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Hay futuro más allá del carbón

José Luis García – Área de Energía y Cambio Climático de Greenpeace

central de carbón

La nueva legislatura, en materia energética, empieza con la promesa de Rajoy de encargar al ministro Álvaro Nadal que consiga una pacto de Estado sobre energía. De esto tendremos que hablar mucho en los próximos meses, y la Fundación Renovables tiene muchas propuestas que defender, pero un tema candente que tendrá que estar en la mesa de ese pacto será, sin duda, qué hacer con el carbón.

Hasta ahora, hablar de carbón era hablar de subvenciones, porque es una fuente de energía a la que no se salen las cuentas, y que se ha mantenido a base de dinero público, que por ley se tenía que dedicar a salir del carbón, pero que a la postre nos dejaba siempre con el problema sin resolver. Con mucho dinero gastado, con cada vez más contaminación acumulada, pero daba igual, porque no hay gobierno, ni de derechas ni de izquierdas, que se atreva a decidir que no podemos seguir quemando carbón. Los mismos gobiernos que van a las cumbres del clima a proclamar lo que les preocupa el cambio climático y lo dispuestos que están a hacer lo que sea para hacerle frente. Lo que sea, pero el carbón no me lo toques.

Y esto es y será así mientras el discurso del carbón se plantee como un dilema entre ecología y empleo, entre sostenibilidad ambiental y desarrollo, presentando a los ecologistas como enemigos de los mineros, en una dialéctica en la que siempre ganaban los mismos: la patronal del carbón.

Pero en la última cumbre del clima, la semana pasada en Marrakech, se ha presentado una propuesta que rompe esos moldes. En un acto organizado por los sindicatos (concretamente por la Confederación europea de sindicatos y la Organización Internacional del Trabajo), estos invitaron a Greenpeace a presentar un estudio que analiza el futuro del carbón bajo una nueva óptica.

Según el informe, en España se han invertido miles de millones de euros en los programas de ayuda al sector en las últimas décadas, pero existe una falta absoluta de transparencia y de control administrativo en cómo se han destinado los fondos para la transición de las cuencas mineras. Además de las ayudas directas, desde 1987 y hasta 2014 se involucró a las empresas eléctricas en las ayudas económicas para la extracción del carbón, con esquemas en los que se premiaba a las eléctricas por el carbón nacional que compraban y quemaban. Unas ayudas con las que las eléctricas han hecho caja, como ayer mismo alardeaba Endesa en la presentación de sus nuevos planes de negocio: la empresa estima que recibirá 120 millones de impacto neto positivo de las liquidaciones de 2012 a 2014 por el carbón.

Todo un despropósito, ajeno a toda lógica económica y ecológica, que ha cronificado una situación insostenible: La falta de aceptación de un escenario futuro y cierto sin carbón ha frenado de forma significativa el proceso de transición hacia una economía apoyada en actividades económicas alternativas.

Muy interesante es que el informe presenta una recopilación de casos internacionales de reconversión justa y sostenible en las cuencas mineras de carbón, para demostrar que el fin del carbón es posible. Si las cosas se hacen bien, hay futuro más allá del carbón.

Y además, el estudio baja a tierra y analiza un caso concreto: el de la cuenca turolense de Andorra, que también depende de una gran central térmica propiedad de Endesa. La zona cuenta con importantes reservas de lignito, un carbón especialmente contaminante. El estudio desarrolla un análisis específico sobre posibles alternativas sostenibles al carbón en esta zona y constata que allí también hay futuro después del carbón, aunque es necesaria la implicación de empresas y administraciones. Y es que, a pesar de todas las ayudas, el negocio del carbón no es rentable, y cualquier eléctrica responsable tiene que planificar el cierre progresivo de sus térmicas de carbón, como Greenpeace le ha recordado a Endesa.

Pero además del contenido, lo más interesante del informe es que los autores son los propios trabajadores, a través del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de CCOO, junto con la consultora Abay Analistas Económicos y Greenpeace. Esto demuestra que ecologistas y sindicalistas pueden trabajar juntos y mirar más allá del carbón, reconociendo que dicha fuente de energía no tiene futuro, pero quienes han dependido de ella necesitan y tienen derecho a un futuro.

Todas esas voces tienen que ser escuchadas a la hora de establecer un pacto de Estado. Y respecto al carbón, el pacto tiene que reflejar como mínimo estos puntos:

  • Concretar un plan de transición justa del carbón, que incluya la fecha de cierre progresivo, con fecha límite en el año 2025, de todas las térmicas de carbón en España; el descenso paulatino del uso del carbón en todos los sectores; el fin de la minería del carbón y de la importación de carbón; y la transición justa hacia nuevas actividades
    productivas sostenibles para todas las personas que trabajan en el sector y para las comarcas cuya economía es altamente dependiente de dicha actividad.
    Eliminar todas las subvenciones a las energías sucias e ineficientes, incluidos los incentivos procedentes de fondos públicos o de la factura de la luz a la inversión medioambiental de las empresas eléctricas, por ser un mecanismo supeditado a la continuidad de uso de combustible fósil.

Si eso se cumple, España se podrá sumar a la creciente lista de países que han puesto fecha de caducidad al uso del carbón. Y tendremos una posibilidad más razonable de evitar un cambio climático catastrófico. La transición está en marcha, lo que hace falta es que sea justa y rápida.

