‘El mago del balón’, un chico de doce años que es un gran goleador y al que le gusta ponerse vestidos

Este verano estoy aprovechando para ponerme al día con unos cuantos libros infantiles y juveniles a los que tenía echado el ojo por uno u otro motivo, con la idea de traer aquí aquellos que me parecieran especialmente recomendables.

Al menos en mi caso es cierto que el verano invita a sumar tiempo de lectura.

Hace poco os hablaba de El  secreto del arca, novela histórica juvenil de Espido Freire. Hoy es el turno de un libro que va ya por su octava edición y al que llegué gracias a un reportaje que hice hace varios meses sobre mangas con protagonistas LGTBI titulado «Es increíble que en pleno 2017 un niño tema llevar un cómic con protagonistas gays a su casa». Os dejo un fragmento:

A cualquiera que se le pida que haga memoria y ofrezca alguna sugerencia de libro, película o serie de televisión pensados o aptos para una audiencia juvenil en los que haya protagonistas LGTBi y el relato sea positivo e integrador, se verá en serias dificultades para recordar algún nombre.

«Son modelos necesarios», asegura Gemma Almena, psicóloga, sexóloga y orientadora en distintos centros escolares. «Es preciso normalizar la situación, que vean que hay más gente como ellos y que no pasa nada para sentirse bien. Pero el referente que hay es siempre de chico y chica, así que cuando les pasa algo distinto a esas edades lo ocultan, porque no es lo común».

Yo también creo necesarios más modelos así en cine, series y literatura. Uno de cada diez de nuestros niños será LGTBI, al arroparlos con relatos y referentes heterosexuales somos todos los que les estamos metiendo en un armario del que luego les va a costar (más o menos, en función de cada caso) salir, los que estamos poniendo piedras en el camino de su autoaceptación.

Por eso fue tan buena noticia esta primavera la película Con amor, Simon. Recomendable para cualquier chaval a partir de doce años. Necesitamos historias amables, positivas, que puedan ver nuestros hijos y muestren la diversidad existente y defiendan el derecho a ser como cada cual se sienta, a amar más allá de caminos trillados y estereotipos.

El mago del balón, que vio la luz en el Reino Unido hace una década y que ha llegado a la televisión y a ser un musical, es un buen aporte en ese sentido. Y su éxito fulgurante en distintos países es una muestra de que existe una demanda por parte de muchas familias de títulos así.

Por cierto  resulta curioso que en español el título sea El mago del balón y no una traducción del original, The boy in the dress. Me interesaría saber el motivo. En cualquier caso es de agradecer la cuidada edición que trajeron hace unos pocos años, con las acertadas ilustraciones de Quentin Blake.

Cómo os contaba, fue hablando con las editoriales para preparar el artículo que os comentaba antes fue cuando di con este librito del humorista, actor, presentador y autor británico David Walliams, recomendado para niños de entre 9 y 14 años.

Me vais a permitir que os desmonte un poco El mago del balón, pero quiero que sepáis de qué trata. Su protagonista es Dennis, un niño de doce años con una vida que siente un tanto gris desde que su madre se fue, dejándole junto a un hermano mayor y un padre que le quieren pero a los que les cuesta demostrar su afecto, para los que resulta más fácil hablar de fútbol que de sentimientos.

Dennis es un chico normal, como cualquier otro, algo tímido y con los amigos justos, que no destaca en nada salvo en el terreno de juego. Es el máximo goleador del equipo de su colegio, un mago del balón.

Dennis esconde una revista bajo su cama, una llena de chicas guapísimas. Pero no es lo que estáis pensando. Es un Vogue. Y lo que deslumbra a Dennis son esos vestidos maravillosos, esos brillos y colores que tanto echa en falta en su mundo gris. Su diseñador favorito es John Galialgo y esa revista que acabará en la basura cuando su padre la descubra, porque es solo para “mujeres y mariquitas”.

Dennis se hará amigo de una chica de catorce años que sueña con ser estilista o diseñadora, que comparte su amor por el Vogue y la ropa que deslumbra. Una amiga que le invitará a probarse sus tacones, sus vestidos de lentejuelas y sus pintalabios.

Dennis se negará asustado, pero al final accederá y lo pasará en grande, se sentirá feliz y libre, viéndose convertido en la joven y guapa estudiante de intercambio Denise.

Dennis no es gay. Al menos muestra cierto interés romántico soterrado por esa chica que le dice que puede ser lo que quiera, que vuele tan alto como sueñe. No sabemos que será en un futuro. No importa.

