Yo también fui una chica con el bañador verde

a00508540 950Jessica Gómez me invita a compartir su reflexión en su página de Facebook Que no me falte, un lugar de reflexiones que merecen la pena teniendo en cuenta que más de 20.500 personas la siguen. Se llama la Querida chica del bañador verde, y claro que la quiero compartir, porque siguiendo con el juego polisémico, la comparto por completo.

Yo también pasé de ser una chica del bañador verde a la madre de la toalla de al lado casi sin darme cuenta. Yo también dirigiría a la chica del bañador verde las mismas palabras que Jessica le dedica, también se las diría a mi hija. Os digo más, también me las diría a mí misma. De hecho tengo que repetírmelas de vez en cuando.

Me atrevería a decir que todas somos chicas con el bañador verde en un momento u otro. A todas nos han convertido en esa chica con el bañador verde que retrasa el momento de quitarse el pareo o la camiseta, que mete tripa, que en lugar de relajarse y disfrutar de la playa o la piscina piensa en qué postura es poco conveniente si quiere disimular aquello de su cuerpo que no la convence.

Nos perdemos la brisa, la arena, las risas… metidos en nuestra pequeña jaula absurda, cuyo barrotes proceden de todas partes: de las redes sociales, de las revistas, de nuestros amigos, de las novelas que leemos, de  nuestras propias madres…

Yo no quiero ser una de esas madres que crean complejos, que priman lo superficial sobre lo esencial. Menos aún en esta época que me da la impresión que prima aún más el aspecto físico sobre tantas otras cosas mucho más relevantes, con la tiranía de los móviles siempre presente, con sus cámaras fotográficas ubicuas y sus tiranas redes sociales.

No, no lo quiero. No quiero que mi hija sea la chica del bañador verde. Probablemente no podré evitar que alguna vez caiga en ese no salir de la toalla, en ese no desprenderse de la camiseta, en ese tumbarse en la postura más favorecedora y no menearse. Pero os aseguro que haré todo lo que esté en mi mano para evitarlo.

Y ahora sí, aquí tenéis el texto de Jessica:

a00473071 1017Soy la mujer que está en la toalla de al lado. La que ha venido con un niño y una niña.

Primero que nada, decirte que estoy pasando un rato muy agradable junto a ti y tu grupo de amigos, en este trocito de tiempo en el que nuestros espacios se rozan y vuestras risas, vuestra conversación ‘transcendental’ y la música de vuestro equipo me invaden el aire.

¿Sabes? He alucinado un poco al darme cuenta de que no sé en qué momento de mi vida he pasado de estar ahí a estar aquí: de ser la chica a ser “la señora de al lado”, de ser la que va con los amigos a ser la que va con los niños.

Pero no te escribo por nada de eso. Te escribo porque me gustaría decirte que me he fijado en ti. Te he visto, y no he podido evitar verte.

Te he visto ser la última en quitarte la ropa.

Te he visto ponerte detrás de todo el grupo, disimuladamente, y quitarte la camiseta cuando creías que nadie te miraba. Pero yo te vi. No te miraba, pero te vi.

Te he visto sentarte en la toalla en una cuidada postura, tapando tu vientre con los brazos.

Te he visto meterte el pelo tras la oreja agachando la cabeza para alcanzarla, quizá por no mover los brazos de su estudiadísima posición casual.

Te he visto ponerte en pie para ir a bañarte y tragar saliva nerviosa por tener que esperar así, de pie, expuesta, a tu amiga, y usar una vez más tus brazos como pareo para taparte: tus estrías, tu flaccidez, tu celulitis.

Te vi agobiada por no poder taparlo todo a la vez mientras te ibas alejando del grupo tan disimuladamente como antes lo hiciste para quitarte la camiseta.

No sé si tenía algo que ver, en tu descontento contigo misma, que la amiga a quien tú esperabas se soltaba su larguísima melena sobre una espalda a la que sólo le faltaban unas alas de Victoria’s Secret. Y mientras tanto tú ahí, mirando al suelo. Buscando un escondite en ti misma, de ti misma.

Y me gustaría poder decirte tantas cosas, querida chica del bañador verde… Puede que porque yo, antes de ser la mujer que viene con los niños, he estado ahí, en tu toalla.

Me gustaría poder decirte que, en realidad, he estado en tu toalla y en la de tu amiga. He sido tú y he sido ella. Y ahora no soy ninguna de las dos –o acaso soy ambas aún- así que, si pudiera dar marcha atrás, elegiría simplemente disfrutar en lugar de preocuparme -o vanagloriarme- por cosas como en cuál de las dos toallas, la suya o la tuya, prefiero estar.

Quisiera poder decirte que he visto que llevas un libro en tu bolsa, y que cualquier vientre que ahora tenga tus dieciséis años perderá, probablemente, su tersura mucho antes de que tú pierdas la cabeza.

Me gustaría poder decirte que tienes una preciosa sonrisa, y que es una pena que estés tan ocupada en ocultarte que no te quede tiempo para sonreír más.

