LOS APUNTES DE ECONOMÍA PRÁCTICA Y FAMILIAR de Joan F. Domene

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Para reírse de la crisis (2)

Con la que está cayendo, y con los bancos españoles en el ojo del huracán de las iras empresariales por la falta de sensibilidad hacia el crédito, me parece oportuno recuperar un nuevo pasaje de la antológica puesta en escena sobre la crisis financiera de dos conocidos cómicos británicos.

Si en una entrega anterior nos ofrecían un análisis hilarante sobre los orígenes del terremoto que ha sacudido las finanzas mundiales, en esta ocasión John Bird y John Fortune -que arrasan en Youtube– ofrecen un interesante punto de vista sobre la supuesta fortaleza de la banca española y las (pocas) lecciones que los inversores han sacado de este desastre económico que ellos mismos han provocado.

Sólo unas pequeñas indicaciones para entender mejor la amigable charla de estos dos excelentes cómicos. Cuando hablan de CDO o SVI se refieren a los productos tóxicos que la gran banca de inversión puso en circulación con una única finalidad especulativa y que nos ha traído esta dichosa crisis, primero financiera y luego, total.

Y ahora, que disfrutéis del video.

(P.D.: Quiero agradecer a Dan Feist su supervisión de la traducción).

El crédito está cada vez más difícil

Más allá de las proclamas autosatisfactorias de la patronal bancaria o de los mensajes apocalípticos del Gobierno, hay una realidad económica cruda y dura de la que tenemos constancia día a día.

Unos días, con hechos contundentes como los datos macroeconómicos que nos confirman lo rematadamente mal que están las cosas. Otros, con encuestas como la que presentaron ayer las Cámaras de Comercio(ver pdf), que ayudan a poner las cosas en el lugar de donde banqueros y gobernantes las quieren sacar.

El resultado es contundente: bancos y cajas han aumentado los gastos y las comisiones que se exigen para conceder los préstamos, también las garantías y los avales que necesitan empresarios y autónomos para acceder a la financiación, y se ha encarecido el coste de la financiación. Además, cada vez es más largo el periodo de tiempo que pasa entre la solicitud de la financiación y la respuesta de la entidad financiera. Lo único que se reduce, para desgracia de los solicitantes, es el plazo para devolver el crédito y el volumen de dinero que pueden solicitar.

Y habrá quien pueda seguir diciendo que no se dan créditos porque dudan de la solvencia de los demandantes, pero ya nadie podrá creerlo. Muchos pequeños y medianos empresarios ya no saben cómo convencer a su banco de que su negocio es rentable, que tiene futuro, pero para ello necesitan esa financiación mínima que les permita sobrevivir.

Me temo que poca cosa puede hacer el Gobierno para obligar a bancos y cajas a que hagan algo que no quieren (o algunos, directamente, no pueden) hacer. Bueno sí, se me ocurre que en vez de entregarle el dinero a ellos, podría ponerlo directamente en manos de los que de verdad lo necesitan para sostener la economía real de nuestro país.

Obscenidades bancarias

Con la que está cayendo, los dos principales bancos españoles han anunciado que cerraron 2008 con beneficios multimillonarios. En plena crisis galopante, el Santander ganó más de 8.000 millones de euros; el BBVA, más de 5.000. Lo cierto que sus beneficios bajan respecto al año anterior (faltaría más), pero siguen embolsándose una bonita cantidad de dinero a costa de nuestras comisiones y nuestras hipotecas.

Si los datos ya resultan indignantes para miles de autónomos o de pequeños y medianos empresarios, que en estos días no consiguen ni un pequeño crédito para poder mantener sus negocios, que ese anuncio coincida con la confirmación de que España está, efectivamente, en recesión (dos trimestres de crecimiento negativo) resulta indiscutiblemente obsceno.

En la Moncloa hace días que se temían ese momento porque, por mucho que Zapatero se esfuerce en intentar convencernos de que el Gobierno no «da» dinero a los bancos, sino que les «compra activos» y por tanto no es un «regalo», sino una inversión.

Son muy conscientes del impacto que esos beneficios de la banca provocan en los ciudadanos, pero especialmente en el tejido empresarial. Porque siguen ganando dinero pese al aumento de reservas que han destinado a prevenir la morosidad creciente o a fiascos atípicos como el caso Madoff.

Los comerciantes, los industriales y los autónomos escuchan mensajes gubernamentales, y de los propios bancos, sobre los supuestos ríos de crédito que fluyen por el sistema financiero español. Aquí una prueba:

Pero llegan a su oficina bancaria y, cuando piden un crédito mínimo para mantener su actividad todo son problemas y condiciones imposibles. Eso cuando no reciben directamente una rotunda negativa por respuesta.

