Archivo de diciembre, 2016

¿Te incomoda ver que una madre besa a su hijo en la boca como ha hecho Hilary Duff?

Yo no beso a mis hijos en la boca. Les beso en muchos otros sitios, en la mejilla, en la coronilla, en la frente, en las manitas… Doy besos que suenan para hacer reír a Jaime; doy besos al asalto a Julia para evitar que me haga la cobra, algo que le divierte mucho; doy besos que cazan la fiebre y otros que velan los dulces sueños.

No beso a mis hijos en la boca.
No lo hago porque nunca me ha nacido hacerlo. No lo hago porque nunca recibí besos así de mis padres. No lo hago porque tampoco me he saludado nunca con piquitos con mis amigos.

No lo hago. No beso a mis hijos en la boca. Pero si lo hiciera, no veo qué habría de malo en ello. Miro la foto de Hilary Duff besando a su hijo de cuatro años en Disney y no veo más que una demostración de afecto. Pero esa foto ha desatado una (la enésima) polémica en redes sociales.

Es simplemente una demostración de amor maternal, no hay nada sucio ni sexual en ello y el que vea algo inapropiado y erótico en esa imagen tiene, como ha respondido la cantante, «una mente retorcida». Respecto a los que dicen que es antihigiénico. Ni vivir ni amar es algo estéril. Y tampoco exageremos, que no es precisamente un beso francés (que, obviamente, sí sería inapropiado), es simplemente un pico con los labios cerrados.

¡Qué puñetera manía de juzgar a los demás por chorradas! ¡Y qué polémicas más absurdas se montan online de tanto en cuanto! Como si no estuviéramos hartos de ver celebridades haciendo lo mismo que Duff, como si la cantante estuviera obligando a alguien a hacerlo.

Claro que todo esto engarzaría con otro debate distinto, que es el de la exposición de los niños en redes sociales para obtener más seguidores, más repercusión, tanto por parte de celebridades como de aspirantes a serlo. Pero eso es otro debate para otro día.

Mejor para cualquier niño recibir demostraciones de amor que crecer en un entorno en el que no hay besos, no hay abrazos, no hay «te quieros», en el que siempre es un invierno emocional

Y que besemos a nuestros hijos no quita que les enseñemos que no tienen que dar ni un besito a la fuerza, que no tienen que consentir contactos que no les agraden en ningún caso. Somos los guardianes de nuestros niños. Y eso también es otro tema.

La inclusión no la podemos conseguir solos, necesitamos ayuda #LaRedMásSocial

plenaEste miércoles asistí a la entrega de los premios Plena Inclusión Madrid, unos reconocimientos a la labor de aquellos que han puesto algún granito de arena por la inclusión.

¿Quiénes han sido los premiados? Pues la Compañía Nacional de Danza, la Asamblea de Madrid, a la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) por su diccionario adaptado y a la Fundación Rural Caja Castilla La Mancha.

De la gala, presentada por la actriz Leticia Dolera y por Javier Osorio y amenizada por el mago Iván Santacruz, me quedo con las siguientes pinceladas que dejé por Twitter mientras transcurría, una de ellas reconvertida en el título de este post.


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¿Sabes lo que implica ser electrodependiente?

Termino de leer varios contenidos sobre los 5.500 millones que nos va a costar a los contribuyentes el fracaso de las autopistas de peaje, leo a continuación sobre pobreza energética y la mala gestión energética en general de nuestros gobernantes, una ceguera que afecta al cambio climático.

Luego me encuentro con una petición en Change que ya ha superado ampliamente las 250.000 firmas y que me abre los ojos a una realidad que desconocía y que hace más patente esa mala gestión en muchos sentidos de los que nos mandan: la electrodependencia y su desamparo.

Hay gente que necesita de la electricidad para vivir. Y no me refiero a que, como cualquiera de nosotros, viven en hogares en los que un apagón nos deja sin posibilidad de cocinar, alumbrarse o conservar los alimentos. Hablo de personas que viven conectadas a una máquina, porque de no ser así morirían en poco tiempo. Personas cuya factura eléctrica se ve multiplicada y que, si no quieren que un apagón resulte mortal, se tienen que comprar equipos autónomos. Todo eso sin ninguna ayuda, sin ningún soporte.