Dejemos a las renovables crear empleo

Carlos Martínez Camarero- Secretaría de Salud Laboral y Medio Ambiente de CCOO

solar-872591_1920En España no hace falta que nos cuenten que las energías renovables crean empleo. Lo hemos visto con nuestros ojos. En 2010, según el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS-CCOO), había 113.000 puestos de trabajo contando los indirectos en las diferentes tecnologías renovables. Se trata además de un empleo de base industrial y de carácter muy distribuido y local, dos aspectos que interesan mucho desde el punto de vista del modelo productivo deseable. Las previsiones que se hacían para 2020 eran de 200.000 empleos.

Esas expectativas se abortaron con los recortes primero y con la paralización después en 2012 de nuevas instalaciones renovables. En estos últimos años el sector ha perdido varias decenas de miles de puestos de trabajo y muchas de nuestras empresas y trabajadores han tenido que salir a otros países.

Pero no nos podemos resignar. Otro estudio más reciente de ISTAS-CCOO evalúa en casi 80.000 los empleos que se podrían generar si se impulsara el autoconsumo y la generación eléctrica distribuida con varias tecnologías renovables (fotovoltaica, minieólica, biomasa y biogás). 50.000 serían en fabricación e instalación y 30.000 en operación y mantenimiento de las plantas.

También existen otras renovables, como los parques eólicos, la geotermia u otras tecnologías solares, que es necesario dejar desarrollarse para cumplir los objetivos europeos para 2020 sobre reducción de emisiones y sobre implantación de energías limpias. Para ello hace falta recuperar y actualizar el Plan de Energías Renovables 2011-2020 y dotar a estas tecnologías, cada vez más competitivas en precio, de un marco regulatorio estable que permita invertir en el desarrollo de proyectos.

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Políticos valientes, den un paso al frente: ¡Sí a la transición justa y ECOLÓGICA del carbón!

Por Tatiana Nuño – Responsable de la Campaña de Cambio Climático de Greenpeace

Detención del mercante C. Summit en Tarragona

El pasado 27 de Mayo la Comisión Europea hizo pública la aprobación del plan de cierre de la minería de España y por hablar con claridad y sin engaños quiero explicar que este plan, lejos de lo que podemos leer y oír en los medios de comunicación, no es algo repentino que al gobierno en funciones se le haya ocurrido de repente y haya negociado por su cuenta, sino que responde a la Decisión del Consejo 2010/787/UE, de 10 de diciembre, relativa a las ayudas estatales destinadas a facilitar el cierre de minas de carbón no competitivas hasta 2018.

O dicho de otra manera según esta Decisión del año 2010, las ayudas a la minería del carbón se podrían prolongar hasta 2018 para las unidades de producción de carbón cuyo cierre estuviera planificado para ese mismo año y estaban sujetas a un plan de cierre que deberían presentar a la Comisión Europa. En Diciembre de 2013 España presentó el primer plan de cierre, negociado con sindicatos y patronal del carbón, pero fue rechazado precisamente por no contemplar específicamente el cierre de ninguna minería.

Por fin parece que la CE ha aprobado el plan de cierre y 2.130 millones en ayudas para la clausura de las minas de carbón, aprueba además las ayudas que se han dado hasta ahora, eso sí siempre condicionadas al cierre en 2018 a más tardar o de lo contrario tendrán que devolver las ayudas recibidas.

Sorprendentemente y contrario a toda normativa comunitaria, los sindicatos CCOO y UGT de Industria, junto con los empresarios del carbón reaccionan ante esta situación presentando hoy un documento donde piden a los representante de todos los grupos políticos y gobiernos autonómicos que firmen para la defensa de la minería del carbón.

El acuerdo que presentan no sólo pide contradecir la Decisión de la CE prorrogando las subvenciones a la extracción del carbón más allá de 2018, sino que también piden  subvencionar la quema del carbón nacional, lo que sería una ayuda de Estado y que por tanto habría que acabar devolviendo y piden que se les de dinero público a las eléctricas, propietarias de las térmicas, para que puedan realizar las modernizaciones para cumplir los límites de emisiones que marca la ley. Es decir una batería de medidas ilegales que además pretenden que paguemos todos los ciudadanos con los Presupuestos generales del Estado.

Por todas estas razones esperamos que den un paso al frente con valentía los partidos que se presentan a las próximas elecciones del 26J, los gobiernos autonómicos y los grupos políticos de los parlamentos autonómicos donde hay cuencas mineras y no firmen ni apoyen este acuerdo.

Desde Greenpeace bien nos damos cuenta de que hay que ser valiente para trabajar en alternativas sostenibles y para no subirse al carro del mensaje electoralista y simplista del carbón, pues revisando el panorama que hemos vivido en los últimos meses tanto en las Comunidades Autónomas como en el Congreso, cada vez que alguien salía tímidamente apoyando propuestas alternativas para las cuencas mineras, era lamentable ver como los otros grupos se le tiraban encima como leones hambrientos tachándoles de no apoyar un futuro para las personas.

Políticas y políticos de España, este mensaje es para ustedes: el verdadero futuro para las personas y las cuencas mineras es el de la transformación ecológica y social, porque seguir apoyando la quema de carbón y su extracción, no es ni futuro, ni cambio.

Les propongo hacer un acuerdo real y de futuro que incluya:

El cierre de todas las térmicas de carbón para el año 2025, como ya han hecho otros países, pues con esto veremos la reducción progresiva del uso de carbón desde ya y se acelerará la transición hacia un futuro 100% basado en energías renovables.

Un plan de transición justa y ecológica para las cuencas mineras.

Rechazar cualquier ayuda pública a las grandes eléctricas propietarias de las térmicas de carbón.

Eliminar cualquier subvención a los combustibles fósiles tanto importados como nacionales y penalizarlos por ser contrarios al Acuerdo internacional del clima de París e internalizar los costes que causa por los daños a la salud y por los impactos del cambio climático.