comparten todo con pelos y señales en otras circunstancias. Como mucho te enteras de si siguen teniendo ganas, de si se les desvanecen, de si físicamente ya no se sienten deseables o cómodas o de si el cuerpo les sigue pidiendo guerra y la barriga es sólo un escollo a salvar, literalmente.

(GTRES)

(GTRES)

Saber qué opinan ellos es aún más difícil. Lo más que llegas a saber normalmente es si para ellos la cosa va de cumplir el débito conyugal con un ánimo parecido al de los soldados franceses marchando hacia Rusia por orden del Napoleón o si realmente le encuentran el puntillo a la barriga, que de todo hay, una vez superado el miedo inicial de dañar a mujer o futuro vástago (que no chicos, que aquello no es tan grande por mucho que os duela pensarlo, no os preocupéis).

Justo ahora tengo yo a un par de embarazadas cercanas (una más que la otra) a puntito de caramelo. En esa fase final estás deseando que llegue de una maldita vez una cosa como el parto, imaginad lo pesados que pueden ser esos días finales para que queramos ver venir algo así. Que no es la ilusión por verle la carita a tu bebé, no. Son las ganas de soltar lastre. Y para lograr que el bebé decida ponerse a salir y ahorrarnos un parto inducido, nada mejor que los paseos y el sexo siempre que no haya contraindicaciones médicas.

Con Julia, que se retrasó lo suyo y ya me tenía harta, no hubo ginecólogo que me tratase en revisión o monitores que no me recomendara tener sexo para animarla a salir. Y no por aquello del «toc, toc. ¿Quién es?» del chiste. Como explican en Babycenter:

Se considera que el acto sexual funciona de dos maneras. Puede estimular la producción de una hormona llamada oxitocina — la hormona de las contracciones — y esto puede aumentar la frecuencia de las contracciones Braxton-Hicks o de práctica. Además, el semen contiene unas sustancias llamadas prostaglandinas, que pueden ayudar a madurar o afinar el cuello del útero, para que esté listo a dilatarse cuando comiencen las contracciones del parto.

Cierto es que algún que otro estudio lo pone en duda. Pero si no funciona, al menos algo sí que te llevas. Aunque no siempre es fácil. Y eso me recuerda que hace ya mucho que quería recomendar aquí otro blog de maternidad: Esto es para una que lo quiere así se llama. Lo escribe una «trabajadora, rubia y madre a partes iguales» que justo ahora está esperando gemelos.

Divertido, fresco y magníficamente ilustrado. De los pocos blogs de maternidad entre los muchos que hay que yo nunca me pierdo. Os ánimo a leerlo de principio a fin. La única pega que le encuentro es que tendría que escribir más, que sólo un post al mes sabe a poco. Aquí la tenéis en twitter para matar los tiempos muertos.

¿Y por qué mi pequeña disertación sobre el sexo en el embarazo me recuerda a la rubia y su blog? Muy sencillo. Su penúltimo post trataba precisamente de eso. Os dejo parte del texto.

¡Y no dejéis de visitar su blog!

A vosotros no sé, pero a tí que la barriga te empiece en la espalda y el culo en el cogote pues como que no te mola, y a tu marido, aunque diga que estás guapísima (sabe que la salud de sus pelotas depende de ello) estás segura de que le cuesta.

Porque no tiene que ser fácil para el empotrador alfa de la casa llegar al que ha sido durante años vuestro lecho de lujuria y pasión y encontrarse un ballenato varado entre las sábanas y los cojines reclamando lo suyo y lo de su prima, que se lo tiene que follar, ojo. Y sin rechistar que aquí aunque tengáis dos pimpollos polizontes, en el lecho de amor se retoza sí o sí.

Pero va a ser que no es lo mismo…

No es lo mismo que te quiten unas mini braguitas sexys entre susurros al oído a que le pidas clemencia a tu marido para que te baje la carpa de circo que llevas por bragas porque si lo haces tú se te corta el riego sanguíneo al cerebro al agacharte.

Tampoco es lo mismo ir pulcramente depilada a ir intuir que vas en modo savage porque no ves nada más allá del ombligo desde hace 2 meses y en tu última visita a la esteticién, ésta se negó a acercarse la zona cero para evitarte infecciones. Por suerte desciendes de los elfos imberbes de las costas del norte y te han confirmado que no se te ha convertido eso en una rata peluda.

