Archivo de enero, 2018

¿Llevas a tu hijo con el abrigo puesto en la sillita del coche? Pues no es buena idea

Este martes me ha llegado una nota de prensa del comparador de seguros de automóvil Acierto.com que habla de los errores (potencialmente muy peligrosos) que cometemos al llevar a los niños en el coche, una nota de prensa que también hace recomendaciones para que viaje con niños por carretera sea más seguro, más allá de lo que pueda indicar la normativa.

Volvo ideando nuevas formas de viajar con un bebé en el coche.

Hablan del tiempo límite que un niño debe estar en una maxi-cosi (esa sillita similar a un huevo, uno de esos muchas términos que pocos aprenden hasta tener niños), no debería ser más de hora y media. También de la importancia de que los cinturones no estén retorcidos o de que la cabeza del niño no asome sobre el respaldo de la silla (que no estiremos demasiado las sillitas, vaya). Por supuesto, de la obligación de llevarlos siempre en una sillita homologada, algo que tres de cada cuatro personas han reconocido haberse saltado en alguna ocasión.

Lo leía y sonreía satisfecha, porque todo eso lo he hecho y lo sigo haciendo.

De hecho, eché en falta algunas recomendaciones importantes que yo también procuro seguir. La principal es la de llevar un sistema de retención infantil a contramarcha. La verdad es que eso  no lo hice porque cuando mis hijos eran pequeños no se oía hablar del tema, pero es muy importante y no me he cansado de recomendarlo dentro y fuera del blog. Otra es la de emplear los asientos traseros siempre que sea posible aunque el niño tenga ya la medida mínima para ir delante sin elevador, o la de no dejar de usar el elevador hasta que el niño tenga metro y medio, por mucho que antes pueda ser legal.

Pero había algo que recomendaban como relevante que os confieso que, por desconocimiento durante los primeros años de vida de mis hijos, no cuidé y que tampoco había recogido en el blog: quitarles el abrigo antes de atarles en tu silla de seguridad.

Ojo al vídeo:

El 52% Se los conductores montamos a nuestros niños hijos con el abrigo puesto. Y es mejor evitarlo.

Respecto al abrigo, los expertos indican que dejárselo puesto incrementa hasta en un 80% las posibilidades de que el niño salga despedido del vehículo en una frenada brusca. Aquí entran en juego lo ajustados que vayan los cinturones y lo voluminosa que sea la prenda. Y es que, para empezar, lo que hace el abrigo es generar un volumen falso en el tórax del pequeño, disparando las posibilidades de que se deslice hacia delante, fuera de la sujeción, si se produce un choque. El asunto cobra todavía más importancia si tenemos en cuenta que muchos de estos anoraks están fabricados en tejidos impermeables y resbaladizos.

Una buena opción para evitar percances y si no queremos que nuestro hijo pase frío es colocarle el abrigo por encima de la silla (y el cinturón) o hacernos con una mantita. Si se trata de una cuestión de tiempo, recuerda que esos segundos que tardarías en desvestirlo y sentarlo correctamente son cruciales. En concreto y según la Asociación Nacional de Seguridad infantil, únicamente son necesarios 30 segundos para hacerlo bien.

Y por si os estáis preguntando hasta cuándo es poco recomendable ponerse el cinturón sobre abrigos voluminosos, la respuesta es que es algo que debería evitarse a cualquier edad, por mucho que el riesgo sea mayor con los bebés y niños pequeños.

Muchos padres de niños con autismo o con discapacidad jamás (o apenas nunca), tienen tiempo de pareja

Pasar unos días solos, sin niños, descansando o viajando, es algo que toda pareja bien avenida reconoce como recomendable, incluso como algo directamente necesario.

Antes de ser padre no es algo que te plantees demasiado. Viajas si te apetece y puedes, te quedas en casa si no hay planes y el cuerpo pide descanso, haces y deshaces contando con tu presupuesto, la disponibilidad en el trabajo y tus gustos.

Cuando tienes hijos, la cosa cambia. Pronto te das cuenta del gran cambio que supone no ser dueño de tu tiempo, ser cuidador permanente de uno o varios niños que no pueden quedarse en casa solos. En los momentos que tú no los puedes atender, tienes que asegurarte que otra persona de confianza pueda hacerlo. Entre semana hay que gestionar el llevarlos y traerlos del colegio, de las extraescolares, hacer deberes, preparar cenas, acostar, leer juntos… El fin de semana es similar, buscando actividades que hacer con ellos.

Si bajas la guardia puedes encontrarte convertido en padre o madre trabajador y con la faceta de pareja arrinconada, casi descuidada. Y es algo que tenemos que evitar.

Hay muchas formas de hacerlo. Mantener vivo el deseo, no olvidar buscar momentos, por fugaces que sean, en medio de la vorágine diaria, para ser dos de nuevo. También intentar escapadas. Ir al cine y a cenar alguna noche en la que algún abuelo de buena voluntad ha aceptado quedarse con los niños, darles de cenar y acostarles. Y una o dos veces al año incluso pasar una o dos noches a solas.

No suena demasiado difícil, ¿verdad?. Incluso que esa escapada pueda llamarse viaje y se convierta en una semana entera sin niños, para aprovechar y recorrer Nueva York (por ejemplo) a ritmo de adulto. Tal vez contando, de nuevo, con los abuelos. Puede que dejando a los niños con los tíos o algunos amigos con niños de la edad de los nuestros. Hoy por ti y mañana por mí. A veces aprovechando algún campamento infantil.