La vida de nuestro pequeño Aarón depende de una máquina que respira por él. Una negligencia médica durante el parto lo dejó atado a esta máquina a través de una traqueostomía, posiblemente de por vida.

Aarón es lo que se llama un paciente electrodependiente. No es el único, hay miles como él en España. Y todos ellos dependen de un cable conectado a la red eléctrica que los mantiene con vida como si de un cordón umbilical se tratase. Si dicho cordón se apaga o falla, las consecuencias pueden ser fatales. Aarón, por ejemplo, dejaría de respirar.

Esta especial vulnerabilidad ha llevado a algunos países a reconocer derechos especiales a los pacientes electrodependientes. Argentina, por ejemplo, amplió recientemente la tarifa eléctrica social para aquellas personas “con una enfermedad cuyo tratamiento implique electrodependencia». Y en Nueva Zelanda las empresas tiene prohibido desconectar la corriente de estos pacientes, incluso en caso de impago, si previamente se han registrado.

En España la realidad es bien diferente. No existe ningún tipo de ayuda, a pesar del evidente alza en el precio de la electricidad. Para que os hagáis una idea, nosotros pasamos de pagar 80 Euros al mes en electricidad a pagar 240. Tampoco existe ningún tipo de garantía de que el suministro no se cortará en caso de fallos en la red eléctrica o impago. Y tampoco puedes garantizar que esos fallos no ocurrirán porque, debido a las leyes energéticas impuestas por las propias compañías eléctricas, si pones unas placas solares en tu casa para cargar las baterías de las que depende tu vida, estás infringiendo la ley.

Por eso he iniciado esta petición junto a mi mujer para pedir que nuestro gobierno establezca mecanismos de protección para las personas electrodependientes:

– Inclusión de los hogares con este tipo de pacientes en la tarifa social de electricidad (o rebaja del IVA)

– Suministro de luz garantizado en todos los casos.

Los últimos avances en Argentina se han producido gracias a la movilización ejercida por varias familias a través de Change.org. Por eso sabemos que, si reunimos miles de apoyos, podemos conseguirlo aquí también.

No pueden recibir el bono social porque no cumplen los requisitos. O hay voluntad del Ministerio de Industria o todo quedará en nada, pero los padres de Aarón se están moviendo para crear una asociación que les agrupe y defienda sus reivindicaciones. Espero que tengan éxito.

De momento podéis ayudarles con una firma.

‘¿Qué le pasa a tu hermano?’, un libro para el control de daños emocional de los hermanos de personas con discapacidad

imageHace ya unas tres semanas que llegó a mis manos ¿Qué le pasa a tu hermano?, un libro impulsado por Plena Inclusión y la Fundación MRW para ayudar los hermanos de niños con discapacidad. Sus autores son Àngels Ponce, terapeuta familiar, coach y especialista en procesos de duelo que lleva más de 30 años acompañando y apoyando a familias con hijos con discapacidad, y Miguel Gallardo, ilustrador conocido por todas las obras nacidas de sus vivencias y relación con su hija María.

No penséis que se trata de un cuento o de un manual dirigido a padres o tutores, solo el último capítulo se dirige directamente a ellos. Está escrito para los hermanos de niños con discapacidad, la discapacidad que sea: autismo, síndrome de Down, parálisis cerebral, enfermedades raras… Con un lenguaje muy directo y adaptado, el primer capítulo habla a estos niños sobre la discapacidad y luego, la parte principal del libro está dividida por emociones.

En todas esas emociones: tristeza, orgullo, vergüenza, celos, angustia… la estructura es similar. Hay una pequeña explicación, una breve historieta que ejemplifica esa emoción dibujada por  Gallardo en la que los protagonistas son un niño con discapacidad y su hermano, unas actividades y unos cuantos consejos para manejar situaciones similares o esas emociones.

La mayoría de las emociones que recoge son negativas. No hay que engañarse, claro que pueden estar ahí y conviene no enterrarlas, encararlas con recursos, pero no creo que todas estén en todos los niños. Mi hija, por ejemplo, apenas necesitaría trabajar un par de ellas, al menos de momento. Por eso es buena idea mirar con detenimiento el manual y decidir qué sentarse a ver juntos según el momento y el niño. Y lo de estar juntos ante sus páginas me parece imprescindible, para contestar preguntas que surjan en el mismo tono que emplea el libro y para personalizar las vivencias.

