Entradas etiquetadas como ‘Renovables’

El Derecho como un Derecho

Piet Holtrop – Abogado

sentencia

He dudado sobre el título de esta entrada en el blog “La energía como Derecho” de la Fundación Renovables, y todavía no lo tengo claro. Había pensado también en “la ventaja de la duda” como título, porque la duda es el tema central del mismo, aunque en el fondo versa sobre derechos fundamentales.

Este verano nos vencía un plazo para presentar una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo, invocando una infracción muy grave de la tutela judicial efectiva en España, por parte del Tribunal Supremo y también del Tribunal Constitucional. Resulta que el primero de los dos pretende que ningún juez de la Unión Europea pueda albergar una duda sobre la interpretación del propio Derecho Europeo, cuando ni siquiera sus propios magistrados están de acuerdo entre ellos. Tres de los siete jueces tienen una opinión disidente, y por qué no decirlo, diametralmente opuesta a los cuatro de voto conformista con la ley retroactiva del Gobierno. Seguidamente os explicaré sobre qué asunto no estaban de acuerdo, y por qué es eso tan importante; pero primero termino de explicar qué hizo mal el Tribunal Constitucional: opina que nuestro problema no es lo suficientemente interesante para que lo consideren sus señorías. Después también os daré más explicaciones sobre la especial relevancia constitucional que uno tiene que acreditar para tener acceso al más alto Tribunal de nuestro país.

El Derecho Europeo tiene que aplicarse de manera unificada en toda la Unión Europea, es su razón de ser (o su conditio sine qua non). Para conseguirlo, el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea obliga a los jueces más altos de los tribunales nacionales de los estados miembros de la Unión Europea a plantear cuestiones prejudiciales al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Lo tienen que hacer en el seno de un procedimiento ordinario o constitucional en su propia jurisdicción, cuando aprecian dudas sobre la interpretación del Derecho Europeo. Se suspende temporalmente el procedimiento nacional, se envía un documento con las dudas en cuestión al Tribunal de Justicia de la Unión Europea en Luxemburgo, que a su vez devuelve la interpretación necesaria y unificada para toda la Unión Europea. Tan nítido como simple.

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El grave error de utilizar a las renovables como moneda de cambio

Concha Cánovas – Experta en Energías Renovables

aerogeneradores

La estrategia energética española de supeditar el cumplimiento de nuestro compromiso europeo de alcanzar un 27% de la electricidad con renovables en 2030 a que consigamos fortalecer nuestras interconexiones eléctricas internacionales no puede calificarse más que de grave error.

Si bien nadie pone en duda las ventajas de un fortalecimiento de las interconexiones eléctricas por cuanto contribuyen a una mayor estabilidad del sistema y una mayor competencia en los mercados, reivindicación que, por otra parte, España viene exigiendo sistemáticamente desde nuestra entrada en la Unión Europea. La argumentación de que nuestro 17,3% de penetración renovable tiene un sobrecoste  de unos 1.200 millones de euros por tener un nivel de interconexión del 3% de la potencia instalada (menor que la establecida por el Consejo Europeo del  10%), suena más a justificación para seguir con una política anti renovables frente a la política que deberíamos emprender  de apostar con más fuerza por acelerar la inevitable y necesaria  electrificación de nuestro consumo energético a partir de renovables, y ello por los siguientes motivos :

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Rajoy, Obélix y la poción mágica

Mariano Sidrach de Cardona – Catedrático de la Universidad de Málaga

Presidente del Gobierno

Cuando media España, al menos, se dispone a empezar sus vacaciones de verano en busca de un merecido descanso, llega la hora de hacer balance de un curso político, académico, que termina. Deformación profesional, seguramente. El balance de este último curso, en lo referente a energía y cambio climático, nos presenta una gran diferencia entre lo que está pasando en el mundo y lo que sucede en España.

