Un club de fútbol base impide a un niño de nueve años con autismo que juegue los partidos de su equipo, perder pesa más que incluir

Puede seguir entrenando, eso sí. Pero este niño, que no se ha perdido un solo entrenamiento en todo un año, no podrá jugar con sus compañeros. Solo le queda llorar y aguantarse. O no, porque su familia no se va a quedar quieta-

Zuriñe, que cuenta el caso en su muro de Facebook, es la madre de este niño de nueve años con autismo que se ha encontrado con un claro caso de falta de valores en su club, de ceguera a la hora de dar valor a lo realmente importante, de poca voluntad por hacer las cosas bien. Vamos a decirlo claramente, de discriminación.

El club que ha obrado de semejante manera es el Club Deportivo Betoño, de Vitoria, que tuvo un equipo adulto en tercera división pero que decidió en la temporada 2015-16 centrarse en el fútbol base. A ver como justifican la decisión de apartar a Mikel de los partidos, están invitados a hacerlo si es que son capaces. Las dificultades que se puedan presentar para integrar a un niño con autismo hay que esforzarse en superarlas; apartar a ese niño sin más, tirar de una solución fácil y rápida de no hacerle competir, no es una buena decisión.

En declaraciones a una compañera de este periódico, desde el club han reconocido «un fallo en la comunicación con la familia» y que quizás se entendió mal que el primer y único partido que se permitió a Mikel jugar era «un premio» que «ha llevado a expectativas familiares equivocadas».

¿Cómo que un premio? Creo que ese concepto de que le estaban dando una dádiva es indicativo también de que no ven a ese niño con ojos integradores, que aspiren a la igualdad con sus compañeros. ¿Qué supone entonces para el resto de niños con los que entrena y sí que juegan los partidos? También han dicho estar dispuestos a volver a reunirse con la familia, sin aclarar los motivos por los que no le permiten jugar. Espero que, de reunirse de nuevo con ánimo conciliador, encuentren una solución que no le haga sentirse fuera del equipo.

La competitividad, ganar partidos, no puede pesar más que la inclusión y los derechos de los niños. No debe hacerlo nunca, pero menos aún a edades tan tempranas.

Hace una semana recordaba a los padres en este mismo blog sus hijos no son cracks, son niños; que el deporte en la infancia debería ser juego, aprendizaje y diversión, no competición y rivalidad.

También deberían tenerlo presente los clubes.

(GTRES)

Un niño de 9 años con autismo, mi hijo Mikel. Su mayor ilusión: jugar al fútbol.

Su objetivo: poder jugar un partido (como los demás), no habiendo faltado a un solo entrenamiento durante de 1 año en un Club, sin jugar los sábados y sin perder su sonrisa.

Se decide este año «darle la oportunidad» de jugarlo. No lo hace peor que los demás… soy testigo directo, no me lo han contado.

Resultado: whatsapp del coordinador a día de ayer diciendo que se ha decidido que siga entrenando pero que no puede jugar partidos.

Reunión por la tarde con su madre, el directivo, el coordinador y el entrenador. Alegan causas objetivas. Nadie las vemos hasta el punto de apartarle de los partidos y no hacerle ficha. En primer lugar porque se supone que con esta edad no van a jugar para ganar exclusivamente. En segundo, porque aunque así fuera, y por muy malo que fuera, no perderían por su culpa.

¡¿Estos son los valores que enseñan a los niños en este lugar?!

Mikel ayer noche al recibir la noticia, lloró de una manera que nadie mínimanente humano puede soportar. Preguntándonos qué ha hecho tan Mal (¡nada!), asegurando que se ha esforzado al máximo (¡cómo el que más!), si ha faltado al respeto a alguien, o si es un maníaco y por eso no le quieren…

Hay que estar en la carcasa de unos padres que han luchado y sufrido toda la vida del niño porque esta selva social le dañara lo mínimo posible, para empatizar con lo que podemos sentir al verle así. Y más, cuando no hay razón objetiva. La única razón que no se reconoce, es su etiqueta, que no se entiende, sigue sin querer entenderse, y continúa tristemente dando miedo.

