José Ángel Esteban. Señales de los rincones de la cultura. Y, por supuesto, hechos reales.

Adiós a todo eso

Delante del espejo cuando el niño se busca, cuando rastrea la imagen de su hermano desaparecido, lo que tenía que ser, lo que le ha impedido a él ser lo que pudo ser, me he visto a mí mismo en un salto de décadas mientras espiaba mis imperfecciones estallando delante de mis ojos.

Evocar es un triunfo al alcance sólo de historias excelentes, las que convocan una expedición por nuestras propias emociones.

El fin de la inocencia, la película de Michael Cuesta, que llega tarde y a escondidas, es un viaje triste, intenso, por una adolescencia cargada de dolor y de venganza; un tiempo de decisiones y de ejemplos, un excelente historia de soledad, crecimiento y violencia. He tardado mucho en aceptar que aquellas esquinas fuera de foco son mi firma. Yo estaba ahí, inseguro, herido, buscando donde no había, aprendiendo.Y, ahora, como padre, también lo estoy. Porque, al cabo, la peripecia de los dos chicos y de su amiga, la historias de amor, la de venganza y la de superación que se cruzan en la película, no son más que variantes de lazos entre padres e hijos y de como lo que somos deja huella, destruye o abre puertas.

Michale Cuesta, que firmó la resbaladiza L.I.E. y ha escarbado en varios episodios de A dos metros bajo tierra, sabe que se aprende a amar como a vengarse y que una pistola es siempre un mal final.

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Y una disgresión. Una debilidad, más bien. Llegue medio minuto tarde a la sala y ya habían pasado los primeros créditos. Cuando su rostro apareció yo no estaba muy seguro. Cada vez quiero saber menos de las películas antes de sentarme en la butaca así que no sabía que ella había vuelto. Es verdad, unos capítulos de Los Soprano, un relámpago junto a un culpable Vin Diesel, más televisión de la que no veo… y ahora estaba allí, a toda pantalla: una psicoanalista atenta, una madre descuidada, siempre con una afinación cercana y tan seductora. Para mí. Cualquier película con Annabella Sciorra es mejor. Mucho, cuando ella está presente.



2 comentarios

  1. Dice ser Jo

    Tengo muchas ganas de verla, no dejaré que pase mucho tiempo esta vez. A Michael Cuesta lo vi dirigiendo «Dexter» la semana pasada. Me gustan los directores que cuando usan las cámaras parecen que están usando los ojos. (Y creo que fue cosa suya la última genial secuencia de «A dos metros». Aunque, no sé, de esto no estoy muy seguro. Sea de quien sea, vaya última genial secuencia)Al cine pues.

    22 mayo 2007 | 3:14

  2. Dice ser jaes

    He visto ADBT a salto de mata, aunque tengo amigos que son devotos y sabía de esa última secuencia, mucho más que un final de ciclo con esas fechas y esas citas ineludibles. Yo tampoco estoy seguro de que Cuesta lo firmara, más le pega que fuese el propio Alan Ball. Me iré a la tienda de dvd. Gracias por la pista.

    22 mayo 2007 | 11:53

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