En el mundo, las energías renovables y, sobre todo, la fotovoltaica, siguen un ritmo de crecimiento imparable. Solamente en China, se han instalado en el primer trimestre de 2017 24,4 GW, cinco veces más que toda la capacidad fotovoltaica española, y lo han hecho combinando grandes plantas (83%) con generación distribuida (17%). En California, a pesar de las políticas de la nueva administración de Estados Unidos, la energía solar continúa desarrollándose y han empezado a incorporar grandes sistemas de almacenamiento eléctrico para permitir mayor penetración de la fotovoltaica, lo que está suponiendo un profundo cambio en una red eléctrica cada vez más descentralizada. Encontramos ejemplos similares en multitud de países que apuestan decididamente por las energías renovables, el abandono progresivo de los combustibles fósiles y la electrificación de la demanda como elementos claves de un nuevo modelo energético. Y no es precisamente que todos se hayan vuelto locos de repente.

Vivimos diariamente los efectos de un cambio climático global que nadie sensato se atreve ya  a discutir, con contundentes evidencias científicas sobre las causas del mismo y un consenso casi unánime sobre las urgentes medidas que hay que tomar. A nivel global, el efecto más visible -que no el único- es el aumento de las temperaturas, mientras que, a nivel local, es la contaminación del aire que respiramos su consecuencia más devastadora. La Organización Mundial de la Salud atribuye cada año siete millones de muertes a la contaminación atmosférica, que se ha convertido en el mayor riesgo medioambiental para la salud y que, según el Banco Mundial, tiene un coste del 3,5% del PIB mundial.

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No le digo que me lo supere, ¡iguálemelo! También en energía

Domingo Jiménez Beltrán – Presidente de la Fundación Renovables

vehículo eléctrico

Es “doctrina Mota”, del humorista, y tiene su aplicación al mundo de la energía con futuro, de la racionalización de la demanda energética con ahorro y eficiencia y de la optimización de la oferta energética con energía eléctrica como energía final, con renovables a tope, generación distribuida, autoconsumo…y alcanzando también al transporte.

¿Qué pasaría si España igualara a algunos países europeos en áreas tan determinantes como la generación eléctrica con renovables o la implantación del vehículo eléctrico? Pues ocurriría que podríamos alcanzar en 2030 – 2040 los objetivos que se proponen desde la Fundación Renovables u otras ONGs que, en general, se consideran utópicos.

Para conseguir en 2030 el objetivo de que el 80% de la generación eléctrica sea de fuentes renovables bastaría que España llegase al nivel actual (en 2016) de Alemania en potencia eólica y fotovoltaica instalada, unos 40 000 MW en cada caso.

Si Alemania puede con menos potencial y razones para hacerlo ¿por qué España no puede? No puede por una simple razón: porque las prioridades del Gobierno y de las empresas energéticas y eléctricas son otras ya que como repetía el exministro del ramo, ni los cambios regulatorios deben afectar a los “intereses del sistema” ni se necesita nueva potencia de generación ante el exceso que tenemos de potencia, aunque sea de la mala en términos ambientales y para el interés general

Y para conseguir que también en 2030 más del 60% (y en 2040 el 100%) de los vehículos nuevos sean eléctricos o en general “limpios”, o sea, emisiones cero, bastaría con comprometerse desde ya con el vehículo eléctrico como ha hecho Noruega, que va más allá ya y donde en 2025 solo se podrán comercializar dichos vehículos. Y lo mismo acaba de hacer Francia para el horizonte 2040.

Noruega, de hecho, ya va muy avanzada en alcanzar su objetivo ya que en este momento los coches eléctricos matriculados superan al resto y siguen creciendo anualmente. Ya hay casi 140.000 vehículos en circulación en el país, uno por cada 40 habitantes, mientras que en España con una población nueve veces mayor, no llegamos a los 20.000, uno cada 2.400 habitantes.

Si Noruega puede que es productor de petróleo, que no tiene industria del automóvil, que no tiene tan alta contaminación urbana, ¿por qué España, que tiene que importar los carburantes, que tiene una industria automovilística de las más potentes del mundo y una alta contaminación urbana no puede?

No puede porque el sector automovilístico español, aun siendo tan potente, es dependiente del exterior y las multinacionales del sector, por más que generen empleos aquí y contribuyan a nuestras exportaciones, que es todo lo que parece interesar al Gobierno, se siguen quedando con gran parte del valor añadido del negocio y rentabilizando sus inversiones en la “economía fósil” (como el oligopolio energético y eléctrico), incluso con ayudas públicas. Lo paradójico es que tanto Francia como Alemania (un millón de vehículos limpios ya en 2020), países en los que tienen su sede buena parte de las empresas que fabrican en España, ya se han subido al coche eléctrico. ¿Quién los fabricará? ¿Quién piensa en la industria automovilística española del futuro forzosamente productora de vehículos limpios? Este Gobierno parece que no.