Intentaron hacernos desistir de seguir de la manera más rastrera. Y sin ir de frente. Haciendo creer al niño que ese partido significaba el principio de su sueño. Resulta que fue su final pero nunca se le dijo a qué iba, ni a su familia tampoco.

Ha acabado así esta historia, un niño que quiere encajar y no se lo permiten, destrozado, con la autoestima por los suelos, buscando una culpa que no tiene, y expresando que «me han robado mi sueño».

¿Será posible que permitamos esto? Hasta cuándo gente de esta pasta puede estar donde está, trabajando con niños?

No, no es una pataleta del crío. Él ha demostrado contar con unos valores de los que ellos deberían tomar nota.

Espero que duerman bien por las noches y no se despierten llorando, como él.


Queremos a Mikel jugando feliz con sus compañeros
, aprendiendo él y aprendiendo todos verdaderos valores vinculados a la deportividad, que no a la pura competición.

(GTRES)

12 comentarios

  1. Dice ser LaCestitadelBebe

    Es paradójico esta sociedad es más competitiva pero cada vez hay más perdedores…

    Anabel

    18 octubre 2018 | 07:55

  2. Dice ser cine

    Si hubiese sido bueno jugando al futbol lo ponen, tenga lo que tenga. Estas noticias se sacan de madre

    18 octubre 2018 | 10:07

  3. Dice ser Urtzi

    Tristeza mucha tristeza por todo el esfuerzo qué ha hecho ese chaval que seguramente le acostado más que al resto pero también seguramente la habrá disfrutado más. Inhumano el conocer a un chaval de esa edad durante un año y ser tan cruel como para hacerle ese daño ese daño

    18 octubre 2018 | 12:03

  4. Dice ser igualdad para todos, aunque no quieras

    Hola. Pues yo opino que en la sociedad debe haber lugares donde todos se integren y todos lo respetemos; pero de igual modo, debe haber también lugares, gente que no tenga porque tener la «sensibilidad» de integrarse con todos, por imposicion.

    Entiendo que los que tenemos personas con ciertos problemas de integracion creamos que en todos los sitios deben aceptarnos sin muchos miramientos, pero a su vez, me parece imponer nuestra voluntad por encima de otros.

    Es un poco delicado el asunto. En entornos «sociales» lo veo bien, somos personas y como tal no deben discriminarnos por defecto; en los entornos competitivos o donde las mecanicas de actuación requieran de aptitudes que no tenemos muy desarrolladas, pues veo también bien que tengan cierto criterio de filtro. El caso más extremo seria por ejemplo en un equipo de natación sincronizada, rechazar una petición de una persona paralitica.

    Y por último decir que a nuestros familiares con aptitudes menos hábiles, debemos explicarle esto de una forma que se entienda, de lo contrario, cualquier rechazo en el futuro lo achacarán a «racismo», «xenofobia» o cualquier otra excusa que al final deban ser admitidos por «especiales», justo lo contrario de lo que queremos evitar.

    Espero que se me entienda lo que quiero decir.

    Un saludo.

    18 octubre 2018 | 12:52

  5. Dice ser JM

    Para #2 Cine:

    En el deporte base, ganar es lo de menos. O ha de serlo. Y tu empatía es nula. Y eso es tratable.

    18 octubre 2018 | 14:21

  6. Dice ser pedro

    por suerte no es a si en todos los clubes ,y si no como ejemplo el Nanclares cadete que tiene un chaval discapacitado y sale a jugar sin ningún problema y ole sus compañeros

    18 octubre 2018 | 14:41

  7. Dice ser Santi

    Para el comentario 2: En el deporte base lo importante no es ganar o perder, ser un crack o un paquete. El deporte base sirve para que los niños y niñas practiquen un deporte mientras aprenden valores como el compañerismo, la solidaridad, el esfuerzo, la generosidad… Apartar a un compañero porque tiene una característica que hace que, a lo mejor, no juegue como el resto, no respeta esos valores.

