Archivo de marzo, 2019

El Ministerio de Educación asegura que no cerrará los colegios de educación especial

El ruido ha sido mucho dentro del universo de las familias con hijos que estudian en colegio de educación especial (oculto para muchos pero más numeroso de lo que parece). Ha sido mucho y lo sigue siendo.

El miedo es que el ministerio de Isabel Celaá, pretenda cerrar los centros de educación especial. Hay muchas asociaciones, familias y trabajadores de estos colegios preocupados; bastantes interpretando subjetivamente una ley con un recorrido completamente en el aire; también tertulianos y medios de comunicación contrarios al gobierno empleando la educación especial como munición para cargar contra el Gobierno pensando ya en las próximas elecciones. Algo que me cabrea mucho sinceramente, nuestros hijos no son balas para conseguir votos a lomos de fake news.

Tanto es el ruido, que su ministerio se vio obligado a publicar hace muy pocos días una breve nota de prensa en la que simplemente desmentía que vaya a suceder algo así ya desde su rotundo titular.

Es esta:

No dice nada que no haya dicho la ministra en el pasado y varias veces. Ya en septiembre en la entrevista que le hicimos en 20minutos, y creo que fue la primera vez que lo expresó públicamente, dejó claro que “nuestro objetivo es ir reconduciendo a las personas que están en esos centros a los centros ordinarios, por vías transitorias, itinerarios, con tiempo, con perspectiva. Y obviamente eso no significa cerrar los centros de educación especial, pero sí dejar que sean para lo más perentorio. Todo el que pueda transitará a centros ordinarios, porque es bueno para los niños y niñas de Educación Especial, pero es bueno también para los que los reciben”.

Resumo, su intención es que todo aquel alumno que pueda mantenerse en la vía ordinaria, siga ahí. Una vía con más posibilidades de titulación, laborales. Que facilita la conciliación de las familias.

Da igual, las noticias malintencionadas se siguen dando incluso después de ese desmentido.

Y más allá de lo que pueda hacer o no un gobierno tan en el aire como esa ley, hay que tener en cuenta que las competencias educativas están transferidas a las Comunidades Autónomas. Ya, a día de hoy, cómo se gestiona a estos alumnos, el porcentaje que hay en centros ordinarios y en centros especiales e incluso las denominaciones que reciben cambian mucho de Valencia a Madrid o a Galicia. Cómo se meta mano a la educación especial, que se irá metiendo de un modo u otro, antes o después, va a ser algo que se gestione de diecisiete maneras distintas.

De hecho este lío ha sido en gran medida muy madrileño. Y, con algunos matices, comparto y recomiendo la lectura del texto que está tras este enlace y lo explica:

Además del ministerio, también Plena Inclusión (la asociación más grande en este país en defensa de las personas con discapacidad junto a Cermi y la Once) lanzó un comunicado el 1 de marzo al respecto, aunque no con un titular tan claro como el ministerio:

Ante las manifestaciones públicas, mensajes y videos en redes sociales sobre la educación inclusiva que están generando confrontación, alarma o división en un movimiento que debería estar más unido que nunca, Plena inclusión desea afirmar que:

Rechazamos la simplificación de una realidad compleja y diversa. Se están escuchando mensajes faltos de rigor en los que se descalifica globalmente a la comunidad educativa, se ofrece una visión apocalíptica que no responde a la realidad y se genera miedo y alarma social de forma innecesaria, especialmente entre las familias.

Alertamos sobre la difusión de una imagen que atenta contra la dignidad de las personas con discapacidad y ofrece una visión asistencialista de sus necesidades, que no solo perjudica a las organizaciones que defendemos sus derechos, sino que además nos aleja de los objetivos por los que llevamos trabajando desde hace muchos años.

Plena inclusión reitera que ahora es el momento de generar espacios de diálogo desde la serenidad, el consenso y la escucha a todas las opiniones. Hace falta, más que nunca, una mirada compartida que construya propuestas que nos unan en vez de separarnos, porque las familias se merecen un futuro de esperanza en el que confiar.


