‘Trolls’, la última película de animación de Dreamworks es todo color, música, buen rollo (y Justin Timberlake)

La semana pasada pude ver con Julia el nuevo estreno infantil de Dreamworks, una película dirigida por Walt Dohrn y Mike Mitchell rebosante de color, música, baile y buen rollo en general que este viernes llega a los cines.


Está inspirada en los muñecos creados en los años cincuenta en Dinamarca por Thomas Dam, que llegaron a nuestro país en los ochenta y noventa y que a mí, particularmente, me parecieron siempre más feos que el demonio. ¿Los recordáis?

Unos muñecos que, rediseñados para que resulten más monos, ya están presentes en los pasillos de las tiendas de juguetes y en los catálogos de Reyes (sí, ya empieza a haberlos, para que los niños ya vayan pensando qué se piden y para los adultos que quieren llenar las alforjas con tiempo).

En la película los trolls son pequeñas criaturas a las que sólo les preocupa cantar, bailar, darse abrazos cada hora y, en menor medida, hacer cupcakes y scrapbooks. Todo muy cuco e ideal. Pueden manejar su pelo a voluntad, que ya quisiera Rapunzel, y algunos tienen superpoderes como tirarse pedos de purpurina (sí, tal cual). Todo muy mono e ideal si no fuera porque hay unas criaturas enormes y desdichadas llamadas Bergens (nombre a medio camino entre la ciudad noruega y el apellido de uno de sus guionistas, Berger),  que descubren que comer un troll les proporciona un intenso fogonazo de felicidad.

A algunos de los niños más pequeños, de tres y cuatro años, hubo momentos en los que los Bergens y sus ansias devoradoras les dieron algo de miedo, pero lo cierto es que es una película apta para todos los públicos.

Los protagonistas son una princesa troll llamada Poppy interpretada por Anna Kendrik (Dando la nota o Into the Woods) y un troll gris, Branch, cuya voz en la versión original es de Justin Timberlake, nada menos. También suenan las voces de Zooey Deschanel (como la adorable bergen que emula a la Cenicienta), John Cleese, Gwen Stefani o James Corden.

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Ella se pasa de frenada en su despreocupación y ganas de pasarlo bien y él es triste y negativo en extremo. Ambos acabarán encontrando la virtud en un término medio mientras intentan rescatar a unos amigos de los (tal vez no tan) malvados Bergens recorriendo un mundo único también colorido hasta el extremo y con textura de felpa.

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La historia no sorprende especialmente, ni tiene profundidad ni falta le hace. Su mensaje final es que la felicidad está en el interior de cada cual y solo hay que estar dispuesto a encontrarla, y vale con eso. Es una película amable, cuya hora y media transcurre amena, plagadita de canciones y durante la que apetece incluso levantarse y bailar en algún momento.

Mirar la cantidad de temas incluidos en la película, enteros o en parte, marea y todo: Can’t stop the feeling!, September, The Sound Of Silence, Hello, True Colors, Bad Reputation, Funkytown, What A Wonderful World, Stayin’Alive, Safe and Sound, Fireball, Paranoid, More Than A Feeling, Firework, Only Girl (In The World), Break On Through (To the Other Side), You Really Got Me, My Generation, Shake it off, Ice Ice Baby, Sexy and I Know It, Back In Black… Es decir. Ariana Grande, Bee Gees, Katy Perry, the Who, AC/DC, Taylor Swift, Rihanna Louis Armstrong, The Doors, The Kinks y, por supuesto Timberlake, entre muchos otros.

Por cierto, es de las que incluyen pequeña sorpresa al final, así que no vale salir corriendo la sala de cine a la primera de cambio.

1 comentario

  1. Dice ser marian

    Respecto a películas, decir que «Un monstruo viene a verme» no es para niños aunque su protagonista tenga 12 años, es una película muy realista con un tema lamentablemente ya muy habitual, buena para mi gusto pero tremenda.

    28 octubre 2016 | 10:35

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