LOS APUNTES DE ECONOMÍA PRÁCTICA Y FAMILIAR de Joan F. Domene

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¿Dónde están los créditos?

El sistema financiero mundial se hunde y los gobiernos han ido al rescate de su banca, comprando activos de buena calidad, para darles liquidez -o sea, para que tengan dinero en sus cuentas- y evitar el desastre que podría representar la parálisis total del sistema.

España no ha sido una excepción, pese a la supuesta solvencia a prueba de bombas de nuestras entidades financieras. La condición repetida hasta la saciedad por los responsables gubernamentales es que esa «ayuda» tiene como objetivo que el dinero que el Estado pone en manos de los bancos tiene que llegar a los ciudadanos y a las empresas, cosa que parece no está sucediendo.

El caso es especialmente grave en el caso de la pequeñas y medianas empresas que necesitan una cantidad mínima de dinero para mantener su actividad durante el tiempo que pasa entre que compran un bien o servicio y lo venden a sus clientes. ¿Cómo hacen frente a sus costes fijos (sueldos, gastos generales, impuestos,…) sin ese llamado «activo circulante»? Pues con mucha dificultad si no pueden disponer de crédito.

Y si las empresas no pueden hacer frente a la mecánica diaria del negocio el resultado más probable es el cierre y el aumento del paro. De ahí la insistencia por conseguir que bancos y cajas sean sensibles y hagan circular el dinero que les llega. El mismo presidente del BCE, Jean Claude Trichet, les amenazó ayer con no bajar más los tipos de interés si no se ponen a la tarea inmediatamente.

O sea, que esperamos que los 2.115 millones que adquirió el Gobierno en la primera subasta de compra de activos financieros, el 20 de noviembre pasasdo, empiecen a regar las cuentas de familias y empresas para engrasar la maquinaria económica y acelerar la salida de la crisis (o evitar que la que hay se haga más profunda). De todas formas, según los expertos, no parece que el resultado fuera demasiado positivo.

Por cierto, mañana se adjudicarán otros 7.885 millones (los 5.000 previstos más los 2.885 que sobraron en la primera subasta) que esperemos sirvan para algo más que maquillar las cuentas y que se traduzcan en una inyección de energía en la economía real.

Para reirse de la crisis

Las malas noticias económicas se acumulan día tras día mientras los líderes mundiales se reúnen para ver cómo nos sacan de la crisis.

Pero hoy, aplicando la máxima de «al mal tiempo, buena cara» he querido rescatar un video del programa de humor The Last Laugh, convertido ya en un clásico en Internet. John Fortune y John Bird, dos célebres cómicos británicos, dan la mejor explicación que he visto y oido sobre la crisis financiera que nos ha llevado a la recesión económica.

‘The Two Johns’, como se les conoce, escenifican una entrevista a un avispado inversor en un tono hilarante que crece a medida que avanza el video. Hacen referencia a algunos ejemplos concretos, todos ellos ciertos. Una buena manera de sobrellevar tan amargo panorama. Dura unos ocho minutos y, aunque es en inglés, tienen subtítulos en español. Vale la pena. ¡Que lo disfrutéis!


¿Quién maneja el timón económico?

Un ex altísimo cargo del Gobierno se preguntaba recientemente quién maneja realmente la política económica de nuestro país. Razón no le falta, pues visto lo visto, parece que la Moncloa va por un lado -con su tozudez por estar en la sobrevaloradísima reunión del G20– y el ministerio de Economía del discreto Pedro Solbes por otro. El hecho es que no parece el mejor panorama para afrontar una recesión como la que tenemos a las puertas, tras confirmarse que el tercer trimestre del año la economía cayó un 0,2%.

Algunos hechos pueden aclararnos esas dudas. Y, como si de un cóctel se tratara, sólo hay que cogerlos y mezclarlos para tener el resultado final:

. las imágenes de los siete grandes banqueros del país departiendo con Zapatero en la Moncloa

. el aviso del primer banquero español, Emilio Botín, advirtiendo que mucho cuidado con pasarse con la regulación de los mercados

. la petición de su ‘segundo’, Alfredo Sáenz, de que el Gobierno debe mantener en secreto qué bancos y cajas reciben fondos del futuro plan de rescate del sistema financiero que prepara el Gobierno

. y la asunción por parte del Ejecutivo, con su secretario de Estado económico –David Vegara– al frente de que así se hará

Parece del todo inaceptable el secretismo y la opacidad que financieros y gobernantes reclaman justo en el momento en que las familias temen por sus ahorros y, más que nunca, lo que necesitan es información y transparencia. Eso por no hablar de que transferir fondos públicos al sistema bancario a escondidas es terreno abonado para la corrupción.