Yo no quiero el cierre de los centros especiales ni creo que vaya a suceder.
Pero reconozco que todo es susceptible de mejorar y tal vez sí que haya que plantearse cómo modificar las cosas tal y como son ahora con ese objetivo. Aunque con dotar de recursos los procedimientos ya existentes, empezando por la atención temprana o las evaluaciones iniciales de los niños que se retrasan meses y meses, ya mejoraríamos bastante. Y esto también es un resumen, tras el tuit tenéis mi opinión ampliada:

No entiendo el empeño de CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad) por querer acabar con estos centros, a los que considera discriminatorios. Ellos debieran conocer bien la realidad y margen de maniobra que hay en España y lo poco realista que una petición como la que hacen resulta. Así les pasó, que en febrero llegó una marcha hasta su puerta protestando. 

(EFE)

Dejo una entrevista de Jesús Martín, delegado del CERMI para los Derechos Humanos y la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad con Laura Otón y Amparo Latre. La podéis escuchar a partir del minuto 25 y veréis que asume que el anuncio del ministerio es más de lo que es, un discurso en el que se perciben unas ambiciones legítimas pero, insisto, nada realistas y demasiado inmovilistas. Necesitamos posturas más flexibles de los que se denominan representantes de todo el colectivo si de verdad queremos mejorar la situación.

Y es una pena que solo se presten a hablar en los medios cuando tienen el micrófono en exclusiva, pero si se plantea un debate con aquellos que defienden la inclusión se apeen del diálogo que sí pide Plena Inclusión. Para muestra, un ejemplo en forma de hilo.

Y nada mejor para terminar que este vídeo de la plataforma Inclusiva sí, Especial también, recomendable para entender la complejidad del tema aunque también habría en él cosas que matizar:

A esos hombres que queremos y que no entienden nuestro feminismo

Eres mi amigo, mi padre, mi hermano, mi compañero de trabajo. Te aprecio, te quiero, incluso te quiero mucho. Eres una buena persona, considerado, sensible. Procuras que tu paso por este mundo no dañe a nadie. Y no lo entiendes, no entiendes esto del feminismo, que salgamos tantas a la calle días como ayer, que se activen trending topics feministas.

¿Qué más queréis?, piensas o dices. Si ya somos iguales, lo dicen todas las leyes, si hay incluso leyes que nos benefician solo por ser mujeres. Recuerdas a tu pobre amigo Pepe su ex le hundió en la miseria, solo ve a los niños cada quince días y tuvo que volver a casa de sus padres primero para luego acabar en un alquiler de mierda y pasando pensión. Si es que ya da miedo decir algo bonito a una chica por la calle cuando lo estás haciendo para halagarla. Da miedo hasta echarse novia nueva, a ver si van a torcerse las cosas y le da por inventarse que la pegas o la agredes psicológicamente o vete tú a saber.

Además, dices, mira esta noticia sobre estas sonajas organizando una oración a los ovarios y una conferencia sobre la trascendencia mística de la menstruación. Menuda pamplina. Y lo hacen con el dinero del ayuntamiento, el dinero de todos. O esas otras que tienen un discurso de odio a los hombres, que no todos los hombres somos malos, leñes.

Tal vez en alguna ocasión te he contestado, por redes sociales o en persona, pero no hemos llegado a ningún entendimiento. Tal vez haya preferido callar e ignorar esa parte de ti, porque las otras me compensan tanto que soy capaz de gestionarlo y seguir queriéndote, queriendo estar a tu lado. Tal vez nuestra relación se haya resquebrajado un poquito. Tal vez incluso te haya mandado a tomar por saco, aunque me doliese hacerlo.