    18 octubre 2018 | 14:59

  8. Dice ser Yolanda

    Pues a mí me gustaría escuchar las razones objetivas del entrenador y el centro que comenta en el.post pero no explica antes de contribuir a encender las redes. Leo comentarios independientemente del problema del autismo como que hay que dejar que todos jueguen en el equipo del colegio que qué horror que en un colegio tienen el equipo del colegio y el equipo de paquetes… La competición es algo a lo que hay que acostumbrarse y a entender que uno tiene aptitudes para unas cosas y para otras no y afrontarlo y vivir con ello. Y unos juegan, otros animan y entre todos se participa y el.colegio gana. Y lo digo desde la experiencia de haber jugado a baloncesto y principalmente chupar banquillo todo el rato a no ser que jugáramos contra un equipo chungo. Me llevaba mis malos ratos. Y qué? Sin embargo estudiar cual lince mientras que alguna de las buenas del equipo no acabó la carrera. Pues oye, cada uno vale para una cosa. Y no pasa nada. Lo que hay que enseñar es a aceptar y a afrontar la realidad y ser feliz. Por cierto tb me hubiera encantado ser primera bailarina de algún ballet internacional pero me conformo con ir a clase de jazz en algun estudio y hacer el «espagat»… En mi opinión se están mezclando churras y merinas con ese post por lo que leo en los comentarios y habría que escuchar el razonamiento de los docentes antes de compartir. Vaya rollo que he soltado pero es que creo que hay que tener cuidado con encender las redes sociales sin tener la información completa…

    19 octubre 2018 | 00:15

  9. Dice ser Jesús Granero

    Tengo 37 años, una discapacidad adquirida en ambas piernas y de niño me tocó vivir una situación muy parecida a esa. A pesar de ir a los entrenamientos del equipo de mi escuela nunca fui convocado para jugar y a día de hoy lo agradezco, porque vivir eso me ayudó a entender la realidad de mis limitaciones, aprendí a disfrutar de otra manera y esa es la gran lección de la discapacidad, encontrar una alternativa, se puede. Si quería jugar al fútbol podía hacerlo con mis amigos en el patio de mi casa, ellos estaban al tanto de mi situación y jugaba de un modo muy sano, algo que a nivel competitivo puede que sea más difícil de llevar, eso es otro tema; pero agradezco que mis padres no me hayan sobreprotegido ni impuesto en el equipo a la fuerza, porque aprendí a entender lo que tengo y esa experiencia me hizo más fuerte. Como el niño que fui entiendo lo triste que debe ser no poder ser como los demás y como padre que soy puedo entender lo difícil que es ver esas diferencias, pero insisto, no haber jugado en el equipo de la escuela me ayudó a buscar otras maneras de vivir el fútbol y también participar, hubo malos momentos y a pesar del dolor se han superado. Hoy soy más fuerte gracias a que de niño aprendí a convivir con la realidad de mis limitaciones, está bien pensar en el niño, pero hay que pensar en el futuro adulto.

    19 octubre 2018 | 00:35

  10. Dice ser Gema

    Penoso, me parece increíble. Yo le recomendaría que le cambié de equipo. Aunque seguro k está en ese equipo por que estarán sus amigos. Sí decide cambiar estoy segura k en el Mercedarias. Ánimo y a luchar

    19 octubre 2018 | 07:48

  11. Dice ser Sergio Sánchez

    A mi me parece muy bien que este chico autista se someta a ciertas leyes de la competitividad, ciertas, porque es deporte infantil y el deporte infantil está lleno de flipados que se creen que están en la final de la Champions, pero dar la directriz de que no juegue «ningún partido» no es someterse a estas leyes. Vale, los mejores juegan más minutos y los que no están tan finos juegan menos, hasta ahí lo podemos aceptar pero el equipo de fútbol parece confundir autismo con paraplejia.

    19 octubre 2018 | 09:54

  12. Dice ser Lolo

    Cambien de club estoy segura que hay otros más solidarios, otra opción el rugby es líder en solidaridad

    20 octubre 2018 | 13:16

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