Él estaba en la cola de un cajero y yo he respondido a su saludo. Es una de las estrellas del mundo hispano en internet, reciente ganador de un premio de los quedan en la historia y amigo intermitente desde hace muchos años, cuando todavía no tenía carné de identidad. Y si está en racha habla como un torrente: «Vengo volao, ¿tú sabes lo que es Second Life? Exacto, un mundo virtual, escoges una personalidad, una apariencia, un muñeco, te apuntas, te conectas y te relacionas con otros personajes, otros muñequitos. Otra vida. Bueno, pues acabo de construir una urbanización a pie de mar en la playa de la MTV. Porque resulta que la MTV tiene una especie de paraíso en Second Life. Yo he llegado allí, quería hacerme una casita, una cabaña, pero no había nadie, he empezado a construir y he levantado un imperio. La playa, vamos todo el paraje, con el monte, las palmeras, la arena, todo era de la MTV, pero estaba tan fácil, que no he podido resistirme». Mas detalles y llegamos al final del cajero. Había una embarazada, dos turistas nórdicos y una chaval sin fondos. Le toca. Me espero. Ha seguido hablando de mundos perfectos hasta despedirnos: parece que va a derribar su urbanización porque no quiere problemas con la MTV. Me parece bien.
Antes de irme, descubro una pegatina encima de la pantalla del cajero: No tendrás casa en la puta vida. Manifiéstate. Todavía quedan ecos. Luego he girado la calle y me he topado con seis agentes de la policía municipal. Ordenaban, vigilaban y protegían la cola de indigentes que cada tarde se forma junto a la puerta de un comedor de beneficencia. En los últimos días algunos vecinos les han apedreado. Molestan.
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De lo que se quiere y de lo que se tiene. De lo que te empeñas en desear y de lo que puedes alcanzar.
Second Life me parece uno de los ejemplos más tristes y perversos de la sociedad en que vivimos. La gente PAGA dinero de verdad, por comprar una casa, por irse de putas, pero en un mundo virtual. Dios mio, cada día estamos peor
31 octubre 2006 | 11:13
Existen muchas vidas, pero están todas en ésta.Respecto a lo de la pegatina, es una forma más de rebelarse contra las pésimas condiciones que vive la propiedad del suelo en nuestro país. Creo que la única opción que nos queda hoy es luchar, apoyándonos en proyectos de protesta originales y determinados. Por mi parte, he decidido emprender un experimento de sublevación personal contra la sociedad especulativa en que vivimos. Actuar, actuar y actuar. Todo vale, siempre que sea dentro de la ley. Pero el sistema está repleto de agujeros. Y yo voy a crear uno. Lo sé. Nada de hipotecas. Tomemos la parte del pastel que nos corresponde.Si os interesa leer más:www.unacasaenroppongi.wordpress.com
31 octubre 2006 | 11:45