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En fin, que desnudarse con este planeta con campo gravitatorio propio alrededor de tu cintura es de todo menos sexy. Pero cuando te pones lo consigues, y te quedas en bolas. En realidad toda tú eres una bola con dos patitas de pollo. Y entonces empieza el show.

“No no, así no, mejor yo encima, a ver…Uy ¿y ese color azulón en la cara? A ver si va a ser que peso demasiado… Mejor me bajo. De lado, ya verás que rico…mmmpppfff…..ya estoy…espera, ay levanta me has pillado el pelo….ahora… pásame ese cojín, no ese no, el gris que es más blandito, sí ese, trae, ahá…bajo la barriga….cojonudo nos hemos puesto del lado del gemelo pateador y no le está haciendo puta gracia…¿te importa que nos pongamos del otro lado? es que si no entre tus embestidas y sus patadas pues como que no me centro… Vale, a ver ahora…el cojín espera… ahá… vale… ¿estás?…Ay.. se me duerme el brazo de abajo…espera lo saco…jo…ahora no sé cómo ponerlo, es igual aquí…venga va dame lo mío…gñgñgñg… ¡¡AHHHHHHHHHHH!!!…¡¡Diosssmecagüensanblassss!… Me acaba de dar la madre de todos los calambres en el gemelo derecho, no ese gemelo el otro, el de la pierna…quita, quita…ayyyyyy………”

“Vale, creo que ahora ya está. Ven aquí que por mis cojones hoy nos corremos, aunque sea a ostias pero nos corremos. Venga ponte que ya estoy…”

Muy romántico todo..

Os podéis imaginar el desenlace: jadeos, calambres, orgasmos, contracciones del Bosón de Higgs y patadas de los pimpollos, un circo de tres pistas amenizado por la llamada de la selva de Jomío desde la otra punta de la casa.

Si cuando dices que tu marido es hombredepacienciainfinita no es un decir, es una realidad porque tu marido aunque estés en modo ballenato nimfómano se esmera por darte placer aún sabiendo que se trata de un deporte de riesgo para su líbido e integridad física y nerviosa. Ains…

Los viajes en transporte público cuando estás embarazada tienen un nuevo handicap: los ‘smartphones’

(GTRES)

(GTRES)

Imagino que va por rachas. Tras bastante tiempo sin apenas embarazos a mi alrededor, justo ahora parece que estoy cercada por ellos. Y me encanta ver la ilusión ajena al recordar así la mía.

No, definitivamente ya no soy una madre tan reciente.

Hablaba a comienzos de esta semana con una de esas futuras madres de un tema clásico: los viajes en transporte público cuando estás en el tercer trimestre, claramente embarazada. Vino justo después de ver a varias personas distintas ofrecerse a ayudarla en un trayecto de muy pocos metros al verla cargada con una liviana aunque voluminosa bolsa de ropa infantil, mientras yo era lógicamente ignorada caminando a su lado con una bolsa considerablemente más grande y pesada.

Hay un instinto primigenio fuertemente enraizado en mucha gente de ayudar a las mujeres embarazadas, que nos hace saltar como un resorte para evitar que carguen peso, que se agachen, que tengan que permanecer de pie. Como es lógico y deseable.

Y claro, acabamos hablando del metro. Esa pequeña jungla urbana. El lugar por excelencia en el que la gente se hace la sueca. Y desde la invasión de los smartphones no es que se hagan los suecos, es que la gente está tan tranquila, sentada en los asientos reservados e inmersa en sus pantallas sin ver la barriga de más de treinta semanas de preñez que tienen frente a sus narices.

Los móviles con internet son una maravilla, yo soy la primera que me he hecho dependiente del mío, pero nos han convertido en auténticos phonbies en demasiadas circunstancias.
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Me resulta inevitable acordarme de mi técnica para conseguir asiento cuando estaba muy embarazada de Jaime, durante la primavera y el verano de 2006, y tenía que ocupar a diario la agobiante línea 1 del metro de Madrid. Ni un sitio libre, claro. Calor y codazos. No había smartphones, solo algún libro o periódico, lo que sí que había era mucho sueco. Yo me abría paso como podía hasta la línea de asientos reservados, me agarraba a la barra y me quedaba allí de pie, para que vieran bien la barriga a la altura de sus ojos.