Así que no pedimos nada más que igualarnos a otros países que con menos razones, capacidades y necesidades que nosotros están ya en la pomada mientras que nosotros, como suele repetir el Ministro del ramo, tenemos que esperar a que estas tecnologías (las renovables, los coches eléctricos…) “maduren” y que sean otros países los que corran el riesgo de liderar el cambio, la innovación, el mercado… que España ya lo corrió en su incursión en las renovables. ¿Será que están locos estos noruegos, franceses, alemanes, daneses, chinos, indios, californianos… de Guinea Papúa, Samoa o Cabo Verde?

Señor Ministro, no le pido que me lo supere, ¡iguálemelo!

 

 

¡Aburres!

Por Fernando Ferrando – Vicepresidente de la Fundación Renovables

molinos de viento

Colegas del sector energético, donde trabajé en los últimos años, me hicieron llegar un comentario de que mis declaraciones en una entrevista a un medio de comunicación aburrían.

Quizás tengan razón y mi discurso no haya cambiado desde hace años en lo que se refiere a la defensa de la necesidad de que nuestro modelo energético esté basado en las energías renovables y en la eficiencia energética como pilares de un futuro energético sostenible, si éste llega, desde unas normas básicas de transparencia y gobernanza.

No sé qué parte de mi discurso sigue sin gustarles, si es la propuesta de acelerar la incorporación e incremento de la aportación de las energías renovables y de la eficiencia, teniendo en cuenta nuestra situación energética como país dependiente e ineficiente, o si es la petición de principios éticos de actuación y que la cobertura de las necesidades energéticas esté diseñada y gobernada alrededor del consumidor como demandante de energía y no alrededor del negocio como ofertante.

Que el futuro será renovable está ya asumido por todo el sector energético, especialmente por el sector eléctrico, solo queda pendiente establecer los tiempos para que el cambio, de un modelo centralizado en base a energías fósiles contaminantes a un modelo descentralizado en base a las energías renovables y a la eficiencia, se haga realidad.

El sector energético tradicional está concentrando su máximo esfuerzo en mantener la capacidad de influencia que tiene frente al regulador para que el transitorio esté en sintonía con los plazos que la salvaguarda de sus balances exige ante el riesgo de tener que realizar un deterioro patrimonial porque el valor real de sus activos no representa fielmente el valor que figura en libros. Esto es debido a su infrautilización presente y futura por la bajada de la demanda, eficiencia y crisis económica, y por la mayor participación de las energías renovables. Descartan así una segunda opción, mucho más responsable, la de la asunción de su papel como agentes principales de la gestión del cambio que se avecina.

La necesidad de retrasar el cambio de modelo de cobertura de las necesidades  energéticas, que supondrían el cierre paulatino de centrales de carbón y nucleares por inviabilidad económica, se está llevando a cabo también con el amedrentamiento a la ciudadanía a través de la publicación de “profundos” informes, elaborados por compañías de consultoría estratégica de reconocido prestigio, que dejan entrever los efectos negativos que una transición rápida supondría al provocar una importante subida del precio de un bien básico como es la electricidad. Estos informes, contratados por el sector energético tradicional, no son ni transparentes ni realistas ya que se han generado a partir de la definición interesada de unos escenarios con el único objetivo de alcanzar el resultado deseado.

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A contracorriente

Por Rafael Barrera – Director de ANPIER

Hace tiempo que no sonrío.

Melancólico y doliente,

contemplo con desvarío:

aire gris y pestilente,

alergias más frecuentes,

fauna y flora sin su avío,

temperaturas ascendentes

y menos caudal en los ríos.

 

Petróleo, carbón y gas,

son venenos para la vida,

y nos tragamos sin más

que no existe alternativa.

Con expertos paniaguados

y publicidades atractivas,

nos mantienen resignados

con facturas excesivas.