Si estáis interesados en el manual podéis descargarlo de manera gratuita en PDF o encargar una copia desde esta página web.

Arriba tenéis mi primer vídeo y soy consciente de que resulta un tanto precario, que lo he grabado con el móvil sin edición ninguna porque mi intención no es meterme a youtuber sino que podáis ver bien su contenido si estáis interesados. Sed benévolos, por favor.

Para terminar, el booktrailer. Un vídeo mucho más profesional que el mío:

‘El circo de hielo’, encuentro y reencuentro con trapecistas, payasos, patinadores…

15318010_1848026192075480_6347737259301036171_nJulia tiene siete años y nunca había ido a un circo. Cosas que pasan. Hemos estados en eventos de todo tipo: teatros, musicales, parques temáticos, cines… Pero nunca en el circo. Los circos que hemos tenido a mano eran de los que se publicitaban con fieros tigres blancos, elefantes encabritados o cocodrilos de fauces enormes. Circos a los que me niego a ir por el sufrimiento animal que provocan y porque fomentan el ver a los animales como payasos.

Nunca había ido hasta el pasado viernes, que acudí con ella a ver el espectáculo de El circo de hielo y pudimos comprobar de primera mano la magia que encierra.

Fue el primer encuentro con el circo de Julia (si no contamos la película que Netflix tiene de El circo del sol) y mi reencuentro, porque la última vez que estuve en uno era una adolescente que acompañaba con mis padres a una niña más pequeña y salí horrorizada. Acudimos al circo de Teresa Rabal, al que recuerdo que fui y disfruté mucho cuando era una niña de la edad de mi hija, y debimos pillarlo en sus horas más bajas porque aquello fue un desastre absoluto, incluyendo a la señora Rabal jurando a gritos en arameo a uno de sus ayudantes.

De El circo de hielo lo de menos es la historia del escultor del hielo o el encantamiento del que nos hablan, no deja de ser una excusa para dar paso a patinadores, trapecistas, músicos, cantantes, forzudos y payasos.

Mi compañero Isra Álvarez contó la mar de bien en qué consiste el espectáculo en el artículo El Circo de Hielo: un mundo helado para una historia circense que os invito a leer si estáis interesados, con entrevista a Suso Silva, director artístico y Premio Nacional de Circo en 2003 y a la patinadora Telma Ruiz.

Yo me limitaré a recomendarlo porque para nosotras fueron más de dos horas de un espectáculo que merece la pena, porque no hay animales y porque intenta reinventarse. Nos dejamos las manos a aplaudir, cantamos, reímos y contuvimos el aliento.

Disfrutamos, sencillamente, de una tarde en el circo. Y nos dejó con ganas de más.

Julia sobre todo con los payasos que conducen la función, Tik y Tak. También con los trapecistas. Y no podía evitar taparse los ojos y mirar entre las rendijas de sus deditos mientras uno de los artistas trepaba hasta lo alto de la carpa acumulando sillas en equilibrio inestable. Alucinó con la mujer que volaba colgada de su pelo y con la bailarina que se contorsianaba y colgaba al vacío dentro de una bola de Navidad.

Eso sí número de los forzudos, uno de los últimos y que a mí me pareció muy bueno, ella llegó ya algo cansada. Dura mucho y a los niños de menos de cinco años tal vez se les haga muy largo.

circo

Ahí tenéis la pista vacía de artistas justo al acabar la función. No se permitía hacer fotos y es algo que se agradece, el baile de flashes y pantallas iluminadas del último Disney OnIce fue de locura.

Está hasta el 15 de enero, en el Escenario Puerta del Ángel de Madrid y las entradas cuestan a partir de 14 euros (merece la pena evitar las butacas más laterales y las filas más altas). Luego hará gira por otras ciudades.

Conviene ir con tiempo, dos horas antes de la función hay una pista de patinaje sobre hielo (con un coste de 5 euros por 30 minutos y permanece abierta una hora después), puestos de nubes con chocolate, palomitas y algodón de azúcar, un árbol de Navidad enorme que decorar, buzones para los Reyes Magos y Papá Noel y polaroids para tener un recuerdo instantáneo.