Pues cuando uno de los niños tiene autismo, una enfermedad crónica que requiera de especial dedicación o alguna discapacidad, la cosa se complica bastante. Es relativamente sencillo encontrar alguien que se quede unos días con un niño ‘normal’, pero cuando hay dificultades añadidas no es nada sencillo.

Muchas veces somos los padres los primeros que no nos fiamos o que no queremos cargar con una responsabilidad excesiva a otros. A nosotros nos pasa con Jaime. A sus once años, tiene mucha fuerza y hace ya un par de años que no nos fiamos de que los abuelos puedan llevarle de la mano por la calle. Suele ser muy bueno, pero si le da por soltarse de la mano y correr hacia una carretera o si tiene una rabieta, puede suponer un peligro para él y para ellos. Y tenerle durante dos días enteros supone una dedicación excesiva, hay que estar muy encima de él, de lo que hace. Eso sin contar que no puede quedarse en cualquier otro hogar; nuestra casa está preparada, con rejas en las ventanas, entretenimientos varios y nada que nos preocupe que rompa.

Por eso muchos padres de niños con autismo, con una enfermedad que requiera atención o conocimientos especiales o con discapacidad jamás (o apenas nunca), tienen esos momentos para ellos solos.

En parte por eso, aunque no solo, la relación de pareja en estos casos tiende a resentirse. Y es algo a evitar. Se navega mejor por la tormenta (y más feliz en mar en calma) si se hace equipo, si ambos reman, si cuando a uno le faltan las fuerzas el otro afianza el ritmo.

Merece la pena dedicar tiempo y parte del presupuesto familiar a cuidar la pareja; aprender a pedir favores, a solicitar ayuda; a relajarse y entender que no se es peor padre por necesitar un tiempo sin niños; a encontrar los recursos que nos lo faciliten.

El problema es que es más fácil decirlo que hacerlo. Y que la solución muchas veces requiere de una inversión de dinero importante, que no está al alcance de todo el mundo.

Hace un par de semanas Jaime estuvo de campamento. En su anterior colegio tienen un servicio de ocio y respiro familiar (sí, así se llama), que ofrece pasar un fin de semana al mes en una granja-escuela o un albergue: «La Asociación ofrece un servicio de Respiro Familiar por la sobrecarga emocional y el esfuerzo diario que realizan las familias para sacar lo mejor de sus hijos con mucha paciencia y dedicación. Este servicio les permite disfrutar a las mismas de un tiempo de descanso, ocio y tiempo libre, así como una disponibilidad para afrontar situaciones inesperadas o de necesidad que puedan surgir».

Es algo que le encanta, cuando le dejamos los viernes con su maleta se pone siempre muy contento. Suele ir un par de veces al año. Y nosotros aprovechamos para tener un fin de semana de pareja sin niños o con Julia organizando algo que a Jaime no le gustaría, como el viaje a Londres el año pasado en el que unificamos el cumpleaños de Julia y el mío y nuestro décimo aniversario.

Está bien atendido, por gente que conoce, en algún lugar tranquilo y al aire libre, desde la tarde del viernes hasta las 17 o las 18 del domingo que hay que recogerle. ¿Cuánto cuesta? Pues 210 euros si eres perteneces a la asociación y 270 euros si no eres socio. Un precio razonable teniendo en cuenta la responsabilidad y el número de monitores necesarios.

No, no todo el mundo puede aunque lo necesiten.

¿Imagináis lo que puede costar querer irse una semana entera? Y aunque se quisiera y pudiera pagar, no es un algo que se encuentre con facilidad. Menos aún si no vives en una gran ciudad, con más recursos.

De nuevo el dinero como puerta abierta a la desigualdad. De nuevo tu lugar de residencia marcando las diferentes oportunidades a tu alcance.

¿Hacen falta más series familiares de calidad?

Desde este jueves andan circulando por ahí los resultados de una encuesta elaborada por Netflix sobre los usos y costumbres de los padres ante el televisor. Más concretamente, ante el visionado de series de televisión.

Os dejo un par de párrafos que resumen las conclusiones más relevantes:

Según un reciente estudio elaborado por Netflix, cada vez son más los padres que tienen que hacer “artimañas” para seguir disfrutando de sus series favoritas. Concretamente, el 74% de los padres españoles con niños menores a 9 años, afirma necesitar al menos una hora al día para desconectar de sus obligaciones. Y el 90% considera ver series (sea donde sea) el “break” perfecto para disfrutar de su tiempo personal.

Mientras que en Europa los padres escogen The Big Bang Theory, Sherlock Holmes, Stranger Things, Narcos y House of Cards para desconectar, los cinco títulos con los que más disfrutan los padres españoles en sus momentos de relax son: The Walking Dead, Modern Family, Narcos, Prision Break y Friends. En cuanto a los dispositivos, la televisión (76%) y el smartphone (44%) son los más usados por los padres de nuestro país.

Por supuesto que veo series a escondidas. Y con «a escondidas» me refiero, claro está, que veo (vemos) contenidos que no son aptos para niños y tenemos que aprovechar cuando están dormidos. La última que hemos disfrutado juntos, en pareja, es la serie de animación Desaparecido, con un tipo casi en los treinta que vuelve a su cuerpo niño de once años para descubrir y detener a un asesino en serie. En solitario han caído Godless por su lado y Big Little Lies (aún en proceso), por el mío.

