El Blog sobre la Comunidad Latinoamericana en España

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Cambiar de camiseta en el fútbol

Cuando empezó esto de los mundialitos por la integración de los inmigrantes, hubo uno que se jugó en plena Plaza Mayor. Se montó una cancha a un costado de la estatua de Felipe III y los equipos llevaban los nombres de los distintos continentes. La regla para participar era que los jugadores no pertenecieran a la zona geográfica que hacía referencia el nombre del equipo. Yo puse ecuatoriana en el formulario de inscripción, y me tocó jugar por África.

En aquella ocasión entrevisté a la persona que se encargaba de la inmigración en el Ayuntamiento de Madrid, Tomás Vera Romeo. Le pregunté sobre el mayor aporte de estos eventos deportivos y su respuesta fue:

«Queremos que lo que ocurre en la cancha se traslade a otros espacios de la ciudad. En la cancha, las personas de diferentes nacionalidades se unen para lograr un objetivo (hacer goles), no veo porque no podemos trabajar en equipo para lograr otras metas».

Ahora y hasta el 20 julio se jugará el VI Mundialito de la Inmigración y Solidaridad 2008, organizado por la Comunidad de Madrid. Pero las reglas de este torneo son diferentes, y todos los que se ponen la camiseta de un país, pertenecen a ese país. Aquí no hay ecuatorianos jugando por África, pero también es un fórmula de integración. En el partido de inauguración, Paraguay (actual campeón) se midió con Colombia (ambos en la fotografía), pero los goles sólo llegaron para el cuadro guaraní.

Presión en los consulados latinos

¿Quién toma el pulso de los consulados? Los peruanos en España pueden responder a esta pregunta, porque su oficina consular cuenta con un órgano formado por peruanos residentes en España, que son elegidos por la comunidad, y cuyo objetivo es mejorar la gestión de su consulado.

Esta suerte de veeduría ciudadana se llama Consejo de Consulta Consular. Pero ¿funciona? Ese ya es otro tema, como dice un amigo peruano «eso es un saludo a la bandera», y me explica, «es decir que no sirve para nada».

Los peruanos inmersos en la elección del Consejo de Consulta, que es todo una jornada democrática para los inmigrantes peruanos, opinan que la gestión del Consejo no ha sido muy efectiva en años anteriores (las declaraciones están en el siguiente video), pero yo les digo que siempre es mejor tener algo que no tener nada.

De momento, el Consejo está presionando para que el consulado peruano pueda expedir el certificado de antecedentes penales, documento que los extranjeros necesitamos para probar nuestra «honorabilidad», a la hora de solicitar un permiso de residencia y la misma nacionalidad española.

Este papelito es la pesadilla de muchos extranjeros, porque sólo se expide en los países de origen, con lo cual hay que encargar el trámite a otra persona, hay que correr con un gasto extra por la serie de firmas y sellos que debe tener, y lo peor es que si no se agilizan los trámites en España, el documento pierde vigencia y hay que volverlo a solicitar.

Sólo los consulados de Colombia y Argentina lo expiden en territorio español, pero el resto de consulados no tienen capacidad para hacerlo. El Consulado de Perú, por la presión del Consejo de Consulta, está por conseguir que las instituciones españolas acepten la firma del Cónsul peruano para dar veracidad al certificado de antecedentes penales.

Si eso ocurre, ya es un punto a favor de la gestión del Consejo, y así dejará de ser “un saludo a la bandera”, como dice mi amigo peruano, que por cierto se mueve en España con su segunda nacionalidad, la italiana, para evitar los contratiempos en el consulado de Perú.

“No nos conviene que los inmigrantes voten porque votarán a la derecha”

Hace unos días el nuevo ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho (en la foto), había dicho que quería que los inmigrantes votaramos en las elecciones municipales. Nos sorprendió gratamente. E inmediatamente surgieron las preguntas ¿Cómo lo hará?