Yo sí que soy la que no entiende. Es tan obvio, que no sé como no eres capaz de entenderlo tú. Muchos hombres ya lo han hecho. Ya lo sé, ya sé que no todos los hombres sois seres despreciables. Por supuestísimo. Tú no lo eres. No te lo tomes tan a pecho, de manera tan personal. No es una crítica directa hacia ti. Es posible que te hayas reconocido en algunas críticas al colectivo masculino y eso te joda, haga que te sientas atacado. Tal vez eres (o eras) de esos de soltar piropos que nadie había pedido, puede que no contratases hace años a una mujer teniendo un hombre disponible con un cv semejante. Si es así, la reacción lógica no es sentirse agredido, sino reflexionar, evaluar con humildad y la mente abierta si efectivamente estabas equivocado, si obraste mal. Si fue así tampoco queremos que te fustigues, no hay que hacer ninguna penitencia, simplemente toma nota a partir de ahora.

Entiendo que haya actividades y mensajes relacionados con el feminismo que no compartas. Si te soy sincera, yo tampoco. Pero el feminismo, su base, su esencia, es buscar la igualdad entre hombres y mujeres. Nada mas. Nada menos. Es imposible estar en contra de eso, es imposible no ser feminista si eres una persona de bien, si apartas prejuicios y te detienes a pensarlo. Me consta que los hay que son feministas aun renegando del término. Tal vez tú seas uno de esos.

Si crees que la igualdad ya está aquí, que no hay batallas pendientes, es que no estas alzando la vista. Mira simplemente los números. Los números no mienten ni manipulan, como esas noticias o tertulias que escuchas a veces porque refuerzan lo que crees, porque sientes que te dan la razón. Mira las diferencias de salarios ejerciendo el mismo puesto de trabajo. Las violaciones. La prostitución. El paro femenino. Quien ejerce y en qué condiciones los oficios relacionados con los cuidados o la limpieza del hogar.

Y míralos con calma. Hablemos con calma, dialoguemos sin encendernos. Cuando nos encendemos cerramos las puertas al entendimiento, al aprendizaje.

Me conoces. Me quieres. ¿De verdad crees que apoyaría una causa que atacase a los hombres? ¿Que buscase la supremacia del género femenino sobre el masculino? Sabes que eso jamás casaría conmigo.

Ser feminista es querer lo mejor para todos, hombres y mujeres. Es querer que todos volemos con la misma fuerza en las alas en la dirección que queramos.

Este ocho de marzo no estuviste a mi lado, pero tengo paciencia. Habrá otros muchos ochos de marzo y te estaré esperando. Guardo una camiseta morada para ti.

(Jorge París)

‘Pioneras. Mujeres que abrieron camino’ y otros diez libros protagonizados por mujeres para niños y niñas

Pioneras. Mujeres que abrieron camino, un libro escrito por Espido Freire e ilustrado por Helena Pérez García, es el último que ha llegado a mis manos protagonizado por mujeres que todos deberíamos conocer. Y con todos no excluyo a nadie, es una lectura interesante para niños y niñas y adultos de todas las edades.

Digo que es el último porque en los últimos años lo cierto es que ha habido muchos. De no tener prácticamente ningún título pensado para acercar a la infantería a esas mujeres relevantes que la historia ocultó con más o menos éxito, tenemos una abundancia de títulos que nos facilitan la tarea de reivindicarlas, de tenerlas como espejo que impulse nuestro vuelo.

Habrá quién hable de un boom, tanto de los libros (novelas y ensayos) feministas como de este tipo concreto de volúmenes aptos para niños que recorren biografías pretéritas y presentes. De un boom o una moda con ánimo mercantilista. No puedo negarles la razón, pero yo prefiero tener mucho dónde elegir que un erial que perpetúa la presencia de mujeres relevantes en las sombras.

Pioneras es uno de los que merece la pena. Ágil, bien pensado y bellamente ilustrado, tiene el mérito de contar con la deliciosa prosa de Espido Freire y su inteligencia y sensibilidad como timón.