Hay una cantidad ingente de series interesantes en los últimos tiempos. Tantas que mi santo y yo hemos empezado a hablar del «efecto Netflix». Te sientas ante la tele con el mando a ver qué ves, y una hora después de dar vueltas sin acabar de decidirte acabas leyendo en la cama. Hay una profundidad laberíntica que ni las peores mazmorras de Dungeons&Dragons.

Pero no es tan sencillo encontrar buenas series, de calidad, para ver en familia. De hecho, admito encantada las sugerencias que podáis hacer en los comentarios.

Cuesta, cuesta mucho. Cuesta tanto que hay padres que me consta que están viendo con sus niños de nueve o diez años series como Stranger Things, que por mucho que salgan niños no me parece apropiada a esas edades.

Está muy bien que los padres veamos Juego de Tronos, Homeland o Breaking Band a escondidas. También lo está que nuestros hijos vean Pokémon, Little Witch Academy TrollsHunters o Julie’s Greenroom a solas. Pero a mí me sigue gustando la idea de tener series que ver todos juntos.

Ya os conté que, tras la cena y acostar a Jaime, nos gusta ver una serie de media hora en familia, junto a Julia, antes de mandarla a la cama. No creáis que es sencillo dar con contenidos que nos puedan gustar a todos, a dos adultos y una niña de casi nueve años. El último gran éxito de visionado familiar ha sido Haikyuu, estupenda y blanca animación japonesa sobre un equipo de voleibol que ando recomendando sin parar. La encontraréis, por algún misterio insondable porque es perfectamente apta, en la zona de adultos de Netflix.

Ver la tele puede ser una manera de compartir referencias e intereses con nuestros niños, pero me da la impresión (reforzada por la encuesta de Netflix) de que hay una tendencia creciente y vertiginosa a que sea un entretenimiento solitario. De pareja como mucho… Que hayamos pasado en muy poco tiempo de tener una o dos teles en la casa a disponer de un montón de pantallas, cómodamente portátiles muchas de ellas, afianza este fenómeno.

Y no diría yo que abunda la oferta para todos los públicos entre lo mejor que se está produciendo. Al menos esa es la impresión que da.

Miremos por ejemplo las series consideradas triunfadoras de los últimos Globos de Oro: Big Little Lies, The Handmaid’s Tale y The Marvelous Mrs. Maisel. 

Hay una lista en 20minutos en la que han votado decenas de miles de personas por las mejores series de televisión de lo que llevamos de siglo. Os dejo con las que aparecen en los primeros puestos: Breaking Bad, Game of Thrones, The Walking Dead, The big bang theory, Lost, How I Met Your Mother, House, Prison Break, Two and a half Men, Modern Family, Vikings, Spartacus, Sherlock, Castle, Dexter y American Horror Story.

¿Nos han desahuciado al público familiar? Sería una pena.

En los últimos tiempos se ha tendido a relacionar que una serie no puede ser de calidad si pretender ser apta y gustar a todo el mundo. Creo que es un error. Vamos a ver, fue un enorme acierto apostar con valentía por excluir a conciencia a un porcentaje importante de la audiencia para disfrutar de libertad creativa. Ese abordaje ha dado a luz obras maravillosas. Lo he oído y leído expresado en diferentes discursos y perfiles, y estoy de acuerdo; romper las cadenas del pretender gustar a una audiencia de entre 3 y 99 años ha una jugada que ha salido bien, pero no podemos tirar la toalla con las series para todos los públicos.

Una serie que se pueda ver en familia con niños de nueve años no tiene que ser sinónimo de caspa. Una serie puede ser divertida para los niños y al mismo tiempo buena e interesante para adultos. ¿Por qué no?

No sé vosotros, pero yo quiero series así.

Quién sabe. Tal vez la nueva revolución en el mundo de las series tenga que venir por ahí…

* Fotos: GTRES

 

Las cinco nominadas al Oscar a la mejor película de animación. ¿Cuál creéis que ganará?

Este martes supimos qué películas han obtenido una nominación a los Oscar. Entre esas nominaciones, por supuesto, se encuentra la categoría dedicada a los largometrajes de animación. Una categoría en la que abundan los títulos infantiles, por mucho que la animación también sea una forma de expresión dirigida a un público adulto.

Nada más publicarse las nominaciones acudí a conocer a las cinco candidatas.


The breadwinner (El pan de la guerra). Dirigida por Nora Twomey, tiene detrás a Angelina Jolie como productora ejecutiva. Es una producción canadiense e irlandesa, en la que se aprecia claramente la mano del que probablemente sea mi animador occidental favorito: el irlandés Tomm Moore, que codirigió con Twomey la deliciosa El secreto del libro de Kells y que es responsable de una pequeña maravilla que os recomiendo titulada La canción del mar.

Dirigida al público infantil e inspirada en una novela, narra las vicisitudes en Afganistán de una niña que, a modo de moderna y realista Mulan, decide aparentar ser un niño para sobrevivir. Incluye elementos fantásticos y no he sido capaz de encontrar cuando se estrenará en España, peor habrá que estar pendientes porque no creo que dure mucho tiempo en cartel ni que la proyecten en muchas salas.

