Archivo de noviembre, 2021

Las segundas parejas, una oportunidad para ser felices

Aunque en nuestro país las separaciones y divorcios se hayan detenido durante la pandemia, es un hecho que el mayor porcentaje de rupturas se produce en los primeros matrimonios o convivencias. Pero, lo que ningún cuento de princesas nos narra es que a veces, muchas veces… ni fueron felices, ni comieron perdices. Porque el primer vínculo amoroso romántico que establecemos en estas primeras veces es el ensayo, más bien error, de lo que realmente queremos que entre y permanezca en nuestra vida.

Y esto lo digo porque las segundas o posteriores uniones, da igual la forma que adopten (casarse o cohabitar o como novios eternos), nos hacen felices, nos complacen y nos completan como personas. Y esto suele ser debido a que:

  1. Llegamos a esas relaciones con más madurez emocional y experiencia amorosa. En la primera pareja normalmente partimos ambos del mismo nivel y tenemos todo por construir. Podríamos decir que iniciamos una unión idealizada, con mucha ilusión, expectativa, entrega y confianza en el otro y en un futuro feliz que esperamos juntos. Pero es una época de muchos cambios y decisiones, donde la pareja puede madurar de distinta manera llegando a encontrarse, de repente, conviviendo con un extraño. En las segundas uniones, sin embargo, no sé si sabemos lo que queremos pero, desde luego, sí lo que no queremos. Conocemos nuestras líneas rojas, esas que ni voy a cruzar ni quiero que crucen y tenemos claras cuáles son nuestras prioridades en pareja.
  2. Partimos de otro nivel social, económico y sexual. En las parejas que se forman en la madurez, la situación económica no suele ser una prioridad porque llegamos a ellas con un nivel profesional y económico consolidado. Y qué decir de nuestra intimidad…, la experiencia adquirida hace que sepamos disfrutar de nuestro cuerpo con conocimiento y placer.

Y, si de nuevo se nos acaba el amor, las rupturas en estas relaciones posteriores no suelen ser ni tan traumáticas ni tan transformadoras de nuestra vida como la primera. Considerémoslas un punto y seguido y no un punto y aparte.

(GTRES)

¿De dónde viene el maltrato?

De la cosificación del otro. De no tenerle en cuenta, de desvalorizarle y ningunearle, de disfrutar con su sufrimiento. De no empatizar, de dominar, de no escuchar, ni oír ni ver, de creernos por encima de la persona.

Si pensamos que estamos libres de recibir un maltrato por parte de nuestra pareja, porque eso solo les pasa a los confiados o a los que tienen una situación económica mala, estamos muy equivocados. Desgraciadamente, ocurre en todos los niveles sociales y económicos, en todos los países y culturas, y en todas las épocas.

Solo podremos combatirlo si somos conscientes de la incoherencia existente entre los discursos que oímos desde diversas instituciones, incluso desde ministerios creados ad hoc, y determinados comportamientos en la realidad social y cultural de nuestro país.

Por ejemplo, yo me pregunto la razón por la que hay medios que nos inundan de mensajes sobre la importancia de valorar a la mujer, a la vez que la mayoría de las presentadoras son perfectas; el porqué nos presentan en determinados realities a profesionales del sexo como prototipos de belleza, a pesar de no reconocerles ni su propia madre después de decenas de operaciones estéticas; el porqué de la proliferación de páginas absolutamente sexuales como only fans con acceso libre (como en general toda la pornografía en internet), donde los fans pagan por ver cuerpos de “pseudo famosos” en poses eróticas.

El porqué de las cada vez más abundantes aplicaciones de citas que se autoproclaman “serias”, en las que, en el primer chat, el caballero en cuestión te manda una foto de su miembro, o por qué en programas de citas, pensados supuestamente para encontrar el amor, a la primera de cambio personas que se acaban de conocer se están morreando como si no hubiera un mañana.

Si no actuamos frente a todo esto, si no nos rebelamos contra esta malentendida modernidad y optamos por limitarnos a hacer demagogia, seguiremos cosificando y maltratando a la mujer. La mejor forma de que nos respeten es respetándonos a nosotros mismos (hombres y mujeres).

(GTRES)

Dicen que hay que besar muchos sapos para encontrar al príncipe, pero yo creo que sapos somos todos

Cuando me planteé sobre qué podía escribir en este blog que fuera de interés, tenía claro que iba a versar sobre las relaciones humanas y, más en concreto, sobre las relaciones de pareja. Los sapos también besan va a mostrar en cada post las creencias erróneas, los prejuicios o las razones inconscientes que hacen que elijamos y mantengamos parejas imperfectas, incompletas e incluso tóxicas, que nos hagan abrazar a la soledad como la mejor alternativa de vida.

Del amor se ha escrito de todo -del amor romántico ni digamos- y eso hace que aterricemos en el mundo de las relaciones de pareja con muchas ideas pero pocos hechos y, si los hay, son de lo que otros nos cuentan. Así que aquí estamos, para escribir la novela de amor de nuestra vida. Un viaje en el que debemos tener un planteamiento veraz, sin expectativas sobredimensionadas ni fuegos artificiales, una trama tranquila y equilibrada para llegar a un desenlace maduro y armonioso.

Hay que besar muchos sapos para encontrar al príncipe, o eso dicen…, pero yo creo que sapos somos todos. Cuántas veces por buscar lo imposible o lo que pensamos que es lo adecuado dejamos pasar muchas oportunidades y nos embarcamos en relaciones forzadas o apasionadas…, hasta que se acaban o, directamente, nos destruyen.

El amor en pareja es calma, no pasión, es vivir, no sentir, es respeto y generosidad, es entrega, que no dependencia, es tranquilidad, no inquietud, es equilibrio y compensación. Espero que a través de mis palabras puedas aprender a reconocer la emoción y el sentimiento que debe unirte al otro, e igual te hará plantearte que lo que vives no es amor sino…