Ya hay chistes sobre el plan E

El Gobierno ha lanzado esta semana en Internet el aparentemente ambicioso «Plan Español para el Estimulo de la Economía y el Empleo» -bajo la marca comercial Plan E– quizá saliendo al paso de algunas críticas sobre su falta de habilidad para presentar con la debida coherencia la multitud de medidas que ha puesto en marcha para intentar luchar contra la crisis.

Dos días después de tan solemne lanzamiento, ya corren por ahí algunos chistes alusivos a la iniciativa que, con cierta dosis de humor, pretenden restarle la trascendencia que algunos le han querido dar:

¿Saben por qué sale ahora el Gobierno con el Plan E? Pues porque le han fallado el Plan A, el B, el C y el D…

No me negarán que tiene una cierta gracia.

Para los interesados, el Plan E según Zapatero en el siguiente video:

La verdad es que no se puede negar cierta habilidad a la hora de empaquetar y ponerle el lazo a esa retahíla de medidas económicas lanzadas por el Ejecutivo, aunque -y siento ser tan pesado- si la liquidez que el Gobierno inyecta a los bancos no llega a las pequeñas y medianas empresas en forma de créditos, será mucho más difícil superar la maldita crisis.


2009: Feliz crisis y próspera recesión

Si el 2008 que nos deja ha sido el año de la dichosa crisis, el 2009 que estrenamos será, sin duda, el de la recesión. Es la única cosa en que coinciden todos los expertos, organismos internacionales y servicios de estudios: este año tendremos un crecimiento negativo. ¿Hasta cuándo? ¡Quién sabe! Aunque prácticamente nadie comparte el optimismo utópico de Zapatero, que prevé la salida de la crisis a finales de 2009. ¡Ojalá!

Lo único cierto es que el panorama está tan negro como ha descrito con extraordinaria precisión el gobernador del Banco de España: «Los consumidores no consumen, los empresarios no contratan (y despiden, añado yo), los inversores no invierten y los bancos no prestan». Es decir, nadie está haciendo el papel que le toca en este montaje de la economía global que tantos dolores de cabeza nos está dando.

A pesar de todo, las fechas en que estamos invitan a agarrarse a cualquier indicio medianamente positivo como la bajada de los tipos de interés y el abaratamiento de las hipotecas, la caída del precio del petróleo y la moderación de los precios. Se trata de factores determinantes que pueden evitar que salgamos del fuego de la crisis para caer en las brasas de la recesión.

Eso sí, los que hayan hecho los deberes en 2008 (con reducciones de costes, mejoras en sus estructuras y maximización de la eficiencia) lo tendrán más fácil para aprobar la difícil asignatura de 2009.

¿Dónde están los créditos?

El sistema financiero mundial se hunde y los gobiernos han ido al rescate de su banca, comprando activos de buena calidad, para darles liquidez -o sea, para que tengan dinero en sus cuentas- y evitar el desastre que podría representar la parálisis total del sistema.

España no ha sido una excepción, pese a la supuesta solvencia a prueba de bombas de nuestras entidades financieras. La condición repetida hasta la saciedad por los responsables gubernamentales es que esa «ayuda» tiene como objetivo que el dinero que el Estado pone en manos de los bancos tiene que llegar a los ciudadanos y a las empresas, cosa que parece no está sucediendo.

El caso es especialmente grave en el caso de la pequeñas y medianas empresas que necesitan una cantidad mínima de dinero para mantener su actividad durante el tiempo que pasa entre que compran un bien o servicio y lo venden a sus clientes. ¿Cómo hacen frente a sus costes fijos (sueldos, gastos generales, impuestos,…) sin ese llamado «activo circulante»? Pues con mucha dificultad si no pueden disponer de crédito.

Y si las empresas no pueden hacer frente a la mecánica diaria del negocio el resultado más probable es el cierre y el aumento del paro. De ahí la insistencia por conseguir que bancos y cajas sean sensibles y hagan circular el dinero que les llega. El mismo presidente del BCE, Jean Claude Trichet, les amenazó ayer con no bajar más los tipos de interés si no se ponen a la tarea inmediatamente.

O sea, que esperamos que los 2.115 millones que adquirió el Gobierno en la primera subasta de compra de activos financieros, el 20 de noviembre pasasdo, empiecen a regar las cuentas de familias y empresas para engrasar la maquinaria económica y acelerar la salida de la crisis (o evitar que la que hay se haga más profunda). De todas formas, según los expertos, no parece que el resultado fuera demasiado positivo.

Por cierto, mañana se adjudicarán otros 7.885 millones (los 5.000 previstos más los 2.885 que sobraron en la primera subasta) que esperemos sirvan para algo más que maquillar las cuentas y que se traduzcan en una inyección de energía en la economía real.