Loving Vincent es otra película que apunta buenas maneras y que aún no he tenido la oportunidad de ver, aunque se estrenó el pasado 12 de enero en España. Su mérito es artístico; se trata de la primera película hecha al óleo y en ella han participado 120 artistas de primer orden de todo el mundo.

En total han creado más de 65.000 fotogramas animados (cuadros al óleo de la misma medida en realidad) para recrear a lo largo de 95 minutos la obra de Vincent Van Gogh. Es una producción polaca y británica. Sus directores, Dorota Kobiela y Hugh Welchman, se enfrentaron a bastantes retos para lograr la financiación de una obra que pudo haber sido un corto.

Coco es la gran apuesta de Disney Pixar de este año. También una de las favoritas. No son pocos los que se alegrarían si la cinta de Lee Unkrich y Adrián Molina se llevase el galardón, interpretándolo como una colleja simbólica a las políticas migratorias de Trump.

Os confieso, no sin cierto apuro, que no la he visto aún. De hecho creo que es la primera vez en mucho tiempo que se me escapa uno de los principales títulos infantiles de esta compañía. Se unieron unas navidades complicadas con el hecho de que mi hija se negó a ir al cine a verla. Cuando Julia era más pequeña iba tan contenta al cine, daba igual lo que fuéramos a ver. Desde hace pocos meses me pide ver se niega a ir al cine a ciegas, me pide ver el trailer y que le cuente de qué va, y ya ha pasado en tres ocasiones que no ha querido ver la película. Parece que a sus ocho años está empezando a desarrollar sus gustos, pero eso nos ha dejado sin ver Coco. Por eso no hubo reseña de la película en el blog. La quiero ver no obstante, para comprobar si soy de las que se emocionan con ella o de los que se quedan fríos con su visionado. También para comprobar hasta qué punto me recuerda a El libro de la vida, una de nuestras películas favoritas en casa y en la que muchos pensamos tras ver el primer trailer de Coco.

Ferdinand. De nuevo otra película que debería haber visto, pero aún no hemos tenido la oportunidad. Íbamos a ir al pase familiar de la distribuidora, pero las circunstancias se nos torcieron. Sinceramente, vistas las críticas y puntuaciones, no creo que tenga ninguna posibilidad de llevarse el Oscar, pero estar en la terna ya es un éxito.

Una película dirigida por Carlos Saldanha de la que se extrae un mensaje antitaurino (algo que comparte con El libro de la vida), lo que ha despertado cierto resquemor en este país (y que, incomprensiblemente, cierto medio de comunicación encargará la reseña a su crítico taurino en lugar de a un especialista en cine). De hecho ese mensaje es probablemente la causa de que la historia de este toro, Una nueva visita en 3D a un cuento clásico que trabaja el valor de la diferencia y de la importancia de tener el valor de no negarse a uno mismo.

El Bebé jefazo. El éxito de taquilla del pasado verano, obra de Tom McGrath para Dreamworks. Y la mayor sorpresa que me he llevado al verla presente entre las cinco mejores películas de animación del año, en detrimento de otras como Mary y la flor de la bruja, de Hiromasa Yonebayashi (director de las recomendables Arrietty y El recuerdo de Marnie (ya el año pasado me resultó sorprendente la ausencia de Your Name, el gran éxito de la animación japonesa) e incluso Cars 3.

Sinceramente, no entiendo la presencia de esta película en esta selección, porque está sí que la he visto y reseñado, y aunque los niños pudieran pasar un buen rato viéndola y haya adultos que apreciemos el trabajo que hay tras ella y su intento de exaltación de la imaginación infantil, lo cierto es que no creo que logre remontar el vuelo lo suficiente como para competir a un Oscar.

¿Qué os han parecido a vosotros las nominaciones de este año? ¿Quién creéis que ganará? ¿Qué película echáis de menos en esa selección?

Por cierto, que los mejores cortometrajes de animación que compiten por la estatuílla son:

Os dejo con Lou, el corto que precedía a Cars 3 y que me pareció maravilloso cuando lo vi en pantalla grande.

¿Qué significa que un niño con autismo tiene intereses restringidos?

Hace un tiempo, antes de la Navidad y casi coincidiendo con el décimo aniversario del blog, decidí que me apetecía un cambio estético. Era el momento de, entre otras cosas, buscar una nueva cabecera y foto de perfil.

A los blogs, como a las casas, conviene darles una buena mano de pintura de vez en cuando.

Desde ayer tarde estáis viendo el nuevo diseño. Sinceramente creo que el más bonito de los que he tenido, y hubo otros tres que tal vez algunos recordéis: un oso de peluche, el caballito rojo del tiovivo de los años veinte que hay en el parque de atracciones de Madrid y dos dibujos que representaban a Julia y Jaime y que hizo mi hija siendo poco más que un bebé.

El que tengo ahora es obra de la estupenda @Kamapon, cuyo encargo me ha hecho reflexionar sobre el bonito regalo que puede ser algo así, susceptible de ser convertido en llavero, taza, vinilo o camiseta.

En fin… a lo que iba. Kamapon me pidió varias fotos para poder dibujarnos y también información sobre nosotros, sobre lo que os gustaba a mis hijos, así que me puse a elaborar una lista de los intereses de Julia y de Jaime.

Elaborando esa lista pensé que podía servir para ejemplificar qué es exactamente eso de los intereses restringidos que tienen las personas con autismo.