Ciertamente, el sistema bancario español ha sido alabado por la resistencia al contagio de los activos tóxicos derivados de las hipotecas basura estadounidenses, pero eso no le da carta blanca para hacer y deshacer.

El Banco de España, más que nunca, debe implicarse en la vigilancia de ese reparto del dinero que sale de nuestros impuestos y va a los bolsillos de los banqueros, no para su beneficio, sino para evitar un colapso financiero que ponga en peligro los ahorros de millones de familias.

Zapatero quiere ir a la fiesta

Zapatero quiere estar en la fiesta. Aunque España no ha sido invitada a la cumbre mundial anticrisis , convocada por George W. Bush, tras reunirse en su residencia de Camp David con Nicolás Sarkozy (presidente de turno de la Unión Europea) y José Manuel Durao Barroso (presidente de la Comisión Europea) el pasado fin de semana, él cree que tiene derecho a asistir.

Si estarán los ocho países que integran el grupo de los ocho países más ‘ricos’ del mundo (EEEUU, Japón, Francia, Italia, Alemania, Reino Unido, Canadá y Rusia) reunidos en el G-8 y los cinco países con las economías más emergentes (China, Brasil, India, México y Suráfrica), el G-5.

(Fuente: OCDE)

Puede que a nuestro presidente le asista la razón en cuanto a la potencia económica española, situada ya entre las primeras del mundo (ver gráfico) y que la solidez del sistema financiero español pueda ser una referencia de la que tomar ejemplo a escala mundial. Incluso Sarkozy le ha reconocido su papel en la última cumbre europea de la que surgieron medidas que contribuyeron a calmar los mercados internacionales ante la crisis.

Pero el hecho es que, seamos realistas, España pinta más bien poco en la escena internacional, y aún menos en la económica. No estamos en ningún ‘G’. Entre otras cosas porque ha hecho poco o nada para conseguirlo. Y no ha ayudado nada esa obcecación ‘anti-Bush’ que ha estado presente en la política exterior española desde nuestra salida de Irak. Si además, como recordó Sarkozy, es el propio Bush quien decide quién va a la fiesta y quién no ¿Qué esperábamos?

Zapatero quiere ir a la cumbre mundial contra la crisis¿Tiene derecho España a ser invitada a la cumbre mundial que reunirá al G-8 y al G-5 para hablar de cómo mejorar el sistema financiero mundial?

Sr. Zapatero, se dice crisis: cri-sis

No entiendo el empecinamiento del presidente del Gobierno, el Sr. Zapatero, en no reconocer que estamos simple y llanamente en una crisis económica. Una crisis como tantas de las que ha habido en el pasado y como las que habrá (sí, lo siento) en el futuro. Ni más ni menos.

Me parece lamentable que nuestro máximo dirigente político se esfuerce en buscar mil y una expresiones más «políticamente correctas» -aunque económicamente incorrectas- para describir la situación actual.

Especialmente porque no le considero tan limitado como para no darse cuenta de las dificultades que estamos atravesando. Además, los datos económicos (inflación, paro, tipos de interés, hipotecas, ahorro, confianza de las familias,…) se encargan de recordárselo día tras día.

O sea, estamos ante una cuestión puramente semántica. Pero es que ni por esas. Si nos atenemos a una de las definiciones que nos ofrece la RAE de la palabra «crisis», la explicación no puede ser más adecuada al momento presente: «Situación dificultosa o complicada».

Señor Zapatero, sinceramente, ¿diría usted que estamos en una «situación dificultosa o complicada»? Sólo hay que leer los periódicos y ver y oír las noticias. Hoy, por ejemplo, en la prensa:

. La banca echa mano de las provisiones especiales por el parón

. El frenazo recorta 200.000 cotizantes de la Seguridad Social en un solo mes

. El paro sube en junio por primera vez desde 1993

. El petróleo alcanza un nuevo máximo en 144 dólares

. La banca refuerza sus equipos de riesgo con expertos en morosidad

¿Hay alguien que crea realmente que no estamos en una crisis? Sí, sí, cri-sis. Y lo peor de todo es que la negación de la realidad puede ser un freno para superar esta «situación dificultosa y complicada».

La crisis va por barrios

Los datos económicos negativos se acumulan mientras los sectores más críticos exigen al Gobierno que acepte ya de una vez que estamos en crisis, que se deje de expresiones eufemísticas («desaceleración transitoria») y coja el toro por los cuernos y adopte las medidas que reclama una situación de este calibre.

El crecimiento económico ha sido el último de los indicadores en encender una nueva luz de alarma: el PIB aumentó un mínimo 0,3% en el primer trimestre del año y ha llevado la tasa interanual del 3,5% del último trimestre de 2007 hasta el 2,7%. Un severo batacazo, vaya.

