¿Cómo comunicar la muerte de un ser querido a un niño?

muertePronto se cumplirán dos meses desde la muerte de mi abuela, la bisabuela de Julia y Jaime. Todo sigue, para unos con más facilidad que para otros eso también es verdad. Las risas y las penas cotidianas continúan y también los recuerdos permanecen. Buenos motivos para no vivir temiendo el inevitable fin, para no temer al segador.

Entonces escribí un par de posts tras tener en la familia la primera muerte que mis hijos conocían directamente. Sí, mi suegro también murió, pero mucho antes que ellos nacieran, pero la de mi abuela fue la primera muerte de una persona cercana y conocida. La segunda imagino que no tardará mucho en llegar, será la de nuestra perra que ahora tiene dieciséis años y que ha sido la compañera de mis niños durante toda su vida. Obviamente no es un ser humano, pero también es un ser querido al que lloraremos mucho.

Hace dos meses me quedé con las ganas de traer un fragmento de la guía Explícame qué ha pasado, de la Fundación Mario Losantos del Campo. Recorrí bastantes enlaces, bastantes textos aquellos día; sin duda esta guía, de la que ya os dejé un extracto, fue la que más me gustó. Os la recomiendo si os véis en la necesidad de afrontar este tema. ¿Y quién no se va a ver en esa necesidad por un motivo u otro? Son 68 páginas llenas de sentido común y con una buena bibliografía al final por si se desea ampliar algún punto.

Aquí lo tenéis:

La noticia de la muerte de un ser querido debe ser transmitida al niño lo antes posible y siempre por medio de una persona en la que confíe y sienta cercana, a ser posible sus propios padres.

Es recomendable hacerlo en un sitio tranquilo y sin interferencias de ningún tipo, así como hablarle con cariño, a los ojos y poniendo en marcha toda la ternura necesaria para ayudar al niño a recibir la noticia con todo el cuidado y el afecto posible.

Debe comunicarse cuanto antes la muerte del pariente del niño a la escuela para que el equipo docente y psicopedagógico tenga en consideración la nueva circunstancia del menor.

Es importante tener en cuenta que ninguna de las explicaciones que se den al niño o al adolescente tienen por qué darse “de golpe”: podemos ir haciéndolo poco a poco y siempre completándolo con las preguntas, dudas y observaciones que él mismo quiera hacer. Debemos dejar que se exprese, que pregunte, que nos cuente lo que ha entendido, lo que se imagina y lo que fantasea tantas veces como sea necesario, porque sólo así podremos ayudarle en el comienzo y elaboración de su propio duelo.

La primera duda que surge cuando nos enfrentamos a un menor que ha perdido a alguien es si debemos o no decirle LA VERDAD. La respuesta a esta duda es clara: TANTO LOS NIÑOS COMO LOS ADOLESCENTES DEBEN SABER SIEMPRE LA VERDAD de lo sucedido, pero esta verdad debe abordarse en función de la capacidad cognitiva y emocional que el niño posea para poder comprenderla e integrarla.

Hay que explicar la muerte en términos reales, atendiendo fundamentalmente a lo que tiene de irreversible, definitiva y de fin de las funciones vitales. Para los niños más pequeños puede ser de gran ayuda explicarles estos conceptos poniendo como ejemplo la muerte de algún animal que ellos mismos hayan presenciado (un pajarito, un ratón, un perro, etc.).

La primera verdad que debe saber un niño es que la persona ha muerto y que nunca más volveremos a verla.

No debemos asustarnos por el uso de la palabra “muerto” o “murió”: éste es el comienzo necesario para lograr una buena comprensión de lo sucedido. Además, es importante que le expliquemos al niño lo que le sucede al cuerpo cuando alguien muere, porque éste es el principio que explica el fin de la vida: nuestro cuerpo se detiene y desaparece. Los recuerdos, el amor que sentimos por la persona que hemos perdido, nuestro deseo de no olvidarla nunca y de guardar todo lo que nos mantenga vinculados a ella en nuestro corazón será lo que ponga en marcha el proceso de duelo.
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En nuestra explicación sobre la muerte del ser querido podemos también mencionar lo que creemos que le sucede a la persona que muere -es decir, nuestras creencias religiosas o espirituales-, pero no debemos limitarnos a dar una explicación espiritual o religiosa de la muerte. Los niños necesitan conocer la parte física y real de lo que le ocurre a la persona que fallece:

Debemos decirle que la persona ha muerto y que su cuerpo ya no piensa, ni siente, ni ve. Que ha sido colocada en un ataúd y enterrada o incinerada como se hace en nuestra cultura para despedirnos de las personas, pero que su cuerpo ya no siente nada. Después podemos explicarle, según nuestras creencias religiosas o espirituales, que nosotros pensamos que la persona tiene una parte especial que no vemos ni se puede tocar, llamada alma o espíritu, y que esta parte va a un lugar llamado cielo al que nosotros no podemos ir, ni tocar, ni ver, y que es en nuestro recuerdo donde seguiremos estando con ella.

Si el niño aún no ha sido iniciado en la religión, la muerte de un familiar no es el mejor momento para hacerlo, ya que podría confundirles. En esta línea también es importante evitar expresiones como “Dios quiso que mamá fuese con Él” o “Dios se ha llevado al abuelito”, porque podría crearle miedos.

Los chicos de todas las edades (niños, preadolescentes y adolescentes) pueden preguntarnos sobre el porqué de la muerte de su ser querido: “¿Por qué tuvo que enfermar mamá y morir? ¿Por qué ha tenido papá un accidente? ¿Por qué nos ha pasado a nosotros?”. Estas preguntas son difíciles de responder. No importa si nosotros mismos tampoco tenemos la respuesta o nos hacemos las mismas preguntas. Podemos decirles a nuestros hijos o alumnos que no sabemos por qué ha sucedido, que hay cosas que no podemos controlar y que la muerte es una de ellas.

