Meterse en harina y hacer pan puede parecer algo poco motivante con estos calores. Además, los panaderos más expertos nos dirían que las temperaturas de verano son un enemigo del matrimonio harina y levadura: en pocas horas podemos encontrarnos a la señora Masa instalada en casa y reclamando su sitio en el sofá.
Pero la verdad es que en verano tenemos algo que es básico en esto del pan: tiempo. No es necesario amasar dos kilos de masa y tener el horno encendido durante más de una hora para disfrutar y experimentar con los pequeños de la casa lo que son capaces de hacer las levaduras en una simple mezcla de harina y sal.
Y ya que estamos con harina, hay muchas más cosas que podemos hacer y que durante el año preferimos comprar en el supermercado. Aquí van cuatro ideas para que los pequeños aprendan en la cocina. Y sin cuadernos Santillana de esos.