El Blog sobre la Comunidad Latinoamericana en España

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Cuando el teléfono no es suficiente

Una de las pruebas más difíciles que debemos sortear los que vivimos fuera de nuestros países es aprender a compartir las buenas y malas noticias a través de un teléfono. La prueba consiste en condensar nuestro día a día, nuestros sentimientos, dudas y preocupaciones en los escasos minutos que podemos hablar y, por supuesto, pagar. El dinero nos condiciona y siempre nos quedan cosas por decir.

Pero lo más duro es cuando alguien en el otro lado decide que las malas noticias no se comunican. «Para qué preocuparla o preocuparle», dice alguien y a partir de ese momento sólo nos contarán lo que nos conviene saber.

Yo viví esa experiencia al inicio de este año. A mi madre la habían operado de urgencia, pero a mí sólo me comunicaron cuando todo había pasado, exactamente una semana después. Recuerdo que mi hermana me resumió en menos de cinco minutos todo lo que había pasado en esa semana. Para mi los cinco minutos no fueron suficientes para comprender todo y en mi cabeza quedaron dando vuelta las palabras urgencia, operación, tumor, oxígeno… y mi hermana diciendo «no te preocupes, ya todo pasó». Y si no resultaba así. ¿Qué habría pasado?

Volví a pensar en esto ahora que una amiga italiana ha vivido algo parecido. Su madre acaba de morir en Milán. Tenía cáncer, pero paradójicamente no murió por eso. Fue ingresada en el hospital porque se había caído y roto el fémur, pero estando en observación perdió el conocimiento y le sobrevino una embolia.

Las hermanas de mi amiga decidieron no comunicarle la noticia y sin querer le quitaron el derecho de hablar por última vez con su madre. Le quisieron ahorrar un sufrimiento, que duda cabe, pero le produjeron un dolor más grande.

La muerte de un ser querido es uno de los temores de todos, pero los que vivimos a la distancia tememos también por no estar presentes cuando eso ocurra, por no tener la oportunidad de decir adiós. Un riesgo más que asumimos los inmigrantes.

Un carnaval de monstruos para tiempos monstruosos

Madrid ha decidido bautizar a su desfile de Carnaval como «Un Carnaval de monstruos para tiempos monstruosos». El equipo de Gallardón se referirá la crisis, pero, por unos días, no quiero pensar en el trasfondo de la frase y me quedo con lo primero: «Carnaval».

Esta fiesta tiene mucha importancia en Latinoamérica. Más allá del televisado Carnaval de Río Janeiro, hay versiones carnavalescas en Colombia, Ecuador, Bolivia, Uruguay… Los inmigrantes hemos traido algo de esas celebraciones hasta España y este fin de semana podemos festejar el carnaval al estilo latinoamericano.

En Madrid, Latinoamérica estará muy bien representada por el grupo Calaveritas Mexicanas, la Fraternidad Bolivia Unida, la Asociación Cultural Morenada Bolivia, el Centro Uruguayo de Madrid y la Asociación Colombiana Nativos de Macondo. Ver programa completo.

En Barcelona, Bolivia tendrá una notable presencia en la rua que partirá a las 20:30 horas del sábado de la Rambla Guipúscoa con Rambla del Prim (metro La Pau) y seguirá por toda la Rambla hasta la salida del metro Bac de Roda.

Les dejo un vídeo del candombe que suena estos días en Uruguay y que gracias a la inmigración lo podemos escuchar a la vuelta de la esquina.

Las bolsas de empleo en extinción

Cuando yo llegué a España -hace poco más de cuatro años- las bolsas de empleo abundaban. Las entidades sociales que se ocupaban de la inmigración promocionaban las ofertas de trabajo en carteles grandes y pintados con colores. Ahora este servicio es como una especie en extinción.

Hace poco una persona que trabaja dando asesoría jurídica en uno de los Centros de Participación e Integración de los Inmigrantes en Madrid (CEPI) me contaba que lo único que buscan los inmigrantes es empleo, pero que los CEPI -catorce en total- no tienen nada que ofrecer.

