No temas nunca amar al que te quiera bien, no hagas que otros teman amar de la misma manera

Aún eres muy pequeña Julia, pero muy pronto, en apenas unos tres o cuatro años (que pasan volando como todos los adultos sabemos), podré empezar a presentarte a un montón de chicos y chicas valientes. Chicos y chicas que aprendieron a entenderse, a saber qué querían, a vivir en el empeño de ser felices sin forcejear contra lo que sentían. No siempre fue fácil para ellos, pero lo lograron.

Están esperándote en mi estantería blanca novelas y cómics. No demasiados, ojalá fueran más. Sus protagonistas son chicos que se enamoraron de chicos, chicas que se enamoraron de chicas.

Los estoy leyendo y atesorando porque sé que vas a recibir pronto un bombardeo literario, cinematográfico y televisivo de relaciones románticas que, en casi su totalidad, mostrarán relaciones heterosexuales. A veces relaciones que dan una visión romántica de situaciones de abuso, que transmiten que los celos o el control son amor, que se puede salvar a los monstruos.

Yo quiero que crezcas aprendiendo a distinguir el peligro que hay tras todo eso. Y quiero que crezcas asumiendo que lo otro, los dos chicos o las dos chicas que se enamoran, será menos frecuente, pero es igual de normal, que negarse a uno mismo no conduce a ningún buen puerto. Quiero que lo entiendas desde que las mariposas del primer amor empiecen a estremecerte por dentro, porque te quiero feliz y te quiero siendo bondad con los demás.

Por eso también quiero ver contigo cuando seas algo mayor Glee y presentarte a kurt y Blaine. Y a Isak y Even de Skam. Veremos todas aquellas historias de amor adolescente que el mundo audiovisual tenga a bien ofrecernos en los próximos años que sean diversas y positivas. No hay demasiados referentes culturales así, pero tienes suerte. Van en aumento, contribuyendo a normalizar y visibilizar; a cimentar una sociedad un poco mejor.

Tienes suerte, sí, porque algo hay, cada vez más. En mi adolescencia no había nada.
Crecíamos queriendo ser parte del grupo y todo era un erial de invisibilidad que generaba con frecuencia mucho dolor. Sigue pasando, no creas que es un sufrimiento ya superado. Ni mucho menos.

Tienes solo ocho años. Eres aún muy pequeña para adentrarte en esas historias que estoy guardando para ti, pero nunca has sido tan pequeña como para no entender que hay chicos que se enamoran de chicos y chicas que se enamoran de chicas. No solo te lo he explicado, también has crecido viéndolo. Todos los niños lo entendéis bien a poco que vuestros adultos de referencia pongamos de nuestra parte. Un poco que es muy necesario.

No sé de quién te enamorarás en un futuro. No sé quién te robará el corazón. Solo espero que sea alguien que te quiera bien, que te haga volar y no te haga ser menos. Espero que no temas nunca amar a aquel ante el que tu corazón cante. Espero también que no hagas jamás, por acción u omisión, que otros teman amar de la misma manera.

2 comentarios

  1. Dice ser LaCestitadelBebe

    Buenas,

    hay que creer en el futuro siempre teniendo buenas relaciones, pero con los pies en la tierra, sino los idealismos pueden ser duros. Bonito corto.

    Besos!

    Anabel

    26 diciembre 2017 | 08:48

  2. Dice ser Kim

    Que pena que no haya películas ni dibujos animados en la que los protagonistas sean gays y normalicen estas historias. Los únicos referentes son heterosexuales. En un mundo heterosexualizado, los gays no pueden desarrollarse como cualquier otras personas, no tienen la misma vara de medir en la vida.

    26 diciembre 2017 | 09:26

Los comentarios están cerrados.