Hay que imaginarles en ese primer encuentro, tanteando sobre lo que más convenga, sobre lo que resulte infalible. Alrededor de una mesa, sudor de tirantes, bigote, corbata de seda, en el rincón de un bar de cuero y media luz,gafas pulidas, manos de aquilatar confesiones; o en el despacho, sí, porque no, en el despacho, juntos, en los sofás, vaso corto y los teléfonos cortados, que no me interrumpan, zona conquistada; o en las carreras si queremos jugar en terreno conocido, novelas, plano muy corto sobre los pies de los caballos que levanta hierbas, entonces cuando se reabrió el hipódromo, entre apuesta y apuesta, deciden cocaína, nosotros nos encargamos, fácil, sólo despistarla,y de remate un hostal internacional, allí hay de todo. Para celebrar que habían encontrado el método y ya ser socios.
Hay que imaginárselos, por qué no. A eso huele, por ahí respira toda esa historia de policías corruptos, eco y goma dos, confidentes, periodistas ilustrados convenientemente, cortinas de humo, falso terrorismo, drogas, por supuesto, esa historia que empezó por amor.
Por amor turbio de padre.
Dicen las crónicas, y salvo por miopía yo no he visto a nadie subrayarlo como se merece, hipnotizados por conspiraciones y votos de futuro, que la investigación a la trama corrupta de policías que manejaban falsa información y explosivos peligrosos comenzó cuando dos de los agentes policiales de acuerdo con el matrimonio detenido y un abogado, colocaron un paquete de drogas a una ciudadana rusa. Esa mujer tenía un hijo. Y había que quitárselo. Nada mejor que un kilo de cocaína convenientemente colocado para que un juez entendiera que así no se podía criar a un hijo, que había que otorgarle la custodia al padre, o sea al abogado, con quien la víctima del montaje había estado casada. Al abogado que podía estar en las carreras con los policías. Celebrando. Lo consiguió.
Así empiezan las novelas negras. Luego ya todos estrecharon su red de negocios. Hecho un cesto, hecho ciento. Después de liquidar un asunto de madre e hijo, estaban preparados si convenía a su apuesta para acabar con un sumario y estar a la altura de su primer crimen miserable.
Alucinante que además los policias intentaran venderle a El Mundo que había una trama relacionada con el 11-M, cuando vieron que estaban a punto de pillarles
30 noviembre -0001 | 0:00
pUES SI CON esto hacemos una peli con la historia del confidente Cartagena y otras alucinaciones del >Mundo no te digo
30 noviembre -0001 | 0:00
hOLAeres tú el de los guiones que dijo Arsenio… pero has cerrado los comentarios del post de arriba… era para decir que es agradable saber que borran y reescriben los autores… porque siempre pensé que iban muy despacito y sin tachar mucho al estilo de Delibes u otros que aparecen en las pelis y apenas corrigen nada de sus mecanografiadas hojas…Aunque tb se aprende… ahora se hacer frases, antes no( por eso toy corrigiendo mi primera novela), la segunda me salió casi del tirón si corregir apenas y tan bien que quedó :D… y es mucho más sano terminar por entero una hoja antes de comenzar con la siguiente… el método escultura es bastante más matador( todo en bloque y remodelar sobre la marcha)Así que ahora soy una buena hacedora de frases de ficción… tú has publicado novela? claro que no me contestarás eso no me gusta de los blogs la gente no suele contestar… lo que es bastante aburrido. Claro no tiene porqué, pero entonces para qué tiene un blog? para ego de lectura de los demás? no me importa mucho que me lean, me gusta más que se me conteste… debe ser que no debí pasarme de los foros a los blogs.
08 diciembre 2006 | 3:59
Lo siento, Bruja, yo no he cerrado ninguna ventana. Ahora me acabo de dar cuenta de que se pueden abrir o los cerrar comentarios. Pero no he sido consciente. Seguramente mientras corregía, retocaba subía y bajaba los dedos, uno, el corazón de la mano izquierda, por ejemplo, se habrá escapado. O quizás desde algún sitio se ha puesto en marcha el mecanismo sin avisarme y mi dedo corazón no ha sido el responsable.De lo que sale en las películas, lo justo.Y, si quieres ver correciones, hay una librería en Madrid, Fuentetaja, en la calle San Bernardo, con las curiosas fotos de autores y sus textos tachados, corregidos, retocados, rematados, seguro, cada vez que vuelves a ellos.
08 diciembre 2006 | 11:46