Hace poco, en este mismo blog, les contaba que había visto a una mujer inmigrante buscando trabajo en el metro. Iniciaba una discreta conversación con la persona que viajaba a su lado. «Usted no sabe dónde puedo hallar trabajo», le decía y ante el «no» rotundo que recibía como respuesta, se bajaba de forma apresurada en la siguiente parada.

Pues bien, ahora emprendo una búsqueda de esas casi extintas bolsas de empleo. De momento, apunto las que ofrece la Comunidad de Madrid, a través de la página web de Inmigramadrid. Vamos a ver si son efectivas.

Aportando un poquito cada uno, ahorros para todos

Hay leí en un boletín de Canal Solidario una nota sobre un proyecto que me pareció interesantísimo, y que les animo a leer. Hablan de una nueva modalidad de ahorro en grupo llamada “Comunidad Autofinanciada” (CAF), en la que los socios, que pueden ser entre 10 y 30 personas, aportan pequeñas cantidades de dinero y se convierten en “accionistas”. Con ese fondo se ofrecen créditos a los socios para cubrir gastos personales (pequeñas cantidades, pero importantes para quienes participan, en un momento dado). El proyecto lo organiza la cooperativa Transformando, con sede en Madrid, que también tiene otro tipo de proyectos, sobre todo de economía social, con los que trabaja desde hace años (muchos de ellos con inmigrantes).

Las CAF están integradas sobre todo por inmigrantes, porque existen programas similares en los países pobres, que sirven para financiar las necesidades más básicas. Ya recordaba este tipo de proyectos en América Latina, pero no tenía idea de que también funcionaban aquí.

Los dejo con el video, que también aparece en la nota de Canal Solidario, y en el que explican cómo funciona el proyecto.

La lista de Zapatero

Hace poco nos llego una pregunta desde Galicia: una persona nos decía que tenía la doble nacionalidad, era argentino y español, y preguntaba si estaría dentro de la lista de Zapatero, es decir, si podía percibir las ayuda del Gobierno para volver a su país, con el Plan de Retorno.

La respuesta para nuestro lector, y para el resto de personas que tengan la misma duda, es que las personas que tengan la doble nacionalidad no califican para el programa de retorno. Para estar en la lista de Zapatero, los extranjeros tienen que estar oficialmente en paro y estar percibiendo una prestación por desempleo.

Ahora, además de esto, las personas interesadas pueden fijarse qué tipo de ayudas hay en las distintas comunidades autónomas y/o fijarse en el programa de retorno que patrocina la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) -que entrega los billetes aéreos y una ayuda para el viaje-. Muchas de las personas que se han acogido al Plan de Zapatero han conseguido el boleto de ida de parte de la OIM, aunque esto no es parte de la publicidad que hoy en día vemos en todo lado.

Cuando sea español…

Hoy escuché una conversación que me sorprendió. Estaba en el consulado de Ecuador en Madrid y escuché cuando un joven le confesaba a otro el porqué quería la nacionalidad española. «Para irme a Estados Unidos», le decía. No es la primera vez que lo escuchó, pero hoy quise reparar en ese deseo.

Recordé la historia de una mujer ecuatoriana que se ganaba la vida vendiendo comida en las canchas donde se reunían los ecuatorianos. Ella me contó que tiene nueve hermanos en New York y se refirió a ella misma como «la hermana pobre», que no pudo reunir el dinero suficiente para emigrar detrás de ellos -el viaje clandestino desde Ecuador a Estados Unidos, pasando por toda Centroamérica, cuesta entre 9 y 12 mil dólares-.

En la conversación hablamos de su larga estancia en España -más de 15 años- y de su desinterés por conseguir la nacionalidad española. Yo le explicaba que no iba a perder su nacionalidad, por eso de los convenios de doble nacionalidad que tiene España con los países de Latinoamérica, y le decía también que dejaría de hacer colas para renovar su permiso de residencia, pero ella mantenía su escepticismo.

