Cuando era una cría recién entrada en la adolescencia y aún tenía fresca en la memoria la escasa oferta televisiva de apenas dos canales de televisión, comenzaron a desembarcar en España todo tipo de series de dibujos animados (que decíamos entonces, porque lo de series de animación aún no se estilaba y lo de anime aún menos) procedentes de Japón , cuyos protagonistas eran niños deportistas.
La más conocida es Campeones, que ha coleado hasta hoy día y sobre la que son innecesarias las explicaciones. Prácticamente todos la veíamos y abundamos los cuarentones que podemos cantar su intro de memorieta.
Pero hubo muchas más. Yo las recordaba vagamente y hace poco me dio por buscarlas en YouTube, que tiene casi de todo para tirar de nostalgia audiovisual. No sé si debería haberlo hecho, porque las comparaciones respecto a lo que se emite ahora son odiosas. Mejor no empañar recuerdos infantiles constatando la dudosa calidad de la mayoría.
¡Qué demonios! Ahí van algunas.
Mi favorita era Piruetas, de una niña llamada Valentina (por aquel entonces no se estilaba que los protagonistas conservasen los nombres japoneses) que hacía gimnasia rítmica y que terminó abruptamente, dejándonos completamente colgados a los pocos que la siguiéramos. Era la época en la que la guerra de la contra programación estaba en su apogeo.
Había un par de ellas que pegaron fuerte sobre voleibol. ¿Las recordáis? Una de ellas tenía la que era la canción más conocida tras la de Oliver y Benji: Juana y Sergio (Dos fuera de serie).
Y también estaba La panda de Julia. Me da la impresión de que se recuerda menos que las anteriores.
Me consta de unas cuantos niños, ahora en los cuarenta, a las que esas series animaron a practicar deporte. Tengo en mente sobre todo a un puñado de niñas a las que impulsó a intentar aquello de jugar al voleibol en una demostración (para nada la única) de que la tele, aunque sea una actividad sedentaria, puede animar a veces a los niños a mover el culete.
Recordaba todas aquellas batallitas porque ahora es Julia la que quiere empezar a jugar a voleibol (y ha empezado a hacerlo hace apenas una semana) tras ver en familia (nos gusta ver juntos, tras la cena, un poquito de televisión y estas series de unos veinte minutos por episodio vienen bien) un anime considerablemente blanco y con mucho sentido del humor.
Se llama Haikiyu!! o Haikiyuu!! (cuesta varios intentos recordar cómo se escribe bien). También se la conoce como Los ases del voley, y está disponible en la zona de adultos de Netflix. También en el canal de YouTube de la distribuidora, Selecta Visión. Algo un tanto incomprensible porque creo que es perfectamente apta para niños como mi hija, que tiene unos ocho años. Igual que dudo de la conveniencia de mostrar otras series y películas en la zona infantil que tienen un contenido mucho más sexualizado o violento (esta serie no es ni lo uno ni lo otro). Tomo nota mental de indagar sobre cómo toma Netflix esas decisiones.
Es una serie que sigue las andanzas de todos los integrantes de un equipo de chavales de instituto, pero especialmente de dos recién llegados: Hinata, un bajito, animoso y saltimbanqui rematador; y Kageyama un colocador alto y adusto, tan bueno que le cuesta aprender a jugar en equipo. Ambos en su primer año en el instituto y novatos en un equipo en el que hay un buen puñado de chavales con personalidades bien diferenciadas y a los que es imposible no animar cuando luchan por devolver a su equipo, que fue uno de los grandes, a los primeros puestos de la competición.
Vamos, la vieja historia de la pareja de opuestos que parece que no casa ni con cola, pero que luego forma un equipo imparable. Ya que estamos nostálgicos, ¿recordáis Luz de Luna o Remington Steel? Aquí salpicada de retórica motivadora y mensajes de la necesidad de confiar en los demás, de jugar en equipo, de trabajar duro…
Para una reseña especializada y concienzuda, os recomiendo leer lo que opina de ella Ramen para Dos, que ya os adelanto que es bueno. Y coincido, porque la serie está muy bien y la recomiendo para todos los chavales a partir de la edad de mi hija (es más que probable que sus padres la disfruten junto a ellos si la ven como nosotros, en familia).
Mi santo, que siempre prefirió a Chicho Terremoto (yo nunca le pillé el punto, lo confieso), jugó muchos años a baloncesto, entrenó unos cuantos a chavales y adora ese deporte, anda lamentando que el anime estrenado por Netflix no estuviera protagonizado por el baloncesto. Tal vez así Julia hubiera optado por botar y encestar el balón, como hizo él tantos años.
Mi padre, que jugó al voleibol en sus tiempos mozos, no opina lo mismo. Nunca llueve a gusto de todos.
Hay toda una nueva generación de animes basados en deportes y que pueden ver perfectamente los niños (la mayoría más inocentes que las series protagonizadas por adolescentes de Disney Channel y recomendables para niños a partir de unos diez a doce años), de mucha mayor calidad que en nuestros tiempos e inspirados en todo tipo de deportes: patinaje, natación, beisbol, baloncesto, tenis… incluso bailes de salón. La mayoría basados en mangas, con los que si la serie gusta, lo mismo abre la puerta a la lectura. Algo a lo que no escapa Haikiyu!, aunque en este caso concreto aún no ha sido licenciada en España (una pena, espero que llegue pronto).
De momento los chicos del Karasuno nos han abierto las puertas al deporte de equipo y de balón, que es algo que nunca había llamado la atención de mi hija. No tengo ni idea de si de forma pasajera, pero bienvenidas sean todas las experiencias.