José Ángel Esteban. Señales de los rincones de la cultura. Y, por supuesto, hechos reales.

Qué pasaría

Al principio, veinte segundos, me gustó y caí en un ataque de curiosidad y de absurda nostalgia. Qué era. Ver a la gente caminar por la puerta del sol con tiempo que perder. Luego, Cibeles y la entrada a un añejo campo de fútbol. Un Madrid de museo, de barro y boina, coloreado y sacado a pasear. Por fin, el hachazo: que pasaría si nunca pasase nada: sólo era una campaña para vender años de infierno y obras.

Toda la historia de una ciudad para justificar unmandato. Ya lo dice Jorge Wagensberg: no hay mayor soberbia que la de pretender la eternidad. Ni la de usarla, añado. Preguntarse que pasaría si nunca pasara nada es preguntar nada. Ya lo dice Jorge Wagensberg: desde la primera bacteria y Shakespeare… algo habrá tenido que ocurrir. La campaña de Ruiz Gallardón equipara evolución y poder, naturaleza y administración y una tentación peligrosísima que anida cada vez en más y mas despachos de creerse por encima de cualquier contingencia o de saberse lanzado por la historia.

Porque no todo lo que se puede hacer se debe hacer, en todo caso, habría que preguntarse por qué pasa y si es necesario que pase. Porque pasar ha pasado Aníbal y los Alpes, la guerra de los Cien Años, Hiroshima, el Gulag, Islero, los jemeres rojos y la boda de Tom Cruise, yo que sé.

Me temo que en el territorio de la propaganda no se puede razonar. No está hecha para eso.

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Muy pocos como Robert Altman podían presumir, además de todo lo demás, de haber inventado un género contemporáneo. Gracias en nombre de Magnolia, Happiness, En la ciudad, Amores Perros, Historias mínimas, Nueve Vidas, por ejemplo. Y, claro, por Short Cuts.

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De madrugada, antes de dormir, cazo de refilón una de esas películas en las que la tecnología digital permite asistir al recorrido voraz y ciego de una bala hasta que alcanza la carne del enemigo; la misma tecnología virtual que exhibe entonces, en un tiempo minucioso, el desgarro de las fibras, la explosión de los capilares, la biología criminal en su absoluto esplendor vista al detalle. Y me pregunto cuando esa misma tecnología permitirá narrar con idéntica precisión, con espectacular poderío gemelo, millones de neuronas agitadas con una decepción, por ejemplo, millones de sinapsis puestas en marcha por una caricia. Tecnología visual para las emociones. Qué pasaría.

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Exactamente 322.000 espectadores asistieron a un streeptease masculino. Fue de madrugada, el lunes. Y sólo de cerebro y corazón.Lo he recuperado esta mañana. Que pasaría si estas cosas de la nueva masculinidad se dijeran cuando alguien (más) las pudiera ver.

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12 comentarios

  1. Dice ser lupe

    No sé si se puede separar el mensaje de la estética. Si es así, a mí me gusta la campaña de Gallardón

    30 noviembre -0001 | 0:00

  2. Dice ser jaes

    Para Pard, y en su nombre para todos: un extraño viaje me dejó ayer fuera de juego. Disculpas. Buen día.

    22 noviembre 2006 | 2:41

  3. Dice ser MM

    19.641 árboles (número equivalente a los que se encuentran en El Retiro) se encuentran en las zonas de obras que la M-30 soporta durante su tan “necesaria “ reforma.14.326 árboles (exactamente) han sido talados desde el inicio de los trabajos.Algunos se transplantaron en verano, una época del año totalmente inadecuada para este fin.Esta campaña es manipuladora, puesta en la calle para enorgullecerse de…? De talar árboles que son los verdaderos supervivientes, de vecinos que soportan los gases a pie de sus casas, de accidentes, de atascos, ruidos…..Qué pasaría si no hubiese sido alcalde Gallardón? Una cosa estaría clara, tendríamos muchísimos más árboles y mucho más presupuesto para beneficios sociales, para todos y todas los vecinos de Madrid. Con qué se ha financiado esta campaña publicitaria? Por tod@s. Una campaña que adorna el orgullo de nuestro Alcalde y el orgullo de poner a Madrid patas arriba.Dicha campaña ha costado 140.000 euros y el gasto de la inserción de publicidad en los diferentes medios costará alrededor de 900.000 euros.….Excelente película El Señor de la Guerra. La primera escena es reveladora.

    22 noviembre 2006 | 9:56

  4. Dice ser jaes

    Lupe, sepáralo si quieres. Que la campaña es atractiva, bonita, sin duda. El pasado, coloreado, retocado, ni siquiera tal como fue recogido. Por debajo, me parece, el síntoma es estremecedor: si no estoy yo, está la nada. Y, creo, MM, que va más allá de los números. Port lo demás, la secuencia inicial de El señor de la Guerra era espléndida, luego se quedaba atrapada en la lección que pretendía ofrecer. Pero la imagen del avión desmenuzado como si fuera una gigantesca langosta era una gran idea.