Al final me dijo que si un día decide tramitar la nacionalidad española será sólo para ir a visitar a sus hermanos, a los que no ha visto en más de 20 años, pues ellos no tienen papeles y no han podido salir de Estados Unidos y ella simplemente no tiene la la visa americana.

Vivir el tiempo judicial

Ya no recordaba yo que viví un episodio de esos donde interviene la irracionalidad, los empellones, los insultos, los vigilantes de seguridad y sus guantes negros. Ocurrió en 2006 y lo volví a vivir esta semana porque mi compañero fotógrafo y yo volvimos a los juzgados de Plaza Castilla para escuchar las alegaciones de los supuestos agresores.

Para resumir la historia les contaré que el 15 de octubre de 2006, un grupo de vigilantes nos sacó a empujones del Palacio de Deportes de Madrid. Estábamos cubriendo las elecciones presidenciales de Ecuador, en Madrid, en las que participaban los inmigrantes asentados en esta ciudad. Nosotros nos quejamos por el trato violento y de repente nos vimos envueltos en un escándalo; recuerdo que los vigilantes nos querían quitar las cámaras fotográficas y en esa lucha encarnizada mi compañero fue sometido por tres hombres, con guantes negros, que le arrebataron la cámara, le rompieron uno de sus lentes y lo tiraron al suelo. Yo, bueno, salí corriendo el hombre que me quitó la cámara y cuando le pedí que me la devolviera porque le pertenecía al periódico para el que trabajaba me dijo: «¿Quieres la cámara?», se paró delante de mi y la dejó caer al suelo. «Ahí la tienes», me dijo.

Así contamos la historia en la comisaría y a continuación se inició un juicio por faltas. Luego empezamos a vivir el tiempo judicial. Recuerdo que alguna vez fuimos citados a una audiencia y que la juez nos dio la razón, y ordenó que los agresores nos compensaran.

El dinero de la indemnización no llegó y yo sinceramente me había olvidado de todo hasta esta semana, cuando mi compañero me recordó que teníamos que volver al juzgado. Resulta que los acusados habían apelado al fallo judicial y la juez debía escuchar a las partes nuevamente.

Por eso volvimos a Plaza Castilla el pasado miércoles, hicimos la fila para entrar, pasamos el filtro tipo aeropuerto que hay allí y a las diez en punto nos llamaron para entrar a escuchar la versión del vigilante. El hombre reconoció que hubo una agresión, pero negó su participación. La juez nos pidió identificarlo y así lo hicimos, y volvimos a contar la historia, aunque fue imposible recordar algunos detalles y este olvido fue la oportunidad de oro para el abogado del acusado, que sugirió que nos estábamos inventando todo. Yo sé que no es así, porque lo viví, pero han pasado dos años del largo tiempo judicial y mi memoria simplemente archivó aquel capítulo humillante y seguí adelante. Y lo mismo hizo mi compañero fotógrafo.

Los juicios por faltas ocupan buena parte del tiempo judicial. Les dejo el video de un dominicano que decidió, al igual que nosotros, empezar a vivir ese tiempo y que espera que se haga justicia por la agresión que denuncia.

¿Cómo fue cuando fuiste emigrante?

La Comunidad de Madrid ha puesto en marcha una interesante iniciativa para refrescar la memoria de todos los que un día fueron inmigrantes. El nombre de la campaña es: «Un hogar lejos de la Patria: emigrantes de ayer, inmigrantes de hoy», y pide que todos busquemos en el baúl de los recuerdos para contar nuestras historias.

La Escuela de Profesionales de Inmigración y Cooperación está detrás del proyecto y espera reunir testimonios, fotografías y documentos de viaje para hacer una exposición y, posteriormente, un libro que resuma esas historias de inmigración.

El objetivo de la campaña es la integración, claro, porque como dice un slogan gastado todos somos inmigrantes, y conviene no olvidar nuestro pasado, como hacen los indígenas, cuya cosmovisión coloca al pasado delante de ellos, porque es la parte conocida de sus vidasy por lo tanto la pueden ver. El futuro, en cambio, lo colocan detrás de sus espaldas, porque es totalmente desconocido.