El G-20+2 tiene poco que rascar

No nos engañemos. No debemos albergar demasiadas esperanzas sobre el resultado de la reunión de jefes de estado del G20+2 (uno de los dos es Zapatero y el otro el primer ministro holandés, ambos invitados gracias a la mediación de Sarkozy) que este viernes arranca en Washington con una suculenta cena.

La cumbre mundial que se convocó en su día con la rimbombante intención de «refundar el capitalismo» se podrá considerar un éxito si deja de un lado baldíos debates ideológicos y acuerda pongamos que tres medidas concretas (las que sean) para salir del lío en el que estamos metidos.

El perfil del encuentro no invita al optimismo. Ni la complicada situación económica: la recesión ya está aquí y España no escapa a ella. Ni la diversidad de los invitados: potencias económicas en declive junto a países emergentes y a otros simplemente pobres. Ni la falta de un liderazgo económico mundial claro: EEUU, que asumía esa función, está en horas bajísimas.

Las cinco horas de reunión previstas para el sábado tampoco parecen plazo suficiente como para enmendar el tremendo desaguisado en qué se han convertido las finanzas mundiales en general y las de algunos países y determinados bancos en particular. Sólo con que cada uno de los mandatarios dé un discurso de 10 minutos nos comemos casi dos horas. Habrá que ver lo que dan de si las tres restantes.

De lo poco que sabemos hasta ahora, parece claro que lo mas productivo sería que centraran el tiro en los problemas económicos acuciantes a que se enfrentan las empresas y las familias de todo el mundo, en lugar de dedicar la mayor parte de la sesión a hablar de sus planes para rescatar bancos en peligro.

Si ya tienen claro que van a dedicar 4 billones (con b) de dólares a tan magna causa, para qué perder el tiempo discutiendo sobre ello o intentando crear una coartada institucional a lo que ya está más que decidido.

Un experto muy autorizado cuenta, con poca confianza en los resultados, que ya sería mucho si hubiera acuerdo en cambiar la regulación de:

a) los instrumentos financieros internacionales, para evitar el contagio internacional de comportamientos irregulares como los de la hipotecas basura en EEUU

b) las normas contables, para evitar sobrevaloraciones de activos que distorsionan el mercado

c) los movimientos de capitales, para que haya un cierto orden y concierto en un mundo totalmente globalizado

La mayoría de los analistas esperan que se decidan crear comisiones específicas para resolver temas concretos. Pero tal y como está el panorama, no parece que el tiempo que llevaría ponerlas en marcha, reunirlas, debatir y llegar a conclusiones sea la mejor cura para superar esta profunda crisis lo antes posible.

De hecho, estamos hablando de políticos, y saben perfectamente que la mejor manera de retrasar cualquier decisión es crear una comisión.

La crisis va por barrios

Los datos económicos negativos se acumulan mientras los sectores más críticos exigen al Gobierno que acepte ya de una vez que estamos en crisis, que se deje de expresiones eufemísticas («desaceleración transitoria») y coja el toro por los cuernos y adopte las medidas que reclama una situación de este calibre.

El crecimiento económico ha sido el último de los indicadores en encender una nueva luz de alarma: el PIB aumentó un mínimo 0,3% en el primer trimestre del año y ha llevado la tasa interanual del 3,5% del último trimestre de 2007 hasta el 2,7%. Un severo batacazo, vaya.

Antes de conocer este dato, supimos que el paro está en niveles históricos, que la construcción sigue en caída libre, que cada día se hacen menos hipotecas, que ha caído la confianza de los consumidores y que además el IPC se ha frenado más por el bajón del consumo que por cualquier otra circunstancia.

Fuente: Expansión, 15-05-08

Pero, con la que está cayendo, nos llegan noticias como que las principales empresas cotizadas en la bolsa española, las que integran el Ibex-35, han ganado 14.214 millones de euros en los tres primeros meses de 2008. O sea, en el mismo periodo en que la economía ha reducido su crecimiento en un 0,8% (del 3,5% al 2,7%), las grandes compañías españolas han incrementado sus beneficios un 17,4%.

Y ese es el crecimiento medio de las 35. Porque analizadas una por una tenemos a Telefónica, Repsol, el Santander, Iberdrola y otras con incrementos de beneficios muy superiores a esa media del 17,4%. Por lo tanto, parece claro que por mucha crisis que haya no ha acabado de afectar a algunos peces gordos.

O sea, que la crisis nos viene bien

Pocas novedades en el paquete económico que ha expuesto en su discurso de investidura el aspirante a la presidencia del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y un mensaje de fondo que no deja de ser cuanto menos chocante: gracias a la crisis vamos a hacer los deberes que la economía española no ha sido capaz de acometer en épocas de bonanza.

Había que cambiar de un modelo basado en el ladrillazo y el consumo disparado (con inflación elevada y un déficit exterior creciente) a otro más virtuoso donde la clave fuera la competitividad de nuestras empresas. Y no lo hemos hecho. Ahora, dice el candidato a la reelección, ya no es «necesario», sino «más acuciante».