“Que lo hagan, no que lo digan”, me decía Joan Herrera, de IU-ICV. El mismo había presentado en 2006 una propuesta no de ley para que los inmigrantes pudieran votar en las elecciones municipales. Habían llegado a un acuerdo con el PSOE para impulsar el cambio de la ley, pero luego el trámite no prosperó gracias a la negativa del líder del PSOE catalán, José Montilla. En Cataluña era plena campaña autonómica.

“No nos conviene que voten porque luego votarán a la derecha”, comentan entre bambalinas fuentes socialistas. Pepe Blanco salió ahora a rebatir las palabras de Corbacho y hace tiempo la misma María Teresa Fernández de la Vega había dicho que este tema no estaba en el horizonte de su gobierno.

¿De qué manera sería posible que votemos?

Habría dos formas: la primera, cambiando el artículo 13.2 de la constitución, que es el artículo que nos impide votar. Esto no se ve muy cercano. Aun y cuando lo propusiera el PSOE no tendría votos suficientes en el Congreso, porque ni lo votaría el PP ni lo votarían los nacionalistas, y no llegarían a tener mayoría.

Y otra, mediante los acuerdos de reciprocidad con nuestros países. Esto es factible. Sucede en Europa. Cualquier ciudadano de la Unión Europea (UE) puede votar en las municipales españolas, y viceversa. Los acuerdos de reciprocidad, de hecho, existen con países como Colombia o Chile y está cerca la firma del acuerdo con Argentina. Pero falta un paso importante: hay que ratificarlos. La vía de los acuerdos de reciprocidad tienen el problema de que, según con quién se hayan firmado, habrá “inmigrantes de primera e inmigrantes de segunda”. Esto ya sucede: los inmigrantes de la UE son inmigrantes de primera. Pero si se ratifican más acuerdos es una manera de hacer camino, mientras se prepara el espacio para, algún día, cambiar la constitución.

Quedan algunas preguntas pendientes ¿Por qué Corbacho contradijo a su propio partido? ¿Queda bien decirlo? Y si queda bien ¿Por qué no lo hace de una vez? ¿Tendrán de verdad miedo de perder votos?

Los Toros de Lidia y los toreros inmigrantes

Si hay algo que se reproduce tal cual en ambos lados del Atlántico, esto es una corrida de toros. Y es que al margen de la brutalidad de estas faenas, en las que se enfrenta el hombre con la bestia, quisiera mencionar que la arena es uno de los pocos lugares que han logrado a integrar a personas de origen diverso.

Los dueños de la tradición, los españoles, han abierto las puertas a exponentes como el colombiano César Rincón, que ha llegado a salir por la puerta grande de Las Ventas.

Muchos latinoamericanos como él han llegado a España para perfeccionar el arte del toreo, sobre todo, mexicanos, pues es precisamente en México donde está la mayor plaza de toros de Latinoamérica.

Como México, Colombia y Ecuador también viven al máximo la tauromaquia. La temporada en el otro lado del Atlántico empieza en septiembre y termina en enero. Toma así la posta de la temporada que en España va de marzo a octubre.

Uno de los matadores inmigrantes es el ecuatoriano Guillermo Albán, que cerró la última temporada en España, toreando en las Ventas, justamente el 12 de Octubre, cuando España celebra su Día Nacional.

¿Tienes otros ejemplos de lugares de integración? ¿Una cancha de fútbol talvez?

Les incluyo un video de la Feria Jesús del Gran Poder de Quito-Ecuador. El torero en acción es Guillermo Albán, quien también figura en la fotografía de arriba.

Comprar a control remoto

A la distancia todo es posible, desde educar desde el locutorio –como bien lo señala la pedagoga argentina Nora Rodríguez, en su libro publicado por Plataforma Editorial- hasta comprar electrodomésticos, vehículos e incluso casas.

