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La verdadera historia sobre los Reyes de Oriente

Por Juan Castro – Gil – Abogado y Secretario de Anpier

Cuenta la historia que tres Reyes Magos, venidos de lugares muy lejanos y siguiendo una estrella luminosa, hicieron miles de kilómetros para agasajar al hijo de Dios que había venido para morar entre nosotros.

La historia no está mal, pero yo tengo un amigo en el Heraldo de Judea que me ha contado otra versión un tanto diferente.

Al parecer, sí hubo bastante consenso entre todo el pastoreo de la zona, en que el bueno del muchacho tenía visos de divinidad pues, por un lado, disponía de claras dotes para que la muchedumbre se acercase a su alrededor y, por otro, había conseguido, milagrosamente, que la estrella más rutilante del firmamento se instalase justamente encima del pesebre en el que se habían tenido que refugiar sus padres.

Tanto fervor causó el advenimiento del muchacho, que una multitud de pastores fueron inmediatamente a junto del Rey Herodes a exigirle que preparase una ley para impedir que el pequeñín se muriese de frío en aquel portal. Los tres comerciantes que vendían, a precio de oro, la madera para calentar a los judíos, les habían cortado el suministro por falta de denarios para poder pagarlo.

Temeroso del pueblo, hizo llamar a los tres grandes mercaderes que monopolizaban el sector, para que le diesen su fundada opinión sobre aquel acontecimiento. No tardaron mucho, pues ya venían con sus camellos llenos de regalos para agasajar a Herodes, ante la muy cercana subasta para la concesión de nuevas instalaciones de generación, creada ex proceso para ellos.

Como si fueren auténticos reyes vestidos con ricos ropajes y lustrosas coronas, se pasearon por delante del portal subidos a lomos de sus camellos y con una increíble corte de pajes que los asistían. Cuál fue su sorpresa que pasaron completamente desapercibidos. Entre la sonrisa del bebé y el calorcito que daba la brillantísima estrella que adornaba el portal, la muchedumbre harapienta no les hizo ni caso. Ni siquiera reparó en ellos un pequeño pastor con sombrero rojo que hacía de cuerpo detrás de un matorral.

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