Este post abre con un documental sobre los emigrantes extremeños retornados de Eindhoven.

«Las lágrimas se quedan en el locutorio»

Esta semana, el Ministro de Trabajo dijo que 1.400 inmigrantes han pedido volver a sus países de origen, una cifra muy pequeña, sin duda, que se queda lejos de la primera previsión del mismo ministro de un millón de inmigrantes. Pero al margen de esto quiero contarles que las pocas personas que se están marchando de España están llenas de optimismo. He entrevistado a algunos de estos viajeros sin boleto de regreso y sus respuestas dan alivio. ¿Qué van a hacer en sus países?, ha sido mi primera pregunta y a continuación he escuchado una retahíla de grandes ideas. «Yo tengo un terrenito y pienso cultivar moras». «Un amigo me ha dicho que podíamos ponernos una granja avícola». «Yo pienso en un criadero de cuyes»… Está claro que para ellos ha terminado su sueño español, pero siguen soñando con un futuro mejor, por cursi que suene. Aquí han tenido tristezas y satisfacciones, «las lágrimas se quedan en el locutorio», me dijo alguno. Pero lo importante es que todavía tienen la valentía de subirse a otro avión y empezar de nuevo.

Pero también quería mencionar que el Plan de Retorno de Zapatero no acoge a los casos de extrema vulnerabilidad, como son madres que no encuentran trabajo y viven con la amenaza de que las autoridades de menores les quiten a sus hijos. No, en eso no pensaron los expertos cuando redactaron el famoso plan de retorno. Me llamo mucho la atención el relato de una mujer, ecuatoriana, que llegó a España en 1999 y que durante todo el año pasado no pudo trabajar en nada estable. Ella y su hija de 5 años, nacida en España, empezaron a deambular por las iglesias y por entidades de ayuda. Cuando salió lo del Plan de Retorno, lamentablemente, no pudo acogerse porque ya había agotado sus prestaciones por desempleo. Afortunadamente para ella y muchas personas más, el Gobierno de Ecuador ha dispuesto un pequeño fondo para ayudarlas a volver. Lo gestiona la sede madrileña de la Secretaría Nacional del Migrante, cuyos empleados despiden cada semana en el aeropuerto de Barajas a entre tres y cinco familias que han visto frustrado su proyecto migratorio.

La mujer del relato, que aparece en la fotografía, estará ahora mismo en Santo Domingo de los Colorados, su cuidad natal, empezando su vida otra vez. Me contó que antes vivía en Quito, tenía una casa y un esposo. Se nota que lamenta la pérdida de la casa, pero no la pérdida del esposo, al contrario, se alegra de que su paso por España haya sido definitivo para frenar sus abusos, pues cuando él llegó a este país, empezó a golpearla y ella lo denunció, y logró que lo expulsaran. Esa es otra historia, pero se cuenta como un triunfo de la inmigración, y ahora borrón y cuenta nueva.

¿El blanco teme al negro?

¿Europa tiene miedo a la inmigración? Cada uno tiene su respuesta. El osado artista madrileño, Santiago Sierra, que lleva el calificativo eterno de provocador, dice que en una entrevista a El País que «la tradicional paranoia de los blancos hacia los negros o de los europeos con los africanos tiene que ver con un fuerte pánico, pues pensamos que tarde o temprano habrán de cobrarse justicia por nuestros codiciosas canalladas pasadas y presentes».

Su último proyecto está en exhibición desde hoy en la galería Helga de Alvear, en Madrid. Se llama Los Penetrados y se trata de un vídeo de 45 minutos que muestra a hombres y mujeres, penetrando y siendo penetradas.

Cabe mencionar que el trabajo del artista tiende a dar protagonismo a las personas que son invisibles en la sociedad y provocar. Ha trabajado con prostitutas, con drogadictos, con las personas de casta inferior, los llamados Intocables, de la India, etcétera. Esta vez nos habla de la inmigración, de esa inmigración que contribuye al mestizaje en Europa.

Si quieres más información del artista, este vídeo hace una semblanza de su trabajo.