Así lo describe ella Pioneras en el prólogo, mejor de lo que podría hacerlo yo:

Este libro habla de mujeres que fueron las primeras en romper un límite. Las que vivieron en el siglo XIX buscaron, sobre todo, acceder al conocimiento, que les permitieran estudiar y trabajar en lo que deseaban. Las de principios del siglo xx tuvieron como objetivo el voto y los derechos femeninos. Y el resto, cada una a su manera, demostraron un talento y un atrevimiento único.

Algunas de estas pioneras son muy conocidas, a otras las recuerdan solo en su tierra de origen, y otras han caído en el olvido; cuesta creer que en su momento algo tan cotidiano como ser médica, alcaldesa o cartera representara un escándalo para la sociedad. Leer sus historias supone aprender de la Historia y de sus errores y aciertos.

Antipáticas o encantadoras, discretas o famosas, todas ellas comparten algu- nas características: fueron perseverantes y constantes, y las movía una enorme pasión y el deseo de saber más. Eso desempeñó un papel clave para que pudieran igualarse a los varones. No es casualidad que muchas fueran maestras y que casi todas necesitaran el dominio de la palabra.

Nuestras niñas lograrán nuevas conquistas en aspectos que en estos momentos ni siquiera podemos imaginar. Y lo harán con mayor facilidad si conocen las historias de quienes lo consiguieron antes que ellas, y si les acompaña la con- fianza, el apoyo y la certeza de que podrán ser lo que deseen, encontrar lo que buscan, llegar hasta donde quieran.

Es cierto que una mayoría de sus 20 protagonistas, que conoceremos por orden cronológico, no son los mismos nombres de siempre. El mejor ejemplo es que arranca con Beatriz Galeto, latinista y primera profesora de la corte en el siglo XV, e Isabel Barreto, la primera almirante española que vivió en el siglo XVI.

Las acompañan Penélope Cruz, Martina Castells, Elena Maseras, Carmen de Burgos, Beatriz Galindo, Clara Campoamor, Matilde Montoya, Edurne Pasabán, Anita Carmona Ruiz, Josefina Vicente, Rigoberta Menchú, Frida Kahlo, Federica Montseny, Blanca Álvarez, Eulalia Guzman, Carmen Conde, Margot Duhalde y Gabriela Mistral.

Todas pisaron terreno inexplorado, todas merecen ser conocidas

Pero desde el título de este post os había prometido otros diez libros protagonizados por mujeres que se pueden leer con niños o dejar a los niños para que los lean. Vamos con ellos

Mujeres. La maravillosa ilustradora Isabel Ruiz Ruiz es la artífice de cuatro volúmenes de mujeres olvidadas, cuatro álbumes ilustrados nacidos por crowdfunding de los que ya os he hablado en este blog en el pasado. Un hermosísimo recorrido por la vida y citas de poetas, pintoras, científicas, políticas o activistas. Un regalo para los ojos.

10 niñas que se hicieron GRANDES. Un álbum de Aida Consentino e ilustraciones de Pedro Perles (Bruño) pensado para niños y niñas a partir de seis años. Recoge a diez mujeres «que han cambiado las reglas de su mundo y han hecho del nuestro uno mejor» y que lo han hecho con su esfuerzo, que el libro pone en valor. Avanzadoras, ya sabéis.

Súpermujeres, súperinventoras. En este libro Sandra Uve cuenta la historia, muy poco conocida de nada menos que 90 mujeres inventoras y científicas. Mujeres que “lograron no sólo patentar un invento, sino también conquistar su libertad física e intelectual”.

Grandes mujeres que cambiaron el mundo. Su autora, Kate Pankhurst, se centra en el espíritu aventurero de grandes nombre, muy conocidos aparentemente peor no tanto cuando se baja a tierra, como Amelia Eartheart, Marie Curie, Frida Kahlo o Coco Chanel.