    22 noviembre 2006 | 14:42

  5. Dice ser ana-mares

    ¿Y qué pasaría si sólo pasase lo que unos pocos quieren que pase?¿Qué pasaría si todo pasase a la vez? ¿Quién puede resistir que todo pase a la vez?¿Qué pasa si no queremos que pase lo que está pasando, si los valores de esta ciudad son diferentes a los que se nos están imponiendo?¿Qué pasa si lo que de verdad pasa queda oculto, si las verdaderas razones no son un supuesto embellecimiento mediante lo moderno -a veces tan paleto- sino el enriquecimiento de unos pocos?

    22 noviembre 2006 | 18:44

  6. Dice ser pjm

    Lo que pasa es que Gallardón se está pasando varios pueblos. Por cierto, menudas perlas le dedica Esperanza en esa hagiografía que le han escrito.

    22 noviembre 2006 | 19:32

  7. Dice ser MM

    Jaes,Se que el tema va más allá de números. Pero no me dirás que no es revelador tanta cantidad de gasto público publicitaria.La manipulación que ejerce va más allá de cualquier cifra Jaes.Lo sé.Y respecto a las imágenes primeras de la película, no entiendo bien lo que has querido decir, sobre q se queda atrapada en la lección que quería dar. Es reveladora,.brutal y resolutiva.Un saludo

    22 noviembre 2006 | 20:19

  8. Dice ser jaes

    Dos cosas, con prisa y disculpas: primera: la seducción es cara, por supuesto. Segunda: una nota que recupero sobre El Señor de la Guerra.Orlov, el protagonista de El señor de la guerra, está especializado en el sur: el corazón de África es su trinchera de negocios. El tráfico de armas es muy competitivo y cada cual tiene sus parcelas.Orlov empezó vendiendo una uzi, la metralleta fabricada en Israel, a unos macarras de su barrio. Se aprendió el prospecto para recitarlo como si fuera un poema escolar. Fue su primer ganancia; la última, que se conozca, dos décadas después, le lleva a zonas sin cartografiar en el desierto del sáhara.Veinte años de pasión y negocio por el kalashnikov, los misiles tierra-tierra, las minas antitanque, las granadas, los helicópteros de combate. Veinte años para ver resquebrajarse definitivamente a la Unión Soviética y sus satélites y transformar sus arsenales en almacenes al por mayor y alimentar con ellos las guerras eternas del África más pobre, machacada por restos de la colonia y líderes perversos. Un arco que empieza con unos títulos de crédito para contar la fabricación de una bala minuciosa y en primera persona –si se acepta que las balas tienen corazón– que acaba en el cerebro de un niño soldado africano y que termina sobre una inmensa alfombra de miles y miles de casquillos sobre la que Orlov continúa su negocio.Es el negocio lo que interesa, descrito como si las balas, los misiles fuesen muebles de cocina o componentes electrónicos, lo que hace atractiva la narración, casi una clase de economía, un documental de canal de pago, que deja a la sala atenta, helada al exponer un trabajo que Orlov hace tan bien, porque se le da bien. Andrew Nicol, el director, desarrolla con precisión esa técnica de inventar mundos, de cartografiarlos, perfectamente afilada desde que escribió El show de Truman o dirigió Gattaca.Pero si el negocio es interesante, el negociante, el personaje no lo es más allá de su mera existencia comercial; y menos aún su peripecia melodramática con modelo de postal con anhelo amoroso, hermano desquiciado y culpable, padres de pacotilla y un policía fabricado con esquemas de serie de televisión. El melodrama de acción, aunque sea cínico, y levemente paródico de si mismo como éste, necesita creo de una urgente reinvención: la mezcla, la fórmula, el género no se sostiene cuando la acción es tan poderosa, tan alejada de los referentes habituales, y el complemento personal, sin embargo, tan endeble, tan mecánico.La película termina con un rótulo inesperado y colocado casi a traición, vergonzante y brutal: basado en hechos reales. Por supuesto.Un saludo.

    22 noviembre 2006 | 21:00

  9. Dice ser andros

    aunque no hubiera las industrias de armamento y los representantesdel ramo, daría igual, nos mataríamos a pedradas (como dijo no se quién).

    22 noviembre 2006 | 21:30

  10. Dice ser gigolo

    las fotos son c uriosas pero la campaña es una jilipollez

    22 noviembre 2006 | 23:55

  11. Dice ser MM

    Jaes, cuando te explayas da gusto. Otra cosa, cuando hay que leerte entre líneas.

    23 noviembre 2006 | 19:13

  12. Realmente En muchas se le pued contestar al ¿Qué pasaría si nunca pasase nada? con muchas cosas: Si no hubiese «pasado» la M-30 posiblemente hubiese éjor y más mantenimiento en el metro, más escuelas infantiles, los opositores estarían trabajando….Muy bueno tu comentario, te cito

    17 marzo 2007 | 22:25

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