 

¿Burlas? Aquí va una lista:

Las sobre retribuciones,

extrañas amortizaciones,

el mercado mayorista,

caprichosas concesiones,

término fijo de potencia,

pingües indemnizaciones

y alguna otra indecencia.

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La era de la energía renovable 100 x 100

Por José Luis García – Área de Energía y Cambio Climático de Greenpeace

Hoy debería ser el día de la energía 100% renovable. Cada vez más voces reconocen no solo la necesidad, sino la viabilidad de alcanzar un suministro energético completamente renovable. Y así lo voy a plantear en un debate en el que participo hoy, representando a la Fundación Renovables, con el sugerente título de “La transición energética hacia un modelo 100 x 100 renovable”.

Es cierto que cada vez somos más los que defendemos ese futuro basado en la energía renovable. Hoy mismo se presenta en Bonn una Plataforma Mundial por la Energía 100% Renovable, que formaliza la colaboración de gran cantidad de grupos y entidades que vienen trabajando juntos en los últimos años para impulsar la agenda 100% renovable en distintas partes del mundo y desde diferentes ámbitos.

Pero no siempre ha sido así. Hace solo diez años, muy pocos creían en esa posibilidad, pues se pensaba que las energías renovables nunca serían suficientes para satisfacer toda la demanda de energía y que, aunque lo fueran, no podríamos usar “solo” energías renovables, porque ¿qué hacemos cuando no hay sol o no sopla el viento?

Greenpeace se propuso desmontar esos mitos y encargó a los mejores especialistas que analizaran esa posibilidad en vez de descartarla de antemano. Las conclusiones se publicaron en varios estudios. El primero (Renovables 2050) demostró que la cantidad de recursos renovables disponibles en España permitirían producir más de diez veces la demanda de energía total que tendríamos en 2050.

El siguiente estudio (Renovables 100%), del que ahora hace diez años de su publicación, demostró que sí es posible garantizar el suministro de electricidad cada hora de cada día de cada año con fuentes renovables, y a un coste mucho menor que hacerlo con energías sucias. La clave está en combinar las distintas tecnologías renovables disponibles (termosolar, fotovoltaica en suelo o en edificios, eólica terrestre o marina, hidráulica de embalses existentes o de pequeños saltos, energía de las olas, biomasa o geotérmica) de forma que siempre exista la capacidad de producir lo necesario. Lo bueno es que hay múltiples soluciones 100% renovables.

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El triunfo de la mediocridad, también en energía

Domingo Jiménez Beltrán – Presidente de la Fundación Renovables

bombilla encendida

En un artículo, “El triunfo de los mediocres”,  que recirculó recientemente como atribuido a Forges (que bien podría haberlo escrito), se denunciaba como sistémica la crisis española marcada por un enseñoramiento de la mediocridad bien ilustrada por síntomas como que, teniendo dos universidades entre las cinco más antiguas del mundo, no tengamos ninguna entre las cincuenta mejores, que estemos entre los países europeos con mayor abandono escolar o que no hayamos tenido todavía un presidente que hable inglés.

Esta denuncia, más que certera, me ha hecho volver sobre mi tesis para actualizarla: la insostenibilidad en general del mal llamado desarrollo español es producto de haber obviado el conocimiento como opuesto al deseable progreso sostenible. Progreso ahora, en el futuro y para una mayoría creciente, cuya condición sine qua non es estar basado en el conocimiento y en decisiones bien informadas y no en la ignorancia, lo que permitiría esa discrecionalidad que tanto aprecian muchos políticos con intereses predeterminados y no necesariamente coincidentes con los intereses generales.

Y esta tesis se ejemplariza aún mejor con el insostenible sistema energético en el que se ha enseñoreado la mediocridad y la ignorancia, aunque, eso sí, interesadas al haberse sustituido el conocimiento por las falsas certezas, un gran indicador de la mediocridad y la agudeza manipuladora.

