¿Recordáis vuestra primera colección de cromos?

Este fin de semana y, por pura casualidad, Julia se ha adentrado a sus cinco años en el universo de los cromos. Cuando tenía un par de años ya le regalaron un álbum, pero acabó convirtiéndose en un cuento para colorear. Era muy pronto.

imageAhora en cambio está emocionada con su álbum de Frozen y la novedad de abrir sobres, ver qué partes de la historia le han tocado y si hay repes para cambiarlos con su prima.

Mirándolo desde un punto de vista educativo tiene bastantes ventajas: practicamos los números y el reconocimiento de letras al mirar el que tienen detrás y buscar en el álbum el equivalente, la psicomotricidad fina despegando y pegando y la memoria. Además, no deja de ser un cuento muy baratito (menos de dos euros ha costado) que ya hemos leído dos veces.

El único inconveniente, como siempre en estos casos, es lo que nos van a costar los sobres (que me da que Panini fabrica con espíritu de aprovechamiento internacional, ojo a la segunda foto y su reverso)… 60 céntimos cada uno. Claro que prefiero que sus abuelos le compren eso antes que chuches.

imageOtra historia es que ha costado un triunfo encontrar el álbum. Hemos tenido que pasar por nueve comercios preguntando para encontrarlo. Otra prueba de que Frozen está arrasando, como la desaparición de las muñecas de Elsa de las tiendas Disney.

Lo que parece claro es que, a su edad, es imprescindible hacerlo todo con ella. No es una actividad que ejerza autónoma. Tampoco está nada mal para recordar nuestra infancia coleccionando los cromos de Dartacán, Comando G, La vuelta al mundo de Willy Fogg o los monstruos. Muchos de ellos aún de cartón que había que pegar con pegamento comprado o casero. ¿Quién no ha ido al cole con su taco de repes dispuesto a convertir el recreo en un zoco para completar su álbum?

No sé si los cromos tienen tanto tirón con los niños ahora como antes. Aún me acuerdo de las aglomeraciones en la puerta en torno a aquellos señores que llegaban regalando álbumes a un buen puñado afortunados.

Tendré que ver crecer a Julia para comprobarlo.

9 comentarios

  1. Dice ser Stewart Cops

    Cuando yo era «peque», coleccionaba hasta las «capuchas» que tenian las botellas de gaseosa de La Casera en su antiguo formato, inolvidables los primeros cromos de Star Wars y los cromos de Marco de Danone, tambien tengo un gran recuerdo de los cromos de Cropan de los superheroes Marvel, dibujados por López Espí:

    http://lacasadelcomicduendeverde.blogspot.com.es/2014/04/el-arte-de-lopez-espi-reflejado-en.html

    Saludos

    07 abril 2014 | 08:32

  2. Dice ser Reloj de madre

    Mi primera colección fue de perros y gatos, recuerdo que sólo me quedaron dos para completarla. Igual aun anda guardada por alguna caja.

    Lo malo de este tipo de colecciones es que cuando quedan pocos es muy difícil conseguirlos, y con cada sobre solo aumentas el taco de los repes. También se parte de dos euros pero esa inversión aumenta cada día, así que también hay que valorarlo, todo depende de en que se fueran a gastar esos 60 céntimos de cada sobre.

    07 abril 2014 | 08:39

  3. Dice ser C

    Dartacan y Candy-Candy. Recuerdo que los últimos cromos los pedimos por correo a Panini. En el kiosco del parque, cerca de la casa de mis padres, todos los fines de semana se junta un buen grupo de niños y mayores cambiando cromos. Por supuesto, el kiosquero tiene de todas las colecciones.

    07 abril 2014 | 08:52

  4. Dice ser Joaquín

    La primera colección de cromos es inolvidable como tantas «primeras veces» en toda la vida.

    Yo aún la recuerdo, era la de los Trotamúsicos de Panini. Aún no me perdono el haber perdido el álbum en una mudanza. Luego vendrían las Tortugas Ninja, los Simpsons y El Rey León. Esta última la coleccionaba hasta nuestra tutora. Y ahí se acabó el coleccionar cromos.

    07 abril 2014 | 09:41

  5. Dice ser BuggyMama

    Adoraba mis cromos!!!
    Tengo unas ganas de que mi bichito entre en este mundo y volver a jugar con cromos, jajaja.

    Un abrazo!

    07 abril 2014 | 12:09

  6. Dice ser Almudena

    ¡pues no me acuerdo!! Recuerdo la de los perros y la de las mariposas que regalaban los cromos con los donuts, porque fueron las únicas que mi hermana y yo, que las soliamos hacer a medias, conseguimos terminar. Pero no eran las primeras, se que antes había empezado otras, pero no las recuerdo claramente.
    En mi época, primeros años 70, había muchas que regalaban los cromos con los bollos. Y muchas que no eran de series, si no «culturales», de naturaleza, de geografia, historia, etc. Bimbo daba álbumes a los colegios y los profes los repartian a los niños que se portaban bien o los sorteaban. A mi me tocaron muchos ¡pero no recuerdo cuales eran!
    Si hicieran eso ahora, creo que tendrían bastantes problemas con los padres.

    Totalmente de acuerdo en las ventajas educativas de los álbumes que enumeras, añadiría además que son buenos para desarrollar las habilidades sociales, cambiar «letes» es todos un arte. Hacia los 7 años, mas o menos, empiezan a manejarse solos con los cromos, antes hay que ayudarles.

    07 abril 2014 | 13:38

  7. Dice ser Covadonga

    Yo recuerdo con mucho carillo una de los David el Gnomo…jejeje mis hijos ahora están inmersos, y te unes a ellos en acabar la colección te recomiendo internet para hacer cambios…. http://www.cromosrepes.com y http://www.cambiatuscromos.org…. aqui los papis cambian y se envian por correo… te las recomiendo

    07 abril 2014 | 17:06

  8. Dice ser mari mar

    Por una parte es fantástico, agilizan muchísimo la mente, ejercitan la memoria y crean gran destreza visual y lectiva.
    Pero, tiene su lado oscuro. Aunque se les racione los cromos, o se utilizen como incentivo (que claro está,es mejor que las chuches), mis hijos al menos, se obsesionan un poco con las estampitas, y nunca tienen suficientes, están constantemente demandando cromos, y al final, analizas y es un dineral el invertido en el album, que a veces, de buenas a primeras, aparcan de lado….y se acabó.

    08 abril 2014 | 12:05

  9. Dice ser Extra

    Mi primer álbum fue “Vida y Color”, en los años 60. No recuerdo si comprábamos los sobres en kioscos y papelerías. Llevaba al cole una hoja con los números apuntados de los que me faltaban. Décadas después de que mi álbum desapareciese, encontré un ejemplar del mismo en el Rastro, al que sólo le faltaban un par de cromos, y lo compré (a precio de oro). Los cromos que faltaban, los encargué en la plaza de los cromos, y me los consiguieron. Ahora es un objeto que guardo con cariño. Ya sabéis, las colecciones que no conseguís terminar, buscadlas en el Rastro, es otra forma de compartir el tiempo con los peques.

    08 abril 2014 | 16:54

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