Rodrigo Rato está a punto de dejar su cargo como director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), pero parece dispuesto a apurar sus últimos días en el cargo metiéndonos el miedo en el cuerpo. Él avisa: la crisis financiera desatada por la especulación desaforada con las hipotecas basura de Estados Unidos acabará afectando a nuestro bolsillo. Si no es este año, el próximo. Y alerta: cuánto más larga sea la crisis, más sufriremos; estamos peor que hace seis meses y los gobiernos deberán revisar sus previsiones de crecimiento.
¿Aguafiestas o realista? Frente al optimismo del Gobierno, que no cesa de recurrir a los espléndidos resultados de algunos datos económicos como el descenso del paro o el aumento de los inscritos en la Seguridad Social, el ex vicepresidente económico del PP bajo el mandato de Aznar nos trae un baño de realismo. En su opinión, 2007 puede seguir siendo un buen año en líneas generales, pero el deterioro de algunos fundamentos básicos a causa de la crisis hipotecaria acabarán pasando factura en 2008. Primero y con más intensidad a los EE UU, pero Japón y Europa no quedarán inmunes.
Tomemos nota pues, pero sin caer en catastrofismos interesados como los que intentan transmitir algunos ex compañeros de gabinete del propio Rato. Es un insulto a la inteligencia decir que España está en recesión creciendo a un ritmo cercano al 4%. Afortunadamente, parece ser que el PP ha rectificado sobre la marcha el tiro y ha aparcado ese discurso que estaba condenado al más absoluto de los fracasos, pero que además hacía un flaco favor a la economía española. Porque en esta materia las expectativas pueden llegar a ser incluso más determinantes que la realidad. Y andar diciendo por ahí que las cosas van mal, aunque sea mentira, es el primer paso hacia el autocumplimiento de la profecía… por errónea que ésta sea.
Se enfría clima económico. Sea por una u otra razón, el hecho es que parece que la percepción de la ciudadanía sobre la economía es ahora mucho peor que antes del verano. Lo vemos por ejemplo en el frenazo del consumo, la caída de las ventas de coches y en algunas encuestas como la publicada por La Vanguardia este domingo. Caen las opiniones positivas sobre la coyuntura económica al tiempo que crecen las impresiones negativas, y la vivienda y el paro se sitúan al frente de las preocupaciones ciudadanas sólo detrás del terrorismo.
Sólo hay que echar un ojo a las últimas informaciones sobre el ahorro de las familias: cobramos más y ahorramos menos. Pero gastamos más dinero para comprar lo mismo, pero más caro –como en el caso de la leche–, o para pagar la hipoteca, que ahora nos cuesta bastante más que hace unos meses por culpa de ese maldito euríbor que no parece dispuesto a dejar de crecer.