LOS APUNTES DE ECONOMÍA PRÁCTICA Y FAMILIAR de Joan F. Domene

Pero China ¿cuenta o no cuenta?

La bolsa de Shangai se ha vuelto a desplomar este jueves por la decisión de las autoridades chinas de triplicar los impuestos sobre las operaciones bursátiles, pero el mundo no parece haberse estremecido como cuando en febrero pasado pasó algo similar. Claro que aquel día coincidió con un negro vaticinio del ex presidente de la Reserva Federal estadounidense y el nerviosismo recorrió los mercados internacionales. Ahora parece que la cosa no irá a más: la capital financiera china se recuperó y su índice bursátil subió un 1,4%.

El hecho es que el Gobierno de Pekín ya no sabe como combatir la tradicional adicción de los chinos por el juego, que los empuja a destinar sus ahorros y sus planes de pensiones a la compra de acciones. Incluso a pedir préstamos para invertir en una bolsa que subió un 130% en 2006 y este año crece a un ritmo del 60%. De ahí que haya decidido subir los impuestos sobre las transacciones en bolsa.

Pero cuando les interesa, las autoridades del país utilizan esa adicción en su provecho. Para combatir la proliferación de dinero negro y conseguir que los consumidores pidan facturas de sus gastos, ha decidido incluir en el reverso de los recibos una especie de «rasca-rasca» que incluye premios de diversa cuantía. Con lo que no hay cliente que se vaya sin factura de ningún sitio y lo primero que hace es mirar a ver qué le ha tocado.

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