No entiendo el empecinamiento del presidente del Gobierno, el Sr. Zapatero, en no reconocer que estamos simple y llanamente en una crisis económica. Una crisis como tantas de las que ha habido en el pasado y como las que habrá (sí, lo siento) en el futuro. Ni más ni menos.
Me parece lamentable que nuestro máximo dirigente político se esfuerce en buscar mil y una expresiones más «políticamente correctas» -aunque económicamente incorrectas- para describir la situación actual.
Especialmente porque no le considero tan limitado como para no darse cuenta de las dificultades que estamos atravesando. Además, los datos económicos (inflación, paro, tipos de interés, hipotecas, ahorro, confianza de las familias,…) se encargan de recordárselo día tras día.
O sea, estamos ante una cuestión puramente semántica. Pero es que ni por esas. Si nos atenemos a una de las definiciones que nos ofrece la RAE de la palabra «crisis», la explicación no puede ser más adecuada al momento presente: «Situación dificultosa o complicada».
Señor Zapatero, sinceramente, ¿diría usted que estamos en una «situación dificultosa o complicada»? Sólo hay que leer los periódicos y ver y oír las noticias. Hoy, por ejemplo, en la prensa:
. La banca echa mano de las provisiones especiales por el parón
. El frenazo recorta 200.000 cotizantes de la Seguridad Social en un solo mes
. El paro sube en junio por primera vez desde 1993
. El petróleo alcanza un nuevo máximo en 144 dólares
. La banca refuerza sus equipos de riesgo con expertos en morosidad
¿Hay alguien que crea realmente que no estamos en una crisis? Sí, sí, cri-sis. Y lo peor de todo es que la negación de la realidad puede ser un freno para superar esta «situación dificultosa y complicada».