Si pudieras cambiar una parte de tu cuerpo, sólo una: ¿qué cambiarías?

Es probable que a estas alturas muchos hayáis visto un vídeo viral en el que se hace la misma pregunta a unos cuantos adultos y luego a un grupo de niños: si pudieras cambiar una parte de tu cuerpo, sólo una, ¿qué cambiarías?

Este es el vídeo:

Si ya lo habéis visto os habréis dado cuenta de que está demasiado buen hecho, entra la duda de hasta qué punto está todo preparado de antemano. Yo, al verlo, sospeché que mucho, pero también que escondía un poso importante de verdad: los niños pequeños están muy a gusto en su pellejo, no están contaminados como los adolescentes y los adultos por la búsqueda imposible de un ideal absurdo. Ellos se quieren como son sin necesidad de dar más vueltas al asunto.

Para asegurarme decidí remedar el experimento en plan casero y trasladar la misma pregunta a unos cuantos niños de mi entorno, todos de entré tres y nueve años, a ver qué cómo reaccionaban. Comencé preguntándoselo a Julia y luego pidiendo la ayuda de amigos y familiares (gracias a todos), muchos padres me las pasaron en vídeos llenos de risas y silencios extrañados ante semejante cuestión. Y muchos padres se sorprendieron con las respuestas que recibieron.

Aquí unas cuantas. Recordad la pregunta: si pudieras cambiar una parte de tu cuerpo, sólo una, ¿qué cambiarías?

– La nariz, por una que no tenga mocos –

– El pelo. Lo pondría rojo y más largo –

– un ojo de color amarillo y otro ojo de color rojo –

– Mis alas. Quiero alas para volar –

– Las piernas, para correr mas rápido y no cansarme nunca –

– El pelo. Mira, creo que me lo cortaría ya un poquito –

– ¿Por qué voy a querer cambiar algo? No lo entiendo –

– Unos brazos largos, para coger las cosas más de cerca –

– Las costillas, que no valen para nada –

– El pelo, para no peinarme –

– Una barriguita que no me duela –

– La nariz. No quiero oler algunas cosas. Hay cosas que huelen mal –

– ¿Cambiar algo de mi cuerpo? Noooo. ¿Algo como el color? Yo no puedo cambiar el color de mi piel. Bueno, puedo pintármela pero al acostarme mancharía la cama –

– Pues el pelo, quiero que sea de otro color. Como verde o azul –

No son respuestas tan poéticas como las del vídeo, pero demuestran que, efectivamente, son más inteligentes que nosotros. No sé en qué punto perdemos esa seguridad, ese amor propio con el que tan bien nos iría toda la vida.

Tengo la respuesta de mi hija grabada en vídeo, y la conservaré para mostrársela cuando comience a no gustarse, probablemente en el arranque de la adolescencia.

3 comentarios

  1. Dice ser Mama de parrulin

    Yo cambiaría mis dientes, sin lugar a dudas, no tengo más que caries y problemas.
    Parece muy interesante la pregunta, probaré con mi hijo y a sus amigos, a ver qué ocurre.
    Es cierto que la niña, con dos años, está encantada consigo misma, complejo ninguno de nada, el niño que ya tiene seis creo que tampoco, pero probaré.
    Un saludo,

    20 noviembre 2014 | 15:59

  2. Dice ser mari mar

    Cambiaría la parte de mi cerebro que no se conforma con mi cuerpo.

    20 noviembre 2014 | 18:59

  3. Dice ser Almudena Fer

    Me ha gustado mucho. He hecho el experimento con mis hijos y un par de amiguitos, entre 6 y ocho años:
    – El tobillo, me lo pondría en la frente para pisar con la cabeza
    – Los ojos, para no ver a Viki (mi hija, su mejar amiga durante 4 años y archienemiga desde hace unos meses, cosas de la vida )
    – Un pelo, mira, este, no me gusta nada
    -Los piojos, si se hacen una casa en mi cabeza son parte de mi cuerpo y los cambiaria

    Definitavemente, mucho más inteligente que nosotros

    21 noviembre 2014 | 11:55

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