José Ángel Esteban. Señales de los rincones de la cultura. Y, por supuesto, hechos reales.

Castillos de arena

Llevo toda la tarde con la mano de una niña entre las mías. Se llama Lala, tiene siete años, tantos como palabras sabe decir en español. Las suficientes para que nos entendamos. Cerca, para echar otra mano, esta Sali, su primo, uno de los siete que pululan todo el día por la jaima de Dajla, mirando, sonriendo, esperando.

Salim sí que sabe hacerse entender. Ha estado veranos en Sevilla, en Huelva y en Cádiz y tiene todo el brillo de la inteligencia en cada una de sus palabras. Hoy no tiene clase, pero me ha acompañado a a la escuela del campamento saharahui a buscar a su colección de primos y a participar en una fiesta menuda, con fanta y patatas fritas, otro pequeño agasajo de esta mañana de desierto. La escuela se llama Carlo Giuliani, en recuerdo de aquel muerto en Génova, y no es la única pìsta italiana en el campo de refugiados de Dajla. He visto guiños franceses, holandeses, belgas y, de la mano de la Lala, se puede dar un paseo por la sombra de un camiòn de Málaga, por los rastros de un todo terreno de Cudad Real, refuguiarse del sol en una casa de cultura de Asturias o en mostradores de apoyo de Palencia o de Alcobendas, por toldos de Canarias, se pùede admirar las pequeñas placas solares de Aragón o las mangueras de agua y la casas de apoyo a las mujer con arquitectura sevillana. Lala no conoce ninguna de esas ciudades, ni muchas otras de la lluvia solidaria que mantiene la vida en el desierto, pero Sali le cuenta lo que a mí me gustaría enseñarle.

Sali tiene quince años y grandes planes. Si sus padres de Sevilla y de Dajla consiguen arreglar papeleos empezará el bachillerato en España y luego la universidad. Todo el mundo está de acuerdo. Como él lo ha hecho cientos en los últimos años. Casi todos vuelven luego, con el título en la mano. He conocido, por ejemplo, a un geólogo que justificaría su existencia con un yacimiento que llevarse a las manos. Otros se resiten, prefieren seguir con su vida nueva. Está empezando a pasar. Sali es los que apuesta con volver sin haber jugado las cartas todavía: y ser médico, ejercer en una consulta en Dajla, en la verdadera, la que fue Villa Cisneros, la que ahora oficioso tiene título marroquí. Eso imagina Sali. Tal vez lo consiga, o tal vez tenga que seguir esperando si el sueño no llega. Esperar es el trabajo más duro en un campo de refugiados. Aquí levan treinta años ejerciendo 24 ahoras al día ese trabajo.

De eso hablaban luego las autoridades de la República Saharahui y los gestores del Festival de cine. Y de como conseguirlo. El cine es una cura que se comprometen todos a aplicarla en un Sahara libre.

No estoy seguro de que Lala lo entendiera todo, más pendiente de una cámara que le buscaba la sonrisa. Salim se habìa quedado en la arena, jugando. El y sus amigos tienen una calle que mide miles de kilómetos cuadrados para soñar y construir castillos de arena.

Me escapo. Lala y su madre recolectan la recua de primos y despacio buscan la jaima. Ha caído el sol y yo he buscado un rincón a sólas desde el que me mire. Luego he encontrado en otro rincón a un amigo.

5 comentarios

  1. Dice ser antar

    El milagro saharaui es aguantar, sin perder la esperanza, más de treinta años de frustración. Son ya generaciones las que crecen viendo sólo un desierto hostil y pedregoso a su alrededor. Es cierto, esperar es el trabajo más duro.

    13 abril 2007 | 10:09

  2. Dice ser irene

    Gran trabajo Jose Angelcuida de Hernan por nosotros y que el te cuide a timenuda pareja jjejej suerte tienen los saharauis con vosotros alli, bueno, toda la suerte que pueden tener en su situacion clarotransmiteles nuestro apoyosaludos

    13 abril 2007 | 11:18

  3. Dice ser urdu

    viva el sahara libre

    13 abril 2007 | 11:36

  4. Dice ser MM

    Que esos castillos de arena se conviertan en sueños alcanzables.Que haya voluntad, libertad, lucha y un Sahara libre.Parece que media España está allí…Un beso a Lala.Pd. que pasó con tu bolsa? no me digas que se ha perdido..? jaja

    13 abril 2007 | 12:07

  5. Dice ser lluisa

    He leido en el blog de hernan que vais a escribir a cuatro manos. tengo ganas de leeros

    13 abril 2007 | 17:11

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