Que al comprar un roscón de reyes del supermercado estamos adquiriendo un producto industrial es algo de sobra sabido. Por eso cuesta unos pocos euros frente a los roscones artesanales, de una calidad muy superior y a un precio acorde a la calidad de ingredientes y tiempo de elaboración que requieren.
Compararlos sería absurdo, así que toca elegir en función del presupuesto que se quiera destinar a este dulce navideño. Hasta ahí, todo muy evidente. Lo que empieza a ser un poco más sorprendente es que que al comprar un “roscón de reyes relleno de nata” lo que haya dentro de la caja no se corresponda con lo que promete el nombre.
Y es que, según ha demostrado un reciente estudio de la OCU sobre los roscones de supermercado, no todos los que prometen nata ofrecen nata. Un dato que ha pasado como un detalle menor en todas las noticias, que se han centrado en destacar que los mejores de este año son los de Eroski y Ahorramas.
Que tampoco es que sean para tirar cohetes según la valoración de este análisis, pero al menos consiguen destacar frente al resto de la oferta, tanto en los ingredientes utilizados como en la cata a ciegas realizada.
El caso es que de los nueve roscones probados, tres de ellos hacen trampa con el supuesto relleno de nata. El de Mercadona y Ahorramas recurren a aceites vegetales (grasa de coco, palma, palmiste o nabina, enumera la OCU) en vez de usar 100% de nata. La cosa empeora en el de Aldi, donde la nata es una simple mezcla de grasas de palma y palmiste.