Mujeres de la cultura, de Rosa Huertas. Diez relatos sobre la situación precursoras del feminismo en España. Son escritoras como Emilia Pardo Bazán o María Teresa León, pintoras como María Blanchard, activistas políticas como Clara Campoamor, investigadoras como María Moliner, periodistas como Carmen de Burgos o actrices como María Guerrero, “que debieron luchar para que su voz se escuchase”. A partir de doce años.

Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes 2, Son cien nuevas historias de mujeres reales que cambian el mundo. El primer volumen, un éxito tremendo nacido por crowdfunding de la mano de Elena Favilli y Francesca Cavallo es de sobras conocido. Conserva el espíritu del anterior libro, con historias de mujeres contemporáneas, incluso muy jóvenes, de todos los países. En este libro tenemos, por ejemplo, a J.K. Rowling, Madonna, Chimamanda Ngozi Adichie o Carmen Amaya.

Iguales No incluye sólo mujeres, son distintos libros que se centran en dos figuras, una femenina y otra masculina, con la intención de educar en igualdad y con un nexo de unión como el coraje o la sensibilidad hacia la belleza. Uno de los libros, por ejemplo, une a Loïe Fuller (bailarina, actriz, productora y escritora) y Wilson Bentley (el fotógrafo de la nieve); otro vincula a Suzanne Rosambert (ambulanciera de guerra) con Joseph Banks (explorador y botánico).

Las chicas son de ciencias, de Irene Cívico, Sergio Parra y la ilustradora Nuria Aparicio (Montena). Es or caso acercar la ciencia a las niñas, darles referentes que les haga plantearse es camino y no descartarlo porque, a nivel inconsciente, lo identifiquen con los hombres. Este álbum ilustrado reúne 25 biografías de mujeres que con su esfuerzo allanaron el camino a las futuras ingenieras, químicas, biólogas, matemáticas, médicas, astrónomas, físicas.

Mujeres radicales del mundo Este libro presenta diversas figuras desde el 430 a. C. hasta 2016 y desde Mesopotamia hasta la Antártida, abarcando treinta y un países en todo el mundo. Es decir, aprenderemos igual de Hatshepsut (la gran reina que gobernó Egipto pacíficamente durante dos décadas) a Malala Yousafzai (la persona más joven en ganar el Premio Nobel de la Paz). ¿Otros nombres? Pues por ejemplo Poly Styrene (cantante principal de X-Ray Spex) y Liv Arnesen y Ann Bancroft (exploradoras polares y las primeras mujeres en cruzar la Antártida).

Intrépidas Recoge la historia de 25 mujeres viajeras y exploradoras de distintos momentos de la historia, que salieron a descubrir mundo rompiendo con los estereotipos de género de su época. Mujeres que quisieron conocer, aunque no siempre tuvieran éxito en sus empeños. De Cristina Pujol Buhigas con ilustraciones de Rena Ortega.

La docencia es una profesión de mujeres, mientras los alumnos son niños

Este martes el Ministerio de Educación y Formación Profesional, dada la cercanía del Día Internacional de la Mujer, ha facilitado una serie de datos sobre la presencia de la mujer en la profesión docente  que corresponden al curso 2016-2017 y están extraídos del informe Igualdad en cifras.

Y los dados son buenos, claro. Sobre todo si te quedas con el  número total que dice que el 66,5% de todo el profesorado es mujer. Una mayoría notable que es fácil explicarse. El oficio de maestra es uno de los primeros que las mujeres pudieron ejercer. La razón es obvia, suponía lidiar con niños y los niños eran (son aún para demasiados) cosa de mujeres. Tal vez por eso el oficio de enseñar deja de ser femenino cuando miramos a la universidad, a la que ya atienden adultos.

Esa media del 66,5% tiene trampa. Ya sabéis lo que dicen de las medias, que si tú te comes un pollo entero y yo me quedo escuchando el sonar de mis tripas, sobre el papel ambos nos hemos comido medio pollo.