Precisamente esos intereses restringidos y obsesivos se mencionan siempre como una de las principales características de las personas dentro del espectro autista, que ya os he contado que es muy diverso en sus manifestaciones, pero me da la impresión de que no siempre se acaba de comprender bien en qué consisten, por mucho que se trate de un elemento fundamental para establecer el diagnóstico.

Vayamos con el caso de mis hijos.

¿Qué le gusta, que le interesa a Julia? Pues Harry Potter, el voleibol, los pokémon, distintos tipos de libros entre los que destacan en este momento la serie de Yotsuba y de Chi, jugar a juegos de mesa y de rol, montar en bici, los caballos, ir al cine e inflarse a palomitas, jugar con otros niños a disfrazarse e inventarse sus teatrillos, dibujar, la serie de Haikiyuu!, películas como Dentro del laberinto, jugar con la Nintendo 3DS o la Switch, los crepés, irse de viaje con nosotros, la piscina, la comida japonesa…

Aún podría seguir un rato, pero no es nada extraordinario. En absoluto. Cualquier padre de un niño neurotípico (es decir, sin problemas o normal, esa palabra de la que huímos) y que conozca a su hijo también podría elaborar una larga lista de intereses a poco que se pusiera a pensar en ello. Serían otros diferentes: fútbol, Lego, judo, yo-kay watch, la patrulla canina, los robots… Los universos infantiles pueden ser tan amplios y ricos como los de los adultos.

Pero a los padres de los niños neurotípicos no suelen pedirnos que elaboremos estos listados, que los pongamos todos por escrito. En cambio, con los niños que tienen TEA (trastorno del espectro autista), es muy frecuente que nos lo soliciten en colegios, centros de atención temprana, terapeutas de todo tipo, servicios de ocio y respiro familiar, controles hospitalarios… «¿Qué intereses tiene tu hijo? ¿Qué le gusta?». Lo quieren saber porque esos intereses son las puertas de entrada para motivarle, para lograr distintos tipos de aprendizajes, para incentivar su autonomía y crecimiento personal.

Así de poderosos son los intereses de los niños y por eso deberíamos considerarlos siempre y en todos los casos como oportunidades.

¿Qué le gusta, que le interesa a Jaime? Pues a mi hijo, que tiene un alto grado de afectación, le gusta ver música en la televisión, sentarse en el sofá a mirar álbumes de fotos, columpiarse, nadar en la piscina, sacudir objetos tipo cuerdas o correas (por eso simple suele tener serpientes de juguete a su disposición y por eso su hermana dice que es de Slytherin), ponerse los cascos que mitigan los ruidos, golpear su tambor y los juegos motores (cosquillas y achuchones, porque ya es muy grande para lanzarlo por los aires). Poco más. Habría que pasar a centrarse en alimentos que le gustan especialmente, como el jamón, el pan o la gelatina.

Poco comparado con cualquier niño de su edad (once años) sin autismo. Poco comparado con su hermana de ocho años. Por eso trabajamos con él en casa y en su colegio para ampliar esos intereses.

Pero ese es mi hijo y ya os he contado con frecuencia que cada persona con autismo es diferente de todas las demás. ¿También en estos casos? Por supuesto. El número y tipo de intereses variarán en cada niño, pero tendrán en común que serán pocos, muy pocos. Y también el componente obsesivo de esos intereses, sobre todo en aquellos que estén menos afectados.

Sobre todo cuando hablamos de autismo de alto funcionamiento o asperger es muy típico que aquello que les interesa les obsesione. Puede ser cualquier tema: trenes, espacio, dinosaurios, una saga de libros, una serie de televisión… Desde algo muy común hasta lo más peregrino que se os pueda ocurrir. Se centran en ello con un entusiasmo y una intensidad desbordante, y cuando sale su tema de interés es muy típico que hablen por los codos tan felices sin percatarse de si su audiencia está interesada en lo que escucha o deseando darse a la fuga.

Y también en estas situaciones hay que aprovechar tanto entusiasmo por algo, verlo como una oportunidad de aprender, de socializar, de abrir puertas a la felicidad y la autonomía personal, al tiempo que se procura ampliar sus intereses.

En todos los casos, da igual que haya o no autismo, hay que compartir y aprovechar los intereses de los niños, no podarlos

Recomendaciones para prevenir el acoso escolar para padres, niños y docentes

(GTRES)

Me preocupa que mis hijos puedan ser objeto acoso escolar, en cualquiera de sus grados, por supuesto. Ningún padre quiere ver a sus hijos sufrir. Pero me preocuparía incluso más que mis hijos fueran los artífices de ese acoso.

No sé qué pensaréis vosotros. Yo no quiero sufrimiento, pero menos aún deseo la crueldad en su interior.

Hace algún tiempo me encontré con los recursos que la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE) tiene en su web y decidí que tenía que recomendar desde este blog que dediquéis unos minutos a leer lo que ofrecen, si es que el tema del acoso escolar os interesa. Es un lugar lleno de recursos valiosos que merece la pena divulgar.


Hoy os traigo, como ejemplo, sus protocolos de actuación para padres, niños y docentes. Están divididos en tres niveles de alerta: verde (prevención), naranja (cortafuegos) y rojo (actuación). En la captura de pantalla sólo se muestra el apartado de los padres, pero la imagen está enlazada a la web en la que se puede navegar por el resto de pestañas.