¿Y si nos fabricamos nuestros propios catálogos de juguetes?

15301160_10210323500318115_1251379588_nLa pasada semana estuvimos hablando de los juguetes que los niños piden en estas fechas, de la mala calidad, la escasa jugabilidad y el alto precio que un alto porcentaje muy elevado de los que aparecen seleccionados en los catálogos tienen. También de cómo los que aparecen en los espacios publicitarios de los contenidos audiovisuales infantiles pecan de lo mismo.

Y al final muchas veces nuestros hijos acaban pidiendo cosas que apenas aprovechan influenciados por la publicidad o la selección del catálogo.

Como consecuencia de esos posts, una amiga me mostró lo que ella hace como una manera de contrarrestar todo aquello. Y me ha parecido una idea estupenda, tanto que le pedí que me hiciera unas cuantas fotos para compartir esa iniciativa desde aquí con todos vosotros (gracias Ana).

Ella elabora su propio catálogo, con su selección de juguetes, libros, juegos de mesa… Comenzó a hacerlo «harta de que pidiese doscientos juguetes con los que luego ni jugaba». 

15284078_10210306841901665_1027547329247141765_nRequiere mas dedicación, tiempo y planificación que plantarse en un establecimiento y agarrar el catalogo que ofrecen. Toca hacer una selección suficientemente amplia y variada que tenga siempré en cuenta los intereses y gustos del niño y pensando en su idoneidad, pero creo que hay muchos casos en los que puede merecer la pena el esfuerzo.

«Los hago con Hoffman, al ser libros pequeñitos mandan dos, así que se puede aprovechar y hacerse con algún primo», me cuenta. Pero hay muchas maneras de hacerlo, incluso puede valer una tan sencilla como recortar o imprimir aquello que queremos incluir y pegarlo en unos folios organizados a modo de revista, ni siquiera es preciso emplear ningún sistema de impresión. Incluso se puede elaborar junto al niño. 

¿Qué os parece la idea?

‘Monopoly Electronic Banking’, más ágil y sencillo que el clásico (tal vez demasiado)

imageEste fin de semana hemos probado con Julia el Monopoly Electronic Banking. El que nos hace decir adiós a los míticos billetes de papel de colorines porque cuenta con un dispositivo que hace todas las cuentas por nosotros. E iba reticente, tengo que confesarlo, pero no por la despedida del dinero.

Lo primero que pensé al informarme sobre esta versión modernizada del clásico de Hasbro y pensar en cómo seria jugarlo con niños fue en que se perdía una parte didáctica importante. Jugar con nuestros hijos al Monopoly de toda la vida supone un ejercicio constante de cálculo mental. Tanto tengo, tanto vale esa propiedad, tanto pierdo si caigo ahí, tengo que reunir los billetes justos para pagar tanto, tengo que vender una propiedad que ya tenía para recuperar tanto…

Pero tengo que reconocer que tiene sus virtudes. Nada más empezar a jugar pudimos comprobar que, como el aparatejo se encarga de todo, las partidas son mas rápidas y se reduce considerablemente la edad a la que se puede jugar con los niños.

Y cuando digo que lo hace todo, es todo.

Caes en una calle y, si la quieres comprar, pasas la tarjeta de propiedad y luego tu tarjeta de crédito y el chisme te resta el importe. Si no la quieres comprar sale obligatoriamente a una subasta dirigida por el cacharro. Si caes en una propiedad ajena, pasas la tarjeta de la calle, luego la tuya y te resta el alquiler. Si la calle en la que caes es de tu propiedad, pasas las tarjetas y el alquiler sube (el equivalente a cuando comprabas y colocabas más casas y más hoteles). Al pasar por la meta, el cacharro suma el dinero que toca. Cuando hay eventos bueno o malos, también es el lector de tarjetas el que registra todo.