Si bajamos un poco más al detalle, y debemos hacerlo, nos encontramos con que en Educación Infantil el 96,7% del profesorado es mujer. ¡El 96,7%!. Apenas hay hombres con nuestros niños de hasta seis años. Y lo malo es que muchos quieren que siga así porque no se fían de tener a hombres junto a niños pequeños. En este blog he preguntado en el pasado a los lectores si querrían a un hombre cuidando a sus hijos  y demasiadas respuestas se negaban, no se fiaban de ellos. Conozco algún que otro maestro en Infantil magnífico que ha tenido que luchar contra mucho prejuicio.

Víctor Giménez Bertomeu es Sociólogo y profesor del Departamento de Trabajo Social en la Universidad de Alicante y explica que “en principio, el hecho de ser hombre no es un impedimento para hacerse un hueco en el mundo de la educación infantil, pero sí“. “Un varón que tenga especial interés por los niños puede ser en principio sospechoso, porque en una sociedad que todavía tiene un carácter patriarcal esto está fuera de la norma, y lo que no se ajusta a la norma suele levantar sospechas. Si un hombre quiere cuidar y educar menores se cree que hay algo oculto porque se sale de lo común, y muchas veces se tiende a pensar que detrás hay un interés sexual o de otro tipo”, añade el sociólogo.

Como ya dije entonces, pesa sobre los hombres una sombra de sospecha permanente que va siendo siglo de erradicar. Debería sobrar decir que no es cierto que todos los hombres solo tengan el sexo en la cabeza y sean incapaces de retener sus bajos instintos, igual que no es verdad que las mujeres tengan menor deseo sexual que ellos. Esas ideas preconcebidas y herederas de los tiempos del miedo al embarazo, a la pérdida del honor, son del todo absurdas.

Sigamos con el tema.

Si miramos en cambio a la educación universitaria, apenas el 41,3% son mujeres. Una minoría aún más flagrantes si se observan los puestos de mando, los rectores y decanos de las facultades.  Lo dicho, a la universidad van adultos y se enseñan cosas más serias (ejem), así que las mujeres pasan a ser minoría pese a haber más universitarias que universitarios, pese a que el abandono escolar femenino es menor que el masculino.

En Educación Especial, esa educación a la que acude mi hijo mayor con autismo, el porcentaje de mujeres es del 81,7%.

(GTRES)

Pasa lo mismo con los puestos de dirección. En enseñanzas no universitarias, el 65% de los puestos de dirección los ocupan mujeres, 15 puntos porcentuales más que hace 10 años lo que se traduce en un saludable avance. Pero si miramos los puestos de dirección en centros de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), Bachillerato y Formación Profesional la cosa se reduce bastante: 38,4%, 47,4% y 51,4%  respectivamente. De nuevo las mujeres enseñando (o dirigiendo) a los más pequeños.

En la universidad el panorama es desolador. Solo cuatro de los cincuenta campus públicos y siete de los veintiséis privados contaban con mujeres (datos de marzo de 2018).

Para terminar os dejo lo expuesto en gráficos, para que tengáis la foto completa y podáis extraer vuestras propias conclusiones, empezando por el que muestra el porcentaje y distribución del profesorado por sexo y tipo de enseñanza:

Porcentaje de mujeres en los equipos directivos de los centros de enseñanzas de régimen general no universitarias por tipo de centro y cargo:

Profesorado de enseñanzas no universitarias por sexo y edad.

Profesorado no universitario por sexo y tipo de centro:

 

 

Un par de gráficos sobre las enseñanzas universitarias:

Distribución del profesorado en universidades públicas por rama de conocimiento:

 

Evolución del profesorado de educación universitaria.

¿Cómo tener a veinticinco niños de ocho años haciendo cálculos mentales felizmente durante hora y media?

¿Como tener a veinticinco niños de ocho años haciendo cálculos mentales felizmente durante hora y media? No es preciso acudir a Finlandia para dar con propuestas innovadoras que logran esos objetivos. En el Colegio Público Miguel Hernández, ubicado en la periferia del sur de Madrid, toda la tarde del martes de una de las clases de tercero de Primaria está dedicada a trabajar en grupos interactivos.