Los clientes de este lado del mar son ecuatorianos, colombianos, bolivianos… y todos los que se apunten. La mayoría de ellos son padres que han visto que el dinero que enviaban a sus familiares ni se ahorraba ni se invertía, simplemente se traducía en ropa y otros bienes superfluos.

Los hombres y mujeres de negocio vieron el filón de oro de los latinoamericanos, y trajeron a España las empresas conocidas por los inmigrantes. La Ganga, por ejemplo, –una cadena de almacenes de electrodomésticos, que tiene 120 tiendas en Ecuador- llegó hace cinco años a Madrid, Barcelona y Murcia, y próximamente estará en la zona del Levante.

La modalidad de negocio de esta empresa inmigrante es: pague aquí y retire allí. Los inmigrantes no necesitan presentar contratos de trabajo ni demostrar que tienen papeles. Presentan su pasaporte, pagan lo que cuesta el bien en el país de origen y unos días después, una persona en Ecuador retira la lavadora, cocina o refrigeradora en la tienda que le quede más próxima.

Hay más ejemplos: J&P Store ofrece lo mismo y se ha instalado en las ciudades españolas mencionadas antes. Esta empresa ya posibilita la compra de coches y de viviendas.

La adquisición de la vivienda es un tema muy importante. “Cuando tenga mi casita, vuelvo”, dicen muchos inmigrantes que contemplan la posibilidad de volver. Y esto es universal, recordemos la película Un franco 14 pesetas, en la cual la familia madrileña regresa cuando tiene lo suficiente para comprar un piso.

Volviendo al tema del negocio, ahora son habituales las ferias de vivienda que se hacen en España para mostrar al inmigrante que se puede comprar en su país de origen, y tal como están los precios en España, es absolutamente rentable.

“Mi casa en Ecuador” lleva ya tres años realizándose en los pabellones de Casa de Campo, en Madrid, y este año no será la excepción. Los días 11, 12 y 13 de abril se desarrollará la feria. Y le sigue en el calendario la feria de vivienda de Colombia, ya le daremos más detalles.

No fumadores. Sin mascotas. Solo españoles

La discriminación en España se evidencia en muchas situaciones cotidianas y simples, como alquilar un piso o una habitación. Los anuncios en internet son muy claros y segregacionistas: «chico o chica español», rezan muchos de ellos. Esto es considerado discriminación pura y dura, y para quien no lo sepa está prohibido en países como Estados Unidos, que registran un mayor historial de inmigración.

Las leyes contra la discriminación, entre otras medidas, han permitido una convivencia más normalizada en esos países y a eso apunta el PSOE con su propuesta de Ley de Igualdad de Trato y Contra la Discriminación. Detrás de esto, como no podía ser de otra manera, están personas extranjeras que trabajan para acercar la realidad de la inmigración a los núcleos de poder.

Punto Latino es una iniciativa del PSOE que integra a 25 personas y que a su vez es parte de una red de asociaciones de inmigrantes. El colombiano Diego Pinilla (fotografía) es el coordinador de este grupo, y él ha participado con voz y voto en los congresos federales y regionales, donde se elaboran las propuestas de gobierno.

Diego llegó a este país a hacer un master en Derecho y tras una regularización de los populares entró al mercado laboral español. Parte de su integración, paradógicamente, fue afiliarse al Partido Socialista, desde donde trabaja para mejorar la convivencia.

Quisimos encontrar a su similar en el Partido Popular, pero no fue posible. Lo único que se sabe que el Consejero de Inmigración de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty, es quien lleva el tema de inmigración dentro de la campaña y se dice que está rodeado de varios latinoamericanos, pero no sabemos si estos tienen voz y voto a la hora de redactar las propuestas de inmigración.