Me gustaría poder decirte que ese cuerpo del que pareces avergonzarte es bello sólo por ser joven. ¡Qué coño! Es bello sólo por estar vivo. Por ser envoltorio y transporte de quien en realidad eres y poder acompañarte en cuanto haces.

Me encantaría decirte que ojalá te vieras con los ojos de una mujer de treinta y pico porque quizás entonces te darías cuenta de lo mucho que mereces ser querida, incluso por ti misma.

Me gustaría poder decirte que la persona que algún día te quiera de verdad no amará a la persona que eres a pesar de tu cuerpo, sino que adorará tu cuerpo: cada curva, cada hoyito, cada línea, cada lunar. Adorará el mapa, único y precioso, que dibuja tu cuerpo y, si no lo hace, si no te ama así, entonces no merece que le ames.

Me gustaría poder decirte que –créeme, créeme, créeme- eres perfecta como eres: sublime en tu imperfección.

Pero, ¿qué te voy a decir yo, si sólo soy la mujer de al lado?

Aunque, ¿sabes qué? Que he venido con mi hija. Es la del bañador rosa, la que juega en el río y se está untando en arena. Hoy sólo le ha preocupado si el agua estaría muy fría.

A ti no te puedo decir nada, querida chica del bañador verde…

Pero todo, TODO, se lo voy a decir a ella.

Y todo, TODO, se lo diré a mi hijo también.

Porque así es como todos merecemos ser queridos.

Y así es como todos deberíamos querer.

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  • Fotos: GTRES

18 comentarios

  1. Dice ser Pablo

    Como le gusta a la gente echar balones fuera y acusar a todos menos al verdadero responsable, él mismo. Si te ves mal no es por culpa de los demás, es por la tuya, si no te quieres no es por culpa de los demás, es por la tuya.
    Y lo que mas me fascina es la capacidad de poner esa culpa sobre los hombros de un ser querido como una madre sin el mas mínimo remordimiento….

    09 julio 2016 | 10:38

  2. Dice ser logo

    Lo importante está dentro, y si llevaba un libro ese dentro es muy interesante y ese fuera también.

    09 julio 2016 | 11:22

  3. Dice ser J.G.R

    Muy emotivo porque yo he sido en este caso un chico con el bañador verde y te pierdes muchas cosas por sentirte asi.

    09 julio 2016 | 11:42

  4. Dice ser Rbk

    Yo también fuí la chica del bañador verde, tal cual lo describes era mi situación, ahora debería ser la señora de al lado pero no he vuelto a ir a una piscina desde entonces, me he perdido demasiadas cosas en mi vida. También se que ahora debe ser mucho peor para los chicos y las chicas de los bañadores verdes, vivimos en una sociedad muy cruel con la gente que no cumple ciertos canones, y ya como que no funciona lo de que la belleza está en el interior.

    09 julio 2016 | 12:38

  5. Dice ser Demagogia y bla bla

    No aprendes. Siempre lo mismo: palabrería cursi y trasnochada, que parece expresamente fabricada para consumidores compulsivos de libros de autoayuda como tú, y normalmente tomada de otros sitios o blogs, pues parece que lo tuyo no te da para llenar un post.

    Tú hija será «la chica del bañador verde» (vaya estupidez) lo quieras o no, dependiendo de sus genes, de su estilo de vida, de su forma de verse a sí misma… y a los demás nos importa un pito que tu hija sea la del bañador verde o la del rosa a topos, porque no pensamos fijarnos en ella, será una más cuando vaya a la piscina, y si tú tienes complejos, mal haces en pasárselos a ella escribiendo estas payasadas. Mejor para tu hija que el día de mañana este blog desaparezca de cualquier buscador, porque estás haciendo de ella una acomplejada probablemente sin serlo, por tus propios complejos que disfrazas de narcisismo y superioridad.

    Y te lo digo de buen rollo.

    09 julio 2016 | 15:47

  6. Dice ser miguel

    Pues yo soy un chico con la polla gorda y llena de venas. Combinan muy bien con el bañador verde, sobre todo si te lo bajas un poquito.

    09 julio 2016 | 15:56

  7. Dice ser Paco

    ¿Qué es esto del bañador verde? Explicación para Aspies, por favor. Gracias.

    09 julio 2016 | 16:03

  8. Dice ser Juan

    Yo no sere nunca, o eso creo, el padre de la chica del bañador verde por algo muy simple e importante, intentare que mis hijos tengan un cuerpo del que no se avergonzarian.
    ¿Por estetica? ¿Por cumplir canones de belleza? No, por que intentare que mis hijos realicen deporte varias veces por semana, por que tengan una dieta variada rica y saludable, y lleven una vida activa.

    Yo nunca me he acomplejado de mi cuerpo, y tampoco estoy para portada de revista, pero fue por que mis padres desde pequeño me inculcaron amor al deporte, a la vida activa, y mi alimentacion era variada dentro de los limites economicos y no habia en casa refrescos,bolleria industrial,golosinas o comida precocinada, tuve una infancia y adolescencia feliz y el cuidarme desde tan pequeño aumenta mis posibilidades de tener una adultez y vejez mas disfrutables.

    Ni culto desenfrenado al cuerpo, ni aceptar que estes gordo, hay que cuidarse a diario.