Los niños van rotando en pequeños grupos por mesas en las que hay padres voluntarios, supervisados e instruidos por los docentes, que juegan a multiplicar, sumar y restar con barajas españolas o a medir con papel higiénico. Los materiales innovadores no pueden ser más humildes.

En una de esas mesas, riendo junto a los niños, está Iñaki, aunque su hijo ni siquiera va a esa clase. Defiende que es es una experiencia muy enriquecedora para todos, adultos e infantería, y siempre anima a las familias a que participen, si es que les resulta posible conciliarlo, que ese es otro tema. La mayoría son madres y si estas actividades se mueven a la mañana cuesta muchísimo encontrar suficientes progenitores.

Los padres no se mueven de la mesa que les ha sido adjudicada. Son los niños los que van rotando por los tres juegos posibles, uno que invita a sumar y restar para lograr sumar veinte por parejas, una guerra de multiplicaciones y otro de medidas.

Los materiales no pueden ser más sencillos: barajas de cartas, papel higiénico, reglas y fichas de parchís.

La tutora se llama María y me cuenta antes de que arranque la jornada de grupos interactivos que procura que se trate de juegos colaborativos. No quiere decir con eso que los niños no se enfrenten a otros, sino que se enfrentan siempre haciendo equipo.

Ella se centra en las matemáticas, pero me explica que en otras clases trabajann otras competencias. No hay materia que no se pueda incluir en los grupos interactivos.

Al final de la jornada dedican unos minutos a que los niños comenten cómo se ha desarrollado los juegos, qué es lo que más les ha gustado, lo que menos y a hacer propuestas de mejora, que son del tipo “que xxx no se enfade si pierde” o “tenemos que escucharnos más”.

Fui testigo de todo ello como parte de la elaboración de un reportaje publicado el pasado 20 de febrero que os invito a leer, un reportaje que no iba de los grupos interactivos, sino de la presencia de los padres en los colegios, de la colaboración entre familias y maestros.

Pero no quería dejar pasar la oportunidad de traer aquí esa experiencia que viví en primera persona. El entusiasmo de los niños era evidente mientras sumaban, restaban y multiplicaban; que todo se desarrollaba como la suavidad de un engranaje suizo también.

Alfredo Fernández, director del centro, me explicaba así estos grupos interactivos: «hay un referente adulto, que puede ser una madre, una abuela o un tío, dirigiendo, orientando y acompañando el trabajo de grupo. Y se está haciendo un trabajo curricular, que es la parte más novedosa, lo que más puede chocar. Todo coordinado y supervisado por el tutor. Con una participación total de las familias, a las que hacemos un formación previa. (…) No es mano de obra gratuita, es implicar a las familias en los procesos del cole, se da un salto cualitativo. Las familias participan de todo el proceso, programación, ejecución y evaluación y en el desarrollo de la clase. (…) No creo que sea especialmente difícil en Secundaria, conozco centros así trabajando también los grupos interactivos, pero te complica más trabajar con otros que trabajar solos».

Si queréis más información sobre este modo de trabajar en clase, hay mucha información en Internet. En Comunidades Educativas los describen así: “Los grupos interactivos es la forma de organización del aula que da los mejores resultados en la actualidad en cuanto a la mejora del aprendizaje y la convivencia. A través de los grupos interactivos, se multiplican y diversifican las interacciones, a la vez que aumenta el tiempo de trabajo efectivo. Se caracterizan por ser una organización inclusora del alumnado en la que se cuenta con la ayuda de más personas adultas además del profesor o profesora responsable del aula. De este modo, se logra evitar la segregación y competitividad que se genera al sacar al alumnado etiquetado como “difícil” o “lento” del aula para aplicarle adaptaciones curriculares y que ha dado lugar a un aumento del fracaso escolar (especialmente del alumnado segregado) y de conflictos. Por el contrario, en los grupos interactivos se logra desarrollar, en una misma dinámica, la aceleración del aprendizaje para todo el alumnado en todas las materias, los valores, las emociones y sentimientos como la amistad“.