El Monopoly se centra así en la maquinita, que no deja de leer tarjetas sin parar y te sirve la partida masticada. Y, todo hay que decirlo, a los niños les encanta lo de arrimar la tarjeta. Al menos la primera docena de veces.
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‘Vaiana’, la Mulan de los mares del sur: sobresaliente en calidad técnica

382483-944-866En casa teníamos muchas ganas de ver las aventuras de Vaiana (también Moana y Oceanía, que la película tiene más nombres que Prince). En los últimos años llevamos una racha de princesas Disney con muchas virtudes: la más reciente, carismática y exitosa Frozen, la deliciosa película de aventuras clásica que es Enredados y La princesa y el sapo, que también tiene su encanto y gana con cada visionado. Incluso es remarcable Brave, ésta última de Pixar, interesante pese a no haber sido el fenómeno de otras.

Elsa, Anna, Rapunzel, Tiana y Mérida. Un testigo difícil de coger para la exótica princesa de los mares del sur. Salva el reto a medias.

Este domingo estuve viéndola con Julia, a la que le gustó pero no fascinó. Y mi hija es público objetivo para la cinta, no sólo por sus siete años, también porque es una niña que huye del rosa y gusta de personajes femeninos peleones.

A mi pregunta de si le había gustado poco, mucho o normal, respondió con un normal. Y no volvió a acordarse de la película en todo el día. Algunos niños más pequeños, de unos cuatro años, se revolvían a nuestro lado inquietos en sus butacas e incluso hubo alguno que lloró en algún momento.

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Lo más destacable de Vaiana, lo que me dejó con la boca abierta, fue su calidad técnica. La melena rizada de la protagonista, el mar en todas sus manifestaciones, la textura de la piel… es tan so recogedor que te preguntas cual será el siguiente paso de la animación generada por ordenador, hasta donde puede llegar.

Lo más decepcionante, las canciones, pese a que hay muchas. De otras películas Disney podías salir tarareando algunos temas, aquí las canciones, salvo por pequeñas pinceladas, se escuchan y resbalan. Están lejos del buen musical que acompaña a las imágenes y emociona, que podrías imaginar perfectamente representado en Broadway. De Vaiana no saldrá un Let it go que todos aprendamos, ni de lejos.

Entre medias una princesita adorable tanto de niña pequeña como de adolescente, unos pocos buenos guiños, personajes bien diseñados, una abuela que es un acierto absoluto y que roba todas las escenas en cualquiera de sus formas, un mensaje que invita a no negarse a uno mismo, unas escenas maravillosas de los antepasados navegantes y un animalito de compañía atípico y por eso interesante.

¿Y la historia? Recuerda mucho a Mulan. No hay ningún interés romántico (algo que comparte también con Mérida y que se agradece). Tenemos una familia con padre, madre y abuela (también es de agradecer que no haya huérfanos, aunque no se resisten a mostrar una muerte), una cultura exótica, nuevas leyendas y tradiciones, un coprotagonista con el que se forma un relación casi de buddy movie, una protagonista que se rebela y adopta un papel que no le está permitido para encontrarse a sí misma y salvar a los suyos y un viaje repleto de aprendizajes. Y, al igual que Elsa tiene una relación especial con la nieve y el hielo, Vaiana la desarrolla con el mar.

¿Merece la pena? Sin duda, es uno de los grandes estrenos infantiles del año. ¿Se convertirá en un fenómeno como otras princesas Disney previas? No lo creo.

Los libros sobre autismo/discapacidad que me llevaría a una isla desierta

lucas_cubiertaEste sábado, Día Europeo de la Discapacidad, no solo quería recomendar el cuento que hoy se presenta María, la alegría de la diferencia y del que también os he hablado. He pensado que sería buena idea recomendar aquí un puñado de libros que he leído relacionados con la discapacidad, no necesariamente con el autismo que mi hijo tiene.

Son pocos. No quiero abrumar con un gran listado de libros recomendados. Es un pequeño listado breve, imperfecto y ecléctico, pero que a mí me aportó y me resultó interesante. Serían mis libros de cabecera, los que me llevaría a una isla desierta, los que recomendaría sin dudarlo. De algunos os he hablado ya en este blog, de otros tomo nota de hacerlo.

Al menos así es hoy, mañana lo mismo añadiría alguno más. Y agradezco cualquier recomendación de otros títulos que queráis hacerme (hacernos) en los comentarios.