Pues mira qué bien. ¿Para que preocuparse de la alarmante falta de productividad de las empresas cuando todo va viento en popa a toda vela? Mejor esperamos a verle las orejas al lobo (o incluso la dentadura) para ponernos manos a la obra y arreglar el estropicio. O sea, como los buenos aristotélicos, convirtiendo la necesidad en virtud.

Zapatero ha anunciado que va a tirar de superávit para llevar a cabo su plan anticrisis, rozando la cuadratura del círculo cuando ha anunciado un aumento del gasto social no sólo sin aumento de impuestos, sino con un ligero recorte de los mismos.

Ha añadido que el primer consejo de ministros dará luz verde a:

. la deducción de 400 euros en el IRPF para pensionistas, asalariados y autónomos

. adelanto de la devolución del IVA a las empresas

. medidas para compensar la desaceleración de la construcción: impulso a la VPO, fomento del alquiler y reducción de la carga fiscal de la rehabilitación

. plan especial para recolocar los parados de la construcción y proteger a los desempleados en situación de mayor riesgo

. medidas para aumentar el plazo de la hipoteca sin coste para aquellas familias que estén más necesitadas

Además, ha planteado otras medidas -unas generales, otras más concretas- que se desarrollarán durante la legislatura:

. más inversión en I+D para la mejora de la productividad

. desarrollo del plan de infraestructuras

. fomentar la competencia en los servicios con más flexibilidad en campos como el transporte y las telecomunicaciones para reducir la inflación

. reducir un 30% las cargas administrativas sobre las empresas

. supresión del Impuesto de Patrimonio y actualización del de Sucesiones y Donaciones

. y un gran acuerdo económico y social (al estilo del AES de 1984) entre sindicatos y empresarios

. aumento del salario mínimo de 600 a 800 euros

. mejora de pensiones mínimas con cónyuges a cargo y de las de viudedad para mayores de 65 años

Y todo eso, ha comentado, pensando en que las dificultades económicas van a ser pasajeras. Ya veremos si la realidad no desmiente sus más que optimistas previsiones y si esas medidas tienen la eficacia que se pretende.

Diez retos económicos que son veinte

El nuevo Gobierno que volverá a presidir Zapatero tras los resultados electorales de este domingo tendrá la difícil papeleta de lidiar con la desaceleración que poco a poco se deja notar en nuestra economía. Pero ese será sólo uno de los muchos retos del equipo económico del líder socialista que hoy ha recogido el diario económico Cinco días con el título 10 retos económicos del nuevo Gobierno, aunque una lectura detallada de los mismos permite concluir que, de hecho, son bastantes más… al menos veinte. Ahí va la lista:

• 1. Un plan de choque para atajar la desaceleración tirando del superávit, que da margen de maniobra . para reducir desequilibrios.

• 2. Una política fiscal que espolee la actividad económica. Con una reforma tributaria que no perjudique a la recaudación.

• 3. Desarrollo de la Ley de Igualdad.

• 4. Desarrollo de la Ley de Dependencia.

• 5. Reforma de las pensiones en el marco del Pacto de Toledo

• 6. Más suelo para viviendas protegidas. Con una nueva ley estatal y la reforma del plan cuatrienal.

• 7. Mejorar el empleo recortando la temporalidad.

• 8. Impulsar los salarios y aumentar el salario mínimo.

• 9. Incrementar la productividad.

• 10. Nueva hoja de ruta para el diálogo social.

• 11. Regular la inmigración y solventar el problema de la nueva bolsa de inmigrantes sin regularizar (entre 400.000 y un millón)

• 12. Reducir la gran dependencia del petróleo.

• 13. Cumplir los compromisos de Kioto.

• 14. Aumentar la fiscalidad medioambiental.

• 15. Plan de infraestructuras para compensar la caída de la construcción y mejorar la vertebración territorial.

• 16. Hacia un gasto del 2% del PIB en I+D.

• 17. Más participación privada en la financiación de los planes de innovación.

• 18. Mejorar los índices de educación que tan malos resultados dan en los informes internacionales como el célebre PISA.

• 19. Nueva reforma del modelo de financiación autonómica.

• 20. Internacionalización de nuestras empresas, con la vista puesta en dos mercados muy potentes que hasta ahora se resisten: China y Estados Unidos.

Y podemos seguir, pero no se trata de abrumar a los que a partir de ahora han de guiar nuestro destino económico. Eso sí, ya fuera de la campaña electoral, cabe esperar mayores dosis de realismo gubernamental, menos actitudes triunfalistas, y una voluntad firme y clara de afrontar los problemas de cara y de una forma decidida. Como mínimo. Zapatero ha advertido hoy mismo que la economía será una de sus prioridades. Veremos.