Me consta que es una técnica que usamos muchas embarazadas que no nos atrevemos directamente a pedir el asiento reservado para nosotras. Antes o después solía funcionar. Aunque no era infrecuente que el asiento que me acababan cediendo estuviera lejos de los reservados.

No sé si de haberlo hecho ahora con los teléfonos móviles inteligentes la cosa habría salido bien.

El reciclaje de la ropa premamá

U262633Hace ya más de ocho años que nació Jaime y más de cinco desde que nació Julia, un lustro entero desde que mi último bebé estaba en mi interior, primero burbujeando y luego moviéndose claramente, una sensación que siempre permanecerá fresca en mi memoria. Ha pasado ya mucho tiempo desde que mi cuerpo exigiera ropa que no comprimiera mi cuerpo, que diera cabida a la expansión de mi útero, a unos pechos más llenos.

Recuerdo bien las prendas que me ponía. Unas compradas, otras prestadas. Son pocos meses los que podemos aprovechar la mayoría de la ropa de premamá, sobre todo si el embarazo abarca dos estaciones bien diferenciadas en condiciones climáticas. La ropa queda nueva con frecuencia. Por eso casi todas las mujeres que conozco prestan a otras lo que llevaron. Yo lo he hecho con casi todo. Algunas prendas en concreto han pasado ya por cuatro mujeres.

No guardo nada como recuerdo. En el caso de la ropa que J&J usaron de bebés, sí que he conservado alguna cosita concreta como recuerdo. Todo lo demás también lo he entregado. Pero con la ropa de premamá no he sentido esa necesidad. No hay mejor recuerdo que mi propia memoria. Pero sí que conservé algo de ropa que podría servirme pese a no estar embarazada.

U262551Justo antes del verano fui al trabajo con una camiseta que era de premamá con Julia y creo que un poco se notaba en el pecho, pero era perfectamente reutilizable. Hay vestidos que he usado para andar por casa, como camisón, y los sujetadores de lactancia han tenido una segunda vida útil como sujetadores deportivos. Imagino que eso no siempre será posible, dependerá del sujetador y de cómo sea cada mujer. Pero en mi caso han cumplido perfectamente. Aunque ya me queda poco por aprovechar. Los años no pasan en balde para los tejidos tampoco.

Tengo una amiga que acudió con un buen puñado de esa ropa a una Tijera Veloz y logró adaptar casi todas para su uso sin barriga. Y también conozco a otra que iba buscando precisamente las prendas que pudieran tener luego una vida útil más allá del embarazo. Ella recomendaba comprar prendas holgadas que no fueran diseñadas específicamente para embarazadas. Siguiendo su consejo yo compré algunas cosas en tiendas normales, a un precio más barato, que me sirvieron perfectamente antes y después.  A veces la moda imperante ayuda.

¿Habéis podido reciclar para vuestro propio uso parte de vuestra ropa de premamá?

 

* En las fotos las actrices Zoe Saldana y Hayden Panettiere, que probablemente no tengan la misma necesidad de reciclaje que la embarazada de a pie  (GTRES).

El aborto espontáneo; la necesidad de contarlo por uno mismo y por los demás

Hablamos mucho de un buen puñado de cosas; en persona, en facebook, en twitter, en blogs… no tenemos inconveniente en contar muchas experiencias, muy variadas. Explicamos nuestros viajes, si nos fue bien, mal o regular con la lactancia materna, si nos gustan o no determinadas series, libros o fichajes futbolísticos.

Hablamos mucho de un buen puñado de cosas, pero muy poco o nada de otras. Otras que  son realmente importantes, que nos dañaron íntimamente, que nos hicieron cambiar en esencia. Incluso cuando contar esas experiencias a nuestros amigos, digerirlas escribiendo sobre ellas, nos ayudaría a nosotros y al resto.

Lo que queremos reflejar ante los demás es sólo parte de lo que somos. A veces ni eso. Siempre ha sido así.

No hace mucho comentaba con unos amigos que hablar de la menstruación, de la homosexualidad o de métodos anticonceptivos era tabú hace muy pocos años, en esos años setenta y ochenta que ahora parece añorar todo el mundo. Un tabú que daba lugar a inseguridad, complejos, falsos juicios y la siempre peligrosa falta de información y formación.