Dennis acabará liándola muy gorda por presentarse en su colegio convertido en Denise. Pero Dennis logrará, gracias a su valentía y al apoyo de los suyos, teñir de colores vibrantes la vida de todos los que le quieren.

Fútbol y lentejuelas. Es algo con casi antagónico. A veces pienso en los niños que gusten del balompié y también de sus compañeros de vestuario. No lo deben tener nada fácil. Al deporte rey sí que le faltan modelos en los que se vea la diversidad, no hay peores armarios que los que también guardan equitaciones deportivas y zapatillas de tacos. Pero ese es otro tema en el que este libro tampoco entra.

Volvamos a la obra de Walliams. La historia, las casualidades y carámbolas no son creíbles para un lector adulto, ni siquiera para un adolescente medianamente leído, pero es algo que importa poco si hablamos de niños de entre nueve y doce años, que creo que son los que más provecho y disfrute pueden extraer de este libro.

Un libro que no es perfecto, al que tal vez le falta algo de encanto (a David Walliams hay quien lo compara con Roald Dahl, yo creo que sus argumentos y estilo están muy lejos del autor de Charlie y la fábrica d chocolate) y una solución final menos fácil para acallar al malvado director del colegio, pero que tiene muchos méritos y merece al menos una lectura.

5 comentarios

  1. Dice ser gato a los mandos

    Entonces, nos recomiendas un libro lleno de estereotipos, donde los que no piensan como tú son malvados, donde el deporte y querer triunfar en la vida es machista y que a un niño (da igual el sexo) le guste la moda es raro. Eso sí, si guardara el vogue porque quiere mirar a las modelos, ¿sería normal? (no penséis mal, decías tú). Qué gran ejemplo para los niños, qué didáctico.

    Yo enseño a mi hijo normalidad. Por eso cuando ve a dos personas besándose, ni se fija en el sexo de cada una, por eso hace fútbol, baloncesto, karate, pinta, juega a la consola, cose, construye cosas y se divierte con sus compañeros sin mirar lo que tienen entre las piernas (sí, he puesto cose).

    Señalar con el dedo, para bien o para mal, es feo. Pero a los mayores nos gusta hacer bandera de nuestras diferencias y nos creemos mejores por ser distintos a los menos. Si enseñaramos normalidad no haría falta un colectivo LGTB (no sé dónde vamos a llegar con las letras), ni asociaciones machistas, feministas ni de nada en absoluto. Dejaríamos de medir a la gente según con quién sueñan por las noches.

    Hazme caso, enseña a tu hijo desde la normalidad, déjate de libros que resaltan situaciones anticuadas y vive como quieres que sean las cosas. Esa es la manera de educar para que tu hijo, hija, o lo que tengas, viva en un mundo en el que no le parezca mejor (ni peor), que haya dos chicas besándose, o dos chicos, o uno de cada, o media docena. En el que viva los colores y las culturas como diferentes y no se sienta mejor (ni peor) por ser de la suya. Déjale un mundo en el que respete a los demás, incluso aunque sus ideas sean diferentes a las suyas y así, puede que así, le parezca este libro tan ridículo como es en realidad.

    Suerte con tus hijos.

    16 agosto 2018 | 10:00

  2. Dice ser rastaf

    Sí, por favor, terminemos de destruir la masculinidad. Que se pongan todos falditas y dejen de ser tan machotes que nos molesta verdad? ahora toca chutar el balón en falda y con sombra de ojos.
    La ridiculez que nos toca vivir.

    16 agosto 2018 | 11:41

  3. Dice ser Yo

    Manda narices que detrás de un blog aparentemente apacible y sano como supuestamente es el tuyo se nos pretenda meter de tapadillo la ideología de género con calzador. Lo de este medio es lamentable. Discúlpeme usted, pero no me parece la lectura más conveniente para un niño o una niña. La diversidad de género puede y debe ser respetable. Las opciones sexuales o identitarias son cosa personal de cada uno, pero a los niños dejémosles en paz. Ya tendrán tiempo de plantearse todas estas cosas cuando sean maduros y adultos. De niños, dejemos que sean eso, niños.

    16 agosto 2018 | 11:45

  4. Dice ser Paz

    Bravo «gato a los mandos».
    A pesar del titulo tan atractivo, gracias por avisar, Melisa, es un truño que no voy a dejar leer a mi hijo. Pura moralina barata. Como los de Cuentos para niñas rebeldes, una traduccion penosa y penosa cidad literaria

    17 agosto 2018 | 09:59

  5. Dice ser LaCestitadelBebe

    Hola,

    jeje.. el mundo está cambiando, no sabemos si a mejor o qué, pero cambia..

    Anabel

    20 agosto 2018 | 07:51

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