LOS APUNTES DE ECONOMÍA PRÁCTICA Y FAMILIAR de Joan F. Domene

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El euro fuerte nos hace débiles

Los afortunados que durante estos días hayan disfrutado de unas vacaciones navideñas en Nueva York o cualquier otra ciudad de los Estados Unidos habrán comprobado, sin duda, las ventajas que supone la fortaleza del euro frente al dólar. Con el cambio actual, el viaje sale más barato y las compras allí son mucho más asequibles.

Esa es una de las pocas ventajas que tenemos nosotros y la resta de países de la eurozona con una divisa tan fuerte. Otro aspecto favorable es que, como la factura del petróleo se paga en dólares (y cada vez nos dan más por cada euro), notamos algo menos los efectos negativos de la escalada imparable del precio del crudo, que está alcanzando niveles estratosféricos. Y poco más. El resto, todo son desventajas.

Que se lo pregunten a los 450 empleados de Nissan que se irán al paro porque la empresa ha decidido llevarse a Tailandia la fabricación de uno de los modelos que se producían en Barcelona. ¿Los motivos? Entre otros, la fortaleza del euro. Ciertamente, con el dólar tan «barato» los fabricantes norteamericanos tienen una posición más favorable que los europeos a la hora de colocar sus coches en el mercado internacional.

La única alternativa para poder competir con ellos que se les ocurre a Nissan y a otras muchas compañías de nuestro continente es reducir los costes de fabricación. ¿Cómo? Trasladando la producción a países, generalmente menos desarrollados, con salarios más bajos, jornadas más largas, menores exigencias laborales y legislaciones medioambientales menos estrictas.

No es nada nuevo. Antes otras empresas han seguido ese camino conocido como «deslocalización». Y otras lo seguirán haciendo. Seat ya ha anunciado que piensa producir más en América Latina y mantener su apuesta por la Europa del Este. Los empleados de su factoría en Martorell (Barcelona) se han echado a temblar, recordando los recortes de plantilla en un pasado no muy lejano.

Si la construcción flojea y la industria se va, ¿hasta dónde va a llegar el desempleo en nuestro país? Pero el aumento del paro no es la única consecuencia de este fenómeno que algunos consideran «inevitable» en un mundo tan globalizado como el actual.

Con un euro tan «fuerte», las empresas de la automoción -que en España representan el 80% de las exportaciones- y el resto de industrias europeas tienen cada vez más dificultades para exportar sus productos. La consecuencia es que se agrava el ya preocupante déficit exterior (la diferencia entre lo que vendemos fuera y lo que importamos) y se reduce en algunos puntos el crecimiento económico general del país.