En aquella misma época era frecuente que los padres con hijos que tenían alguna discapacidad lo ocultaran. Salían poco con ellos, para evitar miradas, para no dar explicaciones. Ni siquiera la familia más cercana sabía a veces realmente lo que les pasaba a esos niños. Pocos hablaban claro.

Hace menos aún hablaba con otros amigos de que a día de hoy apenas nadie explica lo que implica, lo que supone económica, física y emocionalmente el proceso de aceptar óvulos o esperma de un donante. Muchos niños nacen gracias a técnicas de reproducción asistida, no todos lo cuentan aunque no haya habido un donante, apenas nadie lo reconoce si lo hubo.

Tampoco suelen hablar los que han sufrido abusos sexuales, de niños o adultos. Y a día de hoy hay otro tabú: los abortos, todo tipo de abortos. Aunque de lo que os quiero hablar hoy es de los abortos espontáneos. Estar embarazada, ilusionada con ese embarazo, y perderlo. Quedarte vacía sin tener información apenas. Sufrir psicológica y físicamente. Y luego callar.

Casi todas las mujeres hablamos de nuestros partos, alguna vez he bromeado diciendo que es como hablar de la mili para los hombres. No nos cuesta contarlo, lo hacemos con gusto. Y de eso el resto aprende y sabe qué esperar, o al menos no es algo lejano, desconocido y aterrador. Pero no de nuestros abortos.

Silencios, secretos, no querer revivir el dolor de los sucedido, miedo al qué dirán, al chismorreo ajeno, a que no lo aprueben o lo entiendan, incapacidad de asumir plenamente lo sucedido… Hay muchos motivos. Y cualquier persona está en su derecho de callar. Pero callar de forma generalizada conduce a que no fluya la información, que no se normalice, que aumenten las inseguridades, los miedos, los traumas…

Pensad en los tabús, lo temas que eran vergonzantes antaño y que dejaron de serlo, en los que están en ese proceso que siempre es a mejor.

La que es mi mejor amiga desde hace muchos años ha tenido un aborto espontáneo este verano. Tuvo mala suerte, no estaba en España, y pese a ser una persona leída con dos hijos no sabía apenas nada sobre el proceso por el que estaba pasando. Fue encontrar información fiable de mujeres que han querido sacar del oscurantimo esta experiencia y dar información útil.

Tuve siete horas de lectura mientras expulsaba lo que quedaba de mi embarazo. Leer me ayudó a hacerme consciente del duelo, lloré mucho por mi bebé, no me podía creer que lo tuviese en la palma de mi mano, tan pequeño, tan indefenso, tan frío… fue una experiencia profundamente salvaje, hiriente. Pero leer e informarme fue a la vez muy sanador.

Es una mujer valiente, sin miedo a contar lo que le ha sucedido si puede ayudar a otras personas. Me ha permitido compartir aquí con vosotros lo que le escribió en agradecimiento a la autora de esa web que tanto la ayudó:

El lunes 25 de agosto del 14 sufrí un aborto espontáneo. Estaba en Alemania de vacaciones y no recibí atención médica por no tener impreso el original de mi seguro de asistencia. Al volver de mi visita frustrada del hospital y en la calle, rompí aguas y expulsé a mi bebé. ¡Estaba tan asustada! Volví a casa sangrando abundantemente, con miedo y llena de dudas. Una vez allí, expulsé el saco y la placenta y seguí sangrando tan fuerte que llegué a pensar que no volvería a ver a mis dos hijos nunca más.
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De madrugada y muy desorientada, comencé a buscar información sobre el aborto espontáneo y di con esta web, Gestando una doula, que me derivó más tarde a la web de El parto es nuestro y al foro de Superando un aborto de Mª Angels Casademunt. A partir de su lectura, mi actitud cambió completamente, leer esta entrada fue mi tabla de salvación. Ya más tranquila, abordé el aborto de otra forma, comprendí la importancia del sangrado y la expulsión de los restos fue continua durante toda la noche, expulsé cinco coágulos del tamaño de mi puño, empapé todas las compresas que tenía el paquete que compré en cuestión de tres horas, conseguí eliminar prácticamente todo en un proceso que duró siete horas.

