José Ángel Esteban. Señales de los rincones de la cultura. Y, por supuesto, hechos reales.

El personaje es la trama

Sólo se aprende lo que se descubre. Es decir, lo que está oculto. Y lo que queda por debajo es lo que más inquieta. Por eso 3055, el documental sobre Ceferino Carrión/Jean Leon seduce y mortifica al mismo tiempo.

Ceferino Carrión quiso ser actor y terminó convertido en Jean Leon, dirigiendo La Scala en Hollywood, el restaurante de las estrellas en una época en la que los actores, desde James Dean, hasta Liz Taylor, rastreaban la vida para incorporarla a sus personajes. Delante de ellos tenían a uno con mucho talento para interpretarse a sí mismo, para inventarse.

Dos nombres, media docena de pasaportes, cuatro países al menos con sus huellas, un taxi para los contactos, un restaurante para los secretos, de Sinatra o de Marilyn Monroe, un vino hecho del hurto, una isla salvaje en el deseo, dos hijos, dos matrimonios, decenas y decenas de mujeres, y ni una sola palabra de su firma. Cefe/Jean Leon, un secundario empeñado en ser el protagonista de su propia vida.

Así que la película seduce, porque pone en la pista de un tipo que se recreó a sí mismo tantas veces, y huyó otras tantas de su biografía, que al escuchar a los que le conocieron, parece que hablan de personas diferentes: el experto en manipular a todo el mundo para ponerlo a su servicio, el rácano que vigilaba hasta la última botella, el egoísta, el desaparecido. Y mortifica porque el puzzle no se completa, el misterio tan sólo se apunta.

La película se permite, incluso, un explícito guiño al Rosebud, de Wells y Kane, pero le falta la razón última, lo que bullía a solas dentro de la cabeza de aquel tipo: nadie, ni los hijos, ni los amigos íntimos, ni los que le envidiaban, ni los que le temían, es capaz de desliar el último nudo. Le falta la revelación.

Quizás es pedir demasiado, precisamente porque esa ausencia es la clave de los mejores personajes. Y porque para escarbar en esa clase de corazones, en ese meollo, la ficción es la mejor, tal vez la única herramienta.

6 comentarios

  1. Dice ser jaes

    Para tus ficciones, Jo.Para tus ficciones: el ùltimo ABCD incluye un estupendo texto de JM Coetzee sobre el último libro de Norman Mailer, centrado en la infancia y primeras aficiones de A.H., es decir Adolph Hitler. Una vez más, los límites de la documentación, de los hechos, de los datos: «El salto desde la precaria documentación hasta la vida interior es enorme, un salto que historiadores y biógrafos (el biógrafo como historiador del individuo) son comprensiblemente reacios a dar. Por tanto, si queremos saber qué ocurrió en esas dos almas infantiles (habla de Hitler y Stalin), habremos de recurrir al poeta y la clase de verdad que ofrece, que no es la misma que la del historiador. (…) Mailer nunca ha considerado la verdad poética com una verdad de índole inferior (…) no ha tenido reparo en seguir el espíritu y los métodos de la indagación científica, para tener acceso a la verdad de nuestros tiempos, en una empresa que quizás sea más arriesgada que la de historiador, pero ofrece recompensas más sustanciosas».Pero, insisto, cada plato tiene su aliño. El de los hechos, y el de las brechas que queda entre los hechos.

    30 noviembre -0001 | 0:00

  2. Dice ser Jo

    Tú ya sabías que yo iba a flipar cuando leyera esto, ¿verdad?Y ya no es por lo de Rosebud. Es por todo.Tú ya lo sabías, ¿no?

    09 mayo 2007 | 2:56

  3. Dice ser jaes

    Bueno. Claro. Supongo. No es cualquier cosa.

    09 mayo 2007 | 19:16

  4. Dice ser flan

    ¿El ultimo ABCD?

    13 mayo 2007 | 23:30

  5. Dice ser jaes

    Perdón, el ultimo suplemento cultural de ABC, que se llama ABCDe las artes y la cultura, o algo asì. Que le vamos a hacer. Este es el enlacehttp://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=7044&dia=&sec=31

    14 mayo 2007 | 2:05

  6. Dice ser Jo

    Mil gracias, Jaes. Leo atentamente.Por cierto, ¿no es un poco peligroso tener a un poeta contando una vida real? Puede obtenerse un resultado admirable, pero también se le puede dar la vuelta al hecho.En cualquier caso, creo que es muy acertada la versión de maldad congénita en A.H. (esa maldad la estoy viendo, en otro grado, en una serie llamada Dexter: doce capítulos: la verdad sobre un psicópata nato que trata de disimular, primero, y controlar, después, su necesidad de matar)Gracias otra vez.

    16 mayo 2007 | 18:29

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