    09 julio 2016 | 16:30

  9. Dice ser Lola

    Yo también he sido una chica del bañador verde. Era flaquísima en un tiempo en que eso no era «lo normal», encima usaba gafas, vaya una verdadera «monada» según mis queridísimos compañeros de clase que no se cortaban a la hora de hacerme bulling. Pasó el tiempo y me fui a estudiar a un centro nocturno donde acudían gente adulta, aunque joven, dejé de sentirme rara.
    Con el tiempo he vuelto a ver a algunos «queridísimos compañeros» todos gordos, calvos, ellas con su celulitis y su flaccidez, yo sigo conservando el tipito gracias a mi constitución. Conclusión: No hay mal que dure cien años.

    09 julio 2016 | 17:35

  10. Dice ser sigo conservando el tipito

    Algunas estáis llenas de complejos, que pena.

    09 julio 2016 | 20:16

  11. Dice ser Lola

    Si dice lo del complejo por mí es cierto que lo tuve gracias, a como dije anteriormente, a los compañeros de escuela. Cuando se es un pre adolescente la autoestima anda muchas veces por los suelos y si oyes constantemente burlas por tu aspecto físico no creo que eso ayude mucho a superar el complejo.
    Afortunadamente todo eso pasó como cuando se pasa el sarampión, pero que quiere que le diga siento un placer enorme cuando veo que los que me atormentaban en su momento ahora están para el arrastre y yo, cosas de la vida o del karma, tengo una salud de hierro y encima no tengo problemas de peso . Lo que no quiere decir que no tenga empatía con las personas que sufren algún tipo de acoso.

    09 julio 2016 | 22:45

  12. Dice ser Amable

    La única verdad de todo el texto:

    «Tienes una preciosa sonrisa» = ERES GORDA

    Lo demás, gilipolleces absurdas y vacías. Supongamos que si tanta pena, o identificación, o empatía, o lo que sea, le provoca esa chica a la ex-bañador verde, ¿por qué no va y se lo dice directamente en vez de ejercer de bloguera lobotómica que no aporta nada? (A ver, el caso es hipotético, evidentemente, pero esta claro que la ex-bañador verde, en un caso así, calla y no actúa, y luego al llegar a casa, a «lucirse» escribiendo sesudos comentarios para los… bueno, seguidores)

    Porque todo es HIPOCRESIA, y así vamos.

    10 julio 2016 | 00:02

  13. Dice ser Jaso

    La cosa es mucho más fácil que eso. Si no te gusta algo, cámbialo. Si no te gusta y a pesar de ello no lo cambias, es porque el esfuerzo de cambiar no merece la pena en comparación con seguir así.

    10 julio 2016 | 08:14

  14. Dice ser Sara

    Yo fui chica de bañador verde, y eso que tenía buen cuerpo, era alta, muy delgada, con pecho, pero tenía exceso de vello en zonas como abdomen, pecho e ingles y eso hacía que ir a la playa fuera un suplicio. Siempre se habla de las gordas pero hay otros complejos igual de duros de los que nadie se acuerda. A mí me decían depílate, pero aunque el vello era fino me salían granitos, crecía de forma desigual…

    Este blog se está convirtiendo en moralina políticamente correcta, acabará siendo un panfleto.

    10 julio 2016 | 10:03

  15. Dice ser Vaya tela

    Con lo desagradable que es la gente que comenta en este artículo da igual lo guapos que sean, seguro que estarán solísimos, no creo que haya nadie que aguante a gente tan desagradable.
    Mejor ser gordo o feo o peludo, pero agradable y simpatico. Al final la gente se queda con lo dentro por mucho que los trolls digan.

    10 julio 2016 | 21:07

  16. Dice ser AGA

    Parece que no os enteráis o no queréis hacerlo. Puedes seguir una alimentación perfecta, hacer deporte y tener un cuerpo diez, que ya se encargara tu edad, la tele, el ambiente o lo que sea en convertirte en esa chica por tus orejas, o tus manos muy pequeñas o tus brazos muy largos o tu pelo o que se yo. Gente perfecta hay muy poca, e incluso esta puede tener complejos. A lo mejor la otra chica no se lleva nada a leer a la playa porque no pasa de una novela ligera y le da vergüenza que la comparen con su inteligente amiga del bañador verde. A saber.
    Por eso es bueno que nos concienciarnos de que la solución está en nosotros, en asumir que hay cosas que no se pueden cambiar, en aprender a ensalzar lo bueno en lugar de preocuparnos de esconder lo malo. Y, por supuesto, que pongamos todo de nuestra parte en no pasar esos complejos a nadie mas en la medida de lo posible.

    11 julio 2016 | 09:45

  17. Dice ser mari mar

    El post está bien, pero…¡¡ vaya 3 bellezones que ilustran la foto!!!…….no creo que tenga nada que ver con lo que reivindica el artículo, más bien todo lo contrario.

    29 diciembre 2016 | 12:47

  18. Dice ser mari mar

    Qué complicado que en las ilustraciones de artículos, propaganda, panfletos…etc…..aparezca gente normal….uff….qué complicado!

    29 diciembre 2016 | 12:49

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