El lamentable colapso ferroviario que sufren Barcelona y las poblaciones de su área metropolitana ya se ha cobrado su primera víctima. Y no, no es el político de turno. Es el AVE. El president de la Generalitat, José Montilla, ha afirmado con rotundidad hoy en Madrid que la llegada de la alta velocidad a Barcelona no es prioritaria, por mucho que alguien en el Gobierno se le pusiera en la cabeza dar la fecha del 21 de diciembre para el feliz alumbramiento. Si no es ese día, ha dicho Montilla, «será un mes más tarde… o dos». Y listos.

No está mal si tenemos en cuenta que el proyecto de llevar el AVE a la capital catalana se remonta a los años previos a la efervescencia olímpica de 1992. Pero el Gobierno socialista de entonces decidió que era mejor llevarlo a Sevilla. Luego se pensó que el Forum Universal de las Culturas de 2004 sería el momento ideal para que los barceloneses celebraran la llegada del ansiado tren. Pues tampoco. El Gobierno del PP no fue capaz de cumplir esa promesa. Más tarde vendrían los socavones en la vía y la falta de seguridad que convertía al AVE español en un pájaro mucho menos veloz que sus homólogos de otros países. Total: un desastre.

Y eso por no hablar del esperpéntico intento del ministerio de Fomento que dirige la cada vez más cuestionada Magdalena Álvarez (Maleni como ella no le gusta que la llamen) de improvisar una macroestación en el Prat de Llobregat, a seis quilómetros de la meta definitiva en la estación de la Sagrera. Sólo con un objetivo: cortar la cinta eldía 21 de marras. Por suerte alguien con cabeza decidió dar marcha atrás.

No puedo estar más de acuerdo con Montilla en que ahora la prioridad son los 160.000 usuarios de las tres líneas de Cercanías que llevan varias semanas sin trenes y van a seguir así al menos hasta el 30 de noviembre. Pero no me parece desdeñable el hecho que un país y una ciudad que miran a Europa y que aspiran a seguir siendo motor económico de España desprecien de esa forma la posibilidad de disponer de una infrastructura moderna y competitiva como la alta velocidad.

Claro que, como el president nos recordó, el AVE a Barcelona aún no tiene viajeros (puesto que aún no ha llegado) y las Cercanías, sí. ¿Viajeros? ¿O a lo mejor quería decir votantes?

* Por cierto, ¿adivinan qué ministra andaluza del Gobierno ha acompañado hoy a Montilla en Madrid durante el almuerzo en que el president ha entregado un premio de la Generalitat a Javier Pérez Royo?

Una pista: su nombre empieza por «M». Otra: Miren la foto.