Dice mi hijo que Pepito Grillo no es malo

Por Paula Arenas Martín-Abrilpaula_arenas

Fue la poeta y amiga Belén Reyes la que empezó a contarle a mi hijo Nicolás el cuento de Pinocho prescindiendo de Pepito Grillo. Cuando tuvo edad (que fue enseguida, no es amor de madre, que también) para ver el cuento lógicamente ilustrado, Belén seguía omitiendo a Pepito Grillo.

Es más, si no recuerdo mal, acabamos las dos diciéndole, con ese trauma de la ‘conciencia y la culpa’ que inevitablemente se cree herederán ellos si no se pone remedio, que ni caso a ese dibujo, que ese personaje fastidia el cuento.

pinochoIgual algún psicólogo se lleva las manos a la cabeza con esta historia, pero esto es la vida real y los padres lo hacemos lo mejor que podemos hasta cuando quizá (sólo quizá, porque no ando muy convencida de la bondad de Pepito) nos equivocamos.

En fin, el caso es que Pinocho es uno de sus cuentos favoritos y casi todos los días, en la ronda nocturna de relatos varios  no suelte faltar el muñeco que se convirtió en niño, de ahí que en breve haya de ir al colegio a leer el cuento a toda la clase.

Es una actividad, y ésta me gusta especialmente, en la que voy a participar. Durante una semana mi niño, igual que antes o después sus compañeros, será el protagonista de la clase, y una de las propuestas es que los padres lean a la clase el cuento elegido por el niño.

Pinocho ha sido el escogido por Nicolás. «Vas a venir a contarlo a clase, pero, mamá, no te saltes lo de Pepito Grillo. Ya verás como no es tan malo«. Y así me he quedado, medio sonriente y medio perpleja ante su instinto protector hacia mí, viendo su figurita desaparecer por la puerta de entrada al cole. Con cuatro años parece tener menos miedo que yo, y eso, lo confieso, me llena de ilusióm. Así que leeré Pinocho y Pepito Grillo volverá a escena.

9 comentarios

  1. Dice ser Todo es falso

    Es falso que la crisis sea sinónimo de depresión económica, y que esta sea un fenómeno meteorológico pasajero. La recesión es solo el síntoma del pasaje a un nuevo escenario, reflejo de un conflicto político entre quienes queremos vivir bien en sociedad y los que insisten en vivir mejor que los demás a costa de ella.

    Es falso que alguien “nos vaya a sacar” de esta crisis. Mucho menos quienes la aprovecharon para forzar la creación de una sociedad más injusta.

    Es falso que las deudas haya que pagarlas. No si esto implica la tiranía. No si seguimos sin incluir todos los costes en el balance, especialmente el coste ecológico y social.

    Es falso que lo que necesitamos para llevar una vida digna, más allá de la mera supervivencia física, pueda ser deficitario. Los que preconizan esta falacia son los mismos que no ven problema alguno al consumo ilimitado -subvencionado si hace falta- de lo que no es necesario. Si no hay recursos disponibles es por voluntad política.

    Es falso que el crédito se haya secado, las empresas hayan cerrado y el desempleo haya aumentado por culpa de un elevado gasto público. Por más veces que nos hayan contado esta mentira, no está de más repetir que es exactamente al revés. Es más, el reciclaje selectivo de la inmensa deuda privada en deuda pública no solo no ha devuelto el crédito sino que representa un auténtico saqueo colectivo.
    Es falso que haya una crisis española, una crisis griega, otra portuguesa. Claro que existen particularidades territoriales, pero lo que hay es una crisis europea, que forma parte de otra sistémica cuyo alcance real apenas percibimos. Países en una situación coyuntural favorable pueden verse de pronto afectados por la suerte de los vecinos, por la sequía financiera o por la súbita sed de los poderosos. Las economías bailan al compás del movimiento de los capitales. Pero también de las luchas de sus productores.

    Es falso que haya que “cumplir los deberes” que nos impone un ente lejano llamado Bruselas. La principal institución que los promueve es el Consejo, formado por gobiernos como el español.

    Es falso que la política sea el problema y que la economía o lo público deban estar libres de influencias políticas. Son precisamente los que se presentaron como gestores y como técnicos los que nos han llevado al desastre. Falta politizar más, pero la política no puede ser reserva de una casta.

    Es falso que la corrupción sea solo cosa de dos, el que corrompe y el corrompido. Suele haber terceros que creen beneficiarse de este arreglo, y que votan en consecuencia.

    Es falso que la reforma laboral sirva para crear empleo. Su principal objetivo siempre fue disciplinarnos y fomentar la servidumbre voluntaria.

    Es falso que el empleo nos haga libres y permita proveer por sí solo a nuestras necesidades básicas. Para la mayoría, el salario necesita compensarse siempre por otras vías: o mediante el gasto público (sanidad, educación), o mediante el crédito, o con una combinación de ambos. El neoliberalismo apostó todo al crédito y acabó provocando la mayor crisis financiera en décadas.

    Es falso que el mérito asigne a cada uno en la posición en la que está. La producción es una tarea colectiva: que a muchos no les alcance para vivir ya es un robo.