ACLARACIÓN: La Consejería de Inmigración de la Comunidad de Madrid se comunicó el viernes 7 de marzo, con las autoras de este blog para aclarar que hay por lo menos cuatro latinoamericanos que trabajan junto al Consejero de Inmigración. El propio Javier Fernández-Lasquetty pidió que se escriba que estas personas no sólo que tienen voz y voto, sino que son «redactores prinicipales» de las propuestas de inmigración.

Colombia asegura a sus ciudadanos en España

Tras las cumbres iberoamericanas siempre se da una buena noticia. Una de las más grandes, eclipsada por el «porqué no te callas», fue el convenio multilateral de Seguridad Social entre España y los países latinoamericanos. Los que estamos de este lado del mar tradujimos esto como: «me voy a poder jubilar en España, sumando mis años de aporte en mi país de origen», pero eso no es tanto así, porque los convenios son una cosa en la hoja y otra en la práctica.

Luego de las firmas de los documentos, que demuestran una voluntad política para hacer la cosas, hay una maraña de gestiones administrativas en los países firmantes, que hacen imposible la ejecución rápida y veloz de los convenios de seguridad social.

No vayamos más lejos, los primeros convenios de este tipo se firmaron en los años 70, con Ecuador y Paraguay, pero hasta la fecha ni los ciudadanos españoles que viven allí ni los nacionales de esos países que viven en España se benefician de las prestaciones.

La buena noticia de esta semana es que Colombia toma la delantera y tras firmar el convenio de Seguridad Social el 6 de septiembre del 2005, ahora ha logrado un acuerdo administrativo que permitirá que tanto España como Colombia intercambien información sobre sus ciudadanos y así lograr, entre otros beneficios, que las personas se jubilen sumando sus años de aportación en ambos países.

Enhorabuena para los colombianos en España y los españoles en Colombia, pues a partir del 1 de marzo podrán beneficiarse de la protección del Sistema Social.

Cruzamos los dedos para que esto se convierta en efecto dominó y contagie a los otros países de Latinoamérica, que todavía analizan este tema en sus respectivos parlamentos. Les apunto un dato para la reflexión, si nuestros gobiernos se pusieran de acuerdo: 834.900 mil latinos afiliados se beneficiarián en España y 629.127 españoles que residen en Latinoamérica también lo harían.

De universidades catalanas, latinoamericanos y el catalán

María Elena es colombiana y, como muchos otros latinoamericanos, un día decidió hacer un master en España. Eligió la Universidad de Barcelona. El master costaba 6.000 euros. El programa parecía interesante y cuando volviera a su país le habían dicho que sería más fácil conseguir empleo, pues estudiar en el exterior te da valor. Además, como muchos otros latinoamericanos, María Elena pensaba que la educación en España sería mejor que la de su país. No tenía dinero y para hacer el master se endeudó por muchos años. Luego de pasar un duro examen –en castellano-, dejó su trabajo y viajó. Nunca había estado en Europa y en la embajada española no le dijeron nada sobre la realidad autonómica. Sabía que existía el catalán en Cataluña, pero no «que el tema de la lengua era tan importante».

Para su sorpresa, y la de muchos otros compañeros latinoamericanos (que eran mayoría), al iniciar el master había clases en catalán, y algunos profesores reñían a los alumnos por no aprenderlo. María Elena se sintió engañada. Ahora vuelve a su país absolutamente decepcionada. “Si lo hubiera sabido antes hubiera elegido otro lugar y no hubiera pagado lo que pagué”, dice ahora.

La pregunta: ¿no deberían las universidades catalanas que enseñen en catalán hacer un examen de catalán antes, como lo hacen las universidades de Inglaterra con el inglés o las francesas con el francés? ¿O al menos informar a los alumnos antes de hacer un examen en otro idioma? ¿Y las embajadas españolas en el exterior? ¿No deberían informar sobre los distintos idiomas de España y su importancia real? ¿Fue un timo? ¿Deberían los estudiantes latinoamericanos averiguar mucho más antes de lanzarse a una aventura como la de estudiar en España?