¿Qué sientes cuando miras a un bebé prematuro?

Este viernes los grandes prematuros con protagonistas de nuestro periódico. Mi compañera Carlota Chiarroni, que ya habló del método canguro no hace mucho, nos presenta a Paquito, que vino al mundo frágil como hecho de alas de mariposa, con apenas 23 semanas, en el Hospital Gregorio Marañón.

Más allá de los medios de comunicación, en nuestra cotidianidad los niños que nacen prematuros siempre son noticia. Es imposible no enterarse si algún familiar o conocido, por lejano que sea, es padre de un bebé que nació mucho antes de lo que le correspondía. “Te acuerdas de la hija de Luisa, la vecina del pueblo, pues ha tenido al bebé con siete meses”, “mi compañero de trabajo ha sido padre ya. Pobres, solo estaban de 25 semanas”, “¡mira qué guapo está ya Manuel! Con lo pequeñito que nació y todo el tiempo que estuvo en incubadora”…

GTRES

Tan pequeños, tan empeñados en aferrarse a la vida, tan dependientes y extraños. Los bautizamos como milagros si están saliendo adelante contra pronóstico. Nos solidarizamos, a poco que anide un mínimo de empatía en nosotros, con el duro proceso en el que se esfuerzan sus padres por sacarlos adelante.

Una pelea que a veces es tan dura y con un futuro tan incierto que es fácil plantearse si merece la pena, aunque como apunta la doctora Pilar Sáenz, del Hospital valenciano La Fe, «aunque los padres no quieran, si el bebé nace vigoroso estamos éticamente obligados a intentar salvarlo».

Dependiendo del caso, de la relación y de cómo sea cada persona, los recién nacidos prematuros despiertan fascinación, incertidumbre, morbo, ternura, interés, curiosidad, lástima… un cóctel a veces de todo o parte.

Es así incluso para los profesionales de la salud:

¿Qué sientes cuando miras a un bebé prematuro?

Tal vez deberíamos empezar a normalizarlo, plantearnos ese empeño como un reto, por respeto a esos recién nacidos, que no son más que niños como aspiran a ser como cualquier otro y que simplemente tuvieron la mala suerte de perder antes de tiempo el calor y la protección que les procuraba el vientre de su madre.

Empatía y apoyo, también ternura, creo que eso es lo más importante que deberíamos experimentar viéndolos.

Porque lo importante son ellos y los que luchan por ellos.

1 comentario

  1. Dice ser LaCestitadelBebe

    Pues fragilidad, dulzucra, ternura, pero también lucha, sobrevivencia

    Anabel

    17 septiembre 2018 | 07:54

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