Por otra parte debemos tener en cuenta que, aunque le ofrezcamos una explicación veraz de lo sucedido, esto no evita que en su interior el niño sienta muchas cosas que hay que aclarar con él.

Siempre que sea conveniente, hay que asegurarse de que el menor tenga claro que no es responsable de la muerte de su pariente: no debemos olvidar la culpa que suelen sentir los niños ante la muerte de un familiar cercano (padre, madre, hermano/a), especialmente entre los más pequeños, en los que aún predomina con fuerza un pensamiento mágico y egocéntrico (hasta los 10 años aproximadamente). Algunos menores pueden pensar que han tenido algo que ver con la muerte de su ser querido, quizá porque se enfadaron con él, sintieron celos, se portaron regular, etc.

Esta autoinculpación por la muerte de un familiar, exista o no responsabilidad real, puede resultar insoportable también para los preadolescentes y adolescentes. En ocasiones, también se preguntan si tuvieron algo que ver, especialmente si la relación era conflictiva. Por ello, es importante ayudarles a expresar esta inquietud ya que, en ocasiones, su personalidad puede verse alterada, dejándoles sumergidos en duelos patológicos o complicados.

Se trata principalmente de ayudar a los niños y adolescentes a comprender que los pensamientos, las emociones y algunas conductas (como estar enfadado, pelearse, mostrarse rebelde) no provocan la muerte.

Otro aspecto a tener en cuenta es el estado de desprotección e inseguridad en el que muchos niños se sienten cuando un pariente (sobre todo si se trata del padre o la madre) muere. Por ello es de vital importancia brindarles seguridad y protección, especialmente a los niños más pequeños, para combatir su temor a que otro familiar cercano pueda morir.

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* Foto: GTRES

8 comentarios

  1. Dice ser Jorge

    «Obviamente no es un ser humano, pero también es un ser querido al que lloraremos mucho.»

    Muchos de ellos más queridos y llorados que los humanos…

    02 junio 2015 | 10:06

  2. Dice ser Maripuchi

    Hace unos años escribí este post, que incluye un enlace a un libro que está muy bien: http://unadocenade.com/una-docena-de-puntos-para-explicar-a-un-nino-la-muerte-de-un-ser-querido/

    02 junio 2015 | 10:50

  3. Dice ser pedro fernandez lopez

    Vivimos en Matrix…LITERALMENTE !!!…llevo muchos años aprendiendo una doctrina desconocida desgraciadamente para muchos llamada Espiritismo…y simplemente no puedo sino fascinarme cada dia por el cumulo de sabiduría, templanza ante las adversidades de la vida, y conocimiento sobre nuestro origen, situación presente y destino, no de la camisa finita desechable corpórea exterior…sino del verdadero viajero en el tiempo de nuestra ALMA mucho mas antigua que nosotros mismos normalmente…no me comprenderéis lo aquí escrito si no iniciais vosotros mismos ese maravilloso viaje al conocimiento de vosotros mismos…sed críticos y autoanaliticos…pero a mi me ganaron como fiel acolito…muchos libros…recomiendo para empezar «que es el espiritismo» de Allan Kardec, disponible en .pdf en google…ya me contareis, legos en la materia abstenerse…por favor…

    02 junio 2015 | 11:09

  4. Dice ser Lucy

    Jorge
    Más que tú seguro.

    02 junio 2015 | 12:16

  5. Dice ser marian

    Supongo que hay que explicárselo de la manera más sencilla y coherente a su edad, que podamos o sepamos.
    Yo en su día y tras ver la desazón que con ocho años le producía este tema en general, a la afirmación de «mamá, pero uno se puede morir a cualquier edad…», le contesté, «sí, pero nadie se muere si realmente no está preparado», le expliqué que hay un momento en que la persona sabe que se muere y en segundos de alguna forma, elige irse o quedarse.
    Lo cierto, es que esta explicación (sea o no real, mejor o peor), le dejó más tranquilo y creo que hasta a mi misma me sirvió de respuesta «tranquilizadora»

    02 junio 2015 | 13:12

  6. Dice ser ali

    Yo hace muchos años tuve que pasar por algo tan traumatico como decirle a mi hijo de 5 años que su hermanito de tres se habia ido para siempre, Ivan nacio con sindrome de down y una cardiopatia grave y aunque casi los tres años de su corta vida los vivimos en un hospital, no fue menos duro decirselo….. Ivan se iba un 4 enero de 1998, una noche antes de reyes magos,,,,,,, dejandonos destrozados hasta hoy, ese mismo dia se lo dije como pude a su hermano y saque las fuerzas suficientes para que el tuviera los regalos el dia de reyes y no pude dar sepultura a su hermano hasta el dia 7, muy muy dificil pero no imposible, la vida de su hermano siempre estubo marcada por ese momento, le costo años poder hablar de su hermano incluso llevandolo al psicologo, la cuestion es que el dolor que supuso la muerte de su hermano lo llevo a la lectura y a enfrascarse de lleno en el aprendizaje, ese fue el camino que el eligio para `poder enfrentarse al problema, hoy tiene 23 años es maravilloso, se acaba de licenciar y tiene dos hermanitas con las que contar, Ali de 11 años y Sofia de dos

    02 junio 2015 | 16:23

  7. Dice ser sfaf

    marian, que bien anda que como se os muera uno de un infarto delante vuetra

    02 junio 2015 | 16:35

  8. Dice ser marian

    sfaf, qué tendrá que ver el tocino con la velocidad…..de estar vivo a estar muerto se tarda un segundo, tal vez, suficiente para dejarte ir o no.

    03 junio 2015 | 10:17

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