Dicen que la adolescencia es la etapa en que uno deja de hacer preguntas y empieza a dudar de las respuestas

Archivo de la categoría ‘familia’

¿Pactamos un divorcio falso?

-Te propongo un pacto: ¿hacemos como que nos divorciamos y así nos dan plaza en el cole?

-Vale, ¿presentas tú la demanda o lo hago yo?

-Va, yo mismo. Pero de mutuo acuerdo, ¿eh?

-Si, claro. Todo sea por los niños.

¿Alguien se imagina una situación real como ésta? A mi me cuesta hacerlo, la verdad, pero es tan real como la vida misma. La prueba está en los fraudes detectados en Sevilla de padres que fingían su separación o divorcio para conseguir una plaza para sus hijos en un colegio concertado, ya que ser hijo de padres separados da más puntos.

En 2007, la Junta de Andalucía detectó 26 casos de fraude. La policía comprobó que los separados vivían en el mismo domicilio. ¡Eso es llevarse bien!

En total, Educación recibió a lo largo del año pasado 731 reclamaciones por fraude en las solicitudes escolares. La picaresca no tiene límites, además es muy difícil detectar cuáles de esas separaciones fueron reales y cuales ficticias, especialmente cuando hablamos de una actitud que no está tipificada como delito, al contrario de lo que ocurre con los matrimonios por conveniencia. ¿Fingirías una separación para conseguir plaza escolar para tus hijos?

Al fin sola… ¡Qué paz!

Todavía no me lo puedo creer. Estoy sola en casa por primera vez en muchos meses, en un silencio casi absoluto. No hay tele, ni radio, ni sonido en el ordenador. Es una noche libre de ruidos, de peleas adolescentes por quién recoge la mesa, de temazos bakalas y de pruebas de Supervivientes en la tele. ¡Qué paz!

-¿Puedo dormir en casa de M, que nos ha invitado a todos? Anda, di que sí, que mañana no hay clase, me ha pedido el pequeño a media tarde.

-¿Cómo que no hay clase?, he respondido sorprendida.

-Como que no, ya empezamos las vacaciones

Las vacaciones. Claro, ya están aquí sus días libres de Semana Santa, quién tuviera los de un estudiante. A mi, en mitad de una día complicado de trabajo, se me había olvidado totalmente.

Le he dejado quedarse en casa de su amigo y he seguido a lo mío. No había pasado ni un cuarto de hora cuando ha llamado el mayor para decir que salía a cenar con su padre y que dormiría con él.

Mis hijos no me habían dejado sola ni un solo día, ni una sola noche, desde hace meses. Y creo que me hacía mucha falta este pequeño descanso. Además, mañana no hay que despertar a nadie para que vaya a clase. ¡Voy a dormir como un bebé!

¿Viviré más que mis hijos?

Somos la primera generación que podría vivir más que sus hijos. Eso indica al menos un estudio que ha elaborado la Fundación La Caixa, y del que puedes conocer más detalles en este artículo de 20 minutos.

Ahora que nos estamos acostumbrando a ver cada vez más ancianos que superan los 100 años con buena salud, a mujeres de 70 tan ágiles que aparentan cincuentaytantos, o a treintañeras que podrían pasar por estudiantes, resulta que las nuevas generaciones pueden romper con todo eso y que nuestros hijos podrían tener, por primera vez en la historia, una esperanza de vida menor que la nuestra.

Lo más grave es que las causas de este gran cambio de tendencia son fácilmente evitables. El estudio habla de mala alimentación (con exceso de bollería industrial, embutidos y refrescos), sedentarismo y hábitos de vida poco saludables que han disparado la obesidad infantil y algunas enfermedades relacionadas con la alimentación, como la bulimia o la anorexia.

El 15% de los niños españoles son obesos, y están en el tercer lugar de un podio que lideran los estadounidenses (30%) y que sitúa a los británicos en el segundo puesto. Esos datos indican que en España hay ya una media de dos chavales obesos en cada clase de primaria o secundaria, algo que hasta ahora no estábamos acostumbrados a ver, que provoca muchos problemas de salud a quien lo padece y que podría evitarse con una alimentación sana y ejercicio físico desde la infancia. Acabo de preguntarles a mis hijos y, efectivamente, en sus respectivas clases se cumple la media de obesidad.

Confío en que los niños y adolescentes actuales puedan vivir tantos años o más que nosotros, y que sus hijos y sus nietos mantengan esa tendencia. Sólo hace falta que les demos una alimentación sana, que evitemos su sedentarismo y que les animemos a hacer deporte o lo hagamos con ellos. No es tan difícil.

Ya no somos una familia rara

La familia tradicional (un padre, una madre, un hijo o varios, tal vez un suegro/a) ha pasado de superar el 63% de la población a quedarse en el 40%. Los datos proceden de la Encuesta demógrafica del País Vasco. Puedes pinchar aquí para leer la noticia completa. No tengo datos oficiales del resto de comunidades, pero sí la sensación de que la tendencia es muy similar en todas ellas.

Si no me fallan las cuentas, con un 40% de familias tradicionales el 60% por ciento restante lo forman las familias con un solo progenitor como la mía (monoparentales nos llaman, ¿no había otro nombre más feo?), los solteros, viudos, separados o divorciados sin hijos, algún que otro joven que logra independizarse y aún no sabe en cuál de estos grupos terminará… En fin, todos esos que éramos considerados raros hasta hace cuatro días por salirnos del esquema habitual.

¿Qué dirán ahora de nosotros los que se quedan en minoría? Esa familia tradicional por cuyo mantenimiento luchan tanto algunos políticos de derechas y los obispos (¿a ellos habría que englobarlos en el grupo de los singles?) está en clara decadencia. Baja el número de bodas, crecen los divorcios, cada vez más gente opta por vivir sola… Los tradicionales se están convirtiendo ahora en los raros de la película.