    Es falso que el dolor que nos infligen sea necesario, como afirmó sin sonrojo Mario Draghi en el Congreso de los Diputados. Cuando Draghi dice que la solidaridad consiste en “asegurar que la carga no sea soportada desproporcionadamente por determinados sectores o grupos de personas” se refería a los más ricos.

    Es falso que el Banco Central Europeo tenga como principal objetivo “la estabilidad de precios”. La manera en que ha intervenido durante la crisis y las declaraciones de sus presidentes muestran cómo ha servido de instrumento para aplicar una política económica antisocial.

    Es falso que la alternativa al “ajuste” sea el crecimiento económico, si por tal entendemos la producción exponencial de bienes y servicios socialmente innecesarios, cuyo valor se apropian unos pocos sin consideración alguna de su coste medioambiental.

    Es falso que la crisis económica pruebe que la dominación de clase sea más importante que la de género, racial, que la destrucción ecológica, o viceversa. Se puede y se deben afrontar todas.

    Es falso que la izquierda partidaria pueda garantizar por sí sola una alternativa real a la cleptocracia. Las movilizaciones suelen producirse contra la derecha y apagarse tras el acceso al gobierno de fuerzas “progresistas”. Pero es entonces cuando en realidad las movilizaciones deberían ser más potentes y a favor de una agenda común.

    Todo es falso, salvo alguna cosa.
    La realidad que producen las mentiras.
    Lo que vivimos. Todo lo bueno que ya hacemos en común. Y lo que todavía podemos lograr juntos.

    25/02/2013
    Texto de @Quilombosfera

    12 noviembre 2013 | 22:30

  2. Dice ser Larruk

    Se me escapa algo. ¿Porque omitia la narradora a Pepito Grillo?

    12 noviembre 2013 | 23:22

  3. Dice ser carla

    Desgraciadamente seguimos teniendo Pepitos Grillo que nos recuerdan que es mejor tener miedo o dejarse pisar como el obispo de Granada recomendando la lectura de «Casate y se sumisa»

    Carla
    http://www.lasbolaschinas.com

    13 noviembre 2013 | 07:23

  4. Dice ser Jose

    Pepito Grillo es la conciencia exterior, alguien que trata de ‘educar’ a Pinocho.
    Como todo infante o mejor como persona no formada (Pinocho es de madera), no sabe mucho y tampoco hace caso a las cosas ‘dificiles’ que le propone Pepito.
    Curiosamente en la escena de la ‘isla de los juegos’, Pepito no está junto a Pinocho. Éste está a sus anchas, probando todo.
    Es curioso que tras cierto periodo de tiempo Pinocho se empieza a dar cuenta por si mismo que hay algo en su mente que le empieza a guiar, percatandose por ejemplo que a su colega de juergas le empieza a salir orejas y rabo, es decir, Pinocho comprueba la causa efecto de, por ejemplo, fumar o hacer cosas no civicas, conlleva que te pueda pasar algo en tu cuerpo. Pinocho esta descubriendo por si mismo lo que siempre ha distinguido a filosofos y ‘sabios’. Empieza a ser una persona de verdad por dentro…

    13 noviembre 2013 | 08:26

  5. Dice ser Carmela

    Yo no se la version de Pinocho que has estado leyendo a tu hijo, pero en la que yo conozco Pepito Grillo no es malo en absoluto, es la voz de la conciencia. No entiendo la omision de un personaje fundamental del cuento.

    13 noviembre 2013 | 19:10

  6. Dice ser manuel

    Hubo otro grillo, cantor, que se llamaba cri-cri
    y era mexicano, sí, lo mejor de lo mejor;
    compuso canciones mil, a cual más hermosa y tierna,
    para que niños y niñas se diviertan y aún aprendan.

    http://www.cricri.com.mx/
    https://www.youtube.com/watch?v=MhxoDonN5Jk
    https://www.youtube.com/watch?v=mRa1o-ZkvQs

    13 noviembre 2013 | 20:30

  7. Dice ser Alejandra

    Está claro que a la bloguera no se gusta Pepito Grillo, «con lo mono que es» y lo bueno, en fin hay gustos para todo. Pinocho mentía..

    13 noviembre 2013 | 21:11

  8. Dice ser dead

    ¿La omisión de Pepito grillo significa que tu amiga y
    tú preferís que tu chiquillo desarrolle su propio criterio?

    No sé si es una ida de olla, pero si no, no le he entendido.
    Me parece que te toca aclarar en el próximo post. jejeje.

    Y si la cosa va por ahí, dar alguna directriz, tampoco es malo para el desarrollo de los niños,
    es igual que cuando les preparas una dinámica, les explicas bien las reglas y los dejas a ver hasta dónde
    llegan, de esta manera aprenden. Si no está claro, se dispersan y el objetivo al final no se alcanza.

    13 noviembre 2013 | 22:58

  9. Dice ser manuel

    Me habéis borrado el comentario. Pero ¿de verdad que no conocéis a Cri-Cri, el grillito cantor?, como se hacía llamar el genial Francisco Gabilondo Soler. Alucino en colores…Compuso muchas canciones preciosas, para niños…, algunas de las cuales las incluyó Disney en sus películas, por ejemplo la de los tres cerditos… Os puse enlaces a algunas de ellas…, pero son fáciles de localizar con el google…

    14 noviembre 2013 | 23:16

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