Creo, sinceramente, que el material de la AEPAE es algo que todo adulto que trate con niños debería conocer. No sólo los padres y docentes, que es a quienes va dirigido, también entrenadores de actividades deportivas, voluntarios en asociaciones que tratan con niños o monitores de campamento, por poner algunos ejemplos.

Por supuesto, los niños más mayores y los adolescentes también deberían saber de sus guías y herramientas. Pueden ser un buen apoyo para tratar el tema en clase.


Otros contenidos que te pueden interesar:

Tres semanas sin Jon Barcena

Paso por delante de muchas noticias, de demasiadas, a diario y desde hace ya décadas. Hay contenidos divertidos, esperanzadores, de los que aprendes, que abren tu mundo… pero hay muchos sucesos terribles, ejemplos del dolor y de la muerte en todas sus vertientes.

Y te encuentras escribiendo sobre ellos, editándolos, encargándolos a otros. Palabras que informan de desastres, de pérdidas, de sufrimiento. Es tu trabajo diario, así que trabajas. Los procesas y ofreces sin que te afecten. Accidentes de tráfico, abusos sexuales a menores, asesinatos, trata de personas, etc.

En algunos casos incluso te permites bromear un poco en voz alta mientras estás arremangado. Ese humor negro tan español y que cualquiera que haya pisado una redacción de un medio sabe que se da con frecuencia, igual que estoy convencida de que esas bromas surgen en el trabajo diario de policías o médicos.

¿Es falta de sensibilidad? No lo sé, quiero creer que es más bien lo contrario: la necesidad de mantener la sensibilidad, la cordura.

Escribes, editas, encargas contenidos que son un prisma de las diferentes manifestaciones de la desgracia nacida del caos que es este mundo o directamente de la maldad humana. Y de repente hay algo que te conmueve especialmente. Puede ser algún detalle el que te frena y te hace dolerte, como que ese niño tuviera la edad de tu hija, o que ese crimen sucediera cerca de dónde viviste tu primer amor de verano.

En algunos casos ni siquiera sabes de qué se trata, pero te llega muy dentro. Porque eres un ser humano, porque sientes, porque estás vivo.

No sé qué es lo que ha pasado con la desaparición de Jon Barcena que me ha calado.

Entré en su cuenta de twiter, abandonada hace tiempo, por casualidad. Buscando información sobre su búsqueda para una noticia, y se me quedó grabada la foto de aquel chico, poco más que un niño, entre sus amigos.

Estaban sobre un verde que podría haber sido el de mi Asturias. Un adolescente que retuiteaba sobre el amor y el no rendirse. Que en su perfil decidía, con la intensidad de la adolescencia, dejar escrito algo así: «El hombre tiene la necesidad de dominar un entorno adverso porque vive en esa lucha, (y) esa es su verdad».

Y también me caló el amor y el no rendirse que se respira en las redes sociales de Miren Bárcena.

Jon Bárcena sigue desaparecido. Hoy se cumplen tres semanas y su familia, a la que desde aquí transmito fuerza y ánimo junto a mi deseo de un final satisfactorio, ha difundido un nuevo cartel en las redes sociales en el que solicita la colaboración ciudadana:

Puede que no lo sepan, pero seguro que somos muchos los que estamos pendientes de la marcha de los acontecimientos. Dentro y fuera de los medios.

Y ese interés no es únicamente profesional.

El montañero inició el pasado sábado 30 de diciembre el ascenso a la cumbre del Gorbea con un grupo de amigos, tras aparcar sus vehículos en la zona de las canteras de Murua. Sin embargo, a mitad de la marcha el montañero desaparecido optó por no continuar el ascenso y regresar.

Sobre las 19.00 horas del mismo sábado SOS Deiak recibió el aviso de desaparición y se activó un dispositivo de rastreo en la zona que quedó suspendido al encontrarse indicios de que no se encontraba en este área geográfica.

La búsqueda se trasladó al embalse de Urrunaga, en el municipio de Legutio, tras localizarse en las cercanías de este enclave una cartera y unas llaves pertenecientes al joven. La Ertzaintza rastreó la zona y analizó los indicios sobre la presencia de Jon Bárcena en el perímetro del embalse, donde fue visto un día después de su desaparición en el Gorbea. Además, se encontró su mochila cerca del embalse de Urrunaga, donde también se hallaron varias prendas y las botas del joven vizcaíno desaparecido.

El autismo no es una enfermedad, el autismo no se cura

Hoy os voy a pedir que subáis el volumen o que os pongáis los auriculares para escuchar a Vanesa Pérez, madre de un niño con TEA y autora del blog ¿Y de verdad tienes tres?, por el que ha ganado en su categoría un Premio 20Blogs, un Bitácoras y un Premio Madresfera.

Os a pedir que la escuchéis durante diez minutos en los que explica claramente que el autismo no es una enfermedad, el autismo no se cura. Una explicación necesaria tras un tuit desacertado, ya eliminado reciente de una fundación con credibilidad que afirmaba equivocadamente lo contrario, que sí era una enfermedad, que sí tenía cura, y que causó mucho revuelo estos días atrás.

Vanesa nos habla en el vídeo de su hijo, explica con una claridad cristalina que el autismo es un trastorno permanente del neurodesarrollo, con una variabilidad inmensa en sus manifestaciones, que no tiene una causa demostrable objetiva y científicamente hablando, con el que se nace, aunque se manifieste más tarde y que va a acompañar a la persona toda la vida. Un trastorno cuyas manifestaciones pueden mejorar con las terapias y al estimulación adecuada.