CUENTOS Y NOVELAS

  • El cazo de Lorenzo. Isabelle Carrier (Juventud 2010). Un clásico para los más pequeños que emociona a los adultos. Yo lo he leído infinidad de veces y me sigue llegando. Imprescindible.
  • Por cuatro esquinitas de nada. Jerome Ruilllier (Juventud 2014). Otro cuento que es una maravilla a cualquier edad para comprender lo que es la inclusión.
  • Lucas tiene súperpoderes. Ana Luego (Defábula 2016). Para niños algo más mayores, aquí los más chiquitines tal vez se pierdan, y protagonizado por el autismo. Pasaremos una tarde con Lucas, aprendiendo a ser flexibles y no emitir juicios apresurados.
  • Flores para Algernon. Daniel Keyes (Ediciones SM 2006). Una novela para adultos, un clásico de la ciencia ficción cuya lectura no es fácil pero resulta magistral. Las reflexiones lo acompañan se quiera o no.
  • María y yo. Miguel Gallardo. (Astiberri 2007). La conocida y premiada novela gráfica que se convirtió en película sobre la cotidianidad de María, de 14 años.

MANUALES

  • Manual del juego para niños con autismo. Del cucutrás al juego simbólico.Anabel Cornago (Psylicom 2013)
  • Manuel de Teoría dela Mente para niños con autismo: ejercicio, materiales y estrategias. Maite Navarro y Anabel Cornago (Promolibro 2012)
  • Hablando nos entendemos los dos. Elaine Weitzman y Jan Pepper (The Hanen Centre 2007)
  • Habla signada para alumnos no verbales. Schaeffer, B. Raphael, A. y Kollinzas, G. (Alianza 2005)
  • Pensar con imágenes: mi vida con el autismo. Temple Grandin (Alba 2006)
  • El cerebro autista. Temple Grandin (RBA 2014)
  • Investigaciones recientes sobre el autismo. José Ramón Alonso (Psylicom 2014)

También os dejo una pequeña selección de páginas web que tienen información de utilidad.

BLOGS Y PÁGINAS WEBS

‘María, la alegría en la diferencia’, un cuento para el Día Europeo de la Discapacidad

maria«Todos los niños son distintos.
Algunos lo son aún más
y necesitan una ayuda especial
porque no logran hacer
lo mismo que los demás.
A esto se llama discapacidad»,
explicaba la madre de María.

Hoy, 3 de diciembre, es el Día Europeo de la Discapacidad. Hoy se presenta en España el cuento portugués María, la alegría en la diferencia, editado por Confluencias Ámbolo. Una historia escrita por la portuguesa Teresa Coutinho, madre de la protagonista y jefa de prensa del Parlamento Europeo en Portugal, e ilustrado por el artista gráfico Pedro Sousa Pereira.

El cuento, recomendado por el Ministerio de Educación luso por su valor de sensibilización hacia la discapacidad, destinará los beneficios que obtenga a la Asociación de Padres de Personas con discapacidad APADIS de San Sebastián de los Reyes.

María, la alegría en la diferencia está pensado para ayudar a padres y educadores explicar a los pequeños por qué hay personas distintas y está basado en la historia real de María, prematura y con parálisis cerebral desde el nacimiento. El libro surgió de la necesidad por parte de la autora de encontrar respuestas a las preguntas de su hijo de cuatro años sobre por qué su hermana pequeña era diferente de los demás.

«¿Por qué no camina María?», preguntaban sus amigos.

«¿Por qué no camina María?»,
preguntaban sus amigos.

Es un cuento breve, bellamente ilustrado. Efectivamente luminoso. Mucho. Tanto que el mensaje es extremadamente sencillo, radiante y positivo para niños que van creciendo y viendo los grises y las complejidades del mundo. Y bien está que las vayan percibiendo.

La alegría no es lo único que hay en la diferencia. No obstante, resulta inteligente buscarla.

Dicen que es una historia destinada a niños a partir de los 4 años. Yo creo que puede ser perfectamente apta para niños más pequeños. Y que no lo es para niños mucho más mayores. A partir de los cinco o seis años pueden surgir muchas preguntas que ahí no tienen respuesta.

Pero para los más pequeños es una buena opción.

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