Este curso escolar era un naufragio anunciado

Da igual lo que decidieran para acabar el curso escolar, estaba claro desde el principio que ninguna medida, por consensuada que fuera, iba a contentar a todo el mundo. Iba a haber críticas de un tipo y de otro independientemente de las decisiones tomadas. Críticas razonables y también otras que no lo son basadas en prejuicios personales: que si los profesores no trabajan nada, que si no obligar a repetir es hacer la vida fácil a los alumnos… En este país hay una legión que sabe de educación más que los profesionales que se dedican a ello.

El problema era de una complejidad considerable. No son lo mismo los niños de Infantil y Primaria, para los que puede ser más sencillo ponerse al día, que Secundaria y Bachillerato, aunque por ser niños más pequeños su cuidado a falta de las horas escolares sea un reto nunca visto para la conciliación. No digamos ya la generación de chavales a los que ha pillado en pleno paso a la Universidad. Y dentro de los estudios superiores, poco tiene que ver una titulación en la que enseñan informática, diseño o creación de videojuegos y hay una mayoría de estudiantes con buenos equipos en casa y preparados para la formación online, que otras que requieren una educación más práctica.

Luego está la Educación Especial, que da respuesta a casi 40.000 alumnos y que son, como siempre, los últimos en los que se piensa. Pocos titulares han acaparado desde que ayer se supiera el plan de Isabel Celaá para cerrar el curso. Aquí parece que no preocupa a casi nadie si pasan curso gratis, si quedarán descolgados, si se les regala un curso o pierden unas valiosas bases.

Lo que ha quedado meridianamente claro tras todo esto es que ni la sociedad está preparada para el cierre de los colegios y tener, por tanto, que atender las necesidades de sus menores; ni los centros educativos, salvo algunas excepciones (normalmente privadas y caras), están preparados para funcionar de manera telemática, sobre todo a la hora de hacer evaluaciones.

La evaluación. Ese es el gran problema. Más o menos podemos apañarnos para impartir conocimientos si profesores y familias arrimamos el hombro. Más o menos, con muchas desigualdades de por medio, con muchos niños y padres apartados directamente de la educación por falta de medios o capacidad para dar respuesta a la situación. Pero evaluar es otra cosa, las circunstancias no garantizan la equidad y objetividad necesarias. Es imposible en una mayoría de casos hacer exámenes justos y evaluar las tareas hechas en casa este tiempo tampoco lo sería.

Era imposible, por tanto, llevar este barco a buen puerto. Al final lo que han hecho es encallarlo en el lugar que parecía menos peligroso en medio del temporal, en esa playa de arena blanda de agarrarse a los dos primeros trimestres, casi enteros, que transcurrieron con normalidad, y reaccionar hacia delante cómo buenamente se pueda y de diferentes maneras.

Lo único que nos queda es aprender del naufragio. Necesitamos estar mejor preparados por si esta situación se repite, tener un plan de contingencia articulado para que nuestros niños y jóvenes, nuestro futuro, y ya de paso sus familias, no se vean a merced de los vientos.

Pero eso tampoco va a ser tarea rápida ni fácil.

(GTRES)

2 comentarios

  1. Dice ser LaCestitadelBebe

    Hola,

    la verdad es que es complicado. Ya veremos a ver cuando acaba todo esto y como, lo de recuperar en Julio lo veo ya un poco precipitado. Y aquí en casa vamos a tope entre los que trabajamos, hacemos todo los demás y con los deberes de los peques… puff, esperemos se pase pronto..

    Besos!

    Anabel

    20 abril 2020 | 13:45

  2. Dice ser Ana

    Yo pienso que esta decisión fue y es muy complicada, y se tomase la decisión que se tomase habría voces en contra…no todos pensamos igual.
    De todas formas en este país todo el mundo sabe de todo, no sé porque hay profesores, jueces, políticos, carniceros…siempre tenemos algo que decir.
    Yo tengo dos hijos uno en primaria y otro en secundaria, el de primaria no preocupa especialmente, el temario en primaria siempre es el mismo y lo amplían un poquito cada año… el de secundaria sí porque se les exige mucho más cada curso con nuevas asignaturas, por lo que el que tengan una rutina hasta finalizar el curso en junio no les viene mal, incluso el mío está trabajando más y valorando la vuelta al colegio como un regalo(algo impensable antes).
    Ojalá esto pase lo antes posible, y a esperar al próximo curso que al menos en mi casa están deseando esa vuelta.
    Un saludo

    24 abril 2020 | 19:13

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