José Ángel Esteban. Señales de los rincones de la cultura. Y, por supuesto, hechos reales.

Rompecabezas

Hace cincuenta y seis años, una película japonesa ganaba por primera vez un premio Oscar. Era una historia contada cuatro veces; una muerte y tres versiones; y mucha lluvia. Clint Eastwood la vio muchas veces, tal vez para encontrar las dos caras de cada cosa. Alejandro González Iñárritu tuvo ahí, seguro, un espejo de historias cruzadas, pequeños acontecimientos que dan lugar a enormes tragedias. Martin Scorsese, tan oriental, tan amante de las mentiras, ha habitado los sueños de su director. Como en The Queen, aquella película se enfangaba con la verdad y con lo que se puede contar, y con todos los intereses que despierta una desaparición. Aquella historia, en fin, con su pretexto, hablaba de lo que somos y de lo que nos gustaría ser, como a su manera lo hace Little Miss Sunshine.

Hace cincuenta años. Más. Todo eso ha durado. Y como ahora, Rashomon sirvió para que se dieran muchas vueltas a su forma fragmentada de narrar, al ritmo adecuado con el que manejaba sus tiempos, a la posibilidad de que sólo exista lo que puede ser contado, lo que tiene testigos. Su director, Akira Kurosawa, tuvo que explicarse. Y sus palabras, cincuenta años después, siguen entendiéndose.

Los seres humanos somos incapaces de ser sinceros con nosotros mismos. No somos capaces de hablar de nosotros sin pavonearnos. Este guión retrata al ser humano, el tipo de ser humano que no puede sobrevivir sin mentirse para creerse que es mejor de lo que realmente es. También muestra la pecaminosa necesidad de mentira una vez en la tumba; el personaje que muere no puede renunciar a sus mentiras ni siquiera cuando habla a los vivos a través de un médium. El egoísmo es un pecado que el ser humano arrastra desde su nacimiento; es lo más difícil de liberar de nuestra persona. Esta película es como un extraño pergamino abierto representado por el ego. Decís que no entendéis este guión en absoluto, pero es porque es imposible entender el corazón humano. Si lo enfocáis bajo la imposibilidad del completo conocimiento de la psicología humana, y volvéis a leerlo una vez más, yo creo que podréis captar la idea.

Hoy, con oscar, juicios, y verdades, aturdido un poco ante tanto y tanto despliegue y promoción, resulta que Rashomon es de dominio público y sin prisas se puede ver desde aquí en Google y desde aquì, en archive.org, tranquilamente.

4 comentarios

  1. Dice ser Sonrisa Radiante

    Suscribo las palabras de Akira Kurosawa tan vigentes hoy en día como en su día.

    26 febrero 2007 | 21:16

  2. Dice ser luc

    Chuletón o gato. la carne da muhco de sí, lópez. En el último libro que se ha traducido aquí ese mismo escritor cuenta –en realidad la cuenta un gato — que la piel de los gatos utilizaba para fabricar un instrumento musical muy antiguo, el shamisen, un laúd de tres cuerdas de maulidos delicados. Seguramente música para comprender el amor.

    27 febrero 2007 | 11:39

  3. Dice ser lópez

    Dice, mas o menos, otro japones(escritor) en el periódico (El Pais 26), escribo de comida para alguna vez poder escribir de amor, amistad… Chuletón para todos.

    27 febrero 2007 | 12:50

  4. Dice ser paula

    esto es una mierda todo

    27 febrero 2007 | 18:30

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