La pandemia provocada por el coronavirus, lógicamente, ha relegado temporalmente (ojalá que sólo sea de forma breve) a un segundo plano otros asuntos sumamente importantes, como es el caso de la crisis climática. Ésta última es otra emergencia planetaria que también pone en riesgo nuestra supervivencia y para cuya solución (en este caso la “vacuna” ya existe) se necesita igualmente la adopción de medidas urgentes y de gran calado. Esperemos que, una vez superada esta grave crisis sanitaria, los gobiernos y las diversas fuerzas políticas sigan actuando con responsabilidad y den la prioridad necesaria a la lucha conjunta contra el cambio climático.
Mientras nuestros sanitarios luchan con mucho esfuerzo contra la enfermedad, con el encomiable apoyo de muchos otros profesionales de diferentes estamentos-desde aquí expresamos un sincero reconocimiento a su gran trabajo y nuestro agradecimiento a todos ellos-, otros asuntos, ordinarios pero muy relevantes, como el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, han quedado en un discreto segundo plano.