La maternidad es tan cambiante, que siempre eres una recién llegada a ella

Hoy hace exactamente diez años que arrancó este blog, cuando aún no había redes sociales, cuando solo tenía un hijo y no era conocedora de que tenía autismo, cuando apenas tenía 31 años.

Con cierta inconsciencia y una terrible elección de pseudónimo porque no tenía nada claro cuanto iba a durar este blog y en ese momento no podía imaginar que cumpliría dos lustros con ganas de seguir dando guerra otros dos. Un alias que acabó siendo título, por otra elección bienintencionada pero errada.

Aunque voy entendiendo que la elección del nombre, llamarme ‘Madre Reciente’, tiene su sentido. La maternidad es tan cambiante, que siempre eres una recién llegada a ella.

Lo que al principio era un aprendizaje sobre lactancia, concepción, embarazo, primeros hitos del desarrollo, carritos o cuentos para bebés, ahora es un descubrimiento sobre aficiones y actividades compartidas (juegos de mesa, películas, juguetes, libros…), anécdotas y reflexiones sobre todo tipo de temas que, según crecen mis hijos, me preocupan cada vez más: acoso escolar, igualdad, asunción de la diversidad…

Todo incorporando el autismo desde la mayor normalidad posible.

Leo lo que escribí en aquellos inicios, cuando aún no había encontrado el tono del blog, sin haber aún interiorizado lo que significaba para mí esta cita casi diaria, y es frecuente que me cueste reconocerme. Y no lo digo por las temáticas, que han cambiado radicalmente, sino por cómo hablaba desde este altavoz. Me leo y pienso: «Ahora no escribiría eso así», «podría haberme explicado mejor», «olvidé mencionar este matiz», «tendría que haberlo desarrollado más esa idea»…

Incluso directamente estoy en desacuerdo conmigo misma, os lo confieso.

Deduzco que es lo lógico. Yo no soy exactamente la misma que era hace diez años. Todo lo vivido en este tiempo me ha transformado, y es deseable que así sea.



No es sano permanecer rígido, impermeable
. Y todo el que no se haya llamado idiota a si mismo unas cuantas veces, es que es idiota de verdad. Pero no cambiaré una coma de lo escrito. Esa fui yo, esas fueron mis reflexiones. He llegado hasta aquí y sigo caminando por aquellos pasos dados, aunque tropezara con frecuencia.

Seguiré tropezando, no tengo duda. Dentro de otros diez años, cuando sea madre de dos jóvenes adultos (porque ya no concibo no escribir este blog, que forma parte de mí), echaré la vista atrás y seguramente pensaré lo mismo.

Al menos tengo la tranquilidad de haber escrito siempre a corazón desnudo, sin trampas, intereses ocultos o mentiras. Siempre he escrito con sinceridad porque en caso contrario, estos diez años de cuaderno de bitácora sobre mi maternidad no tendrían ningún valor, ni para aquellos que me leen,  ni para mí misma. Tampoco para mi hija, que cuando crezca tendrá a su disposición brújula y plano sobre su infancia y un pequeño espejo de lo que fue su madre en distintas etapas de su vida.

Gracias a todos los que me habéis leído alguna vez, a los que habéis contribuido a este blog de alguna manera, a los que habéis compartido sus contenidos.

Y por diez años más.

 

Los comentarios están cerrados.