Dicen que la adolescencia es la etapa en que uno deja de hacer preguntas y empieza a dudar de las respuestas

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Unos pantalones de piba

«Estos pantalones son de piba», grita mi hijo mayor desde su cuarto. Cuando viene a enseñármelos descubro que tiene razón: llega literalmente embutido en uno de mis vaqueros.

_»¿Cómo te has puesto esos pantalones? si no te caben», le digo mientras intento evitar la risa.

_»Estaban en mi armario», es todo lo que se le ocurre decir.

Tiene una pinta realmente curiosa. Él, que siempre lleva los pantalones caídos y de dos o tres tallas más grandes de la que le correspondería, está plantado ante mi con cara de sorpresa y sin dejar de repetir que le quedan estrechos por todas partes.

_»He dicho todas», repite entre risas por si no me he dado cuenta de a qué se refería.

_»Me hago una idea de por dónde te aprietan más. Anda quítatelos antes de que los rompas», le digo.

Pero no hace ni caso. De repente empieza a hacerle gracia llevar mis pantalones. Se pone a dar saltos para conseguir subírselos -lo nunca visto- y tira de ellos hacia arriba cogiendo las trabillas entre los dedos. No para de reirse, se va al espejo del baño y luego busca otro para verse de cuerpo entero. No sólo se ríe, hace un montón de comentarios divertidos sobre su aspecto, especialmente sobre su culo.

Lo cierto es que no le quedan mal aunque él insista en que son incomodísimos, que no puede doblar las piernas y que le aprietan.

Cuando se cansa de hacer el payaso con los míos se prueba todo el repertorio de pantalones de su armario, y del de su hermano. Y nos hace a los dos un pase de modelos. Entre todo lo que se prueba hay unos vaqueros sin estrenar que le parecían estrechos y altísimos de cintura y que ahora, tras haber comprobado lo que es un pantalón estrecho, le parecen los más cómodos del mundo.

¿Cueces o enriqueces?

Expresiones que utilizan habitualmente los adolescentes como «Estar out», «Pillar el bule», «Estoy to loco» o «Echar la peta» ¿enriquecen el lenguaje o lo empobrecen?

Esta es la pregunta que van a intentar responder los expertos que se reunen mañana en La Rioja, en el seminario internacional El español de los jóvenes, organizado por la Fundación del Español Urgente (Fundéu) y en el que también hablarán del lenguaje y las abreviaturas de los SMS. Puedes leer aquí la información de 20minutos sobre el tema.

Mis hijos y sus amigos repiten hasta el infinito términos como «¡Qué fuerte!», «oka», «no ves que no», «pelas»,»piba» o «churri», y creo que no me equivoco si digo que todas esas palabras ya las decíamos los adolescentes de generaciones anteriores. ¿Ha enriquecido o empobrecido el lenguaje su uso generalizado? Mientras los jóvenes sepan dónde y cómo emplearlos no veo ningún problema en su utilización. De hecho todos envian mensajes del tipo «Toy n ksa d un klega, aora wuelvo» y no se les ocurre usar ese lenguaje para tomar apuntes o hacer un examen.

La duda sobre el enriquecimiento me ha traído a la cabeza el famoso eslogan de Avecrem: «¿Cueces o enriqueces?» y cómo las frases de los anuncios, o de las series de televisión, logran hacerse un hueco en el lenguaje popular, especialmente en el de los adolescentes, que son los que más horas pasan frente a la tele. No hace mucho que todos repetían sin parar el «mayormente» o «lo que viene siendo…» que puso de moda Fiti, de Los Serrano.

La serie Aída es otra gran fuente de términos ordinarios, barriobajeros y casi siempre políticamente incorrectos, que hacen mucha gracia tanto a adolescentes como a adultos, según reflejan sus índices de audiencia. Seguramente su éxito se deba a que ese lenguaje chusco y esperpéntico se incluye en chistes o diálogos perfectamente construidos.

Tampoco es raro escucharles cosas como «¿Te gusta conducir?» del anuncio de BMW, el «No Martini, no party», el «Redecora tu vida» de Ikea o el «Piensa en verde» de Heineken, al que suelen añadir la coletilla «Y acertarás».

Últimamente repiten mucho un gran clásico, que se ha vuelto a poner de moda por obra y gracia de Gallina Blanca: «Soy Juan Palomo, yo me lo guiso… yo me lo como».