Enseñar a los niños a crear poesía, a jugar con las palabras, de la mano de los haikus

Este martes me presenté en casa con un papel en la mano, un concurso de haiku que está en su 15 edición y que me hizo llegar la embajada de Japón en España, decidida a proponer a Julia a participar en él. Aquí hay más información sobre el concurso y el formulario en español para participar.

Ya sabéis si seguís el blog que me gusta la poesía, que me parece un precioso juguete en manos de los niños cuyo disfrute creo inteligente fomentar.

Claro, la primera pregunta de Julia fue cuando le propuse participar en el concurso fue: ¿Qué es un haiku?. Le expliqué que era un tipo de poesía muy breve, de apenas tres líneas, en la que la rima no es relevante. La animé a investigar en el ordenador lo que era, y pronto dimos con mucha más información, como que grandes poetas españoles como Machado o Lorca también jugaron con los haikus, con su íntima relación con la naturaleza o con su estructura de cinco sílabas (moras), siete en el verso intermedio y cinco de nuevo.

No obstante, mi consejo es no ser rígidos, sobre todo con los niños más pequeños, a la hora de crear haikus. Si hay más golpes silábicos, tampoco pasa nada. Lo importante es pasarlo bien, jugar con las palabras, con lo que evocan y hacen sentir. Aunque falte o sobre alguna sílaba, el éxito con los niños es transmitir que el lenguaje es maleable, flexible, capaz de hacernos soñar. Creando un haiku o ante cualquier otro tipo de estructura. Pero un haiku, por su brevedad y su simplicidad (solo aparente), es una buena apuesta para adentrarse en la música de las palabras.

El sueño, 1912, Museo Thyssen-Bornemisza. Franz Marc.

– Hacer poesía es jugar con las palabras, crear imágenes dentro de la cabeza de la gente o despertar sentimientos en su corazón, a veces ambas cosas. Por ejemplo, dime un animal.

– Los caballos.

– Vale, ¿qué es lo primero que se te viene a la mente cuando piensas en caballos? ¿Cómo son, qué hacen?

– Corren. Los caballos corren.

– Estupendo. ¿Por dónde corren? Cierra los ojos y dime lo que imaginas.

– Pues hay árboles, hierba y cielo azul.

– Muy bien. Los caballos corren entre árboles, sobre la hierba verde y bajo el cielo azul. Pero eso no es un poema, eso es describir lo que ves. Voy a hacer un poema con lo que me has contado, y lo voy a usar una expresión que te inventaste hace tiempo y que era muy bonita, muy poética, “azul frondoso”. Cierra los ojos y escucha:

Árboles vuelan
truenan los caballos
azul frondoso

– ¿Por qué truenan los caballos? Los caballos no truenan.

– ¿Seguro? Si te digo «truenan los caballos», ¿qué te imaginas?

– Pues que van muy deprisa haciendo mucho ruido.

– ¡Claro! Eso es hacer poesía, jugar con palabras para hacer que la gente imagine y sienta.

Tras la explicación la dejé media hora a solas. Al volver había creado media docena de pequeños poemas, todos con vocación de haikus, y lo había pasado bien haciéndolo. Poemas como

Los gatitos
nacen a la luz
de la luna

Un pequeño
unicornio vuela en
el sol de invierno

Y mi favorito, el que convirtió en dibujo, algo que también es frecuente encontrar en los haikus y que a los niños les suele gustar:

El sol está apagado
quiere ser violeta
como las flores

Es también bonito leer haikus con niños. Julia descubrió que uno de los más conocidos se cree que su autor, el monje budista Onitsura, lo escribió con apenas siete años, solo uno menos que ella:

«Ven, ven», le dije,
pero la luciérnaga
se fue volando.

Y a mí me llegó hondo el de la poetisa del siglo XVIII Chiyo-Ni, que creó tras ver morir a su hijo pequeño. Y eso que soy consciente de que toda traducción poética hace que el original pierda fuerza.

El cazador de libélulas,
¿hasta qué región
se me habrá ido hoy?

¿Jugamos a dejarnos llevar por la música de la voz y el corazón?

1 comentario

  1. Dice ser LaCestitadelBebe

    Hola,

    pues me encantan siempre me ha gustado la poesía y esa magia e ingenio que conjuga, gracias por presentar estos juegos que yo personalmente desconocía. Seguro que pasais unos ratos geniales!

    Besos!

    Anabel

    27 octubre 2017 | 08:41

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