Nuestros hijos necesitan que les construyamos un mundo sin prejuicios

Quiero a mis niños creciendo libres y felices.

Los quiero amando y siendo amados. Viviendo vidas plenas en las que la bondad sea su norte.

Los quiero ellas y ellos.

Los quiero sintiendo sin corazas, sin moldes a los que ajustarse.

Los quiero cayendo y sabiendo levantarse.

Los quiero como quiera que sean. Suyos, dueños de su destino hasta el punto que puedan. Los quiero siempre orgullosos de querer a otros de igual manera. Sin miedos, iguales.

Si es amando bien, si es siendo bienamado, da igual a quién.

Por eso celebro que haya un día del orgullo, un día para reivindicar el querer ser libre de amar de esa manera.

Nuestros hijos necesitan que les construyamos un mundo sin prejuicios.

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