Antes de conocer este dato, supimos que el paro está en niveles históricos, que la construcción sigue en caída libre, que cada día se hacen menos hipotecas, que ha caído la confianza de los consumidores y que además el IPC se ha frenado más por el bajón del consumo que por cualquier otra circunstancia.

Fuente: Expansión, 15-05-08

Pero, con la que está cayendo, nos llegan noticias como que las principales empresas cotizadas en la bolsa española, las que integran el Ibex-35, han ganado 14.214 millones de euros en los tres primeros meses de 2008. O sea, en el mismo periodo en que la economía ha reducido su crecimiento en un 0,8% (del 3,5% al 2,7%), las grandes compañías españolas han incrementado sus beneficios un 17,4%.

Y ese es el crecimiento medio de las 35. Porque analizadas una por una tenemos a Telefónica, Repsol, el Santander, Iberdrola y otras con incrementos de beneficios muy superiores a esa media del 17,4%. Por lo tanto, parece claro que por mucha crisis que haya no ha acabado de afectar a algunos peces gordos.

La economía crecerá un 2,4… o menos

El Gobierno rebajará hoy sus previsiones de crecimiento económico para 2008 y 2009. Solbes ha admitido finalmente en voz baja lo que hace meses le decían a gritos desde todos los rincones del espectro económico: sus pronósticos de un aumento del PIB del 3,1% para este año y del 3% para 2009 eran demasiado pesimistas con la que estaba cayendo.

Parece que el superministro económico de Zapatero no consideró oportuno utilizar las mismas dosis de realismo que aplica ahora durante la campaña electoral y su debate con Pizarro (por cierto, ¿dónde se ha metido el antiSolbes del PP?). Eso sí, una vez ganadas las elecciones y constituido el Ejecutivo, ya podemos ponernos serios, admitir lo obvio y empezar a trabajar.

El Banco de España, nada sospechoso de ser antigubernamental, ya ha dicho que creceremos un 2,4% en 2008 y un 2,1% en 2009. Lo mismo que apuntaron el Santander y la agencia de inversiones Intermoney. A Solbes le ha parecido una cifra razonable. Veremos cuánto se acercan los expertos de su ministerio tras esos complejos cálculos que han estado haciendo estos días. O si, por el contrario, rebajan aún más la expectativas para acercarse a los pronósticos pesimistas para 2008 del FMI (1,8%), BBVA (1,9%) o la fundación de las cajas de ahorro (2,0%).

Alguien se puede preguntar que a qué viene tanto interés por estos datos. En el plano «científico», un crecimiento de la economía española por debajo del 3% ha supuesto históricamente un aumento del paro y de los desequilibrios económicos. En el político, es un arma arrojadiza que a buen seguro la oposición utilizará contra el Gobierno recordando aquello de «ya lo decíamos nosotros».

La solución, hacia las 13.30. Permanezcan atentos a sus pantallas.

O sea, que la crisis nos viene bien

Pocas novedades en el paquete económico que ha expuesto en su discurso de investidura el aspirante a la presidencia del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y un mensaje de fondo que no deja de ser cuanto menos chocante: gracias a la crisis vamos a hacer los deberes que la economía española no ha sido capaz de acometer en épocas de bonanza.

Había que cambiar de un modelo basado en el ladrillazo y el consumo disparado (con inflación elevada y un déficit exterior creciente) a otro más virtuoso donde la clave fuera la competitividad de nuestras empresas. Y no lo hemos hecho. Ahora, dice el candidato a la reelección, ya no es «necesario», sino «más acuciante».

Pues mira qué bien. ¿Para que preocuparse de la alarmante falta de productividad de las empresas cuando todo va viento en popa a toda vela? Mejor esperamos a verle las orejas al lobo (o incluso la dentadura) para ponernos manos a la obra y arreglar el estropicio. O sea, como los buenos aristotélicos, convirtiendo la necesidad en virtud.

Zapatero ha anunciado que va a tirar de superávit para llevar a cabo su plan anticrisis, rozando la cuadratura del círculo cuando ha anunciado un aumento del gasto social no sólo sin aumento de impuestos, sino con un ligero recorte de los mismos.

