Al fin llega ‘Frozen’ al espectáculo de Disney On Ice

imageHace unos días tuvimos la oportunidad de ver el último espectáculo de Disney On Ice, que está recorriendo España durante estas semanas de la mano de Feld Entertainment y ProActiv. Era la tercera ocasión en la que nos sentábamos dispuestos a disfrutar de la música, las historias y los personajes de Disney en su versión de patinaje sobre hielo. Hace aproximadamente un año os contaba desde este blog que el espectáculo de 2015, sin restar mérito a los patinadores y a la cuidada puesta en escena, resultó decepcionante por la ausencia de Frozen. La película se había estrenado un año antes, entre los asistentes abundaban los disfraces de Elsa y Ana, y la ausencia de la película supuso un chasco para muchos, sobre todo teniendo en cuenta que el espectáculo sobre hielo estaba creado hace tiempo, visible en Youtube y de gira en otros países.

Ha supuesto esperar dos años y que tal vez la euforia por la princesa de hielo y su hermana haya amainado bastante, pero al fin el mundo helado de Arendelle ha llegado con gran parte de las canciones (solo echamos en falta la de los trolls), un decorado cuidado al detalle y un palacio de hielo bien logrado. Yo acudí acompañada de Julia y mi sobrina, ambas con seis años, y disfrutaron durante los 120 minutos que dura el espectáculo, pero sobre todo en el final apoteósico, cantando y bailando en sus asientos: «¡Suéltalo! ¡Suéltalooooo!».

¿Qué vamos a encontrar en Disney On Ice 2016 además de Frozen? Pues en la primera mitad la película de Toy Story 3 entera condensada en 45 minutos de coreografías sobre el hielo y 15 minutos de La Sirenita. Tras el descanso y antes de Frozen, otro espectáculo breve de Cars, con Rayo McQueen, Sally, Mater y compañía rodando para reparar al coche de Mickey Mouse.

Los personajes clásicos de la casa: Mickey, Minnie, Donald… siguen siendo los maestros de ceremonias que introducen las distintas piezas, como es tradicional en todos los espectáculos sobre el hielo.
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Esos primeros tres cuartos de hora de Toy Story 3, la pieza más extensa con diferencia, se nos hicieron largos a los adultos. Coincidimos en que hubiera sido preferible que su duración fuera de la mitad, y haber incluido alguna otra película de Disney. Además, en ese espectáculo abundaban las canciones que nada tenían que ver con Disney y algo como Disney On Ice vas buscando precisamente la magia de Disney. También es cierto que a las niñas les gustó.

Otra impresión con la que salimos, motivada por el hecho de que Toy Story 3 y Cars sumaran tantos minutos, es que no era tan dirigido a las niñas como otros.

De los tres que he visto, mi preferido sigue siendo el primero, con numerosos números de menor duración, que hacen más ágil el espectáculo. Y conservo en mi memoria el espectacular número en el que Rapunzel y Flynn patinaban y volaban por el escenario como el mejor de todos los que he visto en estos tres años.

¿Merece la pena? Claro que sí, pero es un capricho caro y no apto para todo el mundo. Para los niños que sean verdaderos aficionados a los universos construidos por Disney, puede ser una auténtica gozada. Y una recomendación: es de esos espectáculos que merece la pena ver cuánto más cerca mejor.


Seguro que no os cuento nada que no sepáis. Si acudís, nada más entrar os toparéis con varias tiendas con merchandising variado y lo que mis padres siempre han llamado ‘tripeo’ en su versión Disney, con los sorbetes de hielo en plan arcoíris y algodón de caramelo multicolor como productos estrellas. Ya sabéis, forma parte de la experiencia.

imageY un último apunte respecto a los móviles. ¡Ay, los móviles! La mitad de los adultos que andábamos por allí estábamos más pendientes de hacer fotos y vídeos con los teléfonos que del espectáculo. A la foto de lucecitas en plena canción de Elsa me remito. Un tipo delante mío grabó en el móvil todo el espectáculo. Salvo para saturar la memoria del móvil, no se me ocurre para qué. «Estamos tontos con los móviles», dijo un padre que estaba delante de mí. Y tenía toda la razón. Alguna foto de recuerdo es algo fantástico, pero tal vez deberíamos plantearnos que incluso en aquellos espectáculos en los que no está prohibido utilizarlos, deberíamos hacer un uso contenido y tirando de sentido común. No solo porque nosotros nos perdamos lo que tenemos delante, también porque podemos distraer al resto de asistentes.

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