El lujo tiene muchas formas. Acostumbrados a subastas de quesos con muchos ceros, a botellas de vino que cuestan una pequeña fortuna o a restaurantes que presumen de ser el más caro del mundo, en Japón está claro que juegan en otra liga: allí el verdadero lujo puede ser un racimo de uvas.
En realidad, la relación de los japoneses con la fruta es un tanto peculiar, como ya pudimos descubrir en nuestra última visita por allí. No es que, en general, sea bastante cara, es que productos como los melones de Hokkaido o las singulares sandías cuadras son directamente artículos de lujo pensados para regalar en ocasiones especiales.
Algo que, por lo visto, también ocurre con las uvas. No con cualquier uva, sino con la variedad Ruby Roman, que se cultiva desde hace una década en la prefectura de Ishikawa y que está muy cotizada. Tanto que recientemente se han llegado a pagar 1,2 millones de yenes -eso son unos 10.000 euros al cambio– por lo que algunos consideran el racimo de uvas perfecto.