Ha añadido que el primer consejo de ministros dará luz verde a:

. la deducción de 400 euros en el IRPF para pensionistas, asalariados y autónomos

. adelanto de la devolución del IVA a las empresas

. medidas para compensar la desaceleración de la construcción: impulso a la VPO, fomento del alquiler y reducción de la carga fiscal de la rehabilitación

. plan especial para recolocar los parados de la construcción y proteger a los desempleados en situación de mayor riesgo

. medidas para aumentar el plazo de la hipoteca sin coste para aquellas familias que estén más necesitadas

Además, ha planteado otras medidas -unas generales, otras más concretas- que se desarrollarán durante la legislatura:

. más inversión en I+D para la mejora de la productividad

. desarrollo del plan de infraestructuras

. fomentar la competencia en los servicios con más flexibilidad en campos como el transporte y las telecomunicaciones para reducir la inflación

. reducir un 30% las cargas administrativas sobre las empresas

. supresión del Impuesto de Patrimonio y actualización del de Sucesiones y Donaciones

. y un gran acuerdo económico y social (al estilo del AES de 1984) entre sindicatos y empresarios

. aumento del salario mínimo de 600 a 800 euros

. mejora de pensiones mínimas con cónyuges a cargo y de las de viudedad para mayores de 65 años

Y todo eso, ha comentado, pensando en que las dificultades económicas van a ser pasajeras. Ya veremos si la realidad no desmiente sus más que optimistas previsiones y si esas medidas tienen la eficacia que se pretende.

La crisis afecta más a los votantes del PP

Lo que decíamos para las perspectivas del crecimiento económico es perfectamente aplicable para la percepción de la situación de la economía. Lo demuestra una encuesta publicada hoy en Expansión que certifica que el 58% de los españoles sufre en su bolsillo la desaceleración económica.

No parece una cifra desproporcionada, dados los últimos datos que venimos conociendo sobre la economía española. Donde la encuesta patina claramente bajo mi punto de vista es cuando cruza la pregunta «¿En qué medida perjudica a su economía familiar la situación económica general que estamos viviendo?» con el partido al que vota el encuestado.

El resultado es que siete de cada diez votantes del PP notan «mucho» o «bastante» la crisis, mientras que la cifra no pasa del 50% en el caso de los electores socialistas. Es más, los que aseguran sufrir «mucho» las consecuencias de la desaceleración económica entre las filas populares (29%) son casi el doble que entre los partidarios del PSOE (16%).

Por contra, y como consecuencia lógica, los que notan «poco» o «nada» la crisis son el doble entre los seguidores de Rodríguez Zapatero (50%) que entre los de Mariano Rajoy (25%).

Al parecer, la encuesta se hizo entre los días 8 y 10 de febrero, tras un alud de indicadores económicos negativos, por vía telefónica a una muestra de 1.000 individuos. Vistos los resultados, podemos concluir un par de cosas: o bien la mayoría de los votantes del PP están al borde de la suspensión de pagos, o se informan de la actualidad económica por unos medios de comunicación muy diferentes a los que usan los del PSOE.

De morosos y ‘morrosos’

Pedro Solbes sigue manteniendo que los que hablan de crisis en España exageran. Quizá sí. Pero peor es dar la espalda a los problemas y no atajarlos antes de que vayan a peor. Lo del IPC en el 4,4% no es ninguna broma. Ni la situación de muchas empresas que empiezan a sufrir en sus carnes ya los efectos negativos de la morosidad.

Hasta un 30% ha crecido la cifra de impagados bancarios en los últimos meses en el mundo empresarial, y alrededor de un 20% los fallidos, o sea los que ya no se cobrarán. La construcción por motivos obvios encabeza el ranking de los que deciden devolver las facturas antes que pagarlas, seguida por todos los sectores que cuelgan de esa actividad. El mal, sin embargo, no es exclusivo de la actividad económica que más está sufriendo la desaceleración porque hay otras muchas industrias que también padecen sus efectos.

Me lo comenta una autoridad en la materia como Pere J. Brachfeld, profesor de finanzas de la Escuela de Administración de Empresas (EAE) y reputado ‘morosólogo’. Acaba de publicar el libro Memorias de un Cazador de Morosos, donde habla de la morosidad como de un mal arraigado en la cultura española desde los tiempos del Lazarillo de Tormes y la picaresca.

Los datos oficiales avalan su tesis de un importante crecimiento de la morosidad, aunque es cierto que aún está en niveles bajos, pero cabe esperar que seguirá creciendo. Y lo peor, me dice, es que no sólo dejan de pagar los que no tienen dinero, sino que muchos otros a los que él llama ‘morrosos’, que sí están en condiciones de hacer frente a sus deudas, se apuntan al carro e intentan sacar provecho de la situación para tener una mayor tranquilidad financiera. Con lo cuál, se agrava aún más la situación.

Y aquí la estadística también está de su parte: la media europea de las empresas que retrasan sus pago deliberadamente aún estando en una buena situación económica es del 35%. Ese porcentaje se eleva (y mucho) hasta el 62% en el caso de España, según un informe europeo publicado en 2004.