Necesitamos juguetes que muestren la discapacidad y ayuden a normalizarla desde la infancia

Hace cinco años compartía en este mismo blog mi alegría por haber encontrado en un catálogo de juguetes navideños un muñeco con discapacidad. Se trataba de un colega de las Monster High, muñecas cuya popularidad ha ido en declive. No era uno de los personajes protagonistas, pero lo compensaba con el guiño literario de llamaras Finnegan Wake. En ese mismo post también comentaba la existencia en Imaginarium de una muñeca en silla de ruedas más realista

“Se ven tan pocos juguetes que contemplen la discapacidad que algo así se agradece y mucho en aras de la normalización, de la visibilidad bien entendida”, os contaba entonces, lamentando que ni en juguetes, ni en series de dibujos animados o en películas infantiles se veía representada la diversidad de la discapacidad. Poco, muy poco comparado con el porcentaje real de personas que tienen a nuestro alrededor algún tipo de discapacidad intelectual o física.

Es una situación que va mejorando poco a poco. Pasito a pasito. Los niños tienen a su disposición cada vez más opciones para entender que en este mucho todos somos diferentes, que hay personas que lo tienen más difícil pero no por ello tienen menos valor.

Mattel, gigante del juego infantil, lo está intentando con su línea Barbie Fashionistas, que arrancó justo el año que yo hacía esa reivindicación. Empezó mostrando diferentes constituciones y razas (Barbies con poco pecho, sin cintura de avispa, rellenitas, altas o bajitas…) y poco a poco ha ido ampliando su oferta. Este otoño ya aplaudí la idea de lanzar muñecas sin género definido y de una edad inferior a lo que suelen tener sus productos.

También en 2019 arrancó la línea de muñecas con discapacidad, con una Barbie en silla de ruedas que fue la muñeca de la gama Fashionistas más vendida ese año. Y no es poca cosa, porque siete de las de diez muñecas vendidas en todo el mundo en 2019 eran muñecas de la línea Fashionistas.


(Jeremy Lloyd/MATTEL)

Recuerdo alguna charla informal con jugueteros españoles, un sector en el que las muñecas tienen una potencia especial, que me comentaban hace pocos años que  que lanzar productos así era un riesgo porque probablemente no se venderían. En la misma conversación me contaban que crear publicidades con niños jugando con las cocinitas y niñas con camiones también podían tener menos alcance. Prejuicios probablemente.

Pues bien, acaban de aterrizar una muñeca sin pelo, una Barbie con vitíligo y una muñeca con una prótesis de oro; además de un Ken con pelo largo y el primer Ken pelirrojo de la historia


(Paul Jordan/MATTEL)

Con la Barbie sin pelo explican que “si una niña está experimentando pérdida de cabello por cualquier motivo, podrá verse reflejada en su muñeca favorita”. Una mujer puede perder el pelo por enfermedades, pero también existe la calvicie femenina, mucho menos aceptada que la masculina, un problema estético que se traduce en que a esas mujeres las señalen por la calle como enfermas sin estarlo y nazcan en ellas muchos complejos.

En 2019, cuando apareció la Barbie en silla de ruedas, también hubo una Barbie con una prótesis. La nueva versión tiene prótesis dorada y la piel más oscura. Para la Barbie con vitíligo se ha trabajado con un dermatólogo para representarlo con la mayor precisión posible.

Termino con una petición para el futuro próximo para la compañía: salir de las discapacidades físicas y mostrar, para normalizar desde el juego, la discapacidad sensorial y, sobre todo la intelectual. A título particular, ojalá hubiera una Barbie con autismo. Puede que sean menos obvias, más difíciles de plasmar en un juguete, pero igualmente necesarias.

2 comentarios

  1. Dice ser José

    Qué bien un artículo interesante
    Muy bien

    05 febrero 2020 | 15:00

  2. Dice ser Eva

    Pues mi niña, que tiene cuatro años y lleva un mes usando gafas y haciendo un gran esfuerzo con un ojo tapado para corregir su ojo vago, que no ve prácticamente nada, ha decidido que su Barbie también necesita gafas y parche. Con unas tijeras hemos recortado un pedacito de su parche adhesivo y mi marido, que es muy mañoso, ha hecho unas gafitas de metal. Y la niña está encantada de que su Barbie use gafas y parche como ella.

    08 febrero 2020 | 04:45

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