Por la mañana, apenas había dormido una hora, cuando desperté y fui al baño, noté que el flujo de sangre había disminuido notablemente, que apenas salían restos. Ya no tenía dolor, ni contracciones, ni molestias en las lumbares, simplemente la sensación de una menstruación como las habituales mías. Ese mismo día volvía a España, tuve un vuelo tranquilo, sin hemorragias, tan solo el sangrado regular de una menstruación y ligeras molestias menstruales. Aún no he ido al hospital para comprobar si tengo algún resto, me estoy dando un poco de tiempo para expulsa cualquier materia que tenga y evitar así que me aconsejen legrado o aspiración. Pero iré simplemente para descartar cualquier complicación que pueda tener y yo desconozca.

Quería agradecer su orientación a las mujeres que como yo, estaban perdidas y asustadas en un proceso para el que muchas veces no se está informada ni preparada. Ha sido muy duro, pero me he sentido profundamente apoyada con esa una entrada tan sincera y a la vez tan llena de respeto hacia la mujer.

 Las cosas están cambiando, por suerte y gracias en parte a Internet. En mi post de hoy, un granito más de arena.

Tener tres hijos no es ninguna locura

No es ninguna locura tener tres hijos. No lo es. Tampoco lo es tenerlos bien avanzada la treintena, en absoluto. Pero resulta curioso que cuando muchas parejas se animan a tener un tercer bebé no dejan de dejar con los ojos como platos a propios y extraños.

Parece que la sociedad, al menos gran parte de ella, te obligara a tener dos hijos. Si tienes solo uno te insisten con frecuencia sobre si le darás un hermanito. ¡Pero, ay de ti si tienes dos y te animas al tercero! Lo mejor que te pueden decir es que eres una valiente, con la duda de si ha sido buscado o «un accidente» o el retintín de «estás loca perdida» o «¿sabes lo que estás haciendo?» soterrado.

Imagino que si vas por el cuarto o el quinto ya te considerarán directamente un caso perdido. O alguien con el valor de Ellen Ripley o Sara Connor.

Una buena amiga me ha anunciado su tercer embarazo. Cuando alguien te da una noticia así la única manera de recibirla es con alegría. Todo lo demás sobra si quieres a esa persona. Y si no, también.

¡Enhorabuena!

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* Offtopic: ya no hay heroínas cinematográficas como las de antes.

¿Tienen las embarazadas el termostato averiado?

Ahí dentro estaba Jaime con 37 semanas.

Ahí dentro estaba Jaime con 37 semanas, añadiéndome calorías en pleno julio.

No sé si estaréis de acuerdo, pero yo lo tengo claro. Probablemente no sean todas las que tengan el termostato interno escacharrado, pero sí muchas. Yo misma sin ir más lejos. Tiendo a ser friolera según mi santo, no creo yo que sea para tanto teniendo en cuenta que él nunca lleva abrigo y sale muchos días de invierno por la mañana temprano en mangas de camisa. Pues embarazada de Julia, en pleno invierno, era yo la que le llamaba friolero a él. Por una vez en mi vida era yo la que bajaba ventanillas del coche en enero, ponía el aire acondicionado y descartaba ponerme abrigos.

Me parecía lógico. A fin de cuentas llevaba en mi interior a mi pequeña estufita palpitante que ahora es ya una cincoañera con mucho desparpajo, mi corazón latía más deprisa y mi organismo estaba sometido en general a otro esfuerzo extra. Con Jaime, que nació en agosto, era más difícil apreciarlo pero mi impresión y por tanto mi conclusión era la misma: estar embarazada da calor.

Probablemente por eso me ha sorprendido encontrarme que hay quien experimenta justo lo contrario: un frío helador llevando un embarazo a cuestas que hace buscar chaquetas y bufandas cuando los demás estamos asados de calor y que apaga todo aire acondicionado que pilla por delante.

Así que mi teoría (absolutamente nada científica) de que el embarazo da calor se ha trasmutado en otra, en la que titula este post: el embarazo te avería el termostato interno.

¿A vosotras os hizo tener más calor o más frío? A ver si resulta que me he encontrado con la excepción que confirma la regla.

Y aprovecho ya para contaros que voy a ser tía de nuevo en otoño. También de una niña. Todos en la familia estamos encantados.

No sé a vosotros, pero a mí no hay noticia que más ilusión me haga recibir que el embarazo de alguien que aprecio.