Dieta es una de las palabras más repetidas y temidas el mes de enero. Pese a que los nutricionistas insisten en recordar que la única que realmente funciona a largo plazo es una alimentación sana y equilibrada, parece que en la Legión no hay tiempo para eso y han optado por un atajo: un estricto régimen alimentario con el que esperan que los soldados de este cuerpo pierdan unos cuantos kilos.
Alguien parece haberse tomado en serio aquel tuit que hablaba de los legionarios como los soldados más sexys de Europa. Así que esas camisas normalmente una talla mas pequeña de lo que el buen gusto recomienda y los michelines que de vez en cuando se dejan ver en los desfiles legionarios tienen los días contados.
Los mandos del ejército no dudan en hablar de un problema de sobrepeso que no sólo supone un peligro para la salud y rendimiento del cuerpo, sino también para la imagen de la Legión. ¿La solución? Más actividad física y una severa dieta para aquellos que tengan un IMC (índice de masa corporal) superior a 27. Por ahora sólo son consejos, pero no se descartan medidas para sancionar a los que, pasado un tiempo, no se reconcilien con la báscula y sigan luciendo unos kilos de más.
Y, por si alguien se anima a tomar nota de la que ya algunos han bautizado como la dieta legionaria, las pautas de alimentación que se proponen incluyen dos desayunos (yogur y plátano a primera hora; café, tostada y fruta a media mañana), una ensalada, un plato (o dos, pero no llenos), postre (fruta o yogur) y agua en las comidas, una merienda que es un total despropósito (se incluyen Actimel y barritas de cereales entre las propuestas) y una cena a base de verdura hervida, o ensalada y algo a la plancha.