‘Kanagawa’, un juego de mesa ágil, fácil y precioso para jugar en familia

Hace mucho que no recomiendo un juego de mesa por aquí, con lo que me gusta ir contándoos los juegos que más disfrutamos en familia por si os apetece dar una oportunidad a este entretenimiento lleno de diversión y también ventajas prácticas, para niños y adultos. El último fue el Winner’s Circle en diciembre.

Ya iba tocando hablar de este juego, uno de los que más nos gusta desde que lo compramos en las jornadas LES (Ludo Ergo Sum) que son solidarias y que os recomiendo que visitéis con los niños en su próxima edición. Es un buen lugar para aprender, probar juegos de mesa y rol y disfrutar de un ambiente más que sano ayudando además a una buena causa.

Kanagawa me entró por los ojos antes de saber nada sobre él. Ya lo había visto meses antes y me pareció sencillamente precioso. Sé que ni los libros ni los juegos de mesa se deben juzgar por sus portadas (cajas), pero yo soy de las que aprecia mucho que las ilustraciones y los materiales estén bien hechos.

El nombre del juego se refiere a una pequeña prefectura de Japón que artísticamente es famosa por la obra de arte La gran ola de Kanagawa. Un grabado de Katsushika Hokusai que seguro que os suena:

(WIKIMEDIA COMMONS)

Es lógico que en este juego se haya cuidado ese aspecto, porque va de arte. Consiste en aprender de este gran maestro a pintar hermosos cuadros. Con esa ambientación era obligado un buen diseño.

1840: en Kanagawa, la gran bahía de Tokio, el maestro Hokusai decidió abrir una escuela de pintura para compartir su arte con sus discípulos. Tú eres uno de esos discípulos, y lo que más deseas es demostrarte a ti mismo que eres digno del excéntrico y venerable artista. Sigue sus enseñanzas para ampliar tu estudio y pintar tus motivos preferidos (árboles, animales, personajes, edificios), al tiempo que prestas atención a los cambios estacionales para conseguir la más armoniosa de las estampas… ¡la obra maestra de tu vida!

Tu objetivo es mejorar tu estudio y asignar tus pinceles a los paisajes que te inspiran para crear el más bello de los lienzos. Céntrate en la flora, la fauna, los retratos, la arquitectura, o incluso en las estaciones para obtener tus diplomas. Intenta conseguir el mayor número de símbolos de armonía para demostrarte que eres digno del gran maestro Hokusai y ganar la partida.

Pero el juego, más allá de bonito, es bueno. No por nada su autor es el francés Bruno Cathala, creador de juegos como Abyss, 7 Wonders o Five Tribes. De ese último, por cierto, también os tengo que hablar en el futuro.

Admite hasta cuatro jugadores, pero es de esos que funciona perfectamente solo con dos personas. Las partidas pueden durar entre media hora o cincuenta minutos. Lo recomiendan a partir de 10 años, pero nosotros lo estamos jugando con niños de ocho años sin el menor problema. Con niños jugones, probablemente con siete también vaya bien. Es uno de esos juegos que logra tener un nivel de dificultad que permite disfrutar a los pequeños y también a los mayores, sin que a los segundos se les quede corto. Ideal para iniciar a los niños en mecánicas algo más complejas, igual que os contaba del Takenoko (un juego con el que comparte además la estética cuidada y la inspiración oriental).

Se puede encontrar por algo menos de 25 euros. La caja es mediana tirando a pequeña, para los estándares de los juegos de mesa, por lo que es fácil llevarlo en nuestros viajes (pero para jugar en destino, no en el tren o el avión, que tan pequeño no es).

Es un juego de cartas en las que hay representadas diferentes escenas: animales, árboles, personas, edificios y paisajes.Partimos teniendo una estación del año asignada que es el arranque del cuadro y dos pinceles. Se van repartiendo las cartas, algunas no visibles. Van saliendo cuartas y podemos detener el flujo y cogerlas antes de completar la tablilla si así lo deseamos.


Las cartas pueden pintarse, si tenemos el color disponible y pinceles suficientes, o pueden usarse como pinturas para tener más colores. Hay pinturas comodines que restan puntos al final de la partida y algunas que incluyen prebendas como ser jugador inicial, permitir que nos dejen mover más de un pincel en nuestro turno de un color a otro o lograr otro pincel nuevo.


La partida concluye cuando se elabora un lienzo con doce partes y los puntos se consiguen por diferentes vías: por el número de partes del lienzo; por la cantidad de escenas consecutivas que pertenecen a la misma estación (las tormentas son comodines); por la dificultad de las pinturas (las más complejas incluyen puntos extra) y por los objetivos logrados pintando animales, personas, objetivos que también pueden permitir sumar ventajas…

 

Termino con un vídeo que explica cómo jugar mucho más detalladamente de lo que lo he hecho yo. Youtube es un filón para encontrar gente maja y capaz que te explica cómo jugar a un juego sin tener que empollarte las instrucciones, que bien sé que leer las reglas es algo que echa a muchas personas para atrás a la hora de jugar sobre una mesa.

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