Como me dijo César Bona en una entrevista, “en España sobran los profesores innovadores, lo que necesitan es que les apoyemos”. Pueden ser docentes que se embarcan en proyectos bien pensados y rebajados, en grupos interactivos, en gamificar el aula, en meter en ella juegos de mesa o de rol… y ese apoyo que necesitan tiene que venir de la dirección del centro, de sus colegas, de la administración y también de las familias.

Tenemos que echar una mano si podemos, entender sus esfuerzos y también sus errores, porque todos nos podemos equivocar. Procurar, en definitiva, no contribuir a que a los buenos acaben quemados.

Sin nosotras se para el mundo. También sin los maestros.

Fotos: Elena Buenavista.

«¿Por qué te pones tacones si con ellos no puedes correr?»

Las preguntas de los niños. Puertas abiertas al conocimiento, si somos capaces de darnos cuenta. Puertas abiertas a hacernos preguntas también a nosotros mismos sobre aquello que hacemos por hábito o convención sin detenernos a pensarlo.

Los niños tienen preguntas de todo tipo: ¿Cómo funcionan las nubes? ¿Qué es un político? ¿Por qué un día tiene 24 horas? ¿Por qué el pan se pone blando cuando lo mojas?.

Pero yo hoy me voy a quedar en un par de cuestiones mucho más pedestres que he recibido y que me consta que también han recibido muchas otras madres.

Vuelves después de toda una jornada fuera, trabajando, según llegas a casa te quitas los tacones en los que has estado encaramada todo el día. Son cómodos, pero aun así no lo son tanto como un buen calzado plano, así que te quejas. “¿Por qué los llevas entonces mamá?”. Pues sí, ¿por qué los llevo?. “Son bonitos, hay situaciones que parecen pedirlos”, puede que respondas. Pero te quedas pensando que son incómodos, ¿de verdad eran tan necesarios?.

“¿Los puedo llevar yo?”. “Ahora no, cariño. No podrías correr ni jugar, sería más fácil que te cayeras y pueden hacer daño a tus pies y tu espalda. Cuando seas mayor, si quieres, podrás”. “¿Siendo mayor podré correr y ya no me harán daño?”. “No, aunque seas mayor te costará correr y te podrán hacer daño”.

Y entonces… ¿por qué los llevo yo?”. ¿Recibirían la mismas preguntas las mujeres que llevaban corsés o los pies vendados?. ¿Esas niñas obtendrían las mismas respuestas?

Cate Blanchett en Cannes.
(EFE/ Franck Robichon)

No me entendáis mal. Este contenido no pretende atacar a los tacones. Situaciones similares he vivido yo y otras madres respecto a la depilación por ejemplo. Es solo un ejemplo de cómo deberíamos tener muy presente que somos modelos para nuestras hijas en todo y en qué sentido tiene lo que siempre hemos hecho.

Y algo más. Los niños nos preguntan mucho sobre todo tipo de cosas. Unos más y unos menos, pero todos lo hacen. Y, al igual que el divulgador Antonio Martínez Ron, estoy convencida de que es algo que hay que procurar que nunca pierdan. Preguntar es querer saber, es tener curiosidad, es poder aprender.

Responder a sus preguntas con mentiras, ignorando sus cuestiones, quitándoles importancia, no es la actitud correcta. Reconocer que no sabemos algo es legítimo. Si no tenemos ese conocimiento podemos buscarlo juntos. Si no habíamos reflexionado al respecto, podemos hacerlo en ese momento, también juntos. No tiene que ser en ese mismo momento, puede que tengan que tener paciencia. Igual que nosotros.

La pregunta inocente de un niño puede ser un tesoro.