Este trueque, que permite situaciones tan kafkianas como las que denunciaba en este mismo blog hacía unos días Fernando Ferrando al escenificar el contraste entre el  Informe sobre energía y sostenibilidad en España para 2015, de la UPC, bien anclado en el conocimiento y la información objetiva, sobre el sistema energético español y su flagrante insostenibilidad, que con la participación del Ministerio se hacía con ocasión de la presentación del Balance Energético de España, mostrando la satisfacción por la situación sectorial y global de la energía en nuestro país. Satisfacción que, manifiestamente ignora el diagnóstico de la UPC en un claro ejemplo de apología de la ignorancia y que deberíamos denunciar como insulto a la inteligencia de la sociedad española y como un indicador de la mediocridad de nuestros gobernantes energéticos en lo que se refiere, al menos, al ejercicio de gobernanza o buen gobierno para el que les hemos elegido.

Según la Comunicación de la Comisión Europea del año 2000 sobre Gobernanza, esta requiere buenas políticas, eficaces (satisfacer necesidades), eficientes (satisfacerlas con los menos recursos posibles) y coherentes, así como buenas formas democráticas de hacerlas, con transparencia, información, participación pública y rendimiento de cuentas. Según estas claves, la política energética española sería el claro ejemplo de desgobierno, con gobernantes energéticos mediocres y no sólo del Gobierno actual sino de al menos los tres últimos que la entregaron a los sí avezados oligopolios eléctricos y energéticos.

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El (pen)último golpe a las energías renovables

Por Juan López de Uralde – Diputado

El camino de las energías renovables nunca ha sido fácil en este país. Aunque parezca mentira en el país del sol y el viento se ha llenado sistemáticamente  de obstáculos el camino para el desarrollo  las fuentes renovables. Hace no tanto tiempo, la energía solar fotovoltaica estaba prohibida en España por motivos de seguridad. Se consideraba que conectar una planta solar a la red ponía en peligro la estabilidad de la misma, así que el desarrollo fotovoltaico estaba fuera de lugar. Fue necesaria mucha lucha y mucho esfuerzo para superar aquel obstáculo. La energía solar térmica para agua caliente estaba muy extendida en los países mediterráneos, cuando aquí sólo algunos pioneros se atrevían a instalarla.

El  bloqueo que sufre en la actualidad el autoconsumo eléctrico es un paso más en el mismo escenario de dificultar el desarrollo renovable en el país del sol; como lo fue también la campaña terrible de descrédito sufrida por la energía solar por el coste de las primas. En los últimos años parecía que las renovables eran la causa de todos los males de nuestro sistema energético.

Ahora las empresas eléctricas han dirigido todos sus esfuerzos a frenar el desarrollo del autoconsumo: no quieren permitir que los consumidores puedan desconectarse y generar su propia energía. El autoconsumo no precisa de primas, sólo que le dejen desarrollarse sin obstáculos; pero tampoco eso parece posible.

Por eso los que llevamos muchos años en esto no nos extraña demasiado los obstáculos al autoconsumo, aunque desde luego nos alarma tanta persistencia en impedir el desarrollo de las energías limpias en nuestro país,  La  última deserción ha sido la de Ciudadanos.  Después de hacer del autoconsumo uno de los puntales de su discurso energético, ha bastado un pacto  con el Partido Popular para bloquear la tramitación en la Mesa del Congreso de una Propuesta de Ley  para eliminar el impuesto al sol.

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Empresas 100% renovables, un compromiso con el futuro

Raquel Manrique – Responsable de comunicación en Fundación Renovables

Empresa sostenible

Ante la ausencia de objetivos ambiciosos de renovables y de avances significativos en los marcos regulatorios nacionales y europeos en materia de reducción de emisiones, el papel de las empresas en el impulso de la transición energética vuelve a estar en el punto de mira.

En los últimos años se ha experimentado un aumento notorio del consumo de energía renovable por parte de grandes corporaciones a nivel global. Es el caso de las 88 empresas líderes que han entrado a formar parte del grupo RE100, una iniciativa global y colaborativa de entidades comprometidas con el uso de electricidad 100% renovable.

Que esta electricidad cuente además con garantías de origen es algo a lo que se están comprometiendo cada vez más empresas, como las 65 que han firmado los Principios de Compradores de Energía Renovable,  promovidos por WWF y WRI, lo que representa más de 48 millones de MWh de demanda anual para 2020 (el equivalente a abastecer a 4,4 millones de hogares estadounidenses con energía renovable). Otras firmas van un paso más allá y realizan inversiones para generar su propia energía limpia.

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