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El Estado de la Unión Energética en Europa: España ha ido para atrás

Por Laura Martín Murillo – Directora de la Fundación Renovables

El informe anual del Estado de la Unión de la Energía publicado este mes por la Comisión Europea muestra que la transición de la economía europea hacia las fuentes renovables está en marcha y que se está cerca de cumplir los objetivos climáticos y energéticos que se habían trazado para 2020. Habiendo alcanzado una cuota del 16% de energías renovables en su consumo final de energía en 2014 y una cuota estimada de cerca del 16,4% en 2015, la UE en su conjunto está en el buen camino para alcanzar su objetivo del 20% para 2020.

A pesar de esta buena noticia, hay dos hechos preocupantes detrás de esta cifra: el primero es que debido al fácil cumplimiento de los objetivos a 2020, los objetivos que nos hemos fijado para 2030 (un 27% de renovables) son demasiado bajos. Explicaré esto de manera sencilla, si Europa puede hacer algo que era difícil cuando se planteó, llegar al 20% de fuentes renovables en 2020 (es decir pasar del 6% en 2007 a 20% en 2020), el que en la actualidad se plantee solo un 7% de aumento adicional para 2030 supone ralentizar la tendencia del cambio, sobre todo ahora, cuando las diversas fuentes renovables han alcanzado un nivel de madurez tecnológica y asequibilidad en precio récord. Además, desgraciadamente con este objetivo no contribuiremos a cumplir con el Acuerdo de París en la medida que nos corresponde.

Los objetivos que nos trazamos para 2020 permitieron a la Unión Europea ser líder en el desarrollo de tecnologías limpias, crear más de un millón de empleos en la región y reducir la dependencia energética de toda la UE en una proporción equivalente al consumo energético de toda Polonia (por ejemplo, en 2015 Europa se ahorró 16 billones, con b, de euros en importaciones de combustibles fósiles). Sin embargo, los que se proponen para 2030 desgraciadamente nos van a apear de ese puesto de liderazgo y de sus importantes contribuciones socio económicas.

Pero me gustaría además señalar la necesidad de cambiar el ritmo justamente en nuestro país.  En la presentación de la Comisión se adjunta el cuadro de abajo. En ellas se resume la participación de las renovables en el mix energético en 2013, 2014 y un dato aproximado para 2015. Vemos con pesar que la contribución de las renovables en España en 2015 es inferior a la de 2014 y sólo ligeramente superiora a la de 2013. Los datos demuestran el parón a las renovables sufrido en el país que nos sitúan por debajo de la media Europea y además esta cifra es inferior al objetivo que se había fijado el Gobierno en 2015. ¿De verdad es esto lo que podemos hacer en España cuando muchos de los países de nuestro entorno asumen la transición energética?

La mayor parte de los países presentan trayectorias más serias, con un crecimiento constante y a unas mayores tasas en estos tres años, es el caso de Austria, Alemania, Dinamarca, Finlandia, Italia o Portugal. Hasta países completamente retrasados en renovables y que no van a cumplir sus objetivos como Holanda o Reino Unido, han tenido trayectorias mejores estos tres años.

Si Europa se mantiene en objetivos de renovables insuficientes, perderá su papel de liderazgo en el mundo. Si en España no se produce un verdadero acelerón en los próximos años, nuestro futuro económico quedará comprometido, porque no tenemos fuentes fósiles y nuestra factura eléctrica solo la puede abaratar las renovables. Es difícil esperar del Gobierno un reconocimiento de sus errores en los últimos años en política energética, pero lo que debemos exigir es propósito de enmienda. En este país disponemos del conocimiento, de la tecnología, de las empresas y de una ciudadanía que apuesta por ese cambio, sería una pena seguir desperdiciándolos.

#Brexit: oportunidad para una Política Energética Común

Por Domingo Jiménez – Presidente de Fundación Renovables

A muchos nos ilusionaba el que el Reino Unido continuara en la Unión Europea con la esperanza de que finalmente conseguiríamos que se integrase en la misma y así contribuir a consolidarla como primer Estado Red y un modelo para una mejor gobernanza global y una globalización más sostenible.

No ha sido así y es hora de hacer de esta nueva situación virtud y hacer buena la tesis de que la UE siempre ha progresado a base de crisis.

Es la hora de decir que Reino Unido nunca estuvo realmente en la UE y que sus excepcionalidades han sido una constante en materia monetaria, contribución presupuestaria, libre circulación de las personas, política social, fiscal, energética, etc. y que ha sido el principal artífice de la Europa de dos velocidades y un lastre innecesario para el progreso en muchas políticas comunes entre las que estaría, sin duda, la energética.

Es hora de que toda la fuerza que desde Europa se estaba poniendo para integrar plenamente a los británicos en la comunidad se emplee en la construcción de una Unión Europea con mas políticas comunes, hasta ahora dificultadas por sus vetos continuos porque no querían mas Europa. Un rechazo que, en particular, era patente en política energética. Ahora es necesaria una Política Energética Común, con competencias y recursos comunitarios; una PEC más necesaria de lo que en su día lo fue la Política Agrícola Común, la PAC, que históricamente ha acaparado gran parte de los presupuestos.

El Reino Unido también ha sido el impulsor y defensor del “principio de neutralidad tecnológica” que permitía a los Estados miembros en materia de descarbonizacion y abandono de los combustibles fósiles optar por la tecnología nuclear, aun conscientes de que eso contravenía el principio u objetivo comunitario de seguridad y sostenibilidad. Esta postura ha lastrado la apuesta decidida por las tecnologías renovables no permitiendo un objetivo vinculante y ambicioso para 2030, lo que ha hecho que Europa esté perdiendo el liderazgo que tenia tanto en inversiones en la propia UE como en el resto del mundo.

Y no podemos obviar que el Reino Unido se ha resistido numantinamente a que haya tasas o impuestos comunitarios en materia energética totalmente necesarios para los carburantes, como el queroseno de aviación o en general de transporte, y también en electricidad, ante la urgente necesidad de que el mercado comunitario se armonice en esta materia y se generen recursos gravando lo que se quiere desincentivar, los combustibles fósiles y la nuclear, e incentivando lo que es y será el gran activo de la UE, las energías de fuentes renovables, tanto para ser autosuficientes energéticamente (hoy depende en más del 50% del exterior) como para consolidar su liderazgo global en renovables y en mitigación del cambio climático.

Hay que incentivar lo que es y será el gran activo de la UE, las energías de fuentes renovables, tanto para ser autosuficientes energéticamente (hoy depende en más del 50% del exterior) como para consolidar su liderazgo global en renovables y en mitigación del cambio climático

La salida del Reino Unido es, en materia energética, una oportunidad para una nueva UE: la Unión Energética, con una nueva Política Común, la PEC, y una UE más vigorosa y cohesionada con la energía como vector de cambio como proponemos desde la Fundación Renovables. Una apuesta ilusionante frente a la desilusión del “Brexit”.

Energy Union EC

Imagen: Comisión Europea