Esta madre y divulgadora también las diferencias entre un síndrome, un síntoma, una enfermedad o un trastorno. Recomienda acudir a informarse a sitios fiables como el blog Neuronas en crecimiento de María José Más, Autismo Diario o Autismo España. Y pone el dedo en la llaga cuando habla de la importancia de que no trascienda el mensaje erróneo de que se puede curar porque se van a generar expectativas que serán imposibles de cumplir. Me he permitido transcribir ese fragmento

Es muy peligroso porque genera unas expectativas engañosas, porque nosotros asumimos que cuando hay una enfermedad, hay una cura. Imaginad os acaban de dar un diagnóstico o que estáis en proceso de diagnóstico de vuestro hijo y que alguien que para vosotros es una autoridad os dice que el autismo es una enfermedad y que vuestro hijo tiene cura. ¿Qué va a suceder? Que se van a crear unas expectativas falsas. Y cuando vaya pasando el tiempo y veáis que eso no es una realidad, que eso no va a suceder, las consecuencias emocionales va a ser devastadoras. Hay que tener muchísimo cuidado porque es muy peligroso.

Y yo añado que aquel que busca imposibles, corre el grave riesgo de acabar encontrándolos. Hay muchos caraduras (a veces, las menos, gente honesta pero equivocada) vendiendo posibles soluciones que no servirán más que para perder tiempo, dinero y salud emocional o incluso física (algunos tratamientos que se ofrecen a niños con autismo son directamente lesivos).

La orfandad en la que nos encontramos los padres y tutores de personas con autismo recién diagnosticadas, nos hace muy vulnerables. No tenemos médicos o educadores que nos lleven de la mano con instrucciones claras y Nos sueltan en un mar de brumas, sin mapa ni brújula, solo con unas pocas indicaciones para orientarse con las estrellas, tanto de cara a las intervenciones terapéuticas como a su escolarización. Por eso lo que sí sabemos cierto y correcto, hay que defenderlo con el cuchillo entre los dientes.

Ahora así, os dejo con el vídeo:

Es preciso tomarse en serio de una vez la atención temprana, los niños necesitan una respuesta pública rápida y de calidad

(GTRES)

Hay situaciones en las que no se puede esperar. Hay situaciones en las que hay que reaccionar rápido, sin perder el tiempo.

Ofrecer una atención temprana pública y de calidad a los niños que tienen autismo, parálisis cerebral, X-Frágil, retraso madurativo, síndrome de Down, espina bífida o trastornos específicos del lenguaje, por poner unos pocos ejemplos relativamente más frecuentes entre un inmenso abanico posible, no es algo que pueda demorarse por meses, incluso por más de un año.

Pero está pasando. Los niños de entre cero y seis años que precisan de sesiones de logopedia, estimulación, fisioterapia.. en los centros de atención temprana están perdiendo un tiempo precioso. Lo pierden con frecuencia por distintos motivos antes de ser derivados, normalmente por la lógica negación de los padres a creer que a su niño le pasa algo malo y la poca vista de algunos pediatras.

Pero lo peor es que una vez que el pediatra o el especialista efectivamente derivan a un niño para que reciba esas necesarias terapias, también se están acumulando tiempo de espera incomprensibles.

Para un bebé o un niño pocos meses marcan una gran diferencia; la ductilidad del cerebro, las distintas etapas el desarrollo, la necesidad de escolarizarse con garantías… hacen necesario que estas intervenciones terapéuticas no se prolonguen en el tiempo.

Es algo que está siendo noticia estos días con el foco puesto en la Comunidad de Madrid, donde se habla de una espera media de un año y de plazas insuficientes:

Hay una campaña de firmas en marcha, por los Derechos de los niños con Diversidad Funcional de la Comunidad de Madrid, en la que se afirma lo siguiente:

Por si los padres de un niño con discapacidad no tenemos suficiente con las intervenciones quirúrgicas, ingresos hospitalarios y revisiones médicas a las que son sometidos, la Comunidad de Madrid y otras administraciones públicas se encargan de poner todo tipo de trabas y obstáculos en el camino para conseguir la igualdad de nuestros hijos.

Nosotros y otros muchos padres madrileños sentimos que con el actual modelo de gestión en materia de Discapacidad y Dependencia, nuestros hijos son los menos beneficiados por las «Políticas Sociales y de Familia”. Entre otras dificultades nos encontramos ante:

  • La lentitud en Valoración Infantil (Atención Temprana, Discapacidad…).
  • Un grado de Dependencia no ajustado a la situación, además de la lentitud e impago de la prestación para Cuidados en el Entorno Familiar.
  • La falta de pago del Reintegro de Gastos por Desplazamiento y de Material Ortoprotésico.
  • La falta de recursos en las Escuelas Infantiles (Enfermera y material adaptado).
  • La necesidad de parques infantiles e instalaciones accesibles.

Estos obstáculos podrían ser salvados si desde el momento en que nacen nuestros hijos, el aparato burocrático trabajara con mayor celeridad ante estos casos y concediera a estos niños las ayudas que les corresponden. Así, desde el primer momento, todos contribuiríamos a que no crezcan en desigualdad de condiciones.

Queremos ver que los derechos reconocidos a nuestra hija y a los demás niños con capacidades diferentes sean llevados a la práctica y que no se queden solo en el papel. Es nuestro deber como padres velar para que se apliquen el principio de igualdad y la Ley para facilitar su integración.

No estamos solicitando un trato de favor, sino lo que en derecho corresponde a nuestros hijos.

(GTRES)

Es algo común a toda España. Ojalá fuera un problema solo en Madrid.  Además, en determinados lugares, tiene la dificultad añadida de que los centros de atención temprana están a una gran distancia y que no es tan sencillo encontrar buenas terapias por la vía privada.

Lo de buscar una solución por tu cuenta y riesgo es algo que sucede muchísimo. Dada la demora que hay por la vía pública, las familias que pueden permitírselo inician la estimulación de sus hijos pagando. En ocasiones las terapias de atención temprana y las privadas acaban teniendo lugar al mismo tiempo, incluso empleando aproximaciones diferentes y sin coordinarse.

Entraña el riesgo de acabar perdiendo tiempo y dinero  en lugares no demasiado recomendables. Los padres no siempre estamos capacitados para discernir los buenos abordajes terapéuticos de aquello que son inútiles o incluso desaconsejables.

Más allá de las demoras, también hay que tomarse en serio que la estimulación temprana pública a la que todos los niños que la necesiten deberían tener pronto acceso, sea de calidad. Y es algo que no siempre está pasando. Hay centros con profesionales estupendos, pero no es raro encontrar poca especialización, personal saturado que no deja de recibir un niño tras otro, sin tiempo para formarse, para actualizarse, para profundizar… La gestión de estos centros que prestan un servicio público varía muchísimo. De hecho es normal que sean competencias delegadas a distintos tipos de asociaciones con aproximaciones dispares.

Por eso también sucede que muchos padres recomiendan la vía privada no solo por la rapidez (aunque ojo, ahí también hay saturación y tiempos de espera), sino por la especialización, profesionalidad y eficacia. Pero sobra decir que no todas las familias pueden permitirse la vía privada.

¿Imagináis que ese panorama se lo encontrase un niño al que se le ha diagnosticado un cáncer? Inconcebible, ¿verdad?. Pues en estos casos también debería serlo.

No puede ser.  Es una situación insostenible.  Todos los niños tienen derecho a terapias públicas prontas y eficaces y no las están recibiendo.

Es imperativo tomarse en serio de una vez la atención temprana.

Dos oportunidades este sábado en Madrid para descubrir el rol con niños

«Si cuentas cómo es un juego de rol, la gente no lo entiende, pero cuando lo ven jugar se dan cuenta de que no es tan complicado. Hay casos de gente que se mete a máster con niños sin haber jugado nunca. Yo les recomendaría que vieran antes una partida, que fueran a un club o unas jornadas y vieran cómo lo hacen», recomendaba Joan Tretze a aquellos que se animasen a jugar al rol con sus hijos en el tema Juegos de rol, una alternativa de ocio infantil y una puerta abierta a muchos aprendizajes.

El rol es una manera estupenda de divertirse en familia, de dar rienda suelta a la imaginación, de cooperar buscando un objetivo común… No voy a repetir lo que ya contaba en el reportaje que os he dejado enlazado arriba.

Si hoy lo recuerdo es porque coincido con Tretze en que para aquellos a los que el rol les suena a chino, lo mejor es ver una partida. Y este sábado hay dos buenas oportunidades para adentrarse en este mundo. Si ya estamos iniciados en lo que es el rol, para ver libros de rol aptos para el disfrute con/de los niños.

El primer plan centrado en los los juegos de rol del que os voy a hablar es en Alcalá de Henares. Detrás esta una asociación cultural llamada Alcalá Nocturno a la que os recomiendo que sigáis la pista si este sábado no os encaja acercaros a esa hermosa ciudad madrileña.

Llevas tiempo esperando el momento y aquí está tu oportunidad: gracias a nuestros amigos de A.C. Alcalá Nocturno vamos a descubrirles a tus peques de 5 a 12 años que una herramienta educativa de primera magnitud puede resultar tan mágica y divertida como los sueños de un niño. Los juegos de rol son una revolución que comienza en tu mesa y durará toda la semana. ¿Qué puedes potenciar en tu peque mediante el rol aparte de la diversión y la imaginación? La lista es casi ilimitada: atención, trabajo en equipo, responsabilidad, empatía, comunicación… ¡Reserva tus plazas en el muro de este evento y trae a tu aprendiz de rolero a #RolConPeques el próximo 20 de enero a Generación X Alcalá!

Apúntate haciendo clic y comentando en las distintas imágenes de las partidas que vamos colgando por aquí. Mira la edad y la franja horaria y danos el nombre de tu peque. Hay plazas en todas las partidas que no figuren como «PARTIDA COMPLETA» en su título.

Y el otro evento, por el que nosotros campearemos, se desarrollará el mismo día en Vallecas. Ya es mala pata que ambos coincidan en el tiempo, porque así es imposible otra opción que no sea elegir.

En esta ocasión se trata de una jornada que no está centrada en los niños, pero en la que sí hay actividades para los peques. Se puede probar a jugar al rol en vivo, no sobre tablero, que es algo que a los peques les encanta, y habrá a disposición los padres masters experimentados y creadores y distribuidores de juegos aptos para niños dispuestísimos a